sábado, 28 de septiembre de 2013

-Emma cielo- corrió a su lado Mark recogiéndola cariñoso entre sus brazos, Emma se abrazó a él con desesperación -¿Por qué Mark? ¿Por qué no puede comprender que le quiero y nada más me importa?- lloró desconsolada contra su pecho; Mark la levantó del suelo, cerró la puerta y la guío compasivo hasta la sala donde se sentaron en el sofá dejándola llorar contra su pecho mientras le acariciaba enternecido su linda melena. Volvió al caserío, sus compañeros desayunaban fuera de la casa al fresco de la mañana y se rieron burlones al verlo acercarse con ropa distinta y demasiado juvenil para él, aunque Miguel no estaba de humor para soportar sus chanzas -¡Ey colega, los Globe Trotters ya han pasado a recogerte; dicen que regresarán más tarde!- bromeó burlón Alonso y los otros dos rieron guasones -¡Que careto de no dormir! El bomboncito te tuvo bien entretenido hasta ahora ¿eh picaruelo?- repuso jocoso Paco -¿Quién lo iba a decir? Al jefe resulta que le gustan tiernas y jovencitas ¿eh, jefe?- añadió Darío pero la dura y fría mirada que les clavó Miguel a los tres los dejó mudos al instante -Me regreso ahora mismo a la ciudad, si alguien se quiere volver conmigo, que prepare su maleta ya- expuso enfadado y entró en la casa sin mirarlos -¿Qué rayos le pasa a este ahora?- repuso desconcertado Paco y se miraron confundidos. -Le debió sentar mal el polvo ¡¡Claro, era muy joven la ternerita para un cuarentón!!- bromeó burlón Darío -¡¡Cállate imbécil!!- le increpó irritado Alonso levantándose y entrando en la casa tras Miguel; Darío y Paco lo siguieron. Lo encontraron con la bolsa abierta y aún vacía sobre su cama sin deshacer, él miraba fijamente el horizonte por la ventana -Tío, teníamos pensado marchar de noche; aún no fuimos a dar el paseo en bicicletas ni visitado el mirador- comentó turbado Alonso -Yo me voy ahora- contestó contundente y, limpiándose las lágrimas de las mejillas antes de volverse, empezó a recoger sus cosas en su bolsa. Sus tres compañeros se miraron inquietos -¿Pero qué pasa tío? ¿Por qué no te quedas hasta después de comer por lo menos?- le preguntó intrigado Paco -No puedo, tengo que salir de aquí inmediatamente o cometeré otra estupidez como la de anoche- declaró tirando furiosamente una camiseta dentro de la bolsa -¿Pero por qué? ¿A qué viene esta huída precipitada?- preguntó insistente Darío, Miguel cerró de un tirón la cremallera de su bolsa, con una furia y una rabia que los dejó turbados -¡¡Ey, tío!! ¿Qué pasa? ¿Pasó algo en el pueblo que debamos saber Miguel? ¿Te has metido en algún lío? Estamos para lo que sea…- se intranquilizó Alonso acercándose a él y posando su mano amistosamente en el hombro de su amigo -Aún no… por eso quiero irme, si me quedo sé que no podré resistirme y correré a su lado… y ya no podré ni querré detenerlo- explicó atormentado saliendo dispuesto de su cuarto, ellos no entendían y se miraron intrigados; los tres salieron tras él -Explícate Miguel, somos amigos hace años y sabes que puedes confiar en nosotros, joder- le habló sincero Alonso deteniéndolo ante las escaleras, estaba seriamente preocupado por él- ¿tiene algo que ver en todo esto esa muchacha del pueblo que conociste ayer?- Miguel sonrió amargamente -No la conocí ayer… Se llama Emma y la conozco desde que nació…- calló unos segundos quedándose pensativo- de eso hace 23 años Alonso… ¡¡23!! ¡¡Y yo tengo 42!!- repitió irritado y bajó las escaleras precipitado con toda la intención de marcharse siendo de nuevo seguido por ellos -Vamos a ver compañero… ¿Y? ¿Qué pasa con ella?- instó inquieto Darío deteniéndolo de nuevo antes de que entrara en su coche -¿No lo comprendes Darío?- repuso mirándolo a los ojos, todos observaron el gran dolor que Miguel tenía en los suyos, un dolor muy profundo y perturbadoramente inquietante- Precisamente acepté venir con vosotros para alejarme de la ciudad y, sobre todo, de ella, vine escapando de la gran tentación que es ella para mí; siempre acabo buscándola aunque me proponga no hacerlo nunca más- rió febrilmente- ¿Qué broma macabra de la vida, verdad? Encontrármela precisamente aquí- expresó afligido abriendo la puerta del coche y tirando con desdén la bolsa al asiento del copiloto, se sentó al volante -No te vayas así tío, estás muy alterado y nervioso; espera al menos a calmarte un poco, tomemos un café juntos antes, pero no conduzcas en este estado colega- le recomendó preocupado Paco sujetándole la puerta de su coche evitando que la cerrara -No puedo Paco, debo irme y debo hacerlo ya- repuso tajante y, dando un tirón que provocó que Paco soltara la puerta, la cerró y se marchó de vuelta a la ciudad dejándolos inquietos y anonadados mirándolo alejarse en su coche -Joder, que mal esta…- musitó preocupado Paco -Está coladito sin remedio por esa niña- aclaró pesaroso Alonso -La verdad, es que la chavala es bonita a rabiar- dijo Darío -También es una putada alejarse de la ciudad para escapar de una mujer y tropezarse precisamente con ella aquí joder ¡cómo si no hubiera sitios, sitios a dónde ir!- añadió Paco -Es que cuando el diablo quiere jugar contigo no puedes escapar, colega; por mucho que corras e intentes esconderte: él siempre lleva ventaja y caerás tarde o temprano- comentó Alonso -¿Qué quieres decir con eso?- preguntó expectante Paco -Que la evitará hoy y mañana y hasta puede que toda la semana, pero está completamente perdido por la chavala, ¿no lo visteis en su mirada? No podrá superarlo y la irá a buscar tarde o temprano, eso está claro- explicó Alonso, los otros dos afirmaron con la cabeza -¿Y qué mal hay en que la ame, vamos a ver?- indagó incrédulo Paco, los tres se miraron desconcertados- Sí, le lleva 20 años pero ¿y qué? Cosas peores se vieron ¿o no? -Sus motivos tendrá Paquito…- dijo Alonso y guardó silencio unos segundos- ¿No será paciente de él? ¿Os imagináis el escándalo en el hospital si se descubre? -¡Joder, no quiero ni pensarlo!- musitó inquieto Darío -Le va la carrera a tomar por el culo- repuso rotundo Paco -Tíos, tenemos que ayudarlo- propuso decidido Darío -¿A sí? ¿Y cómo, listo?- le preguntó Alonso -No sé, algo se nos ocurrirá ¿no? Estoy de acuerdo con Paco, lo de la edad es una estupidez; pero también tienes tú razón: si él no quiere buscarla, por algo será… Y esperemos que no sea lo que suponemos… ¡Es nuestro amigo y necesita ayuda, joder! ¡Pues vamos a dársela! -Está bien, intentaremos pensar en algo para mantenerlo alejado de ella al menos durante los fines de semana- resolvió amistoso Darío Mark la dejó llorar sin decir nada hasta que, exhausta y ya sin lágrimas, se quedó dormida entre sus brazos. La cubrió cariñoso con la manta que había en el respaldo del sofá y, recostándose muy despacio para no despertarla, se acomodó para dormirse también. Cuando Luisa se levantó ya a media tarde se quedó desconcertada al no encontrar a Emma a su lado en la cama, se quedó boquiabierta cuando los encontró durmiendo abrazados en el sofá. Pero reparó en el montón de pañuelos estrujados que había sobre la mesa, alguno de ellos había estado llorando… ¡y mucho, por la cantidad que había! -¿Qué rayos ha pasado aquí?- preguntó intrigada, Mark despertó al oírla -¡Chisss, déjala dormir joder; que menuda nochecita lleva la pobre!- la silenció raudo -¿Qué le pasó?- indagó curiosa -¡¡Joder tío, se te hizo al fin!! ¡¡Enhorabuena!!- exclamó parrandero Charlie apareciendo también en la sala -¡Miguel!- se despertó ella sobresaltada sentándose en el sofá -No, cielo… estos imbéciles que no saben estarse callados; él se fue corazón- contestó cariñoso besándola tierna en la frente -Lo sé- musitó afligida y rompió a llorar nuevamente, Mark la volvió a recoger cariñoso entre sus brazos y ella escondió su rostro contra su pecho- ¡Oh Mark! ¿Por qué?- sollozaba angustiada mientras Charlie y Luisa los miraban desconcertados -Hala, cielo- le decía él meloso acariciándole cariñoso el pelo- Tranquila, vamos; se pasará preciosa mía -Pero no quiero que se pase, Mark- comentó angustiada -¿Qué rayos ha pasado? ¿De qué está hablando?- preguntó intrigada Luisa -¡Le quiero, Lui!- la miraba desesperada Emma- ¡Le quiero mucho, muchísimo!- hablaba ansiosa -¡¿A Miguel?!- repuso pasmado Charlie y ella asintió con la cabeza -No hagas preguntas estúpidas Charlie ¿no la has visto en la playa ya o qué?- le regañó dispuesta Luisa -Vale… Pero cielo ¡¿No es tío tuyo?!- insistió Charlie, estaba realmente anonadado -¡¡Qué va a ser mi tío!! No es nada mío… Le llamo así desde pequeña, pero no es nada mío- explicó fastidiada -¿Pero no es algo mayor, chula?- preguntó cariñoso Mark, ella lo miró enfurecida apartándose de él -¡¡Eso mismo dice él, semejante tontería!!- bramó furiosa, se levantó rápida y miró desafiante al pobre Mark que la observaba sin saber qué decir- ¡Nos queremos! ¡Sé que él también me quiere! ¡Me lo demostró anoche! ¡Nos llevamos un par de años ¿y qué?!- desafiaba con furia a Mark que apretaba abochornado sus labios por aquel imprudente comentario suyo -Bueno… solo “un par de añitos” no precisamente…- murmuró burlón Charlie pero Luisa le dio rauda con el codo en el brazo para que callara; Emma de pronto miró a los ojos de su amiga -¿Qué tiene de malo Lui? ¡¡Dime, ¿qué tiene, eh?!!- sollozó nuevamente afligida -Nada cielito, no tiene nada de malo- la consoló tierna ofreciéndole sus brazos y ella se refugió en ellos llorando de nuevo; Mark y Charlie las observaban apesadumbrados sin atreverse a hablar. De pronto se calló; inquietos, se quedaron expectantes esperando su siguiente reacción. Levantó la cabeza del hombro de Luisa y los miró decidida sonriendo resuelta -¡Pero esto no se va acabar así! ¡Que ni se crea ese estúpido por un segundo que voy a dejar que se apague esto tan grande sin hacerle la lucha!- habló rotunda, ahora pasara a la euforia y sonreía ansiosa- ¡Lo voy a conseguir, Lui; va a ser mío y yo de él! ¿Verdad que sí Charlie?- instó esperanzada -Si eso es lo que quieres preciosa…- repuso torpemente pues estaba abrumado por tanto cambio de humor repentino y temeroso de hacer algún otro comentario imprudente -¡¡Sí, así será!! Presiento que este amor es especial Charlie y no voy a dejar que se nos escape- estaba ilusionada, los miró ardorosa a los tres- Nos conocemos desde la primaria ¿Vosotros me visteis alguna vez enamorada? ¿Enamorada de verdad?- ellos negaron con la cabeza- ¡¿Os das cuenta?! ¡¡Este amor ya estaba formándose dentro de mí, creciendo poco a poco, esperando el momento adecuado para aflorar!! ¡¡Y no sé por qué, pero el momento es ahora!!- les besó emocionada en la mejilla a los tres y se fue al dormitorio de Luisa. Todos se quedaron enmudecidos mirándose descolocados -Sois increíbles; las mujeres tenéis unos altibajos de adrenalina que… Yo no os entenderé jamás; aunque viva cien años- expuso impresionado Mark yéndose a la cocina. Luisa y Charlie se miraron confundidos, de pronto rompieron a reír divertidos y lo siguieron sin poder dejar de reír.

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