jueves, 26 de septiembre de 2013

En la playa se veían varios grupos de muchachos que bebían y reían entretenidos. Se oía música, alguien llevara un reproductor de cd’s. Algunos habían hecho hogueras y las rodeaban sentados en la arena pasándose las litronas entre risas animadas. Otros se bañaban vestidos en el mar y algunos ya estaban durmiendo la cogorza sobre la arena mientras otros enredaban entusiasmados en pareja, besándose apasionados. -¿Así es como te tiene cogido los amaneceres a ti también? ¿Por eso no los apreciaste aún?- indagó socarrón, ella sonrió divertida -Pues sí, no te lo voy a negar- contestó recreada y él rió divertido- Pero nunca tan pasada como ese borrachín… ni tan impaciente como aquellos dos- declaró señalando a una pareja que, algo más alejada de cualquier grupo, se intuía perfectamente que estaban haciendo el amor sin importarles en absoluto todo cuanto les rodeaba. Se rieron entretenidos y se alejaron de todos hacia una esquina solitaria de la playa, escapando de la iluminación de las hogueras. Evitando pasar cerca de la pareja que practicaba sexo descaradamente. Miguel se sentó en la arena y la guió entre sus piernas abiertas rodeándole amoroso la cintura besándola en el cuello; ella recostó su espalda en su pecho, dichosa y feliz. Se besaron embelesados, cautivados, degustando amorosos sus bocas tranquila y muy pausadamente El sol se empezó a mostrar tímidamente sobre el horizonte enrojeciendo el cielo salpicado de pequeñas nubes blancas en una estampa preciosa. Grandioso y enrojecido, fue haciendo su aparición dejando una indescriptible y llena de placidez imagen que deleitó a Emma. -Es realmente precioso- musitó seducida y embelesada por la visión. Miguel sonrió complacido y la besó enamorado en la sien cautivado por su inocente fascinación. Emma atrapó su boca de nuevo y se besaron deleitados bajo aquella grandeza que se extendía ante ellos. A sus espaldas, la impetuosa parejita que resultó ser Charlie y Luisa, también acabaran de entregarse fogosamente y se recomponían las ropas. El muchacho se puso en pie para subirse los vaqueros y los vio -¿Esa no es Emma?- expuso Charlie reconociendo a su amiga; Luisa, que se abrochaba los botones de su camisa aún sentada sobre la arena, observó curiosa pero solo veía una melosa parejita besándose apasionados. Inspeccionó a los jóvenes bañándose en el mar -¿Dónde?- preguntó curiosa pues no lograba encontrarla -Ahí coño ¿o es qué no la ves?- le indicó señalando a la parejita; Luisa volvió a mirar a la pareja, ya se retiraban uno del otro y, antes de que la mujer se recostara sobre el pecho del hombre y quedara oculta por su ancha espalda, reconoció a su amiga -¿Con quién se está dando semejante lote?- expuso atónita vistiéndose sus vaqueros y levantándose también- ¿Emma, eres tú?- la llamó resuelta y ambos miraron intrigados. La pareja desatada ardorosamente sobre la arena hacia unos momentos, se recomponían la ropa mientras se dirigía hacia ellos: eran Charlie y Luisa. -¡¡Cómo no!! Tenía que haberlo supuesto, siempre están igual…- murmuró Emma burlona y ambos rieron socarrones; aunque Miguel instintivamente apartó raudo sus brazos de la cintura de Emma apoyándolos a ambos lados de sus caderas sobre la arena retirándose levemente de ella. Emma lo miró desconcertada por aquella presurosa reacción suya alejándose de ella ante la proximidad de sus amigos- ¿Por qué te alejas?- indagó extrañada -No esperaba encontrarte aquí ¿qué haces?- se interesó Luisa ya junto a ellos impidiendo que Miguel contestara -Viendo amanecer- contestó emocionada aún por aquella bella visión -Ah- exclamó desconcertada observando ya el sol en pleno apogeo ante ella sin entender la grandeza que acababa de perderse- ¡Así que eres tú Miguel! no sabía qué lo habías llamado cielito- le saludó animada -Hola, no me llamó nadie; fue una extraordinaria coincidencia- le respondió ameno y se sonrieron amistosos -Yo ya os decía que era muy extraño que Emma se largara con un desconocido y sin avisar; ni que no la conocierais, ella no es así ¿verdad chiquita?- aseguró satisfecho Charlie recostándose despreocupado en la arena junto a ella que le sonrió amena -¿Y dónde dejasteis a Mark?- se interesó amistosa Emma -Anda por ahí con los demás- respondió indiferente él mientras lo buscaban distraídamente con la vista, vieron acercarse desde agua a un muchacho empapado que reía entretenido -¡Emma preciosa, estabas aquí!- dijo cuando llegó a su altura, era Mark- ¡Ah, eras tú Miguel!- le sonrió tranquilizado al verlo, él le correspondió- Perdona, pero no te había reconocido y estábamos intranquilos por ella -Ya, normal- repuso él agradecido de su preocupación -¡Venga, veniros al agua que ya nos vamos!- los animó entusiasmado. Luisa y Charlie se apuntaron, Emma también se animó pero Miguel denegó cordial -No, yo no voy; no insistas cielo- negaba amable pero rotundo ante la insistencia de Emma que le tiraba suavemente de la mano para que se levantara -¡Vale, está bien!- repuso de pronto muy pausadamente soltándole la mano- Hay que entenderle, el abuelito ya está achacoso; entre el reuma, la artritis, la artrosis…- se burlaba jovial hacia sus amigos que reían entrañables ante las ocurrencias de Emma. Miguel la miró suspicaz- ¿se ha tomado ya la medicación abuelito? ¿Me oye? ¿O el sonotone le ha quedado sin pilas de nuevo?- siguió bromeando mirándolo burlona, los muchachos reían a carcajadas -¡¿A sí, eh?! ¡Con que esas tenemos!- repuso levantándose ágil y rápido, Emma huyó en dirección al agua riéndose embelesada- ¡¡Te voy a dar yo a ti abuelito, verás!!- exclamó jocoso Miguel atrapándola al borde del agua tomándola por la cintura la apoyó de espaldas a su cuerpo y la elevó en el aire provocándole chillidos entusiasmados en Emma que reía alegre y, girando, se hundió de espaldas en el agua llevándosela consigo mientras ella seguía chillando entusiasmada y divertida. Al reaparecer en la superficie, reían entusiasmados mientras se miraban enamorados. Los compañeros se reían encantados de su locura. Después de retozar divertidos los cinco en el agua, se salieron tranquilos y sin dejar de reír. Miguel se detuvo al borde de la orilla, aún con los zapatos en el agua y se observó trastornado, ellos se echaron a reír a carcajadas -¿Y ahora cómo me voy a meter yo así en el coche? - preguntó divertido. -Vendrás a casa hombre- dijo entre carcajadas Mark -Claro, vienes a casa y ellos te dejarán ropa para regresar a casa- expuso, sin poder dejar de reír, Luisa. -No que va, me secaré un poco en una de las hogueras y ya está…- rehusó al instante amablemente -¿Por qué esa tontería Miguel? Si no pasa nada porque vengas a casa hombre- expuso resuelto Mark - ¿Y tus padres? No les parecerá mal- preguntó temeroso Miguel -¿Mis padres? ¡En su casa supongo y no creo que ni se enteren!- repuso divertida Luisa y se volvieron a reír- Aquí vivimos solos mi hermano y yo desde hace unos años Miguel, ellos están en Alemania; solo vienen en verano- se acercó a él y lo tomó amistosa del brazo sacándolo del agua y echando a andar- Y aunque así fuera, no les importaría; no te preocupes… no se meten en nuestras cosas mientras no nos metemos en líos… somos adultos tío Miguel, ya no somos niños- expuso sincera pero animosa -Díselo tú Lui, que a mí parece que no me entienden- repuso jocosa Emma, Miguel sonrió encantado. Junto una de las hogueras donde algunos muchachos aún estaban charlando y bebiendo animados, Mark, Laura y Charlie recogieron sus cosas personales metidas en sus deportivas. Emma abrió sus hermosos ojos desmesuradamente y sacó su móvil del bolsillo trasero de sus vaqueros -¡¡Joder!! ¡Me he cargado otro móvil!- refunfuñó disgustada mirándolo desolada -¡¡Enhorabuena; y van tres!!- exclamó chistoso Mark provocando las risas de todos- mira que eres cabeza de chorlito chiquita- se burló socarrón Mark revolviéndole cariñoso los rizos y todos se rieron de nuevo -¡Muy gracioso Mark, pero a mí no me hace gracia! ¡Joder! ¡Lo acababa de comprar, coño!- protestó fastidiada pero el resto seguía riéndose explayados -¿Y yo? Me he cargado el móvil, la billetera y…- nombraba Miguel mientras las iba sacando de sus bolsillos sin poder parar de reírse- ¡…y esperemos que funcione el coche!- repuso finalmente mostrando la tarjeta magnética de su coche. Todos se echaron a reír a carcajadas y seguían riéndose cuando llegaron a la casa Asombrosamente para Miguel, todo estaba ordenado y limpio; no parecía el típico piso de jóvenes viviendo solos, se percibía claramente que eran responsables y ordenados. Solo se veía desordenada la mesa de comedor por haber estado trabajando ellos todo la tarde Miguel acompañó a los muchachos al cuarto de Mark para cambiarse mientras ellas hacían lo mismo en el cuarto de Luisa, duchándose por turnos. Charlie, que era más alto y fornido que Mark, le prestó a Miguel un pantalón corto negro de algodón que apenas rozaba las rodillas y una sudadera roja -Joder tío estás cuadrado- expuso Mark observando el cuerpo musculoso de Miguel mientras se vestía la sudadera ya de regreso en el cuarto de Mark- ¿Haces mucho deporte? -Alguno, me paso muchas horas sentado y me gusta hacer algo de ejercicio al llegar a casa -¿En qué trabajas?- indagó curioso Charlie mientras se dirigían a la cocina -Soy cirujano, trabajo en el hospital de la ciudad -¡Guay! Nosotros también estudiamos medicina ¿sabías?- aclaró resuelto Mark y Miguel sonrió animado -Algo había intuido… sobretodo por estar estudiando con Emma en la facultad de medicina- bromeó socarrón y Charlie rió divertido -Ni caso a este, la cabecita no le da para más- repuso burlón Charlie y volvieron a reírse amenos -¿De qué os reís?- preguntó Emma apareciendo en la cocina junto a Luisa -De nada preciosa, este Mark que no tiene muchas luces- aclaró resuelto Charlie -Y a estas alturas de la noche, ya se le fundirían parte de ellas- replicó burlona Luisa y se rieron de nuevo

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