lunes, 28 de octubre de 2013

La mañana del domingo fue realmente entrañable, se bañaron todos en el lago divertidos y alocados como siempre. Mark hacía rápidos avances con Lidia y ya hablaban muy bajo y separados del resto. Emma los miraban entretenida, se abrazó al cuello de Miguel besándolo amorosa -Lidia hizo estragos con Mark- repuso divertida, él los observó y sonrió entrañable -Lo malo de eso ¿sabes lo qué es?- le dijo parrandero- Que la vamos a tener en casa todos los días- repuso entristecido, Emma lo miró extrañada -Pensé que la querías mucho- comentó sorprendida, él rió divertido y la abrazó contra él ansioso -¡Y la quiero mucho ángel mío! pero si anda por el medio… no podremos disfrutar como hasta ahora- dijo pícaro mirándola con deseo, ella sonrió dichosa y lo besó ansiosa, notando ya la premura de él contra su bajo vientre; ella le rodeó las caderas con sus piernas al tiempo que retiraba sus bañadores sorprendiéndolo- ¿Qué haces Emma?- expuso atónito pero ella se montó diestra sobre el miembro- ¿Qué haces loca?- reclamó asombrado mientras suspiraba encantado de sentirse dentro de ella -¿Qué? Nadie se fija en nosotros, todos andan a lo de ellos- comentó gustosa, Miguel observó que lo que decía era cierto; Mark y Lidia hablaban entretenidos mientras Charlie y Luisa se divertían jugando entre ellos. La abrazó más contra él y disfrutaron calladamente con embistes lentos y disimulados entregándose a la pasión más arrebatadora. Quedaron satisfechos y divertidos por la trastada realizada pues ninguno se había dado cuenta de nada. Después de recoger la mesa de la comida, Emma se entristeció -Me tengo que ir ya- comentó apenada. Miguel la miraba ofuscado -¿Por qué?- le preguntó asombrada Luisa -Tengo una cena con mis padres… ¡Y muy importante!- miró fijamente a Miguel y él sonrió conforme. El resto los observó curiosos -¡Vais a decírselo a tus padres!- saltó entusiasmada Luisa, ellos sonrieron nerviosos; Miguel le agarró la mano entre las suyas -¡Así que vas a conocer a los suegros!- repuso Lidia divertida dándole un suave codazo a su tío -Ya los conozco- repuso él tranquilo, Lidia lo miró intrigada- Son Cecil y Alberto, Lidia- le explicó, ella se sorprendió y comenzó a reír -¿Eres la hija de Cecil y Alberto?- preguntó asombrada, Emma afirmó con la cabeza- Esta es buena, ¡la primera ya en todo los morros! ¡Empezáis fuerte!- comentó divertida y se reían los tres mientras Luisa, Charlie y Mark los miraba sin entender -Miguel es el mejor amigo de mi padre- explicó Emma al resto que se sorprendieron -La cosa es chunga ya sin conocerlos como para ser este caso- repuso Mark, ellos le sonrieron débilmente Charlie la llevó a casa en el coche de su madre acompañado de Luisa y Mark, pues regresaban al pueblo. Al entrar en la casa de Emma, la madre los recibió encantadora -¡Hola chicos! ¿Os lo habéis pasado bien ayer? -Sí Cecil, fue muy divertido y estuvo de maravilla- le contestó Luí amable -¡Cuantos regalos, hija!- repuso al verla entrar cargada con un montón de peluches, flores y diversos regalos que sus amigos le habían dado el día anterior. Ella le sonrió dichosa- Debió ser una fiesta fantástica -¡Estuvo guay! ¡La fiesta fue estupenda!- repuso Charlie emocionado; Cecilia le sonrió entrañable, se fijó en la pulsera de Emma -¡Que bonita, hija; déjame verla!- la examinó detenidamente, al darle la vuelta leyó la inscripción- ¡Oh, ¿también él te regalo esto?!- preguntó sorprendida -Sí, con los pendientes- se los enseñó pues los llevaba puestos -¡Caray, pues si que debe tener un buen empleo!- repuso asombrada- Ningún joven tiene tanto para gastar- repuso distraída; Luisa le dio un codazo a Charlie, él la miró dolorido y extrañado -Por si acaso- le susurró advirtiéndolo -Bueno, nosotros nos vamos- dijo Mark amablemente- Tenemos camino por delante -¡¿Ya?!- comentó la madre de Emma sorprendida- ¿No queréis tomar algo? -No gracias Cecil, Miki hizo una parrillada exquisita y vamos repletos- Charlie, el bocazas, pensaron todos al tiempo; Emma se puso nerviosa, Mark se interpuso entre ella y su madre para que no la viera tan alterada -Miki es otro amigo del grupo- remedió él rápido sonriéndole a Cecilia amistosamente, ella pareció satisfecha con la explicación- Para decir Charlie que está repleto es para creer que estuvo bien todo- comentó divertido, todos sonrieron más tranquilos.- Bueno, ahora sí que nos vamos- se despidieron con besos de la madre de Emma y de Emma y se fueron de la casa- ¡¡Eres un bocazas, tío!!- le dijo a Charlie ya en el coche enfadado -Se me escapó- se defendió -Menos mal que has dicho Miki, si le llegas a llamar Miguel, a Emma le da un soponcio allí mismo- repuso Luisa enfadada -¡No las piensas, tío! ¿Por qué no piensas antes de abrir esa bocota?- le seguía recriminando Mark -¡Joder que drama hacéis por nada! ¡La leche! ¡Que no es el único Miguel del mundo, creo yo!- se seguía defendiendo Charlie enfadado Emma a las ocho menos cuarto estaba lista y muy nerviosa. ¡Oh, Dios! ¡Que despacio iba el reloj! No podía suponer lo que iba a ocurrir y eso la ponía histérica. A lo mejor, se lo tomaban bien; era Miguel, su gran amigo de toda su vida… quería engañarse pero rápidamente lo negaba rotundo, no que va, ¡se pondrán furiosos! ¿Cómo reaccionaría su padre? Gritaría, se escandalizaría… ¿Pegaría a Miguel? No, no quería pensar eso; ¡su padre no pegaría a Miguel! ¿O sí?... ¿Y Miguel? ¿Se defendería? ¿Y ella? ¿Cómo reaccionaría? ¿De parte de él o de su padre? ¡Oh, Dios que rápido iba el reloj! Su madre abrió la puerta de su cuarto y ella se sobresaltó dando un respingo acompañado de un grito -¡Que nerviosa estás!- le dijo su madre divertida -No, me cogiste despistada y me asusté -¡Ya, hija!- su madre sonreía cariñosa- Yo también pasé por esto y no es fácil para nadie; tu padre está también hecho un manojo de nervios aunque intenta disimular- le comentó amorosa, Emma le sonrió agradecida- Déjame verte cielo ¡Estás preciosa!- comentó acercándose a ella sin perder la sonrisa, el vestido le quedaba perfecto aunque un poco escotado para su gusto y tiró suavemente de los tirantes hacia arriba -¡Mamá, es así!- protestó Emma colocándolo nuevamente en su lugar -¡Lo sé!... Pero me parece algo escotado -¡Mamá!- le sonrió cariñosa- No se ve nada, solo un escote- ella también sonrió -¿No vas a enseñárselo a tu padre?- le comentó cariñosa, Emma sonrió nuevamente, recogió el bolso de encima la cama y salieron del cuarto hacia la sala -¡Que dos maravillas!- repuso Alberto al verlas, ellas sonrieron dichosas- ¡Estáis preciosas! ¡Las dos! -Sí, mamá está radiante- comentó ella observando cariñosa a su madre -Muchas gracias- dijo agradecida y coqueta- No todos los días se conoce a un futuro yerno- añadió divertida, sonrieron pero a Emma se le apretó el estomago. Sonó el timbre de la puerta, se miraron unos a otros nerviosos. Alberto observó su reloj y se sorprendió -¡Que puntual! Empieza bien- comentó y ellas sonrieron- Será mejor que le abras tú, no queremos que eche a correr ya de primeras- bromeó, Emma sonrió nuevamente nerviosa -Solo os pido una cosa de corazón- comentó seria, sus padres la miraron intrigados- Recordad que es el hombre que amo, lo amo más que a mi misma y ayer aún me repetisteis que si yo era feliz, vosotros también lo seríais… Y él es mi verdadera felicidad -Tranquila princesa, no le someteremos al tercer grado el primer día- bromeó su padre divertido.”Eso ya lo veremos” pensó nerviosa Emma dirigiéndose a la puerta. Se encontró con Miguel, estaba guapísimo con aquel traje de levita y camisa de cuello Mao sin corbata. Al verlo sonriéndole se tranquilizó un poco y sonrió feliz -¡Guau, estás preciosa ángel mío!- le dijo amoroso, ella sonrió aún más, coqueta.- ¿Estás preparada?- preguntó ansioso, ella asintió con la cabeza -¿Y tú?- indagó ella y él sonrió serenamente, le tomó la mano amoroso, se la besó y fueron a la sala. Los padres sonrieron entrañables -¡Ah, eres tú Miguel! ¡Pensábamos que era el nuevo novio de la niña que nos lo presenta hoy!- repuso Alberto tranquilo, Miguel y Emma no dijeron nada, solo sonrieron nerviosos.

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