viernes, 11 de octubre de 2013

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-Mamá, soy Emma ¿qué pasa? ¿Por qué me llamaste? -Nada mi niña, solo era para saber si estabas bien ¿estás comiendo cielito? -Sí mamá, estoy bien y estoy comiendo…- respondió fastidiada como si esas preguntas ya fueran demasiado habituales y estuviera cansada de ellas. Empezó a dibujar distraída círculos con su dedo en el muslo de Miguel y a enredar con el abundante pelo que poseía en ellas mientras oía paciente a su madre contestándole siempre lo mismo- sí, mamá… vale mamá… sí, mamá...- Él la observaba deleitado. Era preciosa, hasta así: recién despierta y con el maquillaje medio corrido. Acarició tierno sus bellos y suaves rizos, recorrió con las yemas de sus dedos su fino cuello, su delicado hombro sintiendo su tersa piel, su impecable espalda… y entonces comprendió su comentario en la playa; donde se suponía que debía haber marcas de un bañador o bikini, no había nada, su espalda estaba pulcra y morena en su totalidad. Emma lo miró y sonrió deleitada, él también sonrió gustoso. La besó dulcemente en el empiece de la espalda y, despacio, fue recorriéndosela hasta llegar al hombro, continuó por el cuello, Emma cerró los ojos complacida por aquella deliciosa caricia de su boca y su voz cambió volviéndose melosa aunque seguía contestando siempre lo mismo- sí mami… que vale, mami…- ahora caminó sus labios por su mejilla, su nariz y bordeó su boca que Emma entreabrió deseosa de atraparla pero no le dio lo que ansiaba y ella lo miró fastidiada; Miguel sonrió socarrón- ¡Uy, mami, esto está pitando, se va a cortar! me quedé sin batería y se me olvidó el cargador en casa…- él rió divertido- Lo siento, chao… No, no mami, tranquila… mañana a la hora de comer nos vemos, chao, beso- y colgó rápidamente tirando el teléfono a un lado y echándose al instante sobre Miguel- ¿Quieres jugar, eh?- aclaró jocosa besándolo en los labios y él rió complacido. -No sabía que eras tan mentirosilla- bromeó burlón -Hay que cortarla o seguirá diciendo las mismas preguntas una y otra vez- respondió despreocupada besándolo apasionada por el pecho, él acarició tierno su pelo -Está preocupada por ti cielo- declaró cariñoso, ella lo miró desconcertada- según comentó ayer, no estás comiendo y eso no está bien mi ángel- repuso inquieto mirándola preocupado a los ojos, ella sonrió amena -No tengo hambre, y por un par de días sin comer no me voy a morir- replicó resuelta intentando besarlo en la boca pero él la evitó mirándola muy seriamente -A mí no me mientas Emma que no son un par de días, hablaron de dos semanas por lo menos- reclamó disgustado, ella lo miró contrariada- ¿Qué te pasa cielo mío? ¿A qué viene esa falta de apetito? ¿Acaso no te estás encontrando bien? Háblame mi ángel- indagó inquieto acariciando tierno su mejilla -¿Qué? ¿Tú también vas a empezar con lo mismo?- recriminó fastidiada y se quedaron mirándose fijamente a los ojos unos segundos, de seguido sonrió pícara- porque yo tenía pensado otro plan mejor…- musitó deseosa y empezó a besarlo ardiente por el pecho recorriéndolo despacio mientras su mano acariciaba su miembro con ternura -Emma…- musitó para protestar pues necesitaba saber que le estaba ocurriendo pero ella atrapó ambiciosa su boca y se besaron apasionados mientras seguía con su hábil caricia en su entrepierna haciendo que él se encendiera como un rescoldo de fuego al que se le sopla preciso para volver a encender un fuego agradable y ardoroso. Miguel se giró y la besó deleitado recorriéndole su cuerpo con pasión y muy lentamente. Se entretuvo gustoso en sus pechos, saboreándolos complacido. Luego descendió por su fino vientre rodeando despacio su ombligo y apenas rozando en el empiece del vello púbico. Emma gemía gustosa elevando suavemente las caderas deseosa de que continuara su recorrido pero él aún enredó un rato más sin darle lo que ansiaba excitándola más hasta que, al fin, hundió su boca en su sexo caliente y provocó en Emma un gemido placentero que le salió del fondo del alma. Sabía muy qué y cómo hacer para llevarla hasta un magnífico orgasmo que la sacudió totalmente al tiempo que de su garganta salían jadeos de complaciente placer. Recorrió de nuevo todo su cuerpo depositando breves pero intensos besos ardientes hasta alcanzar su boca de nuevo al tiempo que la penetró muy suave y delicadamente hasta tener su poderoso miembro totalmente dentro de ella. Ambos se miraron deleitados sonriéndose dichosos antes de volver a atrapar sus bocas al tiempo que Miguel empezó a mover muy despacio sus caderas realizando sutiles pero penetrantes embistes que iban fascinando a Emma y la hacían gemir sumisa. Ella rodeó con sus piernas sus caderas y lo acompasó elevando sus caderas en sus arremetidas para que los embistes fueran profundos y totales provocando en ambos un intenso gemido de goce a cada uno de ellos. Era asombrosamente encantador aquel maravilloso baile armonioso lleno de pasión que estaban disfrutando mientras se miraban embelesados y llenos de ese amor que se estaban entregando sin reticencias. Miguel, por sus gemidos más intensos y su acentuación en la presión de sus piernas sobre sus glúteos para hundirlo más profundamente, se dio cuenta que Emma estaba a punto de alcanzar un orgasmo. Se giró hábilmente llevándosela sobre él y guío preciso sus caderas mientras Emma se movía virtuosa hasta lograr alcanzarlo. Miguel observó complacido al máximo como su hermoso cuerpo se batía imperioso sobre él al tiempo que un gemido de extraordinario placer salía de su garganta y hundía sus dedos en el vello de su pecho expulsando aquella intensa potencia que le recorría el cuerpo entero. Pero aquel deleite de verla gozar, lo excitó hasta los límites sin poder contenerlo. Aquella arrancada ya no podía frenarse. Empezó a mover las caderas de Emma con precisión pero más vigorosamente, ella continuaba gimiendo avariciosa y se movía frenética sobre él. Se vislumbraba un poderoso final para ambos. Miguel se irguió sentándose en la cama atrapando aquellos maravillosos pechos que estrujo y mordisqueó delirante sin dejar de guiarla enérgico embistiéndola poderosamente una y otra vez mientras Emma gemía desenfrenada moviéndose desmedida consiguiendo que ambos alcanzaran al unísono aquel esplendoroso apogeo máximo del placer viéndose invadidos por toda aquella deliciosa y extraordinaria potencia que les recorrió inmensamente por todo sus cuerpos dejándolos totalmente complacidos y cautivados aún más el uno por otro. Deleitados, se miraron gozosos, felices; se sonrieron embargados de un amor extremo y se besaron confiriéndose también con sus bocas todo aquel gran amor que sentían. Luego Emma acomodó complacida su cabeza sobre su hombro y Miguel acarició tierno su espalda quedándose quietos, abrazados amorosos uno al otro, sentados sobre la cama y él aun sintiéndose dentro de su cálido y húmedo sexo. La besó tierno en el hombro y sonrió malicioso -Si tu padre se entera que haces top less le dará un sincope- repuso burlón y sintió como ella reía jocosa sobre su hombro, lo besó amorosa en el cuello -Si mi padre se entera solo de una cuarta parte de las cosas que hago, le dará algo más que un sincope- expuso pícara, Miguel se alejó levemente para verla a los ojos -¿Tan malísima me eres?- bromeó chistoso y ella volvió a reír divertida -No; pero todo lo que se refiere a mí, le parece mal y escandaloso- aclaró incomodada, él sonrió enternecido y le apartó cariñoso un mechón de pelo de su cara -Te quiere mucho cielo… Ambos te quieren muchísimo y se preocupan por ti- repuso conmovido besándola tierno en la mejilla -Lo sé…- musitó complacida y se sonrieron agradados- pero mamá es distinta, no se escandaliza ni pone el grito en el cielo por tonterías como él… Está más al día y es más comprensible, sin embargo, papá parece que se estancó en el tiempo… - lo miró alarmada- ¿tú sabes la que armaría si sabe que estoy tomando la píldora?- declaró sobrecogida y Miguel rió divertido- sin embargo mamá lo vio de los más normal y hasta me animó cuando le comenté de pedírsela a Arturo- él volvió a besarla tierna en la mejilla -Ella es mujer y comprende mejor las cosas; para tu padre eres aún su niñita cielo, y seguirás siéndolo… toda la vida -¡Pues vamos bien!- exclamó fastidiada y rieron divertidos pero él la miró angustiado y le acarició tierno la mejilla con el revés de su mano -Por eso temo tanto lo que pueda pasar cuando se enteren de lo nuestro amor mío- declaró abatido, ella le sonrió amena y lo besó amorosa en los labios -Pues o lo comprende o perderá a su niñita- aclaró decidida y él la miró preocupado- ¡Y dejemos de hablar de esto! Ya se verá cuando llegue el momento- zanjó dispuesta depositando un breve beso en los labios de Miguel- Tengo hambre ¿vamos a comer algo? -¡De verdad tienes hambre amor mío?- se entusiasmó él -¡Claro! Ya te dije que os preocupabais en vano… ¿acaso tú no?- respondió resuelta y él sonrió deleitado -Sí, mucha- dijo alegre -¡Pues vamos!- resolvió levantándose dispuesta de sobre él plantándose de un ágil brinco de pie fuera de la cama, recogió su braguita del suelo; él la miró complacido de arriba abajo contemplando deleitado su bella desnudez- ¿Tienes una camiseta que me prestes? Debo lavar mi ropa, no tengo otra cosa para mañana… -Escoge lo que quieras del segundo cajón de la cómoda- respondió ameno sin moverse de sobre la cama, ella obedeció y tomó la primera que apareció -Esta misma vale…- aclaró tomando la primera que aparecía vistiéndosela, le quedaba enorme- ¡Caray! con esto me hago yo tres- se rieron divertidos- ¡¡Vamos vago!!- exclamó saliendo del cuarto, Miguel se vistió los boxers negros del suelo y la siguió.

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