martes, 8 de octubre de 2013

Miguel y Emma seguían besándose ansiosos, ni se enteraron de que se iban los muchachos. Cedieron algo el ímpetu y el beso pasó a ser armonioso y goloso, delicado, cargado de amor. Él se fue deteniendo lentamente, mirándose felices mientras se sonreían dichosos -Quiero estarte besando toda la vida mi amor, quiero tenerte a mi lado siempre y para siempre- le decía mientras besaba amoroso sus labios, ella reía feliz- ¡No me importa lo que pase a partir de ahora! ¡No me importa nada más que tú ángel mío! ¡¡Te quiero mi princesa hermosa!!- la besó de nuevo comedido, tierno, ella sonreía plena de felicidad -¡Dímelo otra vez Miguel!- suplicó mimosa, él le sonrió -¿Lo qué? ¿Qué no me importa nada más que tú?- le miraba henchido de pasión -No, lo otro- le susurró amorosa acariciando melosa su nuca -¿Qué te quiero? ¿Qué te quiero muchísimo?- ella sonrió radiante- Claro que te quiero ángel mío, te quiero con todo mi ser ¿acaso lo dudabas?- aclaró apasionado y ella lo besó dichosa en los labios -También yo te quiero, te quiero mucho; tanto que me duele el corazón- declaró efusiva y se rieron entusiasmados al tiempo que volvían a besarse nuevamente. Emma siguió acariciándole tierna la nuca llevándoselo suavemente sobre ella a la arena y se tumbaron sin dejar de besarse ávidos. Hambrientos de sus bocas, no se hartaban de saborearse mutuamente. Miguel se detuvo y la miró intensamente a los ojos -Emma- habló más serio acariciando tierno su mejilla con el revés de su mano; ella lo miró expectante- Se presentan tiempos muy difíciles, va a ser muy duro cielo… Nos van a acribillar a reproches y comentarios… a mí me importa bien poco lo que pase conmigo ángel mío; pero a ti cielo, te harán daño, mucho daño- le comentaba preocupado, ella sonrió dichosa y se giró hábil acostándose sobre él -¡A mí tampoco me importa lo que digan Miguel! ¡Ya te lo dejé claro el otro día! ¡Te quiero, me quieres, y nada más importa amor mío!- se sonrieron nuevamente y se besaron otra vez. Oyeron el rugido de la moto, miraron hacia la carretera; Charlie y Mark llegaban entusiasmados de dar la vuelta al pueblo. Ellos se rieron amenos mirándolos tan emocionados -¡Vas a quedar sin la moto!- le dijo divertida Emma -Me da igual, lo único que me importa está a salvo entre mis brazos- expresó deleitado dándole un apretón contra él, ella chilló alegre y se sonrieron complacidos besándose de nuevo -¿Podemos acercarnos?- indagó cariñosa Luisa ya muy próxima, ellos la miraron sonriendo alegres -¡¡Claro mujer!! ¡¿No ves que esa postura es muy complicada?! ¡¡Ni que no la hubiéramos probado ya!! Ahora, si Emma estuviera sentada encima… ¡¡otro gallo cantaría!!- explicó desenvuelto Charlie sin detenerse y acercándose más a ellos -Serás descarado y bocazas, tiene que enterarse todo el mundo de lo que hacemos y no hacemos- protestó abochornada la muchacha dándole una colleja, todos rieron divertidos -¡Ey, tío, va como la seda! ¡La tienes la hostia de calibrada!- siguió hablando Charlie entusiasmado sentándose junto a ellos sin hacerle caso a Luisa -La uso más que el coche y me gusta tenerla a punto- respondió resuelto enderezándose, Emma se sentó en sus rodillas recostándose gustosa contra su pecho. Luisa y Mark también se sentaron junto a ellos y Mark le ofreció una cerveza a Miguel que él recogió agradecido y le dio un trago ofreciéndosela después a Emma que también le dio un buen trago -¡Tiene que dar más de dos veinte colega!- comentó entusiasmado Charlie también bebiendo de la que traía en su mano -Supongo, porque a eso llegó muy fácil… Probablemente llegue a trescientos sin problema- respondió ameno. -Lo que sí necesita es una horquilla nueva- habló atinado Mark -Sí, lo sé, estoy comprobando por internet cual es mejor para este modelo…- y entablaron una conversación de marcas, modelos y puestas a punto que a ellas no les interesaba -¿Qué tal cielito?- se interesó cariñosa Luisa mirando tierna a su amiga -Bien- le sonrió dichosa -Pero ¿Bien… bien? ¿Todo arreglado?- aseveró mirándola insistente -Bien, bien; y todo muy arreglado- respondió feliz sonriendo radiante y ambas rieron dichosas -¡Bueno ¿qué?! ¿Nos vamos a tener que pasar toda la noche oyéndoos hablar de motos o qué?- protestó animada Luisa interrumpiéndolos, ellos la miraron confundidos y Emma rió divertida- que si la 1100 es mejor que la 1200… ¡Esto es un rollo! ¡¡Yo no quiero apalancarme aquí toda la noche, tíos!! -¡¡Aguántate!! También nosotros llevamos toda la puta tarde encerrados en casa oyéndoos escoger trapitos- respondió fastidiado Mark, los chicos sonrieron amenos- que si la camisa verde no, que si el vestido azul mejor pero no me va con los zapatos…- se burló imitándolas y ellos volvieron a reírse jocosos -¡Estúpido! ¡No os obligamos a quedaros con nosotras!- le reclamó fastidiada- ¡Pues hala! ¡Ahí os quedáis, vosotros y las dichosas motos! Emma y yo nos vamos a divertir, vente cielo- resolvió decidida tomando la mano de su amiga e intentó levantarla pero Miguel rápidamente la sujetó fuertemente por la cintura estrechándola contra él -¡¡Ey, eso sí que no!! ¡¡No te me la lleves, por Dios te lo pido, ahora no!!- repuso sobresaltado y todos rompieron a reír alegres- Venga mozos, vamos… ¿qué os parece ir a cenar algo? Apenas comí y ahora tengo hambre- propuso animado levantándose decidido y elevando suavemente a Emma por la cintura para erguirla también. El resto lo secundó -¿Cómo que apenas comiste? ¿No fuiste a comer a mi casa como quedaste?- indagó curiosa Emma -Sí cielo; pero así me enteré que no estabas, las ansias de salir en tu busca, apenas me dejaron comer- declaró resuelto tomándola de la mano y la besó tierno en los labios, todos volvieron a reírse amenos -Una idea cojonuda, a mí un bocata de jamón asado y queso, ahora me entraría como Dios- declaró gustoso Charlie mientras caminaban de regreso a la carretera -¡¡Qué raro en ti, saco sin fondo!! ¡¿Qué no te entraría a ti a cualquier hora o momento?!- le reprochó burlón Mark -Un buen morreo con lengua contigo… lo siento, no eres tú… eres atractivo y estás muy bueno corazón; pero yo por ahí no paso- respondió chistoso -¡Serás capullo!- protestó Mark asqueado y se rieron divertidos Fueron paseando charlando divertidos hasta una bocatería que estaba de bote en bote, como todos los locales a aquellas horas ya. Luisa muy espabilada, atrapó rauda una mesa que apenas estaba quedando libre en aquel mismo instante. Comieron bien y alegres entre bromas y chistes. Después recorrieron varios pubs en donde bailaron y siguieron divirtiéndose. El último pub era salsero. Solo ponían música salsa. Al entrar, Emma lo besó dulcemente en los labios y corrió alegre a la pista con Mark y Luisa quedándose él con Charlie en la barra pidiendo las copas que también insistió en pagar Miguel, como llevaba haciendo toda la noche, y las llevaron a una mesa cerca de la pista donde se acomodaron observando a los tres bailando animados y con gran estilo. -¿Tú no bailas?- le preguntó a Charlie mirando deleitado como Emma movía sus caderas al ritmo de aquel merengue y sonreía ameno. Si siempre era hermosa, aquella noche estaba radiante y no podía dejar de mirarla. Con sus rizos rubios, aquel vestido blanco y sus zapatos planos también blancos, realmente aquella noche parecía un ángel. -No, yo no sé bailar tío- respondió despreocupado bebiendo de su vodka con hielo -Pero sí llevas toda la noche bailando- expuso confundido Miguel -Eses ritmos sí porque es fácil joder, te mueves como si te estuvieras electrocutando con un cable de alta tensión y todo vale…- explicó resuelto, Miguel rió a carcajadas- pero estos en los que hay que moverse al ritmo e ir controlando los pasos más a la chavala… ¡Buff!! Lo intenté tío pero paso, es un rollo; acabé machacándole los pies al pobre Mark- añadió chistoso y se rieron divertidos. -¿Y no te aburres cuando te quedas aquí solo?- indagó curioso -Hay que tener paciencia tío, no a todos nos gusta lo mismo y hay que ser buen colega ¿no? Primero se divierten ellos y luego me toca a mí: me encanta estar relajado y tranqui sentado en la playa con una birra fresquita- explicó animado, Miguel movió complacido la cabeza; eran unos muchachos maravillosos y considerados -¿Y a Emma? ¿Qué le gusta a mi loquita preciosa?- se interesó ameno -Pero… ¿no la estás viendo colega? ¡¡A esa preciosidad tuya como la llamas, le gusta todo!!- resolvió cariñoso y ambos se rieron de nuevo. Empezó a sonar una bachata y Luisa se les unió a la mesa a refrescarse con su vodka con limón mientras Mark bailaba con Emma, lo hacían realmente bien. -¿Ya te cansaste?- le dijo ameno Miguel -No, que va; pero Mark con las dos no puede bailar al tiempo, así que la próxima pieza la bailará conmigo y le tocará sentarse a Emma- respondió resuelta -¿Quieres bailar?- la invitó decidido Miguel y ella la miró esperanzada -¿Sabes?- indagó interesada -Me defiendo- respondió ameno y salieron a la pista, Emma lo miró atónita. Miguel sabía bailar perfectamente y movía las caderas con un estilo asombroso llevando a Luisa de maravilla -No sabía que bailabas- le dijo pasmada Emma sin dejar de bailar con Mark -No me preguntaste cielo- respondió animado y se sonrieron alegres. Acabó la bachata y sonaba una lambada. Miguel miró a Emma- ¿Te atreves a esta conmigo?- la invitó animado, ella sonrió complacida y empezaron a bailar cambiando de parejas. Mark y Luisa lo hacían bien, pero Miguel movía a Emma a su antojo y con una perfección alucinante -¿Te mueves así en todo?- le preguntó pícara Emma, él rió divertido -Si ella se deja llevar como tú… sí- le murmuró al oído malicioso, ambos rieron alegres.

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