sábado, 5 de octubre de 2013

Se fue a la cocina donde estaba su madre colocando un bonito ramo de flores en un jarrón de cristal -¿Y esas flores?- preguntó curiosa -Las trajo Miguel -¡Oh, que detalle!- repuso entusiasmada recogiendo uno de los Liliums amarillos- ¿Puedo?- indagó mirando a su madre -Claro cielito… dice que lamenta mucho no haber aparecido antes por aquí pero estuvo liado con unos amigos… ¡Pero promete venir el sábado!- decía su madre ilusionada -¡Oh, que pena!- repuso Emma desilusionada, su madre la miró sorprendida, ella le sonrió conmovida- Pues yo no voy a estar, me marcho de fin de semana- exclamó intentando parecer ilusionada. Su madre movió ligeramente los hombros conforme y siguió arreglando el ramo en el florero. -¿Vas al pueblo con Luí otra vez?- curioseó Cecilia -Sí… No sé, supongo- Su madre la miró intrigada- Mark no sé qué tiene preparado; no sé qué decirte mamá -¿Hay algo entre tú y Mark cielito?- se interesó tierna -¡No, mamá!... ¿qué dices?- repuso ofendida, su madre sonrió divertida pero no dijo nada. Emma cogió una manzana del frutero- Me voy a trabajar un poco y acostarme- repuso saliendo de la cocina -¡¿No vas a cenar hoy tampoco hija?!- le recriminó su madre -No tengo hambre, mami- y se fue a su cuarto, cogió el teléfono y llamó a Luisa, estaba nerviosa, sus manos temblaban de la emoción de haberlo visto -¿Qué pasó?- ya le preguntó así descolgó -Nada, estuve tan fría como pude; ¡se fue enrabietado! ¡Si miraras con que ojos impacientes me miraba escribirte el mensaje!- expuso orgullosa -¡No juegues Emma, a ver si te va a salir el tiro por la culata!- la avisó su amiga turbada -No voy a ceder, Luí… Ahora que sé que le importo, no cederé- explicó decidida- El sábado viene a comer -¿Y qué vas a hacer? -No lo sé, pero yo no voy a estar- repuso rotunda -¡Emma!- le regañó su amiga -¡Nada, va a venir de rodillas Luí!... ¿No es lo que quiere? ¿Qué lo olvidemos? ¡Pues a ver si es capaz él porque yo no! -Entonces ¿vienes a casa el fin de semana?- la invitó ilusionada -Si no molesto -¡Claro que no! ¡No seas boba! Además… No es muy conveniente alejarse mucho, puede buscarte- replicó picarona, se rieron entusiasmadas -No sé, no nos hagamos ilusiones… -Probemos, a ver cómo reacciona- estaba tan ilusionada como ella -El viernes marcho con vosotros, luego- replicó entusiasmada -¡Estupendo! Nos vemos mañana… Espero te salga bien la jugada Emma y no te arrepientas de forzar tanto la cosa -Cómo ya te dije: ¡Si está de Dios…!- se volvieron a reír y colgó el teléfono. ¿Qué rayos le pasaba? se preguntaba enfurecido Miguel camino a casa ¿por qué tanta frialdad? ¿Fuera para ella solo un divertimento y ya se olvidara de todo? No, la mirara sufrir buscándolo por el parque… ¡¡Y destrozara el móvil!! -A mí no se me compra con regalitos para tener la conciencia tranquila- se burló irritado apretando sus manos al manillar de la moto- ¡¡Una niñata consentida!! ¡¡Eso es lo que eres!!- bramó furioso… ¡Tenía que hablar con ella! ¡Tenía que hacerlo y ya! Al llegar a casa, tiró enérgico la mochila sobre el diván y descolgó el móvil marcando la casa de Alberto, esperanzado de que ella contestara pero no tuvo suerte y descolgó Alberto, cortó enseguida la llamada. ¡No podía tener tanta mala suerte! Pensó, fue al frigorífico y cogió un botellín de agua, subió al estudio y se sentó ante el escritorio para trabajar un poco, pero su mirada no podía apartarse del teléfono. Volvió a probar suerte pero no era su día y contestó de nuevo Alberto. Colgó fuertemente -¡¡Joder!!- bramó aún más enfurecido de lo que llegara. Se dispuso a trabajar pero no podía concentrarse- Probemos otra vez…- musitó esperanzado pero resultó que de nuevo respondía Alberto; colgó frenético- ¡¡Coño tío!! ¡¿Vives a lado del teléfono o que cojones te ocurre?!- bramó ya furibundo. Decidido, mañana la esperaría a la puerta de la facultad y de esta vez no se le escaparía. -¡Otra vez! ¡Será posible!- oyó gritar a su padre en la sala, Emma salió de su cuarto intrigada -¿Qué ocurre?- le preguntaba su madre sorprendida -¡Es la tercera vez que llaman y me cuelgan! ¡Algunos no deben tener nada más que hacer que molestar a los demás! ¡Voy a poner uno con identificación de llamada y se va a cagar!- exclamaba enfadado. Emma sonrió entusiasmada, algo dentro le decía que era él. -Se cortará hombre, no seas así- lo calmó Cecilia tranquila, Alberto observó a su hija sonriendo y la miró ceñudo -¿No será algún noviecito tuyo, verdad?- le reclamó enfadado, ella se sorprendió -¿Mío? ¿Novio?- se rió divertida- ¡Papá, que bobo eres!- se volvió y se fue a su cuarto encantada. -¡¡Como me entere yo, se va a acordar ese niñato ¿me oyes?!!- lo oyó bramar irritado y ella se rió divertida. Aquella mañana esperaba a Luí y a Mark acompañada de Charlie a las puertas de la facultad. -Así qué ayer te visitó ¿eh?- bromeó malicioso Charlie empujándola suavemente con su hombro el de ella, Emma lo miró asombrada y él rió divertido -¡¡Lui, cómo no!!- concluyó animosa, ambos rieron amenos y entablaron una charla animada cuando al fin llegaron los dos hermanos. Ya se disponían a entrar cuando, de una potente frenada, se detuvo una moto junto a ellos. Emma no podía creer lo que sus ojos miraban: ¡¡era Miguel!! El corazón comenzó a latirle a trescientos y las piernas le temblaban nerviosas. Se quitó el casco sin dejar de mirarla fijamente. Estaba muy serio, pero sus ojos brillaban al mirarla -¡Hola Miguel!- le saludó amistosa Luisa, él les sonrió amistoso pero sus ojos seguían mirando emocionados a Emma que le sonreía amable -¡Menuda máquina, tío!- dijo entusiasmado Charlie- ¿Cuánto da? -Aún no la probé del todo- le contestó indiferente, solo deseaba hablar con Emma- Tengo que hablar contigo- le repuso tajante, ella lo miró decepcionada -Lo siento pero no puedo, tengo clase…- intentó volverse para marcharse pero Miguel le sujetó del brazo -Sube en la moto Emma, tenemos que hablar- le ordenó contundente, Emma lo miró molesta pero le habló comedida -No- respondió clara y concisa, él la miró contrariado unos minutos pero luego su mirada se volvió esperanzada -Por favor Emma- rogó desesperado. Los tres muchachos se removieron incómodos -Mejor os dejamos ¿vale? Hasta luego Miguel- dijo Lui amistosa y se volvieron hacia la entrada -No Lui, espera que yo también voy- la detuvo rauda Emma- Suéltame, debo entrar ya- instó tercamente desafiándolo con la mirada, ambos se quedaron mirándose fijamente. -¿Dónde te metiste toda esta semana?- interrogó autoritario -Dónde me dio la gana- respondió altanera, Miguel apretaba irritado sus dientes y sus mandíbulas empezaban a bailar -¿Por qué coño destrozaste el móvil que te regalé?- le increpó furioso -Porque sí- respondió rotunda -¡Unas respuestas muy adultas, sí señor!- le reprochó sarcástico -¡¿Quieres otra?! ¡¡Vete a la mierda!!- le gritó rabiosa dando un tirón soltándose al instante. Miguel la miró lleno de furia y amargura y sus mandíbulas se agitaban tan enérgicas que la hizo tragar nerviosa saliva. Sin decir nada más, arrancó la moto acelerándola tanto que se le levantó de la rueda delantera haciéndole un tremendo caballito, lo dominó sin problemas y se fue sorteando locamente el tráfico. -¡¡Guau!! ¡¡Qué guapo, sí señor!! ¡¡Ese tío vale mucho!!- exclamó entusiasmado Charlie ante su frenética arrancada pero Luisa le dio un codazo de represalia y observó a Emma que se quedara apagada y triste, con ojos llorosos mirándolo irse y se mordía inquieta el labio inferior. Se sentía decepcionada y enormemente dolida, apenas hiciera la lucha por ella y algo dentro le decía que lo había perdido… Ahora sí que se rompiera la cuerda de tanto tensarla, pensó mientras las lágrimas corrían por su rostro. -¡Te avise, Emma, estabas forzando mucho!- la abrazó cariñosa su amiga -No te pongas así, mujer- le acariciaba la espalda suavemente Charlie al oírla llorar desesperada entre los brazos de su amiga -Sí Emma, tranquila, si ese va a volver- expresó despreocupado Mark, Emma lo miró confundida -¡Vamos hombre si vuelve! -Ni se molestó en discutir Mark, se fue de inmediato- sollozó afligida -A lo mejor comprendió que ni era el lugar ni el momento para hacerlo preciosa, estamos en medio de la calle… Pero que regresa, te lo digo yo- ella lo miró esperanzada- Ya lo verás, ¿Pero no ves que el pobre está tan perdidito por ti que ni vive? ¿Acaso a estas horas no debería estar en el hospital? ¿O no has oído lo que dijo? Te estuvo buscando toda la semana, y al no encontrarte, anda más desesperado que un burro atado al sol- su comparativa les hizo reírse divertidos. Sonó el timbre y entraron a clase.

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