miércoles, 20 de noviembre de 2013

-¿En Emma?- expuso enternecida y él le sonrió dulcemente -Sí; no sé por qué recordé la ilusión que le hiciera el anillo de compromiso pese que se lo di en el momento más inoportuno- comentó tranquilo y en paz, se sonrieron entrañables -¿Por qué?- indagó curiosa -Acabábamos de tener una discusión muy fuerte con sus padres, Alberto y Cecil, porque no aceptaban lo nuestro y ella se fuera de casa viniéndose a vivir conmigo- respondió con total serenidad y Eva comprendió que ya no le dolía hablar de ella- cuanto lloró aquella noche mi pobre ángel creyéndome dormido- declaró enternecido, guardaron silencio unos segundos- Bueno… ¿y qué vas a hacer hoy?- cambió de tema despreocupado -¡Nada ¿Qué quieres que haga?!- protestó fastidiada y ambos rieron entretenidos- ¡Bueno, me voy!- resolvió e intentó levantarse del sofá pero Miguel, resuelto, la sujetó por la cintura derribándola de nuevo sobre el sofá y la cubrió aprisionándola con su cuerpo -¿A dónde crees que vas mi brujita pelirroja?- le dijo divertido a la cara, estaban tan cerca que casi se rozaban sus labios- Qui pro quo ¿te has olvidado? Y no tienes prisa porque has dicho que no tienes nada que hacer- ella sonrió divertida -¿Y qué quieres saber?- preguntó entrañable mientras seguía sonriendo, él fijó la mirada en su sonrisa, en sus labios carnosos, en su apetitosa boca… un fogoso sofoco le asaltó. Se separó raudo de ella, sentándose en el otro extremo del sofá -Todo, yo ya te lo conté ¿recuerdas?- respondió sonriéndole ameno. Eva tomó aire profundamente, había estado tan cerca de besarla y ella lo deseaba tanto que se quedara ofuscada y contrariada con su huída tan inesperada. Se incorporó despacio, carraspeando nerviosa, y se sentó con las piernas cruzadas sobre el sofá -¿Y por donde empiezo?- le preguntó serena -Por donde quieras- respondió despreocupado cruzando los brazos sobre su pecho -Pues, entonces, empiezo contándote que solo tenía un hermano llamado Dani y que éramos gemelos; aunque éramos el ying y el yang: iguales pero opuestos- se sonrieron cariñosos- Siempre fue un traste y mi padre estaba desesperado con él…Vivíamos en una plaza en donde todos nos conocíamos y todos los vecinos siempre tenían alguna queja de él que corrían a darle a mi padre; papá intentó cambiarlo de todas las maneras posibles: hablándole amable, gritándole y castigándole; hasta llegó a darle tales palizas que no podía salir de casa en una temporada… Pero no hacían bueno de él, así que podía, se vengaba del chivato haciéndole otra aún mucho peor y se repetía de nuevo la historia… Así creció- se sonrieron cordiales- Pero tenía un corazón muy grande también, tanto podía estar haciendo una trastada como dándole su dinero de la comida a un mendigo… ¡literalmente!- añadió enfáticamente- ¡Cuantas veces tuve que compartir mi comida con él en la escuela!- repuso resignada pero amorosa, se rieron entrañables- Ya en el instituto, no soportaba las injusticias y se metía en peleas que nada tenían que ver con él, defendiendo a los más débiles- lo miró entristecida- Como supondrás, ¡quejas de nuevo a mi padre y expulsiones de la escuela!... No pudo más y renunció, negó completamente de él…Daba igual lo que pasara, él nunca más le habló ni lo miraba siquiera; como si no estuviera en la casa, se volvió invisible para él… Dani se hacía el duro pero yo sabía que le dolía profundamente su desprecio pues para él no hacía por nada malo, ¡solo defendía lo que para él era justo!... pero papá nunca quiso escucharnos ni mamá y a mí- Eva se quedó callada tomando aire profundamente. Al rato, Eva siguió contando…- Empezó a desaparecer de casa y de los lugares habituales por donde se movía… Al principio un día entero, luego dos y llegó a estar fuera una semana completa, sin dar señales de vida; mamá se angustiaba en silencio pues no podía contar con papá y a mi no me quería preocupar, cosa que ya lo estaba totalmente pero… Luego aparecía sin decir nada, sin dar ninguna explicación, desmejorado y ojeroso, y dormía un día entero; pasaba dos o tres días por allí y volvía a desaparecer… Un fin de semana me lo encontré, borracho y sucio… Al verme con una cerveza, me la tiró al suelo y me gritó que yo no- sus ojos se llenaron de lágrimas- “¡Tú no pequeña, tú no!” me gritaba enfurecido y me mandó a casa con una bofetada, asustada obedecí… No volvió por la casa en una temporada hasta que un día apareció cambiado: bien vestido, limpio, ropa cara… ¡Nos asombramos al verlo mi madre y yo! Nos dijo que empezara a ganar dinero y le iba bien pero no nos dijo en qué, aunque yo me lo suponía… Indagué entre sus más allegados y descubrí que tenía razón en mis sospechas: traficaba y le habían visto últimamente acompañado de gente para nada recomendable; gente peligrosa, muy conocida en el mundillo del trapicheo- lo miró a los ojos- lo busqué día y noche por dónde me dijeron que se le podía ver pero no lo encontré… Hasta que alguien me dio la noticia de que lo habían trincado con bastante mercancía y estaba en la cárcel; le cayeron dos años por ser la primera vez- volvió a callarse y lo miró conmovida a los ojos- figúrate que carga sería…- expuso sobrecogida- Le rogamos a mi padre que lo ayudara, que hiciera algo por él, que por lo menos lo fuera a visitar; pero se negó rotundo… Cuando salió, mamá lo convenció a volver a casa; pero estaba perdido ya, se metía de todo Mikel… ¡De todo! Volví a suplicar ayuda a mi padre que volvió a negarse, “él se lo buscó”, me contestó fríamente y le prohibió a mi madre gastar un solo duro en él, por si teníamos intención de meterlo en un centro… ¡como así era!- añadió sonriendo tristemente- Decidimos ayudarlo en casa entre las dos… ¡Fue horrible, Mikel!- comenzó a llorar- ¡Sus gritos desesperados, sus espasmos, sus temblores…era horrible! ¡Era algo insoportable verlo sufrir así!- Miguel la abrazó amoroso mientras ella lloraba afligida, estuvo un buen rato callada mientras se desahogaba- Por fin, pasó todo… o eso creímos nosotras- volvió a retomar la historia abrazada a él- parecía más calmado y aquellos terribles dolores parecían haberle pasado… Nos confiamos pero no lo dejábamos salir solo… Un día, en un despiste nuestro, desapareció…-rompió a llorar nuevamente angustiada y desconsolada, Miguel la oprimió más contra su pecho y empezó a mecerla suavemente al tiempo que la besaba reconfortante en el pelo- lo buscamos Miguel, lo buscamos como locas por toda la ciudad sin dar con él… y al regresar a casa, nos esperaba la policía con la noticia… lo encontraran muerto en un descampado, sobredosis dijeron- se incorporó de entre los brazos de Miguel, se limpió enérgica las lágrimas con los dedos- ¡Enfrente a mi padre en el velatorio!- siguió llena de rabia- ¡¡Le grité que ahí tenía a su hijo, como él quería: quieto, tranquilo, sin molestar a nadie!! ¡¿No había muerto para él hacía años?! ¡¡Pues sus deseos se hicieran realidad y ya lo había conseguido!!- seguía enfurecida- intentó hablarme, calmarme porque la gente nos miraba, pero no se lo permití, le dije que desde aquel día, pensara que a mi también me enterrara con mi hermano… Y si estábamos muertos, era gracias a él y a su gran ayuda que nos ofreció- intentó recordar pero no lo conseguía- ¡¡No sé qué más le dije!!- comentó aturdida, se miraron a los ojos- Enterré a mi hermano y me hice mi mochila… ¡el mismo día! No volví nunca más por aquella casa… Llamo a mi madre todos los miércoles y el día de su cumpleaños comemos juntas en la ciudad donde vive ella y nos encontramos todos los aniversarios de mi hermano en el cementerio. -¿Y tu padre?- instó Miguel al ver que no proseguía -No sé- respondió despreciativa -¿Tu madre no te cuenta nada?- preguntó intrigado y sorprendido -Algo intenta- repuso moviendo despectiva los hombros - pero no me importa… ¿Qué está mal? No me importa; ¿qué está desolado? No me interesa; ¿qué está arrepentido? Tarde… ¡¡No le perdonaré jamás!!- repuso rabiosa y llena de odio -¿Has pensado qué tú así también estás haciendo sufrir a tu madre?- le dijo cariñoso, ella lo miró y le sonrió dulce -Lo pensé al principio, por eso la llamé en cuanto pude; pero ella está bien, vive con él porque no se decide a venirse conmigo, no tienen ninguna clase de relación… ¡Solo comparten casa!- explicó amargamente -¡Pero eso no es vivir!- comentó Miguel entristecido, ella le volvió a sonreír muy dulcemente -Lo sé, pero es su decisión… Le propuse venirse conmigo cuando conseguí el piso pero no aceptó; dice que, ahora que está tan enfermo, esperará un poco más -¿Tu padre está enfermo?- ella solo movió los hombros despreocupada- Eva ¿no piensas ir a verlo? -¡¡No!!- contestó rotunda mirándolo asombrada -¡Después te vas a arrepentir, corazón!- le comentó amoroso, ella le tomó las manos cariñosa -No Mikel… No me voy a arrepentir de nada ¿sabes por qué?- se las besó dulcemente, él negó con la cabeza- Porque ya lo enterré aquel catorce de septiembre junto a mi hermano, todo el cariño que le dimos todos no supo apreciarlo y me despedí de él junto con mi hermano… Ahora solo es una formalidad que vaya a ocupar su lugar.- habló fría, concisa pero confortada. Miguel no supo que decir, ella sonrió entrañable; se levantó del sofá y se fue a la cocina, bebió un vaso de agua. De pronto lo miró entusiasmada- ¡¡Se me olvidaba decirte algo!!- se acercó a él feliz- ¡¡Te encontré trabajo!! -¡¿A mi?!- preguntó Miguel desconcertado -¡No, al vecino de enfrente! ¡No te fastidia!- se burló divertida y se rieron- Al final sí se va Fran, le encontró trabajo su suegro en el pueblo y así, vivirán cerca para ellos atender al pequeño Iker sin que padre e hijo estén separados; iba a hablar con el jefe hoy y te va a proponer para su puesto- lo miró ilusionada- ¿qué te parece, eh? ¡Trabajaremos codo con codo, juntitos! -Bien… me parece bien- respondió aún aturdido -¡¡No te emociones tanto, chico!!- se burló entrañable, él la agarró dulcemente del brazo y la sentó en el sofá junto a él y la rodeó cariñoso con sus brazos oprimiéndola suavemente contra su pecho -¡Me encanta saber que voy a estar a tu lado todas las noches!- comentó entusiasmado- ¿Mejor así?- se miraron a los ojos, sonriendo dichosos -¡Hombre, algo mejor sí!- bromeó ella entrañable, lo miró fijamente- ¿Sabes una cosa?- dijo amorosa sin dejar de mirarlo- Antes me dio la sensación de que me ibas a besar…pero no lo hiciste- Miguel tragó saliva -Me apetece muchísimo Eva, lo deseo con todo mí ser, pero…- declaró deseoso humedeciéndose sus labios mientras clavaba ansioso su mirada en aquellos deliciosos labios que lo atraían como imanes -¿Pero?- murmuró impaciente Eva -Siento que estoy traicionando a Emma con todo esto que estoy sintiendo- aclaró afligido intentando alejarse pero ella le sujetó las mejillas obligándolo a mirarla -Pues es una pena porque no sabes lo que te pierdes- resolvió pícara, él sonrió ameno y ella se mordisqueó inquieta el labio inferior- y a mí me has dejado con unas ganas terribles que no puedo aguantar… así que…- despacio posó los labios en los suyos, lo besó dulcemente; él entreabrió la boca y se saborearon lentamente, aprendiéndose cada rincón de sus bocas. Lento, sabroso, gustoso y exquisito. Se separó de él despacio, rozando levemente sus labios. Miguel, deseoso de más, iba tras su boca que seguía rozándola mimosa contra la de él mientras ella sonreía dichosa- No hay más por hoy… esa era la parte que me pertenecía solo a mí- susurró mimosa posando su dedo índice en los labios de Miguel deteniéndolo en su avanzadilla- tú desaprovechaste tu oportunidad colega; y no estás traicionando a nadie, a ella le gustará ver que rehaces tu vida y sigues adelante, así que… ¡Piénsalo bien antes de apartarte la próxima vez!- repuso burlona y se fue de la casa dejándolo aturdido y deseoso de más, se relamió los labios gustoso sonriendo solazado. Se recostó complacido en el sofá quedándose ensimismado, sonriendo feliz. Miró el teléfono junto al portátil sobre la mesita de café. Lo tomó y marcó casi sin mirar -¿Diga?- era la voz de Cecil, su corazón comenzó a latir frenético; oírla le hacía sentir tantas cosas…- ¿Sí? ¿Diga? ¿Hay alguien ahí?- un cosquilleo de alegría, ilusión y muchísimo cariño- ¿Buenas? ¿Me oye? Voy a colgar… -¿Cecil?- un pequeño silencio -¡Oh Dios mío!- la oyó susurrar emocionada- ¿Miguel? ¿Eres tú Miguel? -Sí preciosa ¿cómo estás? -¡¡Oh Santo Dios, Miguel!!- chilló entusiasmada- ¡¡Alberto, es Miguel!! ¡¡Es nuestro Miguel!! -¡¿Qué estás diciendo mujer?!- lo oyó preguntar emocionado también y sonrió conmovido, era su gran amigo… Su hermano… -¡¡Sí es, Alberto!! ¿Por qué sí eres Miguel verdad?- insistió temerosa -Sí preciosa mía, soy Miguel -¡¿Ves cómo es él?!- replicó exaltada -¡¿Miguel?!- ahora era la voz de Alberto -Hola hermano- le respondió emocionado, otro breve silencio en donde Miguel apreció a través del auricular como su gran amigo tragaba nervioso saliva repetidamente -Miguel… Hermano… no sabes la falta que me hacía escuchar tu voz- declaró entre lágrimas y ambos lloraron conmocionados Empezó a trabajar en el pub, era entretenido y se divertía mucho. Además, estar con Eva todo el día era maravilloso y le hacía sentir muy bien. No había habido ningún contacto más entre ellos. Apenas pequeños roces descuidados, o juguetonas bromas. Entonces se miraban ambos pícaros y divertidos y continuaban con su trabajo. Así durante un par de semanas en dónde se percibía a las claras que ambos deseaban volver a besarse, volver a saborearse apasionados, pero ninguno daba el paso. Parecía que se echaban un pulso a ver quién aguantaba más.

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