sábado, 2 de noviembre de 2013

Mientras desayunaban entretenidos en la cafetería del hospital, a Miguel le sonó su busca, pero él lo apagó sin apenar mirarlo -¿No vas a contestar amor? -Es Sonia, nada que no pueda esperar- aclaró despreocupado y siguieron con la amena conversación. Pudo comprobar que comía con desgana, sin hambre, pero se estaba acabando su desayuno sin protestar -¿Desde cuando no tienes apetito cielo?- indagó de pronto sorprendiéndola -¡¡Si estoy comiendo Miguel!! ¿No lo ves?- repuso ella desconcertada -Sí lo veo corazón… pero también veo que te cuesta un montón; estás comiendo desganadamente- aclaró decidido, ella resopló cansadamente -Esto me pasa por amar a un médico…- aclaró guasona y él sonrió ameno- si me enamorara de un albañil, ahora estaría en casita disfrutando de un día tranquilo- añadió burlona y él rió aún más -Vale… pero ¿desde cuando Emma?- insistió tozudamente -Está bien… desde hace un par de semanas ¿contento?- declaró sincera, el busca volvió a sonarle y él volvió a apagarlo sin responder- Insiste mucho cielo ¿no será importante? -Hoy solo quiero estar para ti mi vida, se lo avisé- repuso fastidiado por su insistencia -Miguel…- habló tierna tomándole dulcemente su mano de sobre la mesa, él entrecruzó sus dedos con los de ella- Ve a ver que quiere, puede ser importante y, total, tenemos que esperar los resultados ¿qué más da esperar aquí que en tu despacho? Además, quiero saludar a Sonia- aclaró resuelta, él sonrió encandilado, era una preciosidad además de la mujer perfecta -Está bien, tú ganas- repuso vencido besándole amoroso la mano que sostenía y ella sonrió complacida -¡Hola Sonia!- la saludó entusiasmada al llegar junto a ella -Hola Emma, creí que te habías ido sin saludar- repuso la muchacha levantándose y besándola amistosamente en las mejillas -Eso nunca- resolvió desenvuelta y los tres rieron amenos -Perdona por molestarte Miguel, sé que me dijiste que hoy te tomabas el día libre, pero necesito me firmes sin falta estos informes- le habló abochornada la muchacha a Miguel entregándole unas carpetas -No pasa nada Sonia, estamos esperando los resultados de las últimas pruebas y aún no nos habíamos ido- aclaró desenfadado y la muchacha sonrió más tranquila- Ven cielo, no tardaré nada- añadió entrando en su despacho -No Miguel- respondió Emma deteniéndolo, él la miró desconcertado y ella sonrió amena acariciándole tierna la pechera de su camisa- tú trabaja tranquilo mi amor y resuelve tus asuntos de importante señor director que yo me voy a tomar un café con Sonia ¿estás de acuerdo?- propuso mirándolo melosamente, él sonrió completamente enamorado de aquella hermosura -Claro mi vida, siempre estoy de acuerdo contigo- declaró embriagado de amor -Porque yo siempre tengo buenas ideas, no como tú- repuso mimosa y lo besó dulcemente en los labios, él solo sonrió hechizado por su ternura- estaremos en la cafetería criticando como cosacas a las demás- murmuró amorosa rozándole dulcemente los labios y se marcharon hacia el ascensor mientras él se quedara embobado mirándola completamente embelesado por el amor que sentía por aquella maravillosa y preciosa mujer. -¿Miguel?- lo llamaron golpeando suavemente la puerta de su despacho -Pasa Alonso- respondió dejando el informe que estudiaba sobre su mesa y levantándose raudo mientras su amigo Alonso entraba en el despacho acompañado de Paco y Darío. Sus rostros demasiado formales inquietaron a Miguel- ¿Qué pasa? ¿Qué has descubierto Alonso? -Miguel…- empezó a hablar Alonso pero se calló de inmediato -¡¿Qué coño pasa?!- increpó exasperado- ¡¡Habla de una vez cojones!! -Es el corazón Miguel- expuso con voz preocupada Darío -¿Qué dices?- repuso anonadado- pero… ¿es algo valvular? ¿Necesita cirugía vascular? ¡¿Qué?! -El corazón está acabado- explicó Paco, Miguel oía aturdido, sin reaccionar - ¡¿Cómo acabado?! ¡¿A qué te refieres?!- exclamó asustado y atónito -El ventrículo derecho está completamente perdido y el izquierdo… apenas puede ya Miguel- declaró Alonso, Miguel lo miraba incrédulo sin apenas parpadear- ¿Cómo no la has traído antes compañero?- le replicó afligido -¡¡Imposible!!- exclamó con los ojos desquiciados- ¡Eso no puede ser Alonso! Si empeoró en dos semanas, o menos… ¡Estaba bien!- explicó sin querer creerlo -Eso sabes que no es cierto Miguel… Como médico sabes que esta dolencia se va deteriorando con el tiempo, no aparece de una semana para otra…- le hablaba comedido Alonso -¡¡No!!- bramó rotundo, sus amigos lo miraron apesadumbrados- ¡¡Eso está mal diagnosticado Alonso!! ¡Nunca dio muestras de padecer del corazón! ¡Siempre estuvo sana! ¡¡Nunca le encontraron nada, ni en sus revisiones de niña!!- aclaró denegando con la cabeza, no podía creerlo… no quería creerlo… -Que no lo supierais es una cosa Miguel… pero ella tiene que estar padeciendo de arritmias hace años, sentir punzadas en el pecho al intentar respirar profundamente y agotamiento físico hace mucho tiempo…- le explicó su amigo intentado hacerle reaccionar; Miguel se dejó caer abatido en su sillón recordando que hacía tiempo, ya antes de estar juntos, que siempre protestaba del verano que la cansaba, que respiraba muy lentamente, como si no quisiera esforzarse, su falta de apetito y como se agotaba al dar más de dos bocados… y, sobre todo, el terror que tenía desde niña a estar enferma- Dios mio…- musitó abatido, Darío corrió a posar afectuoso su mano en el hombro de su decaído amigo -Tranquilo amigo mío, no te hundas- lo animó pero él nada dijo -Ya la he puesto la primera en la lista de trasplantes como urgente- declaró Alonso, Miguel lo miró aterrado -¡¿YA?! ¡¿La primera?! ¡¿Así de mal está?!- estaba despavorido -Sabes que no hay otra solución para ella, Miguel… Lo sabes de sobra- explicó contundente pero muy amable Alonso. Miguel se cubrió afligido su cara entre sus manos ¡No podía ser! Estaban equivocados, no hablaban de su Emma, no podían estar hablando de su amada Emma, pensaba angustiado. Levantó de repente la cabeza y los miró iracundo -¡Estáis equivocados!- repuso negando con la cabeza enérgico- ¡¡Volved a repetir todas las pruebas!!- gritó histérico poniéndose de pie de un impulso, ellos se miraron entre sí, desconsolados -Las hicimos tres veces, Miguel… La resonancia final fue definitiva- comentó amable Alonso -Pues hacerlas cuatro… ¡O cinco!! ¡¡O mil, si es necesario!! Pero esto es un error… ¡¡Repetir la resonancia!! ¡¡Está mal!!… Tiene que estar mal, esto tiene que ser una equivocación… Es un error, mi Emma no- su voz se iba apagando al tiempo que por su rostro corrían lágrimas desoladoras; estaba asimilando todo y que ellos no estaban equivocados, eso lo estaba hundiendo, sus fuerzas se iban debilitando dejándolo asolado y perdido. Se dejó caer muy despacio en su sillón con la mirada perdida- Esto es una pesadilla… Un mal sueño- murmuraba afligido. Ellos lo miraban apenados y compasivos, no sabían qué hacer o decir para consolar a su gran amigo. Miguel rompió a llorar como un niño sin consuelo. -Por Dios, Miguel… se recuperará ya lo verás….- habló acongojado Paco acercándose a él para consolarlo, pero Miguel levantó su mano enérgico para detenerlos. No podía soportar en aquellos momentos también sus vanas palabras de consuelo que acostumbraban a decirles a los familiares para animarlos sabiendo que podía no haber solución para ella. Ellos comprendieron y salieron del despacho dejándolo solo para que se desahogara tranquilo -Te esperamos fuera, tómate todo el tiempo que necesites- repuso Darío amargamente cerrando la puerta tras él. ¡No, no podía ser! ¡Su Emma no! Pensaba amargado y hundido -¡Dios Todopoderoso ¿por qué ella?!- gritó angustiado entre sollozos desconsolados- ¡¿Por qué no yo?!... Es aún una criatura que tiene mucho que vivir Dios mío… ¡Déjala vivir, por favor Señor! ¡Llévame a mí en su lugar!- no tenía consuelo, lloraba y gritaba desesperado llegándole sus gritos angustiados a sus tres amigos que esperaban en el pasillo pacientemente apoyando sus espaldas en la pared. Y ahora, tenía que decírselo, enfrentarla… a ella, a su gran amor… ¿Cómo se le dice a la mujer que amas más que a tu propia vida que se iba para siempre? Hundió su rostro en sus brazos cruzados sobre la mesa y volvió a llorar amargamente. Pasado más de un cuarto de hora, no se oía nada ya. Todo era silencio. Los tres amigos se miraron confusos -Parece que ya lo superó ¿no?- repuso Paco enderezándose -¿Entraremos a ver?- indagó dudoso Darío acercándose a la puerta del despacho -Esperar, no entréis aún, solo van dos fases… falta la tercera- aclaró sereno pero preocupado Alonso, los otros dos volvieron a apoyarse en la pared. Miguel, seguía aún con su rostro hundido sobre sus brazos apoyados en su mesa aunque ya hacía un rato que cesaran las lágrimas. Levantó la cabeza lentamente. Se sentía algo más calmado y su cabeza empezaba a pensar correctamente de nuevo. -No está todo perdido- repuso decidido- Mi dulce Emma no se irá, no lo permitiré- declaró rotundo. Se limpió la cara con sus manos borrando los restos de sus lágrimas. Se levantó de su sillón y respiró hondo varias veces, apoyado en la mesa, sentía como se iba tensando y enfadando progresivamente pero a pasos agigantados; la pena dejó paso a una furia irracional que lo desbordó- ¡¡No lo permitiré!!- gritó furioso sintiendo una gran rabia irracional por dentro que lo estaba devorando- ¡¡No lo consentiré!!- bramó enfurecido al tiempo que descargó toda aquella rabia contenida en un violento manotazo sobre su mesa arrastrando todo lo que allí había saliendo disparado contra el archivador y la pared provocando un estruendo tremendo que sobresaltó a sus tres amigos que esperaban fuera. Se miraron inquietos pero ninguno se movió-¡¡Ni te creas que te la vas a llevar!!- gritó rabioso y desafiante mirando el techo de su despacho- ¡¡Lucharemos sin pausa!! ¡¡Le daré mi corazón si es preciso!! ¡¡Pero Tú no te la llevas, hijo de puta!! ¡¡Eso sí que no!!

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