miércoles, 27 de noviembre de 2013

-Pronto iré a pasar unos días contigo palomita ¿sigue en pie tu ofrecimiento?- le habló tierna su madre al despedirse a las puertas del restaurante, ella comprendió de inmediato que lo que realmente le quería decir era que su padre se moría -Claro mamá, cuando quieras; sabes que siempre te estoy esperando- expuso amorosa abrazándola con ternura pero nada comentó de su padre -Cuídala cielo que le veo mala cara a esta alocadita- le indicó a Miguel cuando se despidió de él -Es cansancio mamá, hoy no hemos dormido por tener que venir a comer contigo- protestó ella y se sonrieron amenos los tres -No se preocupe que la cuidaré; cuídese usted también. Durante el trayecto de vuelta no hablaron. Miguel la observaba por el rabillo del ojo, sentada tranquilamente en su asiento junto a él, miraba distraída el paisaje. Su rostro estaba sereno. -Me voy a poner cómoda- habló dulcemente al llegar a casa besándolo suavemente en los labios. El asintió con la cabeza y se dirigió a la terraza, el gato salió disparado así vio abierta la puerta corredera y él se acomodó en una hamaca deleitándose en ver jugar a los niños en la playa. Ella apareció envuelta en su larga chaqueta de lana y, sorprendentemente, llevaba calcetines -¿Tienes frío cielo mío?- indagó desconcertado sentándola entre sus piernas, ella se recostó gustosa contra su cuerpo mientras él la rodeaba amoroso entre sus brazos -Un poco, estoy destemplada de no dormir- explicó calmadamente, él asintió y la oprimió más contra él frotándole suavemente la espalda -Es bonita y muy suave- indicó agradado al tocar la dócil lana -Me la hizo mi madre- contó orgullosa y se sonrieron complacidos, la besó amoroso en los labios- Aunque quieras no puedes evitar ser médico, mi amor- bromeó amorosa, él le sonrió entrañable- ¡Menudo reconocimiento le has hecho con una sola mirada!- se rieron cordiales -La tiene buena- comentó inquieto, ella lo miró preocupada- pero no te preocupes cielo, pronto se pondrá bien; con ese hierro que le han recetado se recuperará pronto y se va a cuidar, ¡me lo prometió!- ella le sonrió más tranquila -Si te lo prometió, lo hará- repuso concisa recostándose nuevamente sobre su pecho- ¿él se va ya, verdad?- preguntó serena, Miguel la miró de reojo -¡Ah, no sé…te quedaras a escuchar!- repuso picajoso -Sé que sí… ¡lo siento por ella!- dijo tranquila, Miguel la miró intrigado y ella sonrió tierna- siempre me dice que algún día vendrá… Hoy ha dicho: pronto. -Sí cielo, se va ya; pero no tiene dolor- explicó cariñoso besándola tierno en la frente -Mejor para ella, así no lo ve sufrir- comentó cariñosa acomodándose aún más contra él- Ella le quiere y es normal, es su esposo y llevan tantos años juntos… -¿Definitivamente no irás a verlo?- ella lo miró irritada -¡Te dije que no…No tengo nada que hacer allí!- dijo crispada -¡Vale, cielo… no te pongas así!- la intentó serenar -¿Y tú? ¿No piensas ir a la boda de tu sobrino?- comentó ella de pronto -¿A qué viene eso ahora?- preguntó extrañado -Si tú hurgas, yo hurgo- repuso serena, se sonrieron dichosos y siguieron callados un rato -Pues estoy pensando en ir- dijo Miguel de pronto entrañable -¿De verdad?- se alegró ella sonriendo dichosa, él le correspondió -Pero no sé que va a pasar con nuestro trabajo- comentó preocupado -¡No te preocupes, me puedo hacer cargo sola por un par de días!- respondió animada -¡¿De qué hablas?!- preguntó asombrado- ¡Tú vienes conmigo o no voy!- ella lo miró turbada- ¡No hay negación posible!- se volvieron a quedar callados -¿Y has avisado? Apenas queda un mes- preguntó curiosa, él sonrió emocionado -Aún no… pero ya sé que cuentan con nosotros- sonrieron alegres y se quedaron callados de nuevo-Eva…- murmuró él y ella elevó la cabeza mirándolo a los ojos- ¿Cuándo piensas mudarte de una vez por todas? -Pero… ¡¡Si ya vivo aquí cariño mío!! Y casi todas mis cosas están aquí- replicó sorprendida -Eso: casi…- repitió él- y sigues pagando el alquiler de tu piso… ¿por qué Eva?- indagó inquieto -Es que tu casa es algo pequeña vida mía -¿Pequeña? ¿Acaso tantas cosas tienes que no caben? Pues yo a un piso no quiero ir a vivir…- aclaró rotundo -Cielo, no es eso… ¿y si mi madre logra librarse de ese lastre y decide venirse a vivir conmigo?- expuso tierna -Pues ahí tiene otra habitación cielo, a mí no me importa vivir con ella mi vida- contestó decidido -¿Y si viene Lidia?- agregó penosa -Pues compramos un sofá cama para la salita delantera- aclaró concluyente, ella lo miró pasmada -¡¿Cómo va a dormir en la salita Mikel?!- se asombró atónita -¿Y por qué no?- preguntó desconcertado -Pero Mikel… ¿y si le apetece traer a un chico? -¡Pues que se vayan a casa de él o al hotel, joder!- repuso ya molesto -Pero… -¡¡Basta Eva!!- reclamó rotundo sorprendiéndola- ¡Y si… y si… ¿qué pasa?! ¡¡Si no quieres vivir conmigo dímelo y deja de dar excusas estúpidas!!- increpó enfadado e intentó levantarse -¡Quieto ahí atolondrado!- lo detuvo decidida ella posando su mano en su pecho obligándolo a sentarse de nuevo- ¿De dónde sacas que no quiero vivir contigo so bobo? -Entonces ¿a qué vienen tantas reticencias?- preguntó irritado y ella sonrió divertida -Mira que puedes ser cenutrio vida mía- replicó chistosa y él la miró aún más irritado- mi vida, no es nada de eso, solo que estoy dándole vueltas a una idea…- él la miró intrigado y ella sonrió ilusionada- Mi vida, se alquila una casita un poquito más allá y es más grande que esta; si juntamos nuestros alquileres, podemos pagarla sin problemas -A mi me gusta esta casa Eva- repuso él pesaroso -¡Y a mi cielo! Pero son igualitas mi amor, solo que más grande -¿Cuánto más grande? -Cuatro habitaciones y dos baños… ¡Con tanta mujer buena falta harán!- expuso divertida y se rieron animados- La fui a ver Mikel ¡¡Es preciosa!! -¿La has ido a ver?- se sorprendió atónito y ella rió entretenida -¡Por ver no cobran amor mío!- respondió despreocupada y él rió alegre- ¿Qué me dices mi vida?- instó ilusionada -¿Qué voy a decir brujita mía? Que estoy loco por ti y que te quiero con pasión- declaró apasionado y, sonriéndose dichosos, se besaron ardientes. Percibieron la llegada veloz del gatito entrando en la casa y una pequeña se quedó ante la valla desilusionada porque se le escapara. -Vaya- repuso decepcionada, ellos la observaron sonriendo amenos; tendría unos cinco años y su melena rubia la llevaba en dos altas coletas- ¿Es tuyo?- preguntó curiosa mirando a Miguel -Sí ¿quieres entrar a jugar con él?- la invitó animado -¡¿Puedo?!- se entusiasmó la pequeña -Claro- la pequeña entró sin más en la casa y regresó de inmediato con el gato en brazos, se sentó en la otra hamaca acariciándolo suavemente; Miguel y Eva la observaban encandilados aún abrazados en la otra hamaca -¿Cómo se llama? -Gatito- le contestó Eva sin perder la sonrisa -¡Vaya!- se rió la pequeña divertida, ellos también rieron amenos -¿Y tú cómo te llamas?- le preguntó tierno Miguel -Elena- se volvieron a sonreír amistosos, la niña era preciosa y ambos la miraban encandilados- Es tan lindo…- dijo sin dejar de acariciar el suave pelo del gatito- mi madre no me deja tener uno, dice que son malos y arañan… pero este no araña- declaró resuelta y ellos rieron divertidos -¡Elena!- la llamó una mujer sofocada que se acercaba a ellos -Tranquila, está aquí- la avisó amable Miguel, la mujer se aproximó a ellos más relajada -Diablo de niña, así me despisto desaparece ¿qué haces ahí molestando? -No molesto, estoy con gatito ¡Mira que lindo es mami, y este no araña!- contestó serena la pequeña -Sí cielo, muy lindo… Pero vamos anda, lo siento mucho de verdad- se disculpó amable -No molesta, en serio; si es un encanto de niña- le contestó cariñosa Eva acariciando tierna la mejilla de la pequeña -Sí, un encanto en casa de los demás pero un pequeño diablillo en la suya propia- regañó tierna su madre -Como todos, al fin y al cabo- repuso ameno Miguel y los tres se sonrieron encantados -Bueno, tenemos que irnos Elena, papá está a punto de llegar -Vaaale- dijo la niña desganada soltando el gatito en el suelo no sin antes besarlo en la cabeza- ¿mañana puedo venir a jugar con él Eva?- preguntó ilusionada -Claro cielo, siempre que quieras- respondió encantada Eva, la pequeña le sonrió feliz y la besó tierna en la mejilla, los adultos sonrieron enternecidos -Probablemente nos volvamos a ver- se despidió divertida su madre, ellos volvieron a reírse entrañables y se alejó llevando de la mano a su hija, ambos se quedaron mirándolas ensimismados -Es hermosa ¿verdad?- expuso Eva al cabo de un rato en silencio -¿Quién? ¿La madre o la hija?- respondió socarrón, de inmediato ella lo miró a los ojos y él rió burlón -¡Eres idiota! Me refiero a la niña claro está- repuso rotunda, se sonrieron tiernos -Me gusta más la madre- volvió a bromear pícaro pero ella lo miró inquieta -¿No te gustan los niños Mikel?- indagó nerviosa -Claro que no… ¿por quién me tomas?- bromeó burlón besándola en la mejilla -Estoy hablando en serio Mikel- exclamó dolida -Y yo también- remarcó decidido y la besó tierno en la sien- Vamos, dejemos ese tema que no le interesa a nadie y sigamos con lo que importa realmente… A ver ¿quieres enseñarme esa casa maravillosa entonces cielo?- propuso ilusionado, ella sonrió pero muy apagadamente, aquel comentario le dolió tremendamente, para Miguel el tema de los niños no le interesaba ni era importante… pero a ella sí… -Claro, cuando quieras; solo tengo que hacerle una llamada a la de la inmobiliaria y me dijo que estarían dispuestos a enseñárnosla cuando gustemos- repuso serenamente y él le sonrió animado besándola dulcemente en los labios -Pues para luego es tarde- exclamó decidido, Eva lo miró fijamente a los ojos pero no se movió- ¿Qué pasa mi brujita hermosa? -¿Estás seguro de querer dar este paso Mikel?- instó inquieta -Yo sí mi vida ¿acaso tú ya no?- expuso desconcertado, pero ella solo volvió a sonreír dulcemente; realmente no estaba muy segura de darlo, pero tomó el móvil para llamar a la de la inmobiliaria. Al día siguiente visitaban la casa acompañados del agente inmobiliario. Empezando, no se parecía en nada a la de ellos; pero Miguel tuvo que reconocer que era realmente preciosa. También de una sola planta, estaba construida más elevada; la entrada principal poseía seis escalones y el porche era más amplio. Pero lo que realmente encandiló a Miguel fue la terraza, era una espectacular balconada con barandilla en cristal mirando al mar; poseía unas escaleras de madera blanca que llevaban directamente a la playa La casa por dentro era hermosa y muy luminosa. La cocina y una sala comunicadas con un gran arco eran las que daban directamente a la terraza -Mira amor, podemos poner una mesa y comer todos los días en la terraza- le contó entusiasmado a Eva, ella solo sonrió levemente; su comentario de la otra noche la había impactado terriblemente y no lograba sacarse aquellas palabras de Miguel de su cabeza provocándole pensar que estaba dando un paso muy peligroso al alquilar aquella casa juntos, si al final rompían… ¡¡Oh Dios ¿qué estaba haciendo?!! Pero él con su impetuosidad, seguía llevándola de la mano por toda la casa. Las habitaciones eran amplias y espaciosas, y no tenía dos baños sino tres: el dormitorio principal poseía su propio baño. Pero lo que intrigaba a Miguel eran las escaleras de caracol que poseía en un rincón -¿Qué hay arriba?- le preguntó por fin al de la inmobiliaria curioseando desde abajo por el tiro de escaleras pero no logró ver nada, solo mucha luz -Una habitación más- contestó amable el hombre -¿Ah sí?- repuso interesado comenzando a subir ya llevándose con él a Eva de la mano -Es pequeña, más bien podría llamarse estudio; tiene una magnifica ventana que da al mar, es perfecta para una zona de trabajo, estudio o lectura- indicaba el hombre animado siguiéndolos. Pero lo que él explicaba no tenía nada que ver con lo que se encontraron. Era maravillosa. Con los tejados inclinados y toda forrada en madera, tenía un gran ventanal que llenaba la estancia de luz y desde donde había una vista fantástica del inmenso mar ante ellos -¡Esto es precioso!- declaró Miguel impresionado- ¿Te gusta mi vida?- se interesó mirándola esperanzado rodeándole amoroso por la cintura y besándola suavemente en la sien -Me encanta cielo- murmuró dulcemente -Y aquí mi despacho quedará perfecto- expresó satisfecho -¿Qué despacho?- preguntó sorprendida mirándolo intrigada, él sonrió pícaro -¡Ah, eso es una sorpresa mi brujita linda!- la besó de nuevo en la sien y se volvió al de la inmobiliaria- ¿Y en cuánto quedaría? -¿El alquiler o la compra? -Alquiler- contestó Eva -Compra- la interrumpió Miguel, ella lo miró desconcertada -Mejor será que les deje deliberando sobre el tema un rato a solas- habló campechano y bajó al piso inferior -¡¿Cómo comprarla?! ¡¿Te has vuelto loco?!- le increpó sulfurada- ¡¡Con nuestros sueldos no podemos enfrentar una hipoteca Mikel!! -¿Quién dijo que no mi brujita pelirroja? Bueno… Puede que con el tuyo no, pero con el mío sí- aclaró guasón, ella lo miró desconcertada -¿Agus te paga más que a mí?- preguntó atónita, él soltó una carcajada alegre y la oprimió suavemente contra su cuerpo meciéndola dulcemente -Conseguí el puesto de cirujano en el hospital mi vida- expuso contento, ella lo miró boquiabierta; sus ojos brillaban entusiasmados- De ahí que necesite un despacho amor mío, y va a ser este -¡Oh mi amor; volverás a ejercer! ¡¡Eso es maravilloso!!- explosionó dichosa y se besaron apasionados- Pero la alquilaremos primero… ya hablaremos de comprarla ¿vale?- expuso rotunda y él sonrió encandilado besándola de nuevo

No hay comentarios:

Publicar un comentario