viernes, 29 de noviembre de 2013

Se aproximó a ella por detrás rodeándola amoroso con sus brazos y la besó apasionado en el cuello, ella sonrió gustosa -Ya te has despertado vida mía- le susurró meloso al oído y ella rozó tierna su mejilla contra la de él -Acabo de hacerlo ¿dónde estabas? -Arriba, arreglando unos asuntos- contestó despreocupado, ella lo miró inquieta -¿Pasa algo Mikel?- indagó nerviosa escudriñando sus ojos en busca de alguna muestra de preocupación o desasosiego pero solo encontró en aquellos hermosos ojos negros como la noche un profundo amor hacia ella que la hizo vibrar -No mi vida, todo está bien- contestó tranquilamente y Eva se sorprendió de cómo podía mentir tan bien, no se le notaba para nada que estuviera preocupado por el dinero- ¿Tienes frío mi amor?- indagó sorprendido al verla tan recogida entre aquella gruesa chaqueta -No, estoy bien- se sonrieron amorosos y él la besó dulcemente en los labios; la aprisionó más contra su pecho y posó su mejilla en la de ella. Ella, complacida, se recostó contra él sintiendo su calidez, lo amaba tanto… Empezó a mecerla muy despacio mientras observaban encandilados el horizonte -Señorita, empiece a pensar su respuesta porque apenas le quedan siete días para contestarme a mi proposición de matrimonio- le murmuró meloso al oído, ella sonrió nerviosa -Dijimos que a la vuelta lo hablaríamos, no que te contestaría- repuso inquieta, Miguel la miró picajoso y ella rió divertida -Bueno, pero yo para irte animando, te compré esto ya- le tomó la mano derecha y le insertó un anillo en el dedo, un precioso solitario con un diamante ensartado en un anillo de oro tallado. Eva lo miró asombrada -¡Mikel!- dijo conmovida- ¡Es precioso, mi vida!... Pero ¿cómo se te ocurre? -Pues lo vi y me dije: a mí adorada brujita le quedará perfecto- la besó en los labios- ¿Te gusta mi cielo? -Sí, claro que me gusta pero…- calló unos segundos mirándolo inquieta, él la miró intrigado- ¿Cómo se te ocurre comprarlo ahora? - le recriminó incomodada desconcertándolo- Mikel, hemos tenido tantos gastos que el anillo podía esperar; este dinero podíamos guardarlo porque pueden venir…- tragó nerviosa saliva- cosas más importantes que un anillo que, sí es muy bonito y me gusta mucho, pero es inútil…¡¡Un gasto inútil Mikel!!- le censuró enojada -¿Pero qué te pasa? Me hablas como si me hubiera gastado una fortuna y… ¡¡Por Dios santo Eva!! ¡¡Es un anillo, solo un anillo!! ¡¡Y me hacía mucha ilusión regalártelo creyendo que a ti también te lo haría pero ahora, la verdad, ya no sé que pensar!!- exclamó irritado por su recriminación, observó desconcertado como sus ojos se llenaban de lágrimas- ¡Ey mi vida ¿qué pasa?! -Nada- murmuró apocadamente y él la giró para mirarla a los ojos, Eva bajó su mirada al suelo pero Miguel tomó su rostro entre sus manos y la obligó a mirarlo -¿Qué está pasando mi amor? No me asustes -No pasa nada Mikel, es que…- sonrió tranquilizadora- perdóname amor, claro que me hace ilusión mi vida; te amo tanto, tanto- declaró apasionada, él sonrió dichoso -Y yo a ti mi vida- aclaró henchido de amor, rieron felices y se besaron dulcemente entregados y enamorados. Se retiraron muy pausadamente, regresando presurosos a posar sus labios dulcemente en los del otro. Miguel la oprimió suavemente entre sus brazos y ella reposó su cabeza contra su fornido pecho abrazándose a él amorosa- Mi amor, hay algo que quiero decirte hace unos días…- le habló meloso besándola tierno en el pelo, ella lo miró temerosa a los ojos -¿Sí está pasando algo, verdad?- interrogó inquieta -Que no mi vida, te lo aseguro- remarcó sereno y ella volvió a indagar inquieta sus ojos negros- solo que me gustaría pedirte algo y me haría inmensamente feliz que tú aceptaras- expuso intimidado -¿Qué es?- preguntó prevenida -Que dejaras el trabajo, que no volvieras al pub a nuestro regreso- dijo decidido -¡¿Qué?!- se asombró ella ante tal propuesta -Mi vida, Agus ya te encontró una sustituta para una semana… que se quede ella con tu puesto- remarcó resuelto- Mi amor, a nuestra vuelta, yo empezaré en el hospital y casi no nos veremos ¿no te das cuenta? Me angustia pensar que apenas podremos cruzar unas palabras un par de horas al día y yo te necesito a mi lado, mi vida… Además, me gustaría… -¡¿Tú estás tonto?!- le increpó irritada sin dejarlo acabar de hablar, él la miraba sin comprender nada- ¿Cómo se te ocurre pensar que yo deje mi trabajo ahora cuando…?- se detuvo a tiempo antes de soltarle que acababa de oírle pedirle dinero a su hermano- ¡¿Has perdido el juicio Mikel?! ¡¿Cómo se te ocurre proponerme una cosa así ahora?!- exclamó mirándolo atónita -Pero ¿qué te pasa? ¿Acaso no te importa que apenas nos veamos cuando yo empiece en el hospital?- reclamó atormentado -¡Claro que me importa, no seas idiota!- respondió imperativa- pero ahora no es el momento -¿Por qué ahora no?- insistió tercamente -¡¡Porque no!! -¡¡No porque no, no me vale Eva!!- bramó furioso -¡¡Pues aguántate!! Pero yo no dejo el trabajo en estos momentos- habló rotunda y categórica, se miraron desafiantes a los ojos y, obstinados, se mantuvieron las miradas durante unos segundos -Además, me gustaría…- empezó a hablar meloso de nuevo -¡¿Qué más Miguel?!- lo interrumpió molesta desconcertándolo- Llevas más de diez minutos solo hablando de: “Yo quisiera…” “Me gustaría…” “Yo, yo, yo…” ¡¿Y yo Miguel?! ¡¿Acaso me has preguntado alguna vez qué quiero yo?!- le reprochó dolida, él la miró confundido -Pero… ¿qué te pasa mi ángel?- interrogó turbado -Nada- respondió déspota volviéndose dándole la espalda -¿Cómo nada Eva? Algo te molesta cielo ¿qué es? ¿He hecho algo que te haya enfadado mi ángel?- insistió inquieto -No… déjame en paz Mikel, por favor- musitó con lágrimas en los ojos, él se quedó mirándola atónito -¡¡Hoy estás que no hay quien te entienda!!- habló sulfurado finalmente rindiéndose a su tozudez y se metió en la casa. Ella se quedó inmóvil mirando el horizonte. Estaba confundida y asombrada. No podía entenderle, no conseguía comprenderlo… ¡¡No podía comprender como podía ser tan egoísta!! Nunca le consultaba lo que ella deseaba o quería y decidía por los dos… Y además no le contaba que estaba mal de fondos; prefería abrirse a cualquiera, aunque fuera su hermano y estuviera a cientos de kilómetros, que a ella ¿por qué? ¿Tan poco confiaba en ella?… ¿O era que no la quería tanto como ella suponía? ¿Qué solo la sentía como un refugio para huir del recuerdo de Emma? ¡¡Emma!! ¿Nunca podría atravesar su sombra entre ellos? Se sentía con fuerzas y ella lo amaba lo suficiente para luchar contra cualquier cosa… pero no con ese recuerdo… Un escalofrío le recorrió el cuerpo y se cernió más la chaqueta a su cuerpo. El, furioso, se sentó en la salita y encendió el televisor. Iba pasando velozmente de canal en canal pero no podía apartar sus ojos de ella de espaldas a él a través de la cristalera. No había hecho nada bien a sus ojos, todo le molestara y lo había logrado quitar de sus casillas. Pero al verla estremecerse, se preocupó ¿se encontraría mal y por eso su mal humor? Últimamente siempre llevaba puesta esa chaqueta y, la verdad, no tenía muy buena cara… Eva se giró y lo descubrió observándola, en su rostro se detectaba inquietud. Pobrecillo, no es que no confiara en ella, era que no quería preocuparla y ella había sido tan dura… Le había dado el anillo con tanta ilusión y ella había sido tan intransigente, reconoció abrumada y del gran amor que sintió por él, volvió a estremecerse ¡Demonios ¿cómo iba a enfrentar abandonarlo si él no aceptaba al bebé?! Tampoco se sentía con fuerzas para eso… él puede que no, pero ella lo amaba tanto, tanto… Entró en la casa y se dirigió a la sala, él seguía pasando los canales despreocupadamente sin detenerse en ninguno. Se acercó por detrás y le rodeó amorosa el cuello con sus brazos besándolo tierna en la mejilla. El no se movió -Perdóname cielo; me encanta el anillo mi amor, de verdad, es precioso, gracias cielo mío- le murmuró melosa besándolo de nuevo y él sonrió complacido acariciándole tierno sus brazos alrededor de su cuello- y referente a lo del trabajo…- él la miró esperanzado- yo tampoco soportaría solo poder estar contigo apenas un par de horas y mucho menos dormir ahora sin ti a mi lado, también me haces mucha falta amor mío…- declaró sincera y se sonrieron dichosos- así que, mañana mismo buscaré otro trabajo con mejor horario para que podamos estar juntos ¿vale? -No hace falta amor, tenemos de sobra para vivir sin que tú trabajes y además me gustaría…- pero ella le posó los dedos en la boca acallándolo -Por favor Mikel, no quiero discutir de nuevo cielo- rogó amorosa, él calló- buscaré un nuevo trabajo, prometido; más cómodo y con mejor horario, pero seguiré trabajando ¿sí? -Eva…- musitó desmoralizado -Por favor- suplicó amorosa, él tomó aire profundamente -Está bien, sabes que yo hago lo que tú quieras amor mío- aclaró incondicional y se besaron apasionados. Eva se fue retirando muy lentamente mientras se miraban con eterna pasión- ¿Has desayunado ya?- él negó con la cabeza- voy a preparar algo -¿Te ayudo?- se dispuso servicial, ella le sonrió agradecida y negó con la cabeza, se proponía irse cuando él la sujetó por la muñeca deteniéndola, la miraba inquieto- ¿Te encuentras bien cielo?- preguntó interesado -Sí mi amor, me encuentro bien- contestó despreocupada sonriéndole animada pero él no le soltó la muñeca -¿De verdad estás bien? ¿No me estás mintiendo?- insistió nervioso -Claro que sí amor mío, estoy perfectamente ¿por qué?- expuso intrigada por su insistencia, él sonrió más tranquilo -Por nada cielo, no me hagas caso- repuso serenamente, se sonrieron tiernos y ella lo besó dulcemente en los labios antes de irse a la cocina. Aquellos días Miguel no dejaba de observarla, estaba extraña pero no podía descifrar que era lo que podía ocurrirle. Seguía encontrándosela muy a menudo ensimismada en la terraza con cara de preocupación y, aunque ella siempre repetía que estaba bien, no lo parecía. Pasaba de la euforia a los llantos en segundos y por ningún motivo desquiciándolo. Y en el pub, se movía ligera como siempre entre los clientes pero parecía más cuidadosa, más precavida, y esquivaba rauda cualquier posible tropiezo o golpe con algún cliente, por nimio que pudiera parecer. Miguel estaba seguro que su salud no era la causa pues comía extraordinariamente como siempre y últimamente se la veía radiante, aún más hermosa que antes… entonces… ¿ya se había arrepentido de irse a vivir juntos? Esa idea le torturaba tremendamente, no podía perderla, a ella también no… -No sé que le das chico, pero últimamente Eva está cada día más bella- lo sacó de sus cavilaciones un cliente acodado en la barra mientras la miraba deleitado acercarse a ellos, él le sonrió complacido observándola también -Tres cervezas cielo- le indicó alegre cuando llegó junto a ellos, Miguel se las sirvió en la bandeja sin dejar de mirarla como hacía el cliente- ¿qué me miráis tanto? ¿Acaso estoy manchada?- indagó curiosa ante sus miradas -No preciosa, le digo aquí a Doc que últimamente estás más hermosa que nunca; estás radiante pequeña- declaró cariñoso el hombre, ella rió encandilada -Es que soy feliz Mario…- expresó alegre recogiendo la bandeja- ¡¡feliz de perderos de vista una semanita!!- añadió socarrona internándose entre la clientela y ellos rieron divertidos.

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