lunes, 2 de diciembre de 2013

Así lo descubrió Julia cuando bajó a por un vaso de agua dos horas después a través del ventanal de la sala. Se asombró al verlo allí fuera solo -¿Qué haces ahí cielo? ¿No puedes dormir?- le preguntó cariñosa acercándosele despacio, él la miró y le sonrió tierno -No- respondió dándole una calada a su cigarrillo -¿Y Eva?- se interesó intrigada, él sonrió sarcástico -Sí, ella sí; estaba… “muy cansada”- repuso mordaz tirando la colilla con desdén al lago -¡Ey! ¿Qué pasa cielito?- se preocupó al oírlo, posó cariñosa una mano en su hombro desnudo y se acuclilló a su lado para verle mejor a los ojos, él esbozó una leve sonrisa -Nada corazón, no me hagas caso- expuso abatido bajando la cabeza y clavando su mirada en el fondo del lago -¿Qué pasa Miki? Soy yo mi niño, sabes que puedes hablar conmigo en confianza- insistió dulcemente sentándose junto a él, Miguel suspiró profundamente -Es que no lo sé Julia, no puedo decirte lo que pasa porque no lo sé- exclamó angustiado, ella lo miró confundida- es Eva cielo, lleva una temporada muy rara y no la comprendo; no logró descifrar que rayos le ocurre y estoy empezando a pensar que se ha arrepentido de habernos ido a vivir juntos porque su cambio es desde entonces- explicó afligido -Pero cielo ¿cómo va a ser eso? ¿No aceptó casarse contigo? Si fuera eso no aceptaría…- intentó consolarlo y él la miró dolido -No le tengo tan claro Julia… no parece que le haga mucha ilusión hacerlo, la verdad; solo pone excusas para retrasar la boda…- miró a su hermana con lágrimas en los ojos impresionándola tremendamente- ¡¡Y no sabes cómo se puso cuando le entregué el maldito anillo!! ¡¡Me reprochó el habérselo comprado!! ¡¡Me dijo que era un gasto inútil, un tirar el dinero sin sentido!!- comentó dolido, sus ojos estaban cargados de rabia; Julia apretó conmovida los labios- y sus cambios de humor Julia… así está alegre y cariñosa, pasa de pronto a estar mal humorada y déspota; o de reír feliz a llorar desconsoladamente; o como esta noche, que pasó de estar ardiente a apartarme porque está “agotada del viaje”… ¡¡No la entiendo hermana!! ¡Te juro que no logro comprenderla! -¿Le has preguntado ángel mío?- expuso tierna acariciándole dulcemente el brazo desnudo, él la miró ofendido -¡¡Claro que le he preguntado Julia!! ¡¡Le he preguntado ciento veces!! ¡¡Pero se encierra en sí misma y no quiere decirme lo que le pasa!!- exclamó alterado, su hermana tomó aire profundamente y él la miró desamparado y, tomándole las manos entre las de él, se las apretó con desesperación- habla tú con ella Julia… a ver si consigues que te diga que rayos le ocurre porque estoy empezando a desesperar hermanita…- sollozó angustiado, ella le pasó amorosa el brazo por los hombros y él recostó su cabeza sobre su pecho y lloró afligido- que te diga lo que le pasa Julia… porque, si también la pierdo a ella, me moriré de angustia hermanita; esta vez sí que no podré superarlo… la amo más que a mi propia vida… creí que no se podría amar más de lo que amaba a Emma pero estaba equivocado… a Eva la amo aún más que a Emma Julia…- clamó angustiado, Julia no pudo contener las lágrimas y lo abrazó con pasión contra su pecho besándolo amorosa en el pelo -Chisss, tranquilo… hablaré con ella cielo mío; todo se arreglará, ya lo verás mi chiquito - le habló amorosa acariciándole con ternura su cabeza sobre su pecho. A la mañana siguiente, cuando Eva despertó, él ya estaba duchado y vestido, se calzaba las deportivas sentado en la banqueta a los pies de la cama de espaldas a ella. Reptó por la cama y lo abrazó amorosa por detrás -Buenos días amor mío- le susurró melosa besándolo ardiente en el cuello, Miguel sonrió deleitado y le acarició tierno sus brazos rodeándole el cuello -Buenos días mi brujita bella- respondió candoroso y se atraparon las bocas en un beso apasionado, deleitándose en saborearse gustosos; Eva iba acrecentando la entrega pasando a ser ardiente y deseosa, exigente de más, pero él se retiró lentamente- no enredes mi peligrosa brujilla que Lidia nos espera para bajar a la ciudad- repuso sonriéndole tierno y, desasiéndose despacio de su amoroso abrazo, se puso de pie alejándose de ella- anda, prepárate y no tardes- y sin decir nada más, salió del cuarto dejándola desubicada por su proceder esquivo a sus reclamos. Hora y media después, se detenía en el centro de la ciudad pero sin aparcar ni apagar el coche -¿No vienes, tío Miki?- preguntó Lidia extrañada -No, yo debo ir a correos sin falta; tengo que enviar esas cajas de libros a casa cuanto antes pues las necesito en cuando volvamos -Está bien, te esperamos en el centro comercial entonces- respondió dispuesta la muchacha bajándose del vehículo; Eva lo besó amorosa en los labios y se dispuso a bajarse del coche, él la detuvo sujetándole tiernamente el brazo y Eva lo miró curiosa -No olvides que te quiero con locura mi brujita hermosa- declaró apasionado, ella sonrió deleitada -Y yo a ti cielo mío- respondió con todo el amor que sentía y volvió a besarlo tierna en los labios, se sonrieron complacidos y él se dirigió a correos. Facturó las cajas asegurándose que ya estarían allá antes del miércoles. Luego se dirigió a casa de los padres de Emma, se detuvo delante de la puerta pero estuvo un rato dentro del coche mirando la casa. Por fin tomó fuerzas y se dirigió a ella. Le abrió un Alberto envejecido, apagado. -¡Dios, Miguel!- repuso estupefacto y con los ojos asombrados como si hubiera visto una aparición; él le sonrió tierno y Alberto reaccionó- ¡¡Santo Dios, Miguel!!- exclamó entusiasmado y se fundieron fuertemente en un gran abrazo. Cecilia apareció apresurada tras él al oírlo -¡¡Miguel!!- dijo ella asombrada pero dichosa de verlo y se abalanzó emocionada a abrazarlo. -Hola Cecil- le saludó él cariñoso besándola dulcemente en la sien. Estaba mucho más delgada y su rostro parecía muy cansado, envejecido. -¡¡Dios mío, cariño mío!! ¡¡Cómo me alegro de verte!!- añadió encantada, lo miró a los ojos y acarició tierna sus mejillas con ambas manos- ¡Llegué a temer por ti, cielo! -Estoy bien, no te preocupes -Pero pasa, por favor- lo invitó Alberto amistoso, Miguel le sonrió entrañable y entró en la casa. Se sentaron en el sofá, Cecilia junto a Miguel, no le soltaba las manos que acariciaba de continuo con gran ternura. En esa casa sí sintió opresión en el pecho y una gran tristeza le embargó, no solo por el recuerdo de Emma pues toda la casa estaba invadida de sus fotos, sino por la visión tan deteriorada de sus amigos -¡¡La leche compañero, que bien estás!! ¡¡No parece que hayan pasado dos años!!- expuso desenfadado Alberto y se rieron amenos -¿Quieres tomar algo cielito?- lo invitó servicial Cecilia sin soltarle las manos -No, gracias; estoy bien- denegó amable besándoselas cariñoso. - Me tengo que ir pronto, aún tengo que hacer unas compras para la boda de mañana- se excusó entrañable ante su cara de desilusión- ¿Vendréis verdad? -Sí, también vamos- comentó ameno Alberto- ¿Has vuelto para quedarte o solo vienes a la boda? -Solo por la boda, me regreso lunes; allí empecé una nueva vida- se miraron cariñosos y se sonrieron levemente -Me alegro, amigo- repuso él sincero y Miguel le sonrió agradecido- Nos contó Julia muy preocupada que dejaras de ejercer y que rehusaste tu puesto de director en el hospital ¿es cierto? -Sí… fue una etapa muy dura pero ya regreso a la cirugía de nuevo, a final de semana comienzo en el hospital de Santa Marta… no podría regresar a este hospital- declaró apagadamente, se quedaron callados entristecidos- Solo he venido porque quiero…- se calló brevemente, los miró fijamente a los ojos- “Necesito” contaros algo- recalcó firmemente, ellos le atendían interesados- He conocido a alguien- dijo apagadamente -¡¡Cuánto me alegro Miguel!!- repuso entusiasmada Cecil abrazándolo nuevamente- ¡¡Me alegro de corazón!! -¿Lo dices de verdad?- preguntó él conmocionado -Claro que sí, corazón- lo miró a los ojos, hablaba sincera- Si fuera el caso contrario, no me gustaría que mi pequeña se enterrara en vida por tu perdida… Contigo siento lo mismo, Miguel; te quiero como a un hijo -La vida continúa y tienes que seguir adelante, hermano- comentó entrañable Alberto- Cómo nosotros lo intentamos -¿Podríamos conocerla algún día?- preguntó tímidamente Cecilia, Miguel le besó cariñoso las manos -¿Realmente te gustaría, Cecil?- repuso receloso, ella le sonrió cariñosa -Sí, Miguel; me gustaría mucho- aseguró serena -Pues mañana te la presento en la boda- afirmó cariñoso -¡¡Ah!! ¡¿Está aquí?!- se sorprendió alegre, él asintió con la cabeza- ¿Vas en serio con ella luego?- se entusiasmó -Nos casaremos pronto- añadió apocado -Eso está bien, compañero; era hora de que retomaras tu vida y formaras una familia- respondió cariñoso Alberto y se sonrieron entrañables. Miguel se levantó para irse -Pues me voy, la dejé con la atolondrada de Lidia haciendo unas compras y sospecho que me la va a marear entre trapos- habló animado y ellos rieron divertidos En el coche ya, sintió una necesidad imperiosa de oír la voz de Eva, la llamó al teléfono -Dime amor- respondió amorosa y alegremente, una sonrisa feliz y serena se dibujó en sus labios al oírla -¿Dónde estáis?- preguntó ansioso -Donde nos dejaste cielo, aún no encuentro nada… Lo que me pruebo no me gusta y lo que me gusta no me sienta bien- repuso divertida y él rió dichoso -A ti te queda todo bien mi amor- declaró apasionado y la oyó reír amena- Ahora llego… ¡Me muero de ganas de besarte!- dijo anhelante y la oyó reírse feliz -¡Mira que eres bobo!- bromeó amorosa- Pues vente que te estoy esperando; ahí va un adelanto, te quiero- añadió mimosa y le mandó un beso -No me llega a nada, ahí estoy ya- bromeó y colgó. Las buscó afanoso en la planta de moda femenina, las vio hablando y reírse divertidas ante un modelo en un colgador, y una gran paz le invadió al verla calmándole aquella desazón que sintiera al entrar en casa de Alberto y Cecilia y aún le perdurara durante todo el camino. Se acercó raudo a ellas y, sujetándola amoroso por la nuca, besó anhelante a Eva sin mediar palabra ante el asombró de todo el mundo; Lidia reía divertida -¡Dios, no sé lo que me pasa pero no puedo estar lejos de ti ni un momento mi vida!- repuso ansioso mientras ella reía dichosa -¡Lo que te pasa es que estás majara, tío Miki!- bromeó burlona Lidia -¡Mira tú quien va a hablar!- replicó guasón resoplándole en el cuello a su sobrina provocándole cosquillas, ella y Eva reían divertidas- A ver ¿Cómo es eso de que aquí hay algo que no le sienta bien a mi brujita preciosa? ¡¡Les quemamos el chiringuito ¿eh?!!- aclaró decidido hablando con su sobrina que seguía riéndose jubilosa -¡Que va! Si todo le queda perfecto pero dice que ella no se encuentra- expuso desenfadada, Miguel miró intrigado a Eva que se sonrojó levemente -Hoy no es mi día- comentó despreocupada -¡¡Si miraras que bien le queda este tío Miki!! ¡¡Le queda de ensueño, perfecto!! ¡Hasta le resalta el verde de sus ojos, es fantástico!!- indicó ilusionada la muchacha mostrándole el vestido verde esmeralda que ellas observaban cuando él llegara -¿Y entonces? ¿Cuál es el problema?- indagó curioso, Eva movió los hombros desinteresada -Pues que dice que no, que tampoco y poco más ya queda que probar…- respondió desalentada la muchacha -¿Qué pasa mi vida? ¿No te gusta?- la interrogó cariñoso acariciando dulcemente la mejilla de Eva con el revés de su mano -No, si gustar me gusta, pero es que…- resopló; no sabía que contestar, se sentía azorada pero Miguel la miraba insistente, volvió a resoplar- es carísimo cielo- le susurró acobardada al fin, él soltó una risotada alegre -¿Y qué vida mía? ¿Si te gusta que importa eso?- repuso divertido -¡Mikel!- le reclamó molesta ella -¡¿Qué?!- remarcó él sin comprender -Que además tengo que comprar unos zapatos y… -¡¡Vimos unas sandalias preciosas tío Miki que le quedan perfectas y le sientan de miedo!!- exclamó entusiasmada Lidia interrumpiéndola y él sonrió complacido -¡¡Lidia!!- la recriminó ella, la muchacha la miró confundida; también Miguel la miró intrigado- se sale demasiado del presupuesto que traía pensado… ¡¡Ya solo el vestido dobla esa cantidad Mikel!! -Pero mi vida ¿qué tiene de malo gastar un poco más? Date un capricho mi brujita hermosa- la animó amoroso -¡¡Eres increíble Miguel, no te creía así la verdad!!- le recriminó irritada y sobrina y tío quedaron desconcertados -¡Genial, ya vuelvo a ser Miguel de nuevo!- protestó molesto y la miró desencajado- ¿Así cómo cielo? ¿Cómo creías tú que era yo?- preguntó sarcástico -Tan sin sentido, tan alocado, tan… ¡¡despilfarrador!!- bramó furiosa- ¡¡Las cosas como están y tú malgastando sin pensarlo siquiera!! ¡¡No te creía así, Miguel, te suponía más comedido; me has decepcionado!!- habló reprochadora y echó a andar hacia la salida dejándolos completamente descolocados, se miraron confundidos -Tío Miki…- habló apocada Lidia mirándolo inquieta- ¿estáis mal de dinero?- indagó preocupada -¡¡Que va cielito!! ¡¡Si las acciones que me recomendó tu padre me están llenando de beneficios!!- explicó rotundo -¿Entonces?- instó ahora sí completamente confundida -¡¡Y yo qué sé cielo!!- bramó irritado- ¡¡No sé que cojones le pasa últimamente que está para echarle de comer a parte!!- añadió desencajado, su sobrina lo miraba incómoda, él le sonrió dulcemente y le entregó la tarjeta de crédito- anda preciosa mía, recoge el vestido y cómprale las dichosas sandalias; yo voy a ver si me dice de una puta vez que rayos le pasa, te esperamos en el coche -¿Y una cartera a juego que sé que le gustó aunque no me lo dijo?- interrogó pícara -También- respondió dirigiéndose a la salida -¡¡Ja, así lo vea te echará a los leones y ella se regresará andando a casa!!- repuso burlona y ambos se rieron amenos

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