lunes, 9 de diciembre de 2013

-Bárbara ¿qué hace aquí?- le preguntó así llegó a su lado, la mujer se sobresaltó al oírlo pero le sonrió amena así vio que era Miguel -¡Me cogiste distraída y me has asustado hijo!- expuso animosa y él le sonrió cariñoso -Disculpe, no fue esa mi intención- se excusó sentándose a su lado tomándole las manos cariñoso entre las de él- ¿Pero qué hace aquí? -Tomando un poco de aire hijo, como no puedo entrar de nuevo hasta las cinco, me vine aquí a relajarme… -Pero ¿qué hace aquí, en el hospital? ¿Y no puede entrar de nuevo, dónde?- recalcó confundido -Llevamos desde ayer aquí, Arturo está en la UVI de nuevo… se puso muy mal de madrugada y la enfermera decidió llamar una ambulancia… se va ya Mikel- declaró abatida y lo miró llorosa- según los médicos apenas le queda un par de días, lo que su agotado corazón aguante -Lo lamento mucho- murmuró compasivo y la abrazó amoroso, ella se recostó agradada en su pecho- Pero ¿cómo no aviso Bárbara? ¿Cómo no me buscó ayer al menos a mí aquí dentro? -Mi niña no quiere saber nada de su padre y no quiero molestarla en estos momentos en su estado… y a ti hijo… No quise importunarte en tu trabajo, apenas acabas de ocupar tu puesto…- murmuró apagadamente sin moverse -¡¿Pero cómo importunarme?! Oiga…- habló rotundo elevándole suavemente el mentón para verla a los ojos- no me vuelva a decir nunca más eso ¿vale? Usted es la madre de la mujer que amo y la abuela de mi hijo y nunca me importunaría ¿de acuerdo? Además, la quiero mucho y, aunque no fuera la madre de mi adorada Eva, siempre la ayudaría- la mujer le sonrió agradecida -Yo también te quiero mucho hijo, de verdad- se volvieron a abrazar cariñosos -Ahora vamos, la pasaré para que esté con Arturo- expuso amable llevándola casi en volantas sujeta por los hombros con su brazo. Miguel la pasó tranquilamente por el control explicándole al enfermero que Arturo Hurtado era su suegro. El enfermero no puso ninguna objeción cuando Miguel le pidió ver su expediente. Miguel se enteró que estaba ya desahuciado y lo único que le suministraban eran grandes dosis de morfina para mantenerlo semi comatoso esperando el final. -Arturo… Cielo…- le susurró tierna al llegar junto a él que dormía- mira, Mikel te vino a ver… -¿Mikel?- murmuró el hombre intentando abrir los ojos, se notaba que le costaba bastante, estaba muy sedado- ¿El Mikel de nuestra Eva?- preguntó emocionado abriendo por fin los ojos, Miguel le sonrió amable; Arturo estiró su mano hacia él y Miguel se la tomó cariñoso- Gracias por hacerla tan feliz… gracias por cuidar de mi Bárbara… y mandarnos a esa muchacha para que ayude a este ángel a soportarme…- sollozaba emocionado -¡Ey, chisss; tranquilo!- le murmuró tranquilizador palmeándole tierno la mano que él le sujetaba fuertemente -Me has dado mucha tranquilidad muchacho, no sé como agradecértelo… ahora me voy en paz sabiendo que mis chicas no quedarán solas, que tienen un buen hombre a su lado… -No tiene nada que agradecer, las quiero muchísimo y me demuestran que ellas a mí también -Fui un mal padre y un esposo penoso…- sollozó arrepentido -No pienses eso ahora Arturo, déjalo en el pasado; ya no importa nada- le habló tierna Bárbara besándolo dulcemente en la frente -¡Y mira como se porta conmigo cuando debía no mirarme a la cara como hace mi niña!- expuso conmovido -Venga hombre, deje eso; Bárbara le quiere y Eva también… aunque es más terca que una mula y le cuesta dar el brazo a torcer- expuso cariñoso Miguel y él hombre sonrió -Se parece a su padre… aunque le fastidie un montón- añadió él animado y los tres rieron divertidos; Arturo sufrió un absceso de tos que no le dejaba respirar y lo ahogaba, Miguel lo incorporó levemente para que pudiera respirar mejor y sin apenas esfuerzo, estaba muy delgado, mientras Bárbara le limpiaba cariñosa el sudor; el hombre recuperó el aliento- gracias muchacho… Bárbara, a ver si vas a perder el autobús- le recordó inquieto -Tranquilo, aún tengo tiempo -¿Cómo que el autobús? Usted se viene a casa y se queda con nosotros- declaró rotundo Miguel -Hijo… -¡No empiece ¿eh?!- la detuvo tajante en su protesta- se va a pasar todo el día en el autobús de aquí para allá agotando las pocas fuerzas que apenas le quedan y comiendo mal cuando tiene su casa a menos de dos kilómetros… cuando se entere Eva se va a cabrear, ya lo verá, y no con usted precisamente- aseguró rotundo y la mujer sonrió amena, Miguel le tomó tierno la mano- así que: usted se viene con nosotros y descansa tranquila en su cama, mañana se regresa aquí conmigo, nos vamos a casa para comer con mis preciosidades y la acompañaré aquí de vuelta a las cuatro ¿qué le parece? -Muy buena idea…- expuso Arturo- es más Bárbara… no vengas hasta a la tarde… -Arturo…- iba a protestar pero el hombre la detuvo -Aquí por la mañana no haces nada, Bárbara… tienes que estar de continúo en el pasillo porque están haciéndonos curas y pruebas… Quédate con la nena que también te necesita a su lado en estos momentos y no le vendrá mal que le eches una mano- Arturo se quedó callado mirando el techo- debe estar preciosa…- musitó apagadamente- quien me diera poder verla antes de irme….- murmuró melancólico inundándosele los ojos de lágrimas conmoviendo a Miguel -No se preocupe, le traeré una foto para que vea lo bellísima que está mi adorada brujita- le prometió Miguel y sus ojos apagados y hundidos brillaron ilusionados; Miguel le besó cariñoso la mano- Bueno, ahora tengo que irme que tengo una operación en diez minutos; en cuanto acabe, vendré a recogerla… pasaremos por su casa a recoger su ropa y verá la sorpresa que le damos a mi brujita bella- aclaró resuelto besando cariñoso la frente de Bárbara que sonreía agradecida. Miguel llevó a Bárbara a su pueblo y la ayudó amable con la pequeña maleta mientras ella llevaba una bolsa comercial en la mano -¿Y cómo están mis pequeñas?- preguntó animada de camino de regreso a la ciudad, él sonrió ameno -¿Ya da por hecho que es una niña suegrita?- comentó jocoso y ella rió alegre -No sé… pero me da que sí- respondió decidida- ¿Te molesta hijo? ¿Deseas un niño?- preguntó inquieta -No que va, si a mí me da lo mismo suegrita; lo único que deseo es que todo siga bien como hasta ahora, que nazca sano y que le sea un momento breve para mi brujita bella- expuso sincero y se sonrieron esperanzados -Hijo, aún no te di las gracias por la enfermera que nos has enviado- habló agradecida la mujer posando cariñosa su mano en el brazo de Miguel, él la miró cariñoso y, tomándole la mano, se la besó con mucha ternura- pero no hacía falta corazón, me las arreglaba bien -No digo lo contrario Bárbara, es usted una gran luchadora, mi brujita sale a usted en eso…- declaró lleno de pasión y se sonrieron encantados- pero también me necesita descansar algo, desconectar y despejarse de vez en cuando de la carga que lleva soportando sola mucho tiempo ¿le está siendo de ayuda?- se interesó interesado -Sí, muchísimo la verdad; es una gran ayuda para mí hijo, además de una grata compañía pues es muy agradable -Pues eso es lo que importa… pero, ya sabe… -Sí, no te preocupes, no le diré nada a la nena -Estoy seguro que no le importará porque más bien es para ayudarla a usted, no a él… pero… -Ya, mejor evitar, tiene un carácter endiablado esa niña mía- expuso resuelta y se rieron amenos. Llegaron ante la casa y Bárbara la miró extasiada- ¡¡Es preciosa Mikel!!- expuso entusiasmada la buena mujer observando la fachada -Me alegro que le guste ya que también será la suya- expuso encantado y la mujer sonrió tierna- ¿Dónde estás mi brujita hermosa? Te traigo una sorpresa- anunció alegre entrando en la casa llevando la maleta y Bárbara lo seguía sonriendo feliz -¡¡Aquí!! ¡¿Qué sorpresa me traes?!- apareció corriendo por el pasillo ilusionada- ¡¡Mami!! ¡¿Qué haces aquí?!- se entusiasmó al verla -¡¡No corras así mi niña!! ¡¡No tienes sentido ninguno!! ¡¿No ves que puedes tropezar?!- le regañó rotunda su madre pero con enorme cariño, ella se frenó de inmediato mirándola como un niña avergonzada de ser reprendida, Miguel sonrió divertido- ¡¡Y descalza!! ¡Dios bendito Eva! -Eso es inevitable desde que la conozco suegrita- declaró Miguel ameno -No hijo ¡¡eso desde que nació!! A veces me daban ganas de clavarle las zapatillas a los pies para que no se las quitara -Bueno ¿qué? ¿Acabas de llegar y ya no haces más que regañarme? ¡¡Caray mamita!!- protestó fastidiada y Miguel volvió a reírse divertido -No cielo pero… ¿No sabes que debes cuidarte mucho y procurar no enfermarte mi niña? Ahora vas a ser madre, debes ser responsable- le habló con extrema ternura y la abrazó amorosa meciéndola suavemente -No me has contestado mami ¿qué haces aquí?- volvió a preguntar aunque su voz sonó atemorizada -Viene a pasar unos días con nosotros amor- anunció Miguel besándola tierno en la frente, ella lo miró inquieta sin atreverse a preguntar- tu padre está ingresado en el hospital desde la madrugada de ayer y esta terca mujer no quiso avisarnos; la descubrí por casualidad- explicó molesto Miguel -¡¡Mamá!!- le regañó duramente su hija, la mujer se sonrojó abochornada -Hija, no quiero molestar… -¡¡Y dale!!- protestó fastidiado Miguel- mire suegrita, vamos a dejar algo muy clarito porque no quiero volver a escucharla decir eso: no tengo madre, me dejó hace unos años; pero si tuviera la gran suerte de que estuviera aquí, estaría conmigo siempre… Mi adorada brujita tiene la suerte de tenerla y deberían estar juntas siempre… No un par de horas un día a la semana… Una madre nunca estorba suegrita, jamás… y, si me lo permitiera, ya que la mía se fue, me gustaría tenerla como mi madre -Hijo… Yo ya te quiero mucho y me encantará sentirte como ese hijo que Dios me arrebató también- aclaró la mujer emocionada y, sonriéndose encantados, se abrazaron con gran cariño -Me vais a hacer llorar- bromeó burlona Eva y ellos rieron divertidos abrazándola también entre los dos -¡A ver! ¿Me enseñas esta maravilla de casa?- la animó entusiasmada Bárbara y Eva sonrió encantada -Mientras se la enseñas, yo subiré un rato a pasar unos informes a mis archivos ¿de acuerdo?- indicó besando tierno a Eva en la sien que asintió con la cabeza, recogió la maleta de Bárbara dejándosela en su dormitorio, tomó su mochila de junto las escaleras y subió a su despacho donde lo primero que hizo fue llamar por teléfono. Mientras esperaba tono, las oía a las dos en el piso inferior charlando amenas recorriendo la casa, él también sonrió encandilado escuchándolas -Cuidados intensivos- contestaron al fin -Ramón, soy el doctor Hernández ¿cómo va mi suegro? -Igual doctor, completamente sedado como siempre hacemos así se va su esposa; le rebajamos un poco la dosis cuando ella está aquí para que puedan charlar pero, así se va, se la volvemos a subir para que se quede tranquilo -Está bien; si hay algún cambio durante la noche llamarme a mí directamente, mi suegra está aquí con nosotros -Sin problema, lo dejo aquí apuntado- colgó y se quedó mirando la foto sobre su escritorio en un bonito marco de plata, en ella se veía una resplandeciente y hermosa Eva sonreía feliz a la cámara. Sonrió deleitado, se la había quitado hacía unos días para su despacho del hospital pero aún no se la llevara. Guardó la fotografía enmarcada en su mochila y quitó unas carpetas amarillas. Comenzó a pasar datos a su ordenador mientras sonreía divertido oyéndolas con su animada conversación en el piso de abajo -¡Ven mamita!- oyó a Eva al pie de las escaleras de caracol- aquí arriba tiene el despacho Miguel, pero no te asustes porque está todo manga por hombro y no me vayas a regañar a mí ¿eh? no me deja tocar a nada, dice que si no después no encuentra las cosas…- le explicaba animada y Miguel sonrió alegre, parecía una niña entusiasmada -Mi niña, no le molestemos ahora que está trabajando; ya me lo mostrarás después- expuso cariñosa Bárbara -¡Que va mami! ¡Si no le importa! ¿A qué no cielo mío?- expuso ya apareciendo arriba, Miguel sonrió divertido -Claro que no- respondió encandilado -Tenéis una casa realmente preciosa corazón- les felicitó cariñosa Bárbara observando el bello paisaje a través del ventanal a espaldas de Miguel -¿Y sabes lo mejor mamita? ¡¡Es nuestra!! Somos propietarios de ella ya- declaró entusiasmada sentándose en las rodillas de Miguel que la recibió amoroso rodeándole la cintura con sus brazos- ¿A qué sí mi amor?- remarcó besándolo tierna en los labios y Miguel sonrió dichoso -Eso es lo mejor niña mía, no sabes la tranquilidad que da eso- respondió orgullosa su madre- ¡Que maravillosa vista tienes desde aquí Miguel!- declaró encandilada Bárbara -Pues es la misma que tenemos desde la salita y la cocina ¿no te has fijado?- explicó animada Eva y su madre asintió con la cabeza- ¿Qué llevas ahí mami?- indagó curiosa dándose cuenta de la bolsa que su madre llevaba en la mano y no soltara en todo el tiempo -¡Ah, sí! Mira cielito, lo tenía guardado con gran amor para cuando llegara la ocasión- expuso emocionada abriendo la bolsa y sacó un vestidito blanco muy chiquito bordado la pechera en rosa, Miguel y Eva miraron maravillados sonriendo encandilados- ¿Te gusta cielito? -¡Es precioso mamita!- expuso con los ojos llorosos de la emoción recogiéndolo con mucho cuidado y pasándole tierna sus yemas de los dedos por los finos bordados -Era tuyo mi niña hermosa- declaró satisfecha -¡¿Mío?!- se asombró encantada- ¡Mira Mikel, era mío!- repitió conmovida -Ya lo oí amor- habló tierno besándola en la sien- precioso y muy bien conservado, parece realmente nuevo… Pero me da en la nariz que tú madre está demasiado convencida de que será una niña y ya no habrá quien la baje de la burra- bromeó chistoso y ambas mujeres rieron divertidas -No te inquietes hijo… También tengo el pelele igualito que era de Dani por si es un niño- respondió amena y él le sonrió cariñoso -¡¿Tienes ropita de Dani, mami?!- se interesó ilusionada Eva -Claro cielito, y tuya; no mucha pero los más bonitos y mejores me los guardé con la esperanza de que algún día un nieto mío la usara- aclaró resuelta -¡¡Oh mami, los quiero, por favor!!- la pidió llorosa -No seas bobita hija, claro que es tuya ¿a quién sino se la voy a dar?- respondió resuelta y Miguel sonrió enternecido -Bueno chicas… las tres…- bromeó chistoso acariciando tierno el vientre de Eva y Bárbara rió divertida- ahora debo trabajar un poco ¿está la cena ángel mío? Tu madre debe tener hambre, se pasó todo el día en el hospital- indicó amoroso besando los labios de Eva -Le falta un nada- respondió satisfecha -Pues acaba ese nada y en diez minutos estoy con vosotras- habló animado y ambas mujeres lo dejaron solo sin dejar de hablar entretenidas.

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