lunes, 30 de diciembre de 2013

Diego observaba atento todo a su alrededor mientras daba vueltas por la ciudad sin rumbo fijo, Fran también lo hacía por el espejo retrovisor y el que tenía en el quitasol pero todo parecía tranquilo. Estela estaba impacientándose -¿Por qué das tantas vueltas, Diego? Vamos a casa de una vez- le pidió inquieta -Estoy pensando Este, tranquilízate- le respondió cariñoso -¡Piensas en casa!- repuso impaciente, él la miró por el espejo retrovisor -Cielo, tu casa es el peor sitio para pensar y, sobretodo hablar; ya te lo dije- comentó sereno, ella pareció reaccionar y se tranquilizó un poco quedándose callada- Vamos a ver ¿por qué esa llamada? Para sacarla de casa… probablemente; pero ¿simular una llamada tuya, Fran? ¿Por qué? Podían obligarla a salir con un recado de los niños o la escuela u otra cosa cualquiera… Pero, tú: ¿por qué?- hablaba distraído, concentrado, como si estuviera solo; Fran también intentaba pensar pero no encontraba una explicación lógica- espera, podrían querer matar dos pájaros de un tiro…- repuso inquieto -¿A qué te refieres?- interrogó Fran intrigada, él la miró de soslayo -Sacar de casa a Estela por algún motivo y saber quién acudía contigo al hospital… comprobar si estábamos aún juntos después de lo del aparcamiento- dijo concentrado -¿Estás sospechando de Marti?- preguntó asombrada Fran -¡Sospecho de todos, Fran!- repuso disgustado -Eso no tiene lógica Diego, párate a pensar: somos compañeros y nos conocemos hace años… podríamos estar juntos… -¿A las ocho de la tarde?- la interrumpió sarcástico- Acabamos el turno a las dos, aunque comamos juntos y charlemos de viejos tiempos, la cosa se podría alargar, exagerando mucho, a las seis… no cuela, y menos después de ver lo del aparcamiento- se quedó pensativo de nuevo- ¡Joder! ¡Esto es una mierda!- añadió desolado- ¡Dios, dame algo, por favor; algo de lo que tirar!- aclamó desesperado. Ellas lo observaron desconcertadas pero no dijeron nada. El se dio cuenta y las miró cariñoso sonriendo dulcemente- Tranquilas ¿eh? que aún no estoy loco del todo- bromeó divertido y ellas sonrieron cordiales -Vamos a ir tu casa, cielo; recoges algo de ropa y te vienes conmigo- indicó Diego retomando camino a la casa de Estela -¡¿Estás idiota o qué te pasa?!- le gritó anonadada Fran, él la miró sorprendido- ¡¿La llevas a tu casa para poneros los dos en peligro?! ¿Por qué te cuesta tanto ocultar tu amistad con ella? ¡¡Tu cariño por Estela te pierde Diego!!- le reclamó furiosa, él se quedó callado, con la mirada en la carretera; parecía avergonzado, pensó Fran observándolo- Ella se viene a mi casa- añadió categórica, él volvió a mirarla intranquilo- ¡¡Piensa con ese cabezón de melón que tienes!!- le repuso dándole una suave colleja que provocó una risa entretenida en Estela sentada tras ellos- Yo sí tengo una relación con ella y lo saben, por eso la llamaron diciendo que era yo, so mamón… ¿qué pintas tú en todo esto? Se supone que no la conoces ¿recuerdas cabeza de chorlito?- él siguió sin contestar- Decidido, te vienes a mi casa, Estela- la miró resuelta sonriendo entrañable pero la mujer la observó intranquila -Prefiero quedarme en la mía- repuso débilmente -¡Eso olvídalo, Este!- dijo tajante Diego mirándola por el espejo retrovisor- ¡O mi casa o la casa de Fran, decide! -En ese caso, Fran tiene razón ¿no?- respondió ella mansamente- Mejor su casa… Aunque prefiero irme con mis hijos Diego- añadió llorosa y rompió a llorar de nuevo. Ellos la miraron desolados, luego se miraron fijamente sin decir palabra -De acuerdo, te llevaré con ellos- dijo cariñoso Diego, las mujeres se sonrieron entrañables- Pero no esta noche, es muy tarde para llegar hasta allá; te quedas con Fran, mañana ya veré como llevarte. -Puede venir a recogerme mi cuñado, como hizo con los niños- aclaró ella más tranquila -Me parece bien, aunque prefería llevarte yo… llámalo ahora; no esperes a hablar en casa, ya te lo avisara cielo -Sí lo sé, cuando fue de los pequeños llamé desde la cabina que hay en la esquina del centro comercial, como me mandaste- expuso marcando ya en su teléfono. Quedaron para las dos y media en el parque central. Al llegar a la casa vigilaron por si había algo extraño pero no vieron nada fuera de lugar. Todo estaba tranquilo y no había ningún coche que no fuera reconocido por Estela de los cuatro que había aparcados. Pero la sorpresa se la llevaron al entrar en la casa: estaba toda desmantelada; libros, cajones, muebles… Todo patas arriba, revuelto y destrozado. Con un spray rojo pintarrajearan paredes y muebles -¡¿Qué rayos pasó aquí?!- preguntó asombrada Fran -¡¡Dios mío, me han entrado en casa y me lo han destrozado todo!!- clamó angustiada Estela acercándose al sofá todo rasgado- ¡¡Por favor, si me han despedazado hasta el sofá!!- indicó sobrecogida -No toque nada Estela, mejor llame a la policía- expuso Diego y Estela lo miró desconcertada pero él la mandó callar con un gesto- Fue un robo, Estela; debe llamar ahora mismo- recomendó amistoso; ella obedeció mientras Diego examinaba todo exhaustivamente sin tocar nada. Sacó una libretilla de su zamarra con un bolígrafo y escribió algo -“Cuidado, aún puede haber micrófonos; aunque sospecho que vinieron a retirarlos”- le entregó la libreta a Fran -“¿Y armar todo este estropicio? No tiene sentido”- escribió Fran, él movió los hombros como única respuesta- “Más bien parece un registro, como si buscaran algo"- escribió de nuevo Fran, Diego la miró seducido por la idea y ella abrió aquellos lindos ojos negros con una luz de esperanza- “¡¡Puede qué Ben consiguiera acercarse más de lo que sospechas y ellos sepan que tenía alguna prueba que los pueda implicar!!”- escribió presurosa y animada, Diego la miró interesado -“¡¡¡De ahí la forma tan chapucera de quitarlo de en medio!!!”- garabateó también alentado por aquella idea y ambos se sonrieron animados- “¡¿Qué cojones haces de policía de distrito?!”- escribió burlón, Fran sonrió divertida -Ya está, dicen que vendrán en seguida- dijo Estela mirándolos intranquila -Será mejor que esta noche no te quedes aquí Estela- le dijo Fran guiñándole el ojo -No, es que ya no me quedaría tranquila aquí sola sabiendo que un extraño anduvo en mis cosas- respondió sincera -¿Cuándo le dijeron que vendrían?- le preguntó Diego dirigiéndose al contestador, no había ningún mensaje en él, Diego señaló el teléfono mirando a Estela -Me dijeron que pronto mandarían una patrulla- contestó ella observando lo que él le señalaba, se sorprendió al ver que el mensaje había sido borrado. Diego la señaló preguntándole si fuera ella y Estela negó enérgica con la cabeza. -¿Segura?- instó tajante y ella asintió decidida Oyeron llegar un coche, se asomaron a la ventana de la sala; ya era un coche patrulla. Diego observó el reloj y miró interesado a Fran, ella examinó el de ella y denegó con la cabeza. -“Demasiado rápido Diego”- garabateó nerviosa y escondió la libretilla en el bolsillo de sus vaqueros. Abrieron la puerta, eran Charlie y el insoportable de Arthur; Fran no lo tragaba y parecía que el sentimiento era mutuo -¡Hombre morena hermosa! ¿Qué haces aquí?- se sorprendió gratamente Charlie -Estaba con Estela- respondió serena pero él miraba intrigado a Diego- Parece un robo, Charlie- comentó y Charlie la miró sonriendo entrañable Entraron en la casa y se sorprendieron de aquel destrozo tanto como les había ocurrido a ellos -¡Dios, menudos cabrones! ¡Y van tres en esta zona en lo que va de mes!- expuso asqueado Arthur -¡Como si no tuviera bastante esta mujer ya para que le sigan tocando las narices!- añadió apenado Charlie- ¿Has echado algo en falta?- le preguntó a Estela -No… no vi aún; acabamos de llegar y os llamé antes de nada- contestó intranquila Estela. Los policías afirmaron con la cabeza y comenzaron a examinar todo -Esta es la obra típica de unos gamberros: destrozarlo todo y no llevarse nada… Ahí está el televisor, la cadena musical… ¡solo por tocar los huevos!- comentó finalmente Arthur -Últimamente está habiendo varios asaltos así por la zona- explicó sereno Charlie mirando amable a Estela- Entran aprovechando que la dueña ha salido: destrozan todo a su paso, pintarrajean las paredes y se largan en cuestión de minutos… ¿Llevas mucho tiempo fuera Estela?- le preguntó a la mujer -No, apenas un par de horas… -¿Habías ido a buscar los niños? ¿Dónde están?- se interesó amable aunque a Fran le pareció demasiado interesado por saber de los pequeños y las palabras de Diego resonaron en su mente: “sospecho de todos…” -No; fue al hospital- contestó rápida Fran, Charlie la miró extrañado- creyó recibir una llamada mía diciéndole que estaba allí pero todo fue un estúpido error… -Ando algo alterada estos días y lío las cosas- comentó angustiada Estela y Fran la abrazó cariñosa -Ya te dije que no te preocuparas, cielo… ¡Un error lo tiene cualquiera, y yo estoy bien!- le dijo amorosa- Pena del susto tonto que te has llevado por nada -Debió ser un número equivocado- añadió tranquilo Diego -Por cierto… ¿Y tú qué haces aquí?- le peguntó extrañado Charlie a Diego -Estábamos juntos cuando Estela me llamó- contestó rápida de nuevo Fran, Charlie la miró y sonrió malicioso -¿Sabéis que está prohibido tener relaciones entre compañeros, verdad?- Fran y Diego se miraron a los ojos -No tenemos relaciones Charlie, solo somos buenos y viejos amigos- aclaró contundente Fran -Tranquila preciosa, si a mí me la trae floja lo que hagáis- resolvió despreocupado -Tienes que poner una denuncia Estela pero ya te aviso que será inútil… A esos desgraciados no hay manera de echarle el guante- habló finalmente Arthur -¿Siempre eres tan positivo?- le dijo sarcástico Diego- ¡No eres nadie dando ánimos a las víctimas!- se burló irónico -¡¿Tienes algo que reprocharme?!- le contestó enfurecido Arthur- ¡Solo les hago ver la realidad! Estos caquillos de poca monta aparecen y desaparecen en cuestión de días y, aunque los pillemos, no les podrás sacar nada porque no tienen un puto duro… ¿Para qué sembrar optimismo si se sabe de sobra que no volverá a recuperar sus cosas? -Pero podías ser un poco más delicado ¿no?- le reprochó Diego iracundo -¿Para qué? La verdad es esa y punto- comentó encrespado Arthur- ¿Me vas a enseñar tú ahora a hacer mi trabajo? ¿Un niñato enseñará ahora a un veterano?- dijo hiriente -Si es necesario…- contestó Diego irónico -¡Ya basta!- les cortó Fran- ¿Podéis poneros en el lugar de Estela por un momento?- les reclamó furiosa, ellos miraron a Estela que estaba abatida observando su casa destrozada; se callaron y bajaron la cabeza avergonzados. Diego le rodeó los hombros cariñoso con su brazo- ¿No pensáis llamar a la científica para las huellas y eso todo?- le requirió Fran a Arthur, él sonrió burlón -¡¿Para una mierda de asalto de unos niñatos?!- se jactó burlón- Sería una pérdida de tiempo, te lo digo yo -¡¡Quieres llamarlos ya estúpido!!- obligó Fran enfurecida ante la sorpresa de los presentes- ¡¡Así claro que nunca los atraparemos imbécil!! El grafiti simplemente, puede tener alguna característica particular ¿habías pensado en eso? -¡¡Venga ya enana!! ¡¿Unos rayajos en una pared?! No te creas ahora del CSI- se burló faltón mirándola desdeñoso -¡¡Eres un pésimo policía que no sabe hacer su trabajo y se lo pienso hacer saber a quien corresponda!! -¡¿Te vas a chivar a tu “papito”?!- se burló irónico -¡¡Eres un imbécil!! ¡¡Alex no es mi padre y nunca lo será!!- estalló Fran enfurecida- ¡¡Mi padre era mil veces mejor policía que tú!!- repuso dolida y sarcástica; él se rió guasón -Puede ser… Pero yo llevo 31 años en el cuerpo y… ¿sabes una cosa enana?- se acercó a Fran y la miró mordaz a los ojos muy de cerca, casi rozándose las frentes- ¡¡Sigo vivo estúpida niñata!!- escupió hiriente. La reacción de Fran no se hizo esperar, un fuerte bofetón dado con todas sus fuerzas le cruzó la cara a Arthur. Todos se quedaron petrificados mirando asombrados a Fran mientras Arthur, estupefacto, dio dos pasos atrás echándose la mano a la zona dolorida- Hija de puta- masculló furioso entre dientes mirándola con un odio infinito y levantó frenético su mano con toda la intención de golpearla. Estela chilló angustiada cubriéndose impresionada la boca al advertir el fuerte golpe que se le avecinaba a Fran…

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