sábado, 7 de diciembre de 2013

La comida era en un elegante restaurante de la ciudad. Mientras esperaban la llegada de los novios, tenían una pequeña recepción dispuesta en un jardín hermoso todo rodeado de altos setos, muy íntimo y reservado. Estuvieron todo el tiempo acompañados de Cecil y Alberto. Cecil era encantadora y muy cariñosa con ella, casi maternal, haciéndola sentir completamente integrada. Alberto casi estaba tan atento a cualquier necesidad de ella como Miguel, y se ofrecía con cariño y de inmediato a buscar cualquier mínima cosa que ella pudiera requerir. Eran realmente encantadores y la habían aceptado sin reticencias. Eva, ahora, no comprendía a que viniera sentir aquel absurdo temor por conocerlos. Miguel casi de madrugada seguía sin poder conciliar el sueño, no estaba inquieto ni incómodo pero no lograba dormirse y ya estaba cansado de intentarlo de mil maneras sin éxito. Observó deleitado a Eva durmiendo plácidamente entre sus brazos y la besó amoroso en el pelo antes de levantarse. Salió al balcón y, acodándose en la barandilla de piedra, encendió un cigarrillo. La mañana empezaba a despuntar y el cielo estrellado empezó a tomar aquel color rojizo que le hizo recordar el relato de Eva: ese rojo intenso es el fragor de la batalla que libran la noche y el día… sonrió encandilado… Eva… Aquella mujer ya lo era todo para él, era su pasión, su alegría, sus ganas de vivir y la que iba a darle lo más grande de este mundo: un hijo… Y entonces se dio cuenta… ¡¡ya no percibía la presencia de Emma a su lado en aquel amanecer como siempre le ocurría!! ¡¡Ahora era Eva la que lo llenaba ya todo en él!! Ella lo abrazó de pronto por detrás besándolo amoroso en la espalda desnuda y él sonrió feliz -¿Qué haces despierta mi brujita?- le habló meloso volviéndose y tomándola entre sus brazos, ella se recostó gustosa contra su pecho -Te echábamos en falta a nuestro lado- musitó mimosa y él, sonriendo dichoso, la besó tierno en el pelo oprimiéndola cariñoso entre sus brazos. El lunes se despidieron de la familia con la firme promesa de que, así Miguel tuviera vacaciones, regresarían a pasar unos días. Lidia y Sarah los acompañaban al aeropuerto. -¡A dónde vamos tío Miki?- preguntó sorprendida Lidia al verlo salirse de la carretera general tomando un desvío -Tengo que hacer una última visita antes de irme cielo- declaró tranquilamente, las tres se miraron intrigadas -Se hace tarde Mikel, vamos a perder el avión- le indicó cariñosa Eva posando tierna su mano en su brazo, él le sonrió dulcemente -Voy al cementerio cielo, no tardaremos mucho- respondió tomándole la mano y besándosela cariñoso -¡Tío Miki…!- dijo angustiada Lidia, pero Miguel la miró por el espejo retrovisor y le sonrió entrañable -Tengo que hacerlo, chiquita- comentó sereno Se detuvo ante la puerta del cementerio y se dirigieron a la entrada. Miguel se detuvo al cruzarla y tomó la mano de Eva, ella se la apretó cariñosa y se sonrieron enamorados -¿Dónde es, preciosa?- le preguntó a Lidia que lo miraba inquieta sorprendiendo a Eva -¿Acaso no lo sabes?- indagó extrañada, él le sonrió tristemente negando con la cabeza -Nunca vine cielo mío, esta es mi primera visita- declaró apagadamente y ella apretó los labios conmovida -Al fondo a la derecha- le contestó Lidia. Él se dirigió con paso firme hacia la lápida, sujetando a Eva de la mano mientras Lidia y Sarah los seguían. Se detuvo ante ella y se quedó mirándola callado. Eva no decía nada, solo le sujetaba amorosa la mano observando las maravillosas flores que allí había, aunque destacaba el bello ramo de rosas rojas que estaba a la cabecera. Miguel soltó su mano, se acuclilló ante la lápida y acarició tierno la piedra gris. Ellas lo miraban sin decir nada. -Mi pequeña Emma…- musitó tierno pero muy sereno- He cumplido con lo que te prometí: seguir viviendo a pesar de faltarme tú… “Vivir por los dos” dijiste y ahora entiendo tus palabras… porque nunca te has alejado de mí, sé que siempre estuviste a mi lado, vigilándome y cuidándome cuando locas ideas se cruzaban por mi mente, siempre te presentí junto a mí, mi ángel… Pero ahora también sé que te has alejado, te has ido definitivamente de mi lado porque sabes que encontré al fin el camino, el amor de nuevo, y estoy siendo feliz Emma… Te amé mucho, con todo mi corazón, e hice lo que estaba en mis manos para hacerte feliz hasta el último momento y lo sabes; ahora amo a Eva, tanto como a ti, y no sé por qué pero algo dentro me dice que tú guiaste mis pasos hasta ella… y también sé, que te hace muy dichosa la llegada de nuestro hijo… Adiós Emma, no te olvidaré nunca mi amor, y siempre estarás en mi corazón… Sé que estás satisfecha y que nos das tu bendición y nos protegerás siempre desde el cielo… porque ese es tu lugar, ángel mío- besó la lápida con pasión, y se levantó. Miró a Eva que lloraba en silencio a su lado- ¿Cielo, qué te ocurre? -Nada, que yo también te amo muchísimo- contestó emocionada, la abrazó amoroso y la besó apasionado. Lidia y Sarah también lloraban junto a ellos, las abrazó fuertemente contra él -¡Vámonos a casa, cielo mío!- exclamó feliz besando amoroso la frente de Eva -Tío Miki, ¿las flores…?- comenzó a preguntar Lidia intrigada -Siempre cielo, que no le falten nunca- respondió categórico y sonrieron amorosos -De acuerdo, no te preocupes que no le faltarán nunca tío Miki; porque si Lidia algún día no puede, yo me encargaré de traérselas- indicó resuelta Sarah y los cuatro sonrieron complacidos. -¡¡Por fin en nuestro hogar!!- expuso satisfecho Miguel así entraron en su casa llevando las maletas al dormitorio, Eva sonrió divertida recogiendo a Gatito que ronroneaba mimoso enroscándosele en las piernas -Hola cariñito ¿nos has echado de menos?- le habló melosa al gato siguiendo a Miguel al dormitorio- ¿Acaso no te gusta estar en familia?- indagó socarrona y él sonrió besándola tierno en los labios -Sí; por mí los tendría siempre cerca mi amor… pero aquí, no allá: este es el que siento como mi verdadero hogar desde hace mucho tiempo- declaró encandilado y se sonrieron alegres besándose apasionados- Ven cielo, antes de nada quiero aclarar las cosas- habló resuelto recogiendo un gran sobre amarillo de su maleta y llevándosela de la mano al despacho, se sentó en su sillón guiándola sobre sus rodillas- Siéntate corazón, mira aquí es donde guardo todos los documentos importantes, por si algún día fueras a necesitar algo: pasaportes, documentación de tu coche, de la moto, de la casa, recibos, extractos bancarios…- le indicó abriendo el último cajón de su escritorio, Eva pudo ver que lo había compartimentado como un archivador y todo estaba ordenado correctamente, abrió también el sobre- y para aquí también van los que ya me preparó Jaime que son estos, mira, todo está solucionado ya amor mío y estás puesta como beneficiaría absoluta de todos mis bienes… -Mikel…- iba a protestar ella pero él la acalló con un dulce beso en los labios -Ahora vamos a ser padres y nunca se sabe lo que puede pasar corazón mío, debo tener todo bien preparado- explicó amoroso- mira, necesito que firmes estos papeles y rellenes estos otros para mañana llevarlos al banco… -¿Qué son?- indagó curiosa echándole una breve visual a los papeles que él extendía ante ella -Pues estos…- expuso mostrándole los primeros- son los que debo entregar en el banco para ser efectivas las cuentas conjuntas y te entreguen tus propias tarjetas, cielo mío- expuso feliz mostrándoselas; Eva dejó al gato en el suelo y los recogió, las leyó por encima quedándose boquiabierta -¡¡Pero Mikel…!! ¡¡Si aquí hay casi dos millones!!- expuso anonadada, él sonrió dichoso -¿Ves tontita cómo no tenemos falta de liquidez?- aclaró resuelto besándola tierno en la mejilla y ella se sonrojó abochornada- y eso después de ya estar liquidada la casa- añadió despreocupado, ella lo miró atónita -¡¿Ya la casa es nuestra?! -¡Claro cielo, la casa es completamente nuestra! -¡Oh Dios mío Mikel! ¡Qué vergüenza y que ridículo he hecho!- se lamentó ella -No mi vida, tú que ibas a saber- la consoló amoroso abrazándola con ternura- mira, y estos son los que necesito que rellenes con los datos de tu madre ya que es una cuenta que le abriremos a ella donde todos los meses se le ingresará la cantidad que tú decidas oportuna para todos sus gastos- Eva lo miró conmovida -Mikel…- musitó emocionada -No vas a necesitar mandarle la mitad de tu sueldo amor mío y nunca va faltarle nada, te lo prometo, aunque tú ya no trabajes…- habló cariñoso mirándolo tierno- ¿Por qué ahora dejarás de trabajar verdad?- ella sonrió admirada y lo besó amorosa en los labios sin poder pronunciar palabra- y, mañana sin falta mi brujita hermosa, iremos a comprar ropa adecuada; no es plan de que me andes con los pantalones sujetos con un imperdible ¿no crees?- bromeó socarrón besándola tierno en la nariz y se rieron alegres- ¡¡Ah!! ¡¡Y llama a tu mamá para quedar con ella a comer mañana!! -¿Y eso?- indagó curiosa -Cielo ¡¡Habrá que darle la gran noticia ¿no?!!- expuso entusiasmado y ella rió feliz- ¿O acaso ya lo sabe? -No, los primeros en saberlo fuisteis vosotros el viernes; a ella solo le comenté mi loca idea de quedarme en estado sin consultártelo- murmuró abochornada de nuevo, él sonrió dichoso -Y fue una magnífica idea cielo mío- declaró lleno de alegría y ambos se sonrieron dichosos- ¡Pues eso! Iremos a comer con ella y le daremos la maravillosa noticia, se merece recibir alguna buena noticia de vez en cuando- habló con ternura -Mikel- le murmuró melosa -¿Qué mi vida? -Te amo- declaró apasionada besándolo en los labios -Y yo a ti mi brujita encantadora, más que nada en este mundo- y volvieron a entregarse apasionados en un beso repleto de amor y dicha A la mañana siguiente, él desayunaba temprano en la cocina deleitándose con la gran vista que tanto extrañara; ver el mar cada mañana era lo más hermoso que podía existir para él -Buenos días- le habló Eva apareciendo en la cocina -¿Cómo te has levantado ya cielo? ¿Has dormido mal?- se interesó amoroso -No que va, como los ángeles; se está portando como todo un campeón- respondió sonriéndole tierna mientras se acariciaba cariñosa el vientre, él sonrió feliz besándola en el pelo y posó tierno su mano también sobre él -¿Tú estás segura de que solo estás de ese tiempo amor mío?- instó él desconcertado acariciando el pequeño pero pronunciado montículo -Sí ¿por? -Ya tienes mucha panza…- musitó pensativo acariciándosela con ternura -¿Y eso que puede ser Mikel?- se inquietó ella mirándolo preocupada -Nada malo cielo, no te inquietes- respondió al instante besándola tranquilizador en la sien- o que nuestro pequeñín no va a ser tan pequeñín o que la bolsa amniótica es grande, en ninguno de los dos casos es algo malo amor, tranquila -Mejor lo segundo ¿no? Digo, para mí- repuso nuevamente animada y se rieron alegres; ella se adentró en la cocina dirigiéndose a la cafetera- ¡¡Oh Santo Dios Mikel!!- bramó molesta -¿Qué pasa corazón?- se sobresaltó al escucharla -¡¡Quita eso de ahí, por favor!! ¡¡Huele fatal!! ¿No lo notas?- protestó asqueada cubriéndose la nariz y señalando la caja de arena del gato, Miguel rió divertido y la sacó a la terraza regresando a su lado, la besó amoroso en el cuello -Mi brujita mimosa, así que te va a dar por los olores ¿eh?- bromeó jocoso y ella rezongó mimosa recostándose gustosa contra su pecho, él la besó tierno en la sien- venga mi melindrosa preciosa, acaba que hoy tenemos mucho que hacer antes de ir a comer con tu madre; ante de nada debo ir a recoger mis libros en correos, hace dos años que no ejerzo y debo ponerme a estudiar cuanto antes- explicó ilusionado y ella le sonrió dichosa, se le veía feliz por regresar a su puesto de cirujano- ¡Ah! Y quiero ir a ver un coche nuevo…- ella lo miró atónita y él sonrió alegre- En moto no podemos seguir moviéndonos mi ángel, pronto con tu pancita no será posible ni recomendable… ¿Y no me irás a decir que tu vieja tartana aún está para más trotes? La pobrecilla ya dio todo lo que tenía que dar ¿no crees? - explicó resuelto besándola amoroso en los labios, ella sonrió convencida Bárbara enloqueció con la noticia de la llegada de su nieto. Sus ojos grises brillaron ilusionados y una amplia sonrisa se instaló en su rostro durante todo el almuerzo con ellos. Acariciaba la pancita de Eva encandilada. Ella se sentía también feliz de ver a su madre tan ilusionada de nuevo después de tanto tiempo ensombrecida -¿Y qué tal lo llevas cielito mío?- indagó inquieta -Muy bien mami, ninguna molestia por ahora; es como si no estuviera embarazada- contestó sincera sonriéndole dichosa -Mejor corazón, mucho mejor así; para ti y para él- y volvió a acariciar el vientre de su hija- ¡¡Santo Dios, casi no puedo creérmelo!!- expuso deslumbrada y se rieron alegres- ¿Y cuándo dijiste que tenías la cita con el doctor corazón? -La semana que viene mami, el viernes a las once y media ¿vendrás conmigo, verdad?- interrogó precavida mirándola recelosa; sabía que la ponía en un duro compromiso, les ocuparía casi toda la mañana y su madre nunca dejaba solo a Arturo más de un par de horas, sospechaba que se negaría y no le perdonaría que antepusiera a aquel hombre que tanto las había hecho sufrir a ambas por ella; su madre se mordió incómoda el labio inferior pues sabía lo que su hija estaba pensando -¡Claro que sí mi cielo!- resolvió raudo Miguel rompiendo aquel tenso momento- Yo mismo la vendré a buscar mientras tú te preparas y la traeremos de vuelta así salgamos del hospital; con tal motivo, también verá nuestra casa nueva en donde, por cierto, la está esperando una habitación para cuando usted decida- expuso despreocupado, Bárbara lo miró enternecida y le tomó la mano con cariño entre las de ella -Gracias Mikel, eres maravilloso hijo- expuso emocionada- pero ahora sois pareja y yo no pinto nada en vuestra casa, solo estorbar -¿Cómo puede ni siquiera suponer eso?- le regañó dolido Miguel- una madre nunca estorba ¡¡Por Dios santo!! Eva lo sujetó inesperadamente por la nuca y lo besó apasionada asombrando a su madre y a él -Cielo…- murmuró desconcertado ante su reacción -¿No es un hombre maravilloso mami?- expuso completamente enamorada mirándolo encandilada; Bárbara rió recreada y feliz. Ambos la miraron dichosos, hacía tanto que no la oían reír así: Miguel nunca y Eva muchos años, desde mucho antes de que muriera su hermano Dani.

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