lunes, 23 de diciembre de 2013

La encontró dándole golpes a la puerta de su taquilla intentando cerrarla pero, le daba con tanta fiereza, que volvía abrirse. -¡¡Maldita taquilla!!- increpó furiosa -No sabía qué te iba a enfurecer tanto ser mi compañera, franchute- le dijo guasón, ella lo miró extrañada, ni se había dado cuenta de que no estaba sola; su rostro se iluminó brevemente al ver que era él, Diego, su Diego de la academia, aunque mucho más jodidamente guapo que lo que recordaba. Pero de inmediato, su rostro cambió a la indiferencia -¡¡Vaya hombre!! ¡¡Tú!! De cientos de policías que hay en la ciudad, me tienes que tocar precisamente tú…- comentó asqueada dándole un soberano puñetazo a la taquilla dejándola encajada por fin, se sentó en el banco sin mirarlo; no podía, su corazón comenzara a latir frenético de nuevo y eso la enfadó aún más -¡Caray! ¡Yo también me alegro de volver a verte!- exclamó burlón acercándose a ella -Y no te hagas ilusiones que no era por ti la discusión, no eres tan importante para mí- añadió desdeñosa mirándolo de reojo. Él abría la taquilla junto a la de ella -Gracias, mujer, todo un halago de tu parte- comentó guasón mirándola, ella apartó la vista al instante; no quería ver aquellos preciosos ojos grandes y color miel o volvería a temblarle las piernas; él metió la bolsa dentro de su taquilla- Que bonito sería otro reencuentro… por ejemplo: ¡Hola Diego! Me alegro de verte- dijo poniendo voz de falsete imitándola- yo también me alegro de verte después de tantos años- se contestó alegre- ¿Cuántos llevamos sin vernos?- dijo otra vez con voz de falsete- Unos seis o siete años- se contestó divertido. Fran lo miró desesperada y se levantó del banco, se colocó bien la cartuchera con la pistola -¿Vas a seguir haciendo el idiota mucho más tiempo?- le preguntó sarcástica, él la miró sonriendo divertido- Porque te recuerdo que tenemos trabajo- le aclaró categórica -Y yo que te estoy esperando, franchute- le comentó guasón, ella lo miró exasperada y salió del vestuario seguida de él. Todos la miraban sorprendidos y luego lo saludaban a él con un movimiento de cabeza. Empezaron a bajar las escaleras de piedra hacia el garaje- ¿Puedo saber a dónde vamos, Wana?- preguntó poniendo voz de esclavo africano -A la dos veintiuno… control rutinario de alcoholemia- contestó fríamente -¡Que guay!- dijo exageradamente divertido- ¿Quién sopla primero para probar el aparatito, tú o yo?- bromeó chistoso, ella se detuvo en seco y lo miró crispada -¡¿Estás de muy buen humor, verdad?!- le gritó enfurecida -Yo sí- le contestó tranquilamente -¡Pues yo no!- repuso furiosa- ¡Así que cállate de una puta vez, si no quieres sacarme de mis casillas! -¡¿Más?! ¡¿Eso es posible?!- exclamó burlón abriendo aquellos bellos ojos color miel que encandilaran siempre a Fran, ella lo miró fieramente; él no dijo nada más y la siguió callado Llegaron al punto kilométrico señalado y montaron el control. Se prepararon para parar los coches. Diego no volvió a hablar en todo el tiempo. Detuvieron un par de coches cada uno, sin resultado positivo y no pasaron más. Se sentaron sobre el capó del coche patrulla, él seguía sin decir palabra. Al cabo de un cuarto de hora seguía sin pasar ningún coche -Esto es una pérdida de tiempo, esta carretera siempre está muerta- murmuró ella desganada, él nada comentó; Fran tomó una bocanada de aire y percibió el perfume de Diego, suave pero varonil. Una agitación le recorrió el cuerpo, seguía usando el mismo de la academia y le asaltaron bonitos recuerdos de aquellos años. Habían sido realmente muy felices. Como se divertían estando juntos, como intentaban estudiar pero nunca conseguían concentrarse y, entre juegos y bromas, acababan siempre haciendo el amor con pasión…- ¿Cómo te fue la vida todos estos años?- le preguntó amable, él la miró sorprendido y se señaló asombrado con el dedo- Sí, tú; no seas idiota, claro que te estoy hablando a ti- contestó ella enérgica -Bien- contestó rápido y se volvió a callar. Fran lo miró pasmada -¿Se puede saber qué te pasa? -¿A mí?- preguntó extrañado- Nada… me mandaste callar y me callé- explicó sereno- ¡Aclárate de lo que quieres Franchute, o lo de trabajar juntos va a ser muy complicado!- bromeó divertido, ella sonrió animada- ¡Vaya, no has perdido aquella bonita sonrisa que recordaba!- repuso deleitado y se rieron entrañables. Volvió a aumentar los vehículos y se pusieron a trabajar. Detuvieron un par de coches más y pasó unas cuantas horas antes de que el tráfico volviera a calmarse. Se volvieron a arrimar al coche -Bueno… ¿Y qué? ¿Qué has hecho todos estos años?- le preguntó ella amistosa -Supongo que lo mismo que tú: trabajar en la comisaría, pasar a la carretera y luego patear las calles- explicó natural -No me refiero a eso, digo si te casaste, si tienes hijos y todo eso- replicó ella animada -Sí, sí y…- lo pensó un breve momento antes de seguir hablando- sí supongo, aunque no sé a que te refieres con “todo eso”- bromeó entrañable y se volvieron a reír animados -Veo que sigues igual de payaso- comentó ella cariñosa -Y yo veo que sigues igual de bonita cuando ríes- repuso él deleitado y se sonrieron complacidos- Y que sigues con el mismo genio de siempre ¿Puedo saber a qué venía ese cabreo?- ella suspiró desalentada -No me dejan acercarme a un caso- explicó desilusionada -¿Al del tiroteo?- preguntó interesado y ella asintió mirándolo intrigada- Sí me enteré… Fui al hospital un par de veces a verte pero te tenían sedada -¿De verdad?- se asombró- ¡Nadie me dijo nada! -Iba un poco tarde y siempre estabas sola ya- comentó sereno- Bueno, cuando podía… ¡ya sabes, en este trabajo sabes a qué hora entras pero no a la que sales!- ella lo miró sorprendida -¿En la catorce pasa eso?- preguntó extrañada- ¡Nosotros salimos a nuestra hora! -Bueno... en la catorce también, pero yo estaba haciendo un trabajo especial y me tenía algo liado- comentó esquivo- ¿Y tú? ¿Te casaste, tienes hijos y “todo eso”?- recalcó pícaro guiñándole un ojo divertido, ella rió animada -No, no y…- lo miró burlona- ¡No, tampoco!- contestó concluyente -¡Ahí está el motivo de tu mal genio!- expuso guasón y se rieron explayados. Ella examinó su reloj -¡Las dos ya!- se sorprendió- Venga, recogemos y nos vamos- comentó complacida y así lo hicieron. -¿Te molesta si conduzco yo?- le preguntó Diego animado -No, claro que no… Estoy acostumbrada a que Ben siempre quiera conducir, es aún más terco que yo; ya verás cuando lo conozcas…- decía animada y de repente se quedó callada, su rostro se puso sombrío y sus ojos se llenaron de lágrimas; se escabulló dentro del vehículo. El la miró apenado mientras ella se metía en el coche. Se mantuvieron callados durante el trayecto de vuelta. El la observaba disimuladamente, Fran mantenía la vista perdida al frente. Ya en el vestuario, Fran intentó abrir la taquilla pero no cedía; tiraba cada vez más furiosa de la manilla haciendo que bailaran el resto de taquillas -¡Mierda de taquilla! ¡Primero no cierras y ahora no te abres joder!- murmuraba irritada se estaba enfadando nuevamente. El sonreía divertido -Espera fiera, no saques ya ese genio endiablado tuyo- le dijo calmado- Con el guantazo que le diste a la mañana la encajaste mal- le dio un pequeño golpe en la parte superior con su puño y la taquilla se abrió- ya está ¿ves?- se sonrieron entrañables. Ella se quitó el cinturón y la placa que dejó en la repisa; comenzó a desabrocharse la camisa mientras él sacaba la bolsa de deportes y también se despojaba del uniforme. Fran se quitó la camisa quedándose con un sujetador deportivo blanco y él la miró guasón- Antes usabas unos sujetadores más provocativos: con encajes y bordados… muy chulos- se burló divertido, ella sonrió animada y le tiró la camisa a la cara -Esos los dejo para momentos especiales… y te apuesto lo que quieras que tú no volverás a verlos- aseguró socarrona y ambos rieron divertidos; entró en ese momento Charlie sin darle opción a Diego a replicar -¡Ey, morenaza, has vuelto!- le dijo alegre -¡Qué hay Charlie!- le saludó amistosa recogiendo la camisa que Diego le entregaba -¡Que maravilla verte de nuevo aquí, esto no era lo mismo sin ti!- comentó entrañable mirándola pícaro de arriba abajo -Pues deja de mirar así o se lo diré a Mary- bromeó animada y se sonrieron. Se fue a otro grupo de taquillas. Diego estaba serio y distraído mientras sacaba el jersey de la bolsa y se lo vestía. Acabaron de cambiarse y salieron del vestuario. Se despidieron de los compañeros y salieron a la calle -¿Tienes algo que hacer?- le preguntó Diego animado- ¡Te invito a comer!- ella lo miró extrañada -¿Y tu mujer?- preguntó intrigada -¿Mi mujer?- preguntó sorprendido- En su casa supongo ¿por qué?- ella seguía mirándolo extrañada y él sonrió- ¡Ah, es que no acabé de contarte! Estoy separado desde hace tiempo- Fran comprendió y se sonrieron- ¿Qué? ¿Comemos luego? -Sí, claro ¿por qué no?- repuso animada Entraron en una cafetería y ocuparon una mesa. Se sentaron uno frente al otro, hablaban animados cuando la camarera se acercó. Hicieron el pedido y siguieron hablando entrañables hasta que llegó la comida mientras se observaban con cariño; Fran reconoció que seguía muy atractivo y aquellos ojos de color miel seguían atrapándola con su dulzura. El observaba encandilado que estaba aún más hermosa que hace años y que, pese a todo lo que le había ocurrido, no perdiera aquella inocencia en su dulce mirada. Se pusieron a comer callados cuando la camarera les puso delante sus pedidos. -¿Por qué estás tan interesada en la investigación del tiroteo?- le preguntó de repente mirándola intrigado, Fran lo miró estupefacta -Porque mataron a mi compañero y no pude hacer nada para evitarlo… ¿te parece poco motivo?- le contestó secamente -Pues por eso mismo deberías dejar trabajar a otros, es la primera lección que nos enseñaron en la academia… Tú estás implicada sentimental y personalmente: no serías lógica tomando decisiones- siguió comiendo distraído pero la observaba disimuladamente. Ella comenzó a jugar con la comida en el plato pero no daba bocado- ¿Qué es lo qué te preocupa, franchute?- le preguntó cariñoso sonriéndole ameno, ella lo miró a los ojos como si fuera a decir algo pero volvió a bajar la mirada al plato -Nada- respondió lacónica -¿Acaso tienes miedo qué se descubra algo que no te interesa que se sepa?- preguntó aparentemente bromista pero la miraba interesado -No- respondió tranquila, pero de pronto lo miró intrigada- ¿Qué descubran qué?- inquirió extrañada -Nada- le sonrió divertido- Solo bromeaba, franchute- añadió alegre- ¿O realmente tienes algo qué esconder?- se burló guasón -Yo no… Si algo me enseñaron es a confiar y respetar en la ley; yo no escondo nada- respondió tranquila y rotunda -Entonces, ¿sospechas que tu compañero anduviera en algo raro?- ella lo miró rabiosa -No- dijo tajante- Era una persona intachable… un gran compañero, un buen esposo y un maravilloso padre- añadió rotunda y sincera -¡Caray! ¡Ni yo hablo así de mi mismo!- bromeó entrañable, ella lo miró desconfiada pero se sonrieron amenos finalmente- ¿Erais compañeros hace mucho? -Un año y poco más… Desde que llegó trasladado de otra comisaría, mi compañero anterior era un novato en prácticas -¿Sabes a qué se debió su traslado?- le preguntó despreocupado, Fran lo miró nuevamente desconfiada -¿Puedo saber a qué se debe el tuyo?- le inquirió intrigada y recelosa, Diego la miró sorprendido pero sonrió gracioso -Perdona, no quise molestarte, solo soy curioso- bromeó entrañable -Pues más bien pareces de asuntos internos con tanta preguntita- repuso maliciosa y se rieron divertidos. No volvieron a hablar durante un largo tiempo- ¿Cuántos años tiene?- preguntó de repente animada -¿Quién?- preguntó Diego distraído -Tu hijo- contestó cariñosa y él sonrió dichoso -Dos añitos hace en Septiembre- respondió satisfecho y aquellos grandes ojos color miel de Diego brillaron orgullosos y felices; ella sintió una gran ternura, se sonrieron entrañables. -Entonces te separaste hace poco- repuso concluyente, él sonrió divertido -Año y medio ya- respondió espontáneo y campechano acabándose el café -¡Oh!- dijo Fran abatida, él la miró interrogante- Tuviste poco tiempo para disfrutar de él- le aclaró apenada a su mirada intrigada, él sonrió entrañable -No que va, lo tengo conmigo a menudo además de los fines de semana que me corresponden; Sandy es doctora en el Community y me quedo con Andy siempre que tiene guardias o quiere salir a divertirse- respondió amoroso -Pero no es lo mismo- repuso ella entristecida encendiendo un cigarrillo, él le cogió uno del paquete -Con nuestro trabajo es muy parecido, franchute; no tienes un horario ni tiempo para disfrutar de la familia como en otros trabajos y aprovechas cualquier mínima ocasión- explicó resuelto. La observó con ternura y se rió deleitado -¿De qué te ríes?- preguntó desconcertada - Siempre me encandilaron esos rasgos tuyos algo orientales- comentó observando sus ojos algo sesgados y su pequeña nariz puntiaguda acompañada de aquella boca bien perfilada por unos finos labios -Referencia de mis antepasados hawaianos- expresó sin darle importancia dándole un sorbo a su café -Lo sé, por parte de tu padre- repuso condescendiente y ella lo observó intrigada- investigué un poquito- expuso resuelto y Fran lo miró aún más intrigada- nombre francés, sangre americana… sentía curiosidad, nada más franchute; no te pongas a la defensiva ya- exclamó chistoso y ella rió divertida

No hay comentarios:

Publicar un comentario