viernes, 6 de diciembre de 2013

-¡¡Niñas ¿dónde andáis?!! ¡¡Os está esperando Jaime para llevaros a casa de Salomé!!- habló entrando en el cuarto, se quedó maravillada al verla- ¡¡Dios santo cielito; si estás preciosa!! -Gracias, tú también estás muy guapa- indicó mirándola con un hermoso y elegante traje largo en malva que le quedaba estupendo en su bonita figura, y un tocado en el pelo de pequeñas plumas también malvas -Es la madrina- indicó orgullosa Lidia y ellas se rieron alegres -¡Venga enredantas, que tu padre os está esperando y ya es la hora!- las agilizó animosa Julia dándole una suave cachetada en los glúteos a cada una, ellas salieron disparadas entre risas, Eva recogió su cartera y se dispuso a salir- espera cielo, tengo algo que ni que fuera hecho para ese vestido- y saliendo del cuarto, regresó de inmediato con un estuche cuadrado de terciopelo azul, dentro le mostró un conjunto de esmeraldas y diamantes de gargantilla, pulsera y pendientes muy fino y elegante- ¡¡Te quedará genial!! -Pero Julia…- habló apocada, su cuñada la miró intrigada- esto es demasiado para mí, no estoy acostumbrada a usar cosas así- Julia rió amena -¡Tonterías cielito! ¡Toda mujer sabe llevar una buena joya!- le expuso abrochándole la gargantilla al cuello mientras Eva se colocaba los pendientes, Julia posó sus manos dulcemente en los hombros de Eva y poso su mejilla en la de ella mirándose ambas a través del espejo- Ahora sí que estás radiante cielo… no me extraña que mi hermano está loquito por ti Eva ¡¡y entusiasmado con la llegada del bebé!!- le dijo amorosa, se sonrieron cariñosas- y cuando te vuelva a regalar algo, no le vuelvas a hacer el numerito del anillo o del vestido ¿eh?- le reclamó cariñosa besándola tierna en la mejilla -Por favor Julia, no me avergüences de nuevo- se abochornó ella -Tranquila cielo, todos te comprendimos; pero intentar hablar más, ambos teníais un disgusto enorme sin motivo alguno- recomendó tierna, ambas volvieron a reírse y salieron del cuarto tomadas cariñosas del brazo Miguel estaba al pie de la escalera hablando entretenido con Axel y Toni y otro muchacho que Eva no conocía. El las descubrió bajando las escaleras y quedó encandilado mirándola, una amplia y dichosa sonrisa se le dibujó en el rostro -Pero ¿habéis visto mujer más hermosa en la tierra?- expuso radiante mirándola embelesado, los muchachos también miraron hacia las escaleras -Perdona tío Miki, pero yo dentro de unos instantes sí- contestó guasón Axel -¡Más quisieras! ¿Tú te has fijado bien en esas piernas chaval?- reclamó orgulloso y todos rieron divertidos- ven aquí mi brujita adorada, estás preciosa amor mío- le habló impresionado y se besaron apasionados -¡Le vas a estropear el maquillaje Miki!- reclamó fastidiada Julia separándolos -Le estropeaba yo todo: maquillaje, vestido…- indicó malicioso y todos rieron explayados -¡Anda cabeza loca que tú bien eres capaz de írtenos arriba de nuevo y llegamos tarde!- repuso empujándolo hacia la calle y todos rieron divertidos La ceremonia era en una gran iglesia de la ciudad. Diego y Carla la guiaron, tomados cada uno de un brazo de Eva, hacia sus correspondientes lugares. Miguel la observaba deleitado desde el altar junto a Axel y su hermana acompañados de los otros dos muchachos. Se sonrieron felices así Eva tomó asiento La novia llegó radiante y hermosa del brazo de su padre y acompañada de Lidia, Sarah y otra muchacha que, por el parecido, Eva concluyó que era su hermana. Eva, al volverse ligeramente para observar la entrada de la novia, descubrió a un matrimonio sentado tras ellos que la observaban curiosos y muy fijamente mientras murmuraban entre ellos y le sonreían felices. Ella también les sonrió educada. La ceremonia empezó pero Miguel no lograba apartar su vista de Eva que le sonreía feliz. -Pronto serás tú quien estará aquí- pronunció con los labios Miguel señalando el altar mientras el cura leía el salmo, Eva negó con la cabeza sonriendo guasona- Sí, sí- remarcó él y ella volvió a negar juguetona -Quieres estar a lo que estás- le regañó Julia en un murmullo y todos los invitados rieron divertidos, también Eva sonrió solazada -Ya estoy a lo que estoy, tranquilita ¿sí? cálmate o te dará algo hermanita- respondió despreocupado y le guiñó pícaro un ojo a Eva que rió amena. Pero todos los invitados se voltearon a verla y Eva se sonrojó abochornada. Huyendo de todas aquellas miradas centradas de pronto en ella, Eva volteó levemente su cabeza y se volvió a encontrar con la mirada fija de aquella mujer que seguía sonriéndole cariñosa; le correspondió amable y regresó su atención al altar. Pero la curiosidad le podía… y volvió a fijarse en la pareja. La mujer era rubia, muy hermosa y joven, a pesar de sus incipientes arrugas alrededor de sus grandes y bonitos ojos grises y en los bordes de los labios; el hombre canoso, también parecía joven aunque tenía bastantes arrugas en el rostro. La mujer la volvió a mirar mientras seguía sonriéndole complacida. Eva volvió a sonrojarse al verse descubierta y les correspondió cordial. -Carla ¿quién es esa mujer que tanto me mira?- le preguntó intrigada a Carla sentada junto a ella -Son Cecil y Alberto, cielo; los mejores amigos de Miki… lo son desde hace muchos años cielito, desde la universidad, y son muy íntimos, se quieren muchísimo- explicó ella animosa, Eva asintió con la cabeza- son los padres de la pequeña Emma- añadió despreocupada -¡Ah!- solo pudo pronunciar, un nudo se le formó en la garganta. La sombra de Emma había regresado y se sintió muy incómoda. A pesar de que aquella mujer la miraba tierna y amistosa sonriéndole cariñosa, Eva se sintió de pronto y por primera vez desde que llegaran a la ciudad, como una intrusa, una usurpadora del amor de Miguel hacia su hija. Una gran opresión se le formó en el pecho; le faltaba el aire, le costaba respirar y empezó a sudar copiosamente. Se removió inquieta en su asiento -¿Estás bien cielito?- se interesó de inmediato Carla -Sí… ¿no hace mucho calor aquí?- indicó nerviosa secándose dos gotas de sudor que resbalaban por sus sienes con el revés de su mano -No, yo no lo tengo… ¿tú tienes calor amor?- le preguntó a su esposo sentado al otro lado de Eva -No, yo estoy bien- contestó y observó a Eva; también sintió la mirada de la madre de Emma sobre ella y aquello la hizo sudar aún más- ¿Te encuentras bien cielo?- se preocupó al verla tan sofocada -Sí… solo que me siento algo agobiada de pronto- indicó respirando dificultosamente posando su mano en el pecho, aquella opresión se agrandaba dificultándole tomar aire -¿Quieres que te acompañe afuera a tomar el fresco?- se ofreció de inmediato Diego ya poniéndose en pie -No- lo detuvo Eva rauda sujetándolo por el brazo- ya falta poco; se me pasará -Toma cielo- le ofreció amistosa Cecil su abanico dedicándole una sincera y dulce sonrisa que desarmó a Eva, sus ojos se le llenaron de lágrimas y solo pudo murmurar un leve gracias recogiéndolo- ¿Estás bien de verdad?- insistió preocupada al verle los ojos plagados de lágrimas, Eva asintió intentando sonreírle pero una lágrima traicionera se le escapó rodando por su mejilla -¡Eva corazón! ¿Qué te ocurre?- se alarmó Carla al ver aquella lágrima que se la limpió amorosa -Nada Carla, de verdad que estoy bien; disimula o Mikel se pondrá intranquilo y bien es capaz de dejar la ceremonia para venir a ver que pasa- bromeó amistosa y ella accedió sonriendo entrañable comprendiendo que aquello bien podría pasar fácilmente. Eva observó el abanico, era de madera tallado muy fino y elegante; al abrirlo percibió el suave aroma a rosas que se acrecentaba cada vez que se daba aire, estaba perfumado. Aquella suave brisa al batirlo y el agradable olor a rosas la calmó de manera increíble. Una suave mano se posó en su hombro. Era Cecil que le sonreía complacida y ella le correspondió agradecida -¿Mejor preciosa? Porque podemos salir si no es así, yo te acompaño sin problema- le susurró amistosa -No es necesario, me encuentro mejor; muchas gracias- le sonrió amena y ambas siguieron atentas a la ceremonia que acabó en seguida con un delicado beso de los recién casados que todos los invitados alentaron y comenzaron a salir. Diego y Carla volvieron a tomarla del brazo cada uno a un lado y, entre la confusión de la gente, Eva perdió de vista a Cecilia y Alberto. Salieron de la iglesia colocándose a las puertas para recibir a los recién casados. Los primeros en aparecer fueron los testigos en pareja: la hermana de la novia con el muchacho desconocido para Eva que, de la forma amorosa en que ella le posicionaba bien la corbata, era su pareja; Lidia con su primo Toni y Sarah del brazo de Miguel que reía divertida por algo que él le susurraba al oído. Tras ellos una radiante y satisfecha Julia del brazo del padre de la novia. Al aparecer la parejita feliz, cientos de pétalos de rosas blancas los cubrieron entre los aplausos felices de los invitados que les alentaban animados a otro beso que ellos obedecieron de inmediato en cumplir, pero este fue extenso y deleitado provocando las risas divertidas de todos los asistentes. Eva sonreía entretenida mirándolos besarse dichosos cuando, de pronto, Miguel la rodeó por detrás posando sus manos en su vientre y besándolo ardoroso en el cuello sobresaltándola -¡Idiota, me has asustado!- le recriminó y él rió divertido -Perdona mi vida pero no me resistía más- declaró amoroso besándola dulcemente en los labios, se sonrieron- ven amor, quiero presentarte a alguien que están deseando conocerte -¿A quién?- indagó curiosa mientras él la llevaba de la mano entre los invitados, su corazón empezó a latirte a cien al ver que se aproximaban a Cecil y a Alberto -¡Miguel, cariño mío!- lo saludó alegre Cecil abrazándolo cariñosa- ¡Lo siento por Axel, pero eres el más guapo de todos!- expuso emocionada -Gracias mujer, por lo que me toca- bromeó ameno Alberto -¡Bah!- repuso despreocupada y los cuatro rieron amenos -Hola Cecil, tú también estás muy bonita; como siempre- habló cariñoso besándola en la mejilla y ella le sonrió agradecida- Os vengo a presentar a Eva como os prometí… Eva amor, son Alberto y Cecil, mis mejores amigos de hace muchísimos años -Lo sé- expuso Eva sonriéndoles cordial -¡Lo sabía en cuanto la vi! ¿No te lo dije Alberto? ¡¡Esa preciosidad tiene que ser la prometida de nuestro Miguel!! ¡¡Siempre tuvo muy buen ojo para las chicas!!- habló entusiasmada Cecil abrazándola emocionada mientras los dos hombres reían animados- ¿Y ya te encuentras mejor corazón? -Sí gracias, y muchísimas gracias por prestarme el abanico- le habló amistosa devolviéndoselo -¡No cielo, quédatelo; te lo regalo!- lo rechazó animada -¡No que va!- expuso acobardada Eva -¡De verdad corazón, quédatelo!- le hablo rotunda cerrándole la mano con ternura alrededor del abanico- pero me lo cuidas ¿eh? Era de mi Emma y sé que le gustaría mucho que tú lo tuvieras- añadió enternecida, Eva volvió a sentir el nudo en la garganta- ¿sabes cielo? Sé que le gustarías a mi niña solo por lo feliz que haces a Miguel y devolvérnoslo de nuevo- se sonrieron amistosas -¿Se puede saber qué pasó? ¿Por qué te pregunta si ya estás mejor?- indagó nervioso Miguel mirando intranquilo a Eva -Nada cielo, me dio un sofoco estando dentro y me angustié un poquito pero no fue nada- le comentó tranquilizadora -¡Vaya, al menos una señal! Ahora sí voy a creérmelo amor mío- bromeó burlón -¡Idiota!- repuso ella dándole una suave cachetada en el brazo, él rió feliz y la oprimió suavemente contra su cuerpo besándola tierno en la frente, la pareja los miraba intrigados aunque sonreían divertidos -Tengo una noticia que daros amigos míos: ¡¡voy a ser papá!!- exclamó entusiasmado Miguel -¡¡Santo Dios hermano!! ¡¡Eso es magnífico!!- se alegró inmensamente Alberto abrazándolos alegre -¡¡Oh, eso sí que es una gran noticia corazón!!- se entusiasmó Cecil abrazándolos también emocionada- ¡¡Oh que maravilla cielo!!- repuso amorosa tomando las manos con gran ternura de Eva que le sonrió agradecida- ¿Y cómo lo llevas cielito? -Bien, muy bien; ni un solo malestar por ahora- le contestó animada -¡¡Mejor!!- expreso contundente y se rieron amenas- ¡¡Pero que gran noticia santo Dios!!- declaró abrazándola entusiasmada de nuevo- ¡¡Ahora que no tenga que venir la criatura andando por sí sola a conocernos ¿eh?!!- le recriminó bromista a Miguel que rió divertido -Te lo prometo Cecil, en cuanto nazca te lo traeremos a conocer; además, estaremos en contacto- contestó cariñoso Miguel -¡¡Ya!! ¡¡Y yo voy y me lo creo!! ¡¡Tres míseras llamadas nos has hecho en estos dos años, desagradecido!!- le recriminó amorosa y él sonrió abochornado- ¡Menos mal que ahora está Eva y ella sí nos llamará para saber como vais ¿verdad preciosa?! -Claro, no hay problema- respondió más animada, realmente eran muy agradables y se percibía a leguas que querían con locura a Miguel y se alegraban realmente de su felicidad

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