martes, 24 de diciembre de 2013

-¡¿Qué haces aquí a estas horas, peque?!- se sorprendió Mike al verla entrar -No podía dormir- le sonrió cariñosa- Vengo a practicar tiro… Me mandó la loquera- bromeó entrañable y él sonrió divertido- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?- le preguntó serena sentándose junto a él sobre el escritorio intentando no parecer intrigada -Nada, poniendo al día algunos informes atrasados- contestó aburrido, ella aprovechó para observar la pantalla del ordenador, era cierto: eran salidas por llamadas sin importancia- Marta y los niños no están que se fueron a pasar unos días con mi cuñada y la casa está muy vacía- añadió desolado, Fran le sonrió afectuosa -¿Ya dio a luz tu cuñada entonces?- preguntó cariñosa -Sí, tuvo un niño precioso- explicó apasionado y se sonrieron animados- ¿Cuándo te nos animas tú peque?- bromeó y ella se echó a reír divertida -¡Aún soy joven Mike!- repuso campechana- Además, aún tengo que buscar al pardillo que me aguante -¡Échale el guante al nuevo!- comentó socarrón- ¡Es muy guapo! -¡¡Uy, Mickey!! ¡¿Cuánto tiempo lleva tu mujer fuera de casa?!- se hizo la escandalizada levantándose de la mesa, se rieron recreados- Me voy a la sala de tiro… ¿Te animas a acompañarme?- lo animó cariñosa -¡Pues sí!- contestó animado levantándose de la silla- ¡Ya haré esto mañana! Se entrenaron durante bastante tiempo. Fran no sintió nada fuera de lo común al disparar contra los muñecos y las figuras de papel, al contrario, se encontraba realmente bien. Su puntería era perfecta, su mano no dudaba ni temblaba al empuñar su arma y su brazo herido no se resentía. Estaba perfectamente y sonrió complacida Lo dejaron ya y volvieron arriba para dejar las armas en las taquillas. -Mike ¿sabes a quién puso capi en la investigación?- le preguntó sosegada subiendo las escaleras -No, no sé nada- contestó tranquilo y franco- ¿por qué? -No por nada, solo por saber cómo iba y si ya hay alguna pista de eses dos- expuso despreocupada, Mike se detuvo de pronto en mitad de la escalera y la miró a los ojos- ¿qué te pasa?- instó curiosa -¿No lo sabes verdad peque?- expuso apagadamente, Fran sintió que las piernas le temblaban; aquella mirada de Mike era muy desmoralizadora -¿Qué pasa Mike? -Ya apareció el coche que utilizaron para la huida…- el corazón de Fran se detuvo al instante y tragó nerviosa saliva ¡¡el coche apareciera!! ¡¡Ahora podría revisarlo y eliminar todas esas dudas que la corroían por dentro…!!- quemado en un descampado con dos cuerpos dentro… suponemos que son los dos muchachos, aunque hay que esperar a los resultados forenses- explicó desolado mirándola con extrema tristeza -¡No!- chilló desalentada mirándolo incrédula con los ojos llenos de lágrimas- ¡Dime que eso no es cierto Mike! ¡¡No podemos tener tanta mala suerte!! -Lo siento peque…- murmuró apesadumbrado posando cariñoso su mano en el hombro de Fran- Pero tranquila; así me entere de algo más, te digo ¿vale?- añadió cariñoso mostrándole una tierna sonrisa -Te lo agradezco- le sonrió entrañable Al entrar en la sala se encontraron con Diego sentado a la mesa de Ben escribiendo en su ordenador. Fran se sorprendió al encontrárselo allí pero él se sobresaltó mucho más al verla a ella apagando inmediatamente el ordenador -¡¿Qué rayos haces tú aquí?!- censuró a Fran encrespado, ella quedó abrumada -¡¿Yo?! ¡¿Y qué haces tú?!- reprendió asombrada- ¡¿O Mike?! ¡¿Por qué solo te sorprendes de mí?!- añadió intrigada, él tomó aire profundamente para serenarse -Mike ya comentara esta mañana de que iba a quedarse, por cierto que me extrañó no verlo aquí… - explicó tranquilo sonriendo más relajado- Y no me asombré, me preocupé al verte aquí a estas horas… se supone que deberías descansar más ¿no? La pierna aún no la tienes al cien por cien- le regañó suavemente -No podía dormir la pobrecilla, así que aprovechó para hacer unas prácticas de tiro mandadas por la loquera y yo la acompañé- explicó entrañable Mike sonriendo amistoso mientras se dirigía a los vestuarios -¡Gracias Mike, pero podía responder yo ¿eh?!- repuso chistosa Fran y él le sonrió ameno entrando en los vestuarios -Ah, ya- musitó Diego más relajado- ¿Y qué tal? ¿Notaste nerviosismo o inseguridad al desenfundar?- preguntó ameno mientras se levantaba de la silla y recogía su zamarra del respaldo con intención de irse -No, todo bien- respondió serena y él le sonrió complacido -¿Tampoco se te resiente el brazo?- se interesó cariñoso -No, tampoco… pero no te vayas por las ramas ¿Qué haces tú aquí a estas horas?- interrogó mirándolo intrigada, él le sonrió amigable -Vine a buscar una cosa que se me olvidara en la taquilla- explicó serenamente -Eso no es una taquilla Diego- comentó irónica señalando el ordenador -No, no lo es ¿verdad?- sonrió guasón pero Fran lo miraba intensamente- aproveché para mandarle un email a un amigo ya que estaba aquí…- explicó desenvuelto -Esa es la mesa de Ben- remarcó rotunda y él abrió los ojos desconcertado -¿Ah sí? Vaya, que casualidad… lo siento, no lo sabía…- se disculpó apesadumbrado -No pasa nada… aunque es mucha casualidad que habiendo tantas mesas, escogieras precisamente esa - replicó sarcástica yéndose a los vestuarios -¿Te espero y te acerco a casa?- le preguntó animado mientras ella entraba en los vestuarios -No, gracias… ¡¡Se ir sola!!- le contestó mordaz, él sonrió recreado y se marchó. La sorpresa de Fran fue encontrárselo sentado sobre el capó de su coche, le sonreía campechano -¿Qué haces sentado sobre mi coche?- le peguntó intrigada -¡¿Este es tu coche?!- se sorprendió y se levantó ágilmente- ¡Vaya casualidad, perdona!- comentó divertido -Sí, hay muchas casualidades hoy ¿no?- replicó ella escamada mientras abría la puerta para entrar en él -Mi coche no me arranca… -comentó él calmosamente- ¿Te importaría acercarme a casa?- pidió amable sonriéndole amistoso, ella lo miró desconfiada pero él incrementó aún más su sonrisa dibujando una risa franca y sincera. Ella le hizo un movimiento de cabeza indicándole que subiera y él obedeció encantado y dichoso. De camino, Diego no se estaba quieto y toqueteaba curioso en la guantera, en el salpicadero, encendió la radio, buscó un dial… la estaba desquiciando -¿Es nuevo, verdad?- preguntó entusiasmado -No- contestó ella secamente ya encendida por su inquietud- ¿Qué policía eres que no distingues un modelo antiguo a uno nuevo? -Podía ser de segunda mano; además lo parece ¡aún huele a coche nuevo!- comentó distraído mientras buscaba otro dial distinto en la radio- a ver si encontramos algo mejor…- el ruido de las emisoras saltándoselas de unas a otras sin detenerse en ninguna la ponían frenética -¡Quieres estarte quieto!- repuso ella pegándole en la mano y encendiendo el reproductor de cd´s, una música melódica dulce y serena llenó el coche- no lo uso casi nada, por eso parece nuevo- comentó intentando serenarse -Ah, debe ser eso luego- dijo remolinándose inquieto en su sitio y empezó a mover el asiento adelante y atrás -¡¿Qué coño te pasa ahora?!- le preguntó desquiciada -¡No encuentro la postura, llevo las piernas encogidas!- se quejó y siguió moviéndose hasta ponerse cómodo- Ahora… ¿No tienes otra música más movida? ¡Esto es un muermo!- expresó ya echándole la mano de nuevo al aparato de música Ella frenó de golpe en el arcén ante la sorpresa de Diego que la miró extrañado -¿Qué pasa?- indagó sorprendido -¡¿Qué te pasa a ti?!- le gritó exasperada- ¡Parece que tienes el baile de San Vito!- él se rió divertido y acabó haciendo reír a Fran también -Perdona pero no me gusta ir de copiloto… ¡Me pongo nervioso!- explicó ameno -¡Pues tendrás que aguantarte o comprar un coche nuevo!- expuso volviendo a la carretera despacio -¡Con mi sueldo! ¡Un coche nuevo! ¡Ja!- se burló entrañable- ¡Tengo un hijo ¿recuerdas?! Ese pillastre consume casi todo mi sueldo- repuso encandilado -¡Con lo inquieto que eres no sé como no tienes una docena!- se burló guasona y él rompió a reír a carcajadas -¡Esa era mi idea pero no me dio tiempo franchute!- comentó divertido- Aún no llevábamos ni dos años casados cuando nos divorciamos- ella lo miró tierna y él le sonrió cariñoso- Es ahí- le señaló un edificio antiguo de tres plantas estilo victoriano, ella obedeció- Muchas gracias, franchute; te debo una- le agradeció mientras abría la puerta del coche para salir -¿Cuándo piensas dejar de llamarme así?- le preguntó afectuosa y él le volvió a sonreír dulcemente -Nunca… a mi me gusta- la besó cariñoso en la mejilla y se bajó del coche; ella quedó gratamente sorprendida. Se asomó por la ventanilla abierta sonriendo- Conduce despacio ¿eh? -¿En qué piensas ir a la comisaría mañana?- le preguntó amena sonriéndole también, él movió los hombros indeciso- ¿Te recojo a las siete y media?- se ofreció amistosa -¿Puedo conducir yo?- preguntó confiado, ella intentó estar seria pero una sonrisa acudió a su rostro y él rió feliz- ¡De acuerdo entonces, a las siete y media!- repuso entusiasmado retirándose de la ventanilla- Vigila tu espalda compañera- expuso cariñoso giñando un ojo y dando tres suaves golpes en el capó del coche sin dejar de sonreírle; ella se le quedó mirando boquiabierta: ¡¡así la despedía siempre Ben!! El se acercó de nuevo a la ventanilla intrigado por su cara- ¿te ocurre algo? -No, nada- contestó inquieta, le sonrió levemente- ya me voy, hasta mañana- y se alejó dando la vuelta rauda en medio de la carretera bajo la mirada extrañada de Diego. Se tiró en el sofá al llegar a casa, se sentía inquieta y perturbada; había ido a averiguar y volvía aún con más dudas: ¿qué hacía Diego en la comisaría? Se pusiera muy a la defensiva para solo estar “mandando un email a un amigo”; y lo más sorprendente, el saludo en el capó del coche ¡Idéntico en palabras y hechos como Ben! “Vigila tu espalda compañera” y tres golpes en el capó al tiempo que le guiñaba un ojo… ni dos ni cuatro ¡¡tres!! ¿Habría sido una coincidencia? Pero ¿Con las mismas palabras y el mimo gesto? No… que va… aquello no era una coincidencia... La despertó la alarma del teléfono sobre la mesa de cristal. Se desperezó incrédula: ¡había dormido algo por fin! Aunque había sido un sueño inquieto e incómodo dónde salía el dichoso vehículo del tiroteo junto con aquellos aterradores ojos grises del asesino de su padre que seguía teniendo clavados en la retina desde niña ¿qué rayos le pasaba con aquel coche que la sulfuraba así? ¿Y a qué venía mezclar una cosa con la otra? La mente jugaba malas pasadas. Subió a su cuarto y se duchó en el baño privado de su dormitorio, se vistió unos vaqueros y un jersey de lana beige muy gordo. Bajó a la cocina y se bebió un café mientras se fumaba el primer cigarrillo del día. A las siete y media estaba frente al edificio de Diego, lo vio salir animado del portal, saltó al tiempo los tres escalones del porche con sus largas piernas y se dirigió a su lado sonriéndole alegre. Fran tomó aire profundamente mientras lo observaba acercársele, el muy puñetero seguía tan atractivo como lo recordaba o aún más para fastidio de ella. -Buenos días ¿quedáramos en que conducía yo, no?- repuso entrañable, ella sonrió y saltó al otro asiento en el mismo momento que él ocupaba el del conductor. Reguló el asiento- ¡Que cortitas tienes las piernas franchute!- bromeó divertido y arrancó el coche -Lo suficientemente largas para entrar en el cuerpo de policía- contestó entrañable -Y muy bonitas, si mal no recuerdo- añadió cordial sin dejar de sonreír, ella también sonrió resuelta. Al llegar al garaje de la comisaría, él dejó el coche a lado de su todoterreno negro -¿Por qué lo aparcas aquí? Mi plaza es aquella- preguntó extrañada, él ya se apeaba del coche -Así después me dejas puentearlo, se quedó sin batería- comentó cerrando la puerta, ella también se bajó del coche y miró su vehículo, llevaba una sillita de niño atrás -Pero está nuevo- comentó distraída -Lo parece por fuera, pero el pobre tiene más kilómetros que mi vecina del segundo- bromeó sonriendo divertido mientras se dirigían al ascensor, ella soltó una carcajada explayada -¿Y si sabías que era la batería por qué no me pediste ya ayer puentearlo?- preguntó intrigada, él movió los hombros indiferente y le sonrió entrañable -¿Sabes que sigues igual de protestona y preguntona? Hay cosas que nunca cambian, caray- indicó resuelto entrando en el ascensor, ella rió divertida y lo siguió.

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