viernes, 27 de diciembre de 2013

-Te contaré todo, pero no aquí; debemos ir a un sitio seguro- añadió preocupado -Mi casa- repuso categórica y él sonrió entrañable pero amargamente -¿Crees que tu casa es segura?- preguntó cínicamente, ella afirmó resuelta con la cabeza- Puede haber micrófonos franchute, no sabemos hasta que punto te vigilan a ti- añadió drástico -¿Y quién los puso o cuándo?- preguntó burlona -Cualquiera… Un compañero, un amigo- explicó nervioso -No invito nunca a nadie a mi casa- replicó ella tajante -¡¿Nunca?!- negó con la cabeza- ¡¿A nadie?!- preguntó extrañado, volvió a negar ella- ¡¿Ni un novio o amigo muy íntimo?!- bromeó burlón -No- contestó firme- ¡Hay muchos sitios dónde quedar sin ser mi casa!- añadió decidida, él reía pícaro- ¡Para cualquier cosa!- añadió sagaz- No me gusta que nadie invada mi espacio; invitas a alguien a casa y, después, se toman la libertad de aparecer cuando les da la gana- repuso tajante -Pues me estás invitando a mí franchute ¿Qué pasa? ¿Acaso no te molesta que yo invada tu espacio?- se burló con sorna riéndose socarrón y ella le hizo una mueca burlona- Vale, de acuerdo… Ve delante, yo te seguiré en mi coche- aceptó él finalmente -¿No sería mejor que lo dejaras aparcado fuera e ir en el mío?- propuso decidida, él la miró sorprendido- Por si acaso alguien lo reconociera ¿qué pinta tu coche delante de mi edificio?- le comentó astuta, él sonrió entrañable -¡Sigo diciendo que no sé qué rayos pintas aún en una comisaría de distrito!- bromeó socarrón y se subieron a los coches saliendo del aparcamiento de la policía. Diego lo dejó a menos de medio kilómetro de la comisaría y se subió al coche de Fran. A cinco calles de la comisaría, ella abrió el portalón del aparcamiento de su edificio. Subieron en el ascensor desde el mismo parking. Diego se fijó que se necesitaba llave para ponerlo en funcionamiento. -¿Vives tan cerca y crees que nadie pudo haberse colado en tu piso franchute?- se burló socarrón -Imposible, el edificio sí puede que lo controlen pero no el piso: hay 24 plantas y diez viviendas por planta; además tenemos un portero que no permite la entrada de nadie que no haya sido avisado con antelación y, como bien ves, sin llave el ascensor no funciona- comentó sagaz -¿Sabes qué hay unas cosas que se llaman buzones, verdad?- se jactó divertido -¡Sí, listo; pero aquí no!- repuso resuelta y él la miró intrigado- el mismo portero recoge y se encarga de entregar el correo en mano; además aunque lo hubiera no le tendría puesto el nombre ¿para qué? si todo mi correo va a casa de mis padrinos. -¿Eres una espía o una infiltrada del FBI?- dijo guasón -Soy desconfiada por naturaleza y más lista que tú- bromeó burlona, él la miró sorprendido- ¿Cómo vas a casa de Estela y la abrazas en el porche queriendo disimular después que no la conoces? ¡No eres nada, pero que nada listo!- se burló astuta, él estaba asombrado- Mejor dicho ¡Eres muy poquito inteligente!- añadió socarrona -Me pudo el cariño que le tengo… Además, estaba atento y nadie vigilaba la casa - se defendió astuto, ella se echó a reír a carcajadas caminando por el pasillo del piso diez hacia la puerta cinco -¡Yo estaba allí y no me viste!- comentó guasona- ¡Y cómo yo… cualquiera; idiota!- se burló sarcástica entrando en el piso. Diego lo observó asombrado -¡¡Menudo pisito!!- repuso admirado- ¿Esto salió de un sueldo de un simple policía de distrito? ¡Caray, que bien pagan en la dieciséis!- se burló artero, ella iba a responder rauda- ¡¡Ya lo sé fierecilla!! ¡No te excites ya!- le cortó divertido- Lo compraste con el dinero de la herencia de tu madre y el dinero cobrado por la muerte de tu padre que tus padrinos te tenían guardado; lo sé- comentó entrañable y sincero, ella lo miraba anonadada- Es más, vives aquí desde hace dos años, desde que te fuiste de casa de tus padrinos -¡¿Me has estado investigando?!- exhaló furiosa, él la miró comprensivo y movió los hombros al tiempo que elevó las cejas en un gesto justificado -Lo siento, pero tienes que entendernos: eras la elegida para ser compañera de Ben y teníamos que asegurarnos; después, pasaste a ser la primera sospechosa- comentó sincero -¡¿Sospechosa?! ¡¿Sospechosa de qué?!- preguntó sorprendida -Del asesinato de Ben ¿de qué si no?- declaró contundente, ella lo miró aterrada- Fue muy cantosa la forma en que te dejaron vivir… ¡Sospechosamente descarado!- la miraba cariñoso y tierno- La verdad, investigué porque me lo ordenaron de arriba pero nunca llegué a desconfiar de ti; además Ben siempre juraba y perjuraba que estabas limpia pero…- se calló brevemente y Fran lo alentó a seguir ansiosa- ¡¡Joder Fran!! ¡¿Tenerte así a tiro y dejarte viva?! ¿No es sospechoso o qué?- aclaró tolerante, ella no decía nada- Además ¿No me irás a decir ahora qué no te lo has preguntado tú miles de veces ya? ¡Con lo vivaracha que eres!- comentó divertido ella lo miró dolida- ¡Chica, alguien de dentro te aprecia demasiado para acabar contigo!- añadió fascinado; ella oía incrédula y pesarosa, sus ojos miraban disgustada a Diego. De pronto el rostro de Fran cambió del dolor al estupor, y él sonrió encandilado- ¡Ya sé, ya sé! Ahora estás pensando en tu padrino ¿verdad? Pues sí, fue el siguiente de la lista, franchute- comentó entrañable mientras se sentaba en el sofá- Pero no llegamos a sacar nada en claro, tu padrino parece también estar limpio- aclaró convencido- por eso confiamos en él y le contamos nuestras sospechas- miró la ciudad por el gran ventanal- ¡Menudas vistas tienes aquí de la ciudad franchute!- repuso sorprendidamente agradado -¡Déjate de vistas Diego!- repuso enfática- Y habla claro, que te entienda… ¿De qué conocías a Ben? ¿Qué investigáis? ¿De qué somos sospechosos capi y yo?- Lo miró fijamente a los ojos intrigada- ¿Quién rayos eres tú? El sonrió divertido y entrañable, se acomodó en el sofá recostándose contra el respaldo y puso los pies sobre la mesita de cristal -¡¡Saca los pies de la mesa!!- le reclamó instintivamente, él se sorprendió y obedeció al instante. -¡Joder… me recordaste a mi mujer!- bromeó sobresaltado. Se echaron a reír al tiempo solazados- Son muchas preguntas, franchute ¿no tienes algo para acompañar la charla?- comentó relajándose nuevamente en el sofá -Solo vodka- contestó dirigiéndose al frigorífico y sacando la botella del congelador mostrándosela -Seguimos en las mismas ¿eh? Hay cosas que no cambian… Vale, si no hay otra cosa- respondió indiferente, ella cogió dos vasos y los llevó a la mesita sirviendo el líquido en ellos. Se sentó a su lado y le entregó el de él. Diego bebió un buen sorbo sin moverse, le puso cara de disgusto- ¡Nunca entendí ni entenderé por qué rayos bebes esto!- expuso desencantado -¿Por qué a mi me gusta puede ser un buen motivo para ti?- preguntó guasona y él sonrió entrañable- Además, no te huele el aliento a alcohol y no tendrás resaca mañana aunque te bebas dos botellas… comprobado ¿eh?- aseguró divertida y se rieron de nuevo- Pero olvida el vodka y empieza a hablar- reclamó intrigada -Está bien- contestó aspirando profundo y soltando el aire despacio- Empecemos por el principio: soy de la Unidad de Investigación criminal en Delitos Internos… -Ah, uno de esos…- masculló asqueada, él la miró ofendido -¡Sí, uno de esos! ¿Pasa algo?- replicó fastidiado -¡No! Por mí puedes ser lo que quieras- resolvió desenfadada -¡No sé porque esa manía hacia nosotros, asuntos internos no se mete con nadie si te dedicas a hacer tu trabajo!- repuso apesadumbrado, ella le hizo una mueca asqueada pero no dijo nada- Bueno, sigamos; Ben y yo éramos compañeros desde hacía cinco años… más que eso, éramos como hermanos: fui padrino de su boda, vi nacer a sus hijos, es más… soy el padrino de Willy, el mayor; si entré en Asuntos Internos fue por él- añadió sonriendo cariñoso, ella también sonrió entrañable- Llevamos años con sospechas de tu comisaría, de que algo turbio se masca allí, pero no teníamos nada concluyente; son muy cuidadosos y limpian muy bien todo tipo de rastro- Bebió algo más del vodka de su vaso y volvió a ponerle mala cara- ¿No tienes limonada o algo para encubrir su mal sabor?- indicó asqueado -Tienes razón: hay cosas que no cambian; mira que eres pesado chico- protestó cariñosa yéndose de nuevo a la cocina y él rió divertido, regresó con un botellín de limonada que él vertió dentro de su vaso y siguió hablando -Pero hace dos años, alguien tuvo un desliz y abrió un pequeño resquicio de luz para nosotros. -¿Algo turbio cómo qué? ¿Quién tuvo el desliz?- preguntó ansiosa -Algo no está funcionando correctamente en la comisaría 16, hubo pequeños detalles y algunos casos extraños que hizo saltar la alarma; llegamos a la conclusión de que hay un grupo de policías corruptos pero aún no hemos podido averiguar nada, ni cuántos son ni quienes están metidos- ella lo miró sorprendida -¿Qué detalles? ¿Y qué casos extraños? -Detalles franchute- contestó despreocupado reincorporándose del sofá, apoyó sus codos en sus rodillas y fijó su mirada en el vaso que sostenía con sus dos manos- Desde hace unos años se repiten ciertos casos de accidentes muy sospechosos que en tu comisaría acaban siendo archivados como simples accidentes de tráfico, asaltos de drogodependientes o ajustes de cuentas entre maleantes… una investigación superficial, un simple papeleo y ¡Hala, listo; todo aclarado! Eso nos mosqueó y, rascando un poco, hemos averiguado que dichos accidentes son muy convenientes para ciertos tipos de la ciudad que ya teníamos en el punto de mira por otros motivos bien distintos -¿Qué tipos Diego?- preguntó curiosa, él la miró y sonrió tierno -Son los amos de casi todos los garitos de alto standing de la ciudad… sospechosamente enriquecidos en poco tiempo; es de voz populi que en esos sitios hay mercancía de lo mejor, juego ilegal, peleas clandestinas, prestamistas usureros… todo tipo de gente bien franchute- añadió guasón y ella sonrió- acampan por la ciudad con una tranquilidad pasmosa, como si fueran los amos de ella, y pobre del que no pague las deudas contraídas con ellos… Clamaba al cielo que tu comisaría nunca les hubiera investigado a fondo… - explicó franco y extrañado- pero la respuesta de tu padrino es que son muy buenos y nunca logran pillarlos en nada, que se siente impotente; entonces decidimos intervenir pero ¡casualidades de la vida! Tu padrino tenía razón- volvió a beber y se quedó mirando el vaso vacío en su mano- todo es una maraña de extraños acontecimientos, saben de antemano cuando vamos a intervenir y nunca logramos pillarlos en nada… ¡Siempre está todo perfecto e impecable!- la miró a los ojos turbado- ¿No es un poco sospechoso, franchute? -Como si estuvieran avisados, quieres decir- aseguró ella impresionada -¡No solo avisados, tienen completa información de todos nuestros pasos mi petit suisse!- añadió consternado mientras se servía otro vaso de vodka y limonada; ella, al oírle llamarla de nuevo con aquel apodo cariñoso como antaño hacia habitualmente, la volvió a turbar, un dulce estremecimiento le recorrió el cuerpo erizándole la piel- Van siempre un paso por delante nuestro y eso es desolador- añadió abatido volviéndose a recostar en el sofá. Estiró las piernas por debajo de la mesa de cristal pero, era tan largo, que tropezaba con ella y no se le veía cómodo. Fran se levantó y recogió el cojín que guardaba en la parte baja del mueble y usaba cuando leía en el sofá. Lo colocó sobre la mesita de cristal -Ponte cómodo, anda- le dijo cariñosa y él sonrió agradecido obedeciéndole- ¡Pero quítate los zapatos! Luego lo uso para apoyar la cabeza cuando leo- añadió firme, él rió entrañable y se los quitó -¿Sigues devorando libros como una posesa, no?- bromeó mientras colocaba las piernas sobre el cojín- ¡Esto ya es otra cosa!- resopló encantado acomodándose gustoso. Ella sonrió complacida -Por lo que me cuentas…- comentó quitándose también los zapatos y acurrucándose en el sofá junto a él con sus piernas debajo de sus muslos apoyándose de lado para quedar frente a Diego- el topo está en vuestro departamento, no en el nuestro ¿por qué llegasteis a la conclusión de que mi gente está comprada? -Sí, también es cierto; y lo estamos investigando… Pero hace unos dos años, uno de tus compañeros operó a su esposa fuera- siguió más relajado -Sí, Charlie- comentó ella serena- Se la llevó a Houston, era una operación a vida o muerte… ¡Salió bien gracias a Dios y está bastante recuperada!- añadió feliz -Exacto- repuso él- Pero necesitó mucho dinero mi petit suisse- comentó impresionado, ella lo miró conmocionada -¡Pidió un crédito bancario, Diego! ¡Yo lo vi!- explicó sobrecogida y él le sonrió entrañable -¡Lo sé, franchute; tranquila! ¡Lo sabemos todo!- le explicó consternado- Se encargó de hacerlo bien… ¡Pero no tanto como él se cree!- sonrió cínicamente- Pidió un crédito de cinco millones… ¡Pero gastó cinco y medio, cielo!- añadió emocionado -No sé Diego… pudo pedirlos prestados a alguien; tener ahorros…- comentó confundida -Todo está investigado ya… Y aparecieron así ¡puff! ¡De la nada!- exclamó apasionado chascando sus dedos- fue listo, muy listo; los usó muy disimuladamente en pequeños gastos que pasarían inadvertidos, los grandes y cantosos los realizaba con la tarjeta… Pasaría desapercibido fácilmente si no estuviéramos ya examinando con lupa todos vuestros movimientos- se quedó callado haciendo bailar el líquido en su vaso- Esperamos otro error pero son muy listos y no cometieron más…- su rostro se ensombreció- Decidimos que no había de otra y debíamos colarnos dentro…- se calló unos segundos mirando apenado el líquido de su vaso- me ofrecí voluntario pero Ben se puso terco e insistió en que yo no debía ir… a pesar de que le repetía insistente que yo no tenía tanto que perder como él si me descubrían pues yo no tengo una familia maravillosa como él tenía, no hubo manera; se cerró en banda diciendo que, después de lo hubo entre nosotros y el gran cariño que te tengo, no sería racional y podría afectar a mis decisiones…- aquellas palabras de Diego impresionaron a Fran dejándola sobrecogida -¿Él… sabía que hubo algo entre nosotros?- indagó conmocionada -Sí claro- respondió despreocupado mirándola desconcertado- además de mi compañero, era mi amigo Fran; mi único y gran amigo al que le contaba mis cosas y él a mí las suyas- declaró abatido; Fran, conmovida, le acarició cariñosa el hombro- ¿Por qué lo preguntas? -Por nada- resolvió indiferente, aunque al instante de oírlo, recordó las charlas con Ben en el coche haciendo la ruta, cómo le preguntaba animoso si nunca tuviera un novio, un novio en serio y no solo ligues eventuales; y ella le respondía sincera que solo había tenido uno y le había dolido demasiado la ruptura para querer saber nada más de novios formales. De cómo sonreía tierno e insistía en saber si eso significaba que aún le quería aunque ella nunca llegó a contestarle… Sería cabrito, intentaba sonsacarme; pensó cariñosa y sonrió dulcemente

No hay comentarios:

Publicar un comentario