jueves, 5 de diciembre de 2013

-Venga… dejémoslos solos- indicó conmovido Jaime apremiándolo al resto a abandonar la sala, todos empezaron a salir remolonamente de la estancia silenciosamente -No, no os vayáis ¡¡Esto hay que celebrarlo todos juntos ¿verdad cielo?!!- habló Miguel feliz sin soltarla de entre sus brazos que sonreía radiante asintiendo con la cabeza, ellos se volvieron entusiasmados-¡¡Voy a ser papá, hermanita!! ¡¡Papá!! ¡¿Te lo puedes creer?!- explosionó rutilante oprimiéndolo feliz a Eva contra él y besándola apasionado en la sien, todos rompieron a reír divertidos -¡¡Lo sé ángel mío, lo sé; y soy muy feliz!!- sollozó emocionada y los abrazó amorosa a ambos. -Y ya está aquí- exclamó feliz levantándole la camisola rosa que llevaba sobre los vaqueros, todos se quedaron boquiabiertos al descubrirla con los vaqueros sujetos con un imperdible- ¡¡Virgen santa, si ya no te dan los pantalones cielo mío!!- expuso embobado y se arrodilló ante ella para observarlo mejor- ¿Pero de cuánto tiempo estás ya?- indagó atónito -Según mis cuentas, no llego a tres meses; pero ya se nota demasiado y los pantalones me oprimen, tengo miedo hacerle daño- declaró con ternura, se miraron dichosos y se sonrieron felices -¡Dios santo, mi hijo!- repuso lleno de pasión besándole el vientre, ella sonrió deleitada, él acarició con gran ternura el resaltado vientre y buscó su mirada, se sonrieron radiantes- ¡¡Mi vida, una brujita bella como su mamá!! ¡¡Lo que tanto he soñado ya está aquí!! -O un muchachote guapetón como su papá- explicitó ella hundiendo amorosa sus dedos en sus negros cabellos, se volvieron a sonreír entusiasmados; Miguel besó de nuevo el vientre y se apresuró a atrapar aquella boca deliciosa que lo tenía enamorado, se besaron apasionados- Ahora sí nos casaremos, cuánto antes- decidió rotundo mirándola feliz a los ojos -¡No!- Exclamó categórica, Miguel la miró desconcertado -¿Cómo qué no? ¡¡Sí Eva!! Mi hijo nacerá dentro del matrimonio como Dios manda- remarcó tozudo -¡No! ¡Y Dios no se mete en nada de eso!- repuso tercamente -¡¡Eva!!- bramó irritado -¡Ya estamos de nuevo!- exclamó cansadamente Diego retomando su sitio en el sofá, la familia se miraron entre ellos desconcertados -¿A qué viene esa perra de no casarte Eva?- preguntó sin comprender su negativa -Mikel… ¿por qué tenemos que casarnos cielo? Estamos bien así ¿para qué estropearlo?- repuso melosa intentando convencerlo -¿Estropearlo? ¿Por qué rayos se iba a estropear nada? No te entiendo ¿acaso crees que por casarnos algo va a cambiar?- expuso incrédulo -¿Acaso no es lo que ocurre siempre?- expuso ella sarcástica, todos la miraron confundidos -No sé qué es lo que piensas, pero conozco muchos matrimonios que no han cambiado nada amor mío… Mira mis hermanos por ejemplo, o a mis sobrinos cielo; llevan años casados y cada día más felices- explicó amoroso acariciándole tierno la mejilla -O pueden acabar no soportándose y odiándose a muerte… Mira por ejemplo mis padres, a mis tíos, a Agus…- añadió ella retórica pero sus ojos estaban llenos de dolor; él apretó conmovido sus labios -Mi vida, ese no será nuestro caso…- musitó amoroso acariciándole de nuevo la mejilla con ternura -¿Y por qué no?- insistió terca mirándolo desafiante -¡Por Dios santo Eva!- bramó desquiciado- no, si sigues terqueándome todo así puede que tengas razón…- añadió derrotado, Eva lo miró inquieta y él percibió el tremendo terror que ella le tenía al matrimonio; resopló profundamente-Está bien… Has ganado de nuevo… pero por ahora; no voy a desistir hasta conseguirlo- resolvió vencido, ella sonrió relajada y se besaron apasionados. El resto de la familia, sonriendo embobados, no podían dejar de observarlos emocionados Se despertó feliz, la noticia de que iba a ser padre y la entrega apasionada que disfrutaron a solas en el dormitorio, lo tenían embelesado. Observó deleitado a Eva durmiendo plácidamente a su lado. Estaba realmente preciosa y aquella mujer sabía cómo hacerle disfrutar y tocar el cielo. La besó tierno en el hombro desnudo y se levantó, vistiéndose unos shorts bajó a la cocina encontrándose ya allí a su hermana. -Buenos días preciosa- la saludó animado besándola fogoso en la mejilla, ella le sonrió complacida -Buenos días cielito ¿cómo has descansado? -¡¡Como los ángeles!!- expuso dichoso y se rieron amenos -¿Y Eva? ¿Cómo pasó la noche?- se interesó amorosa -Bien, muy bien; aún duerme- aclaró resuelto sentándose a su lado y sirviéndose un vaso de zumo -Parece que lo está llevando de maravilla ¿no?- indagó cariñosa sirviéndole un café -Sí, no tiene ninguna molestia o de eso sí me daría cuenta- bromeó guasón y ambos se rieron divertidos - No hemos tenido oportunidad de hablar con todo lo que pasó hermanita ¿qué te parece?- indagó interesado mordisqueando su tostada -¿Lo qué mi rey? ¿Qué vayas a ser papá?- indagó tierna y él sonrió feliz -¡¡Papá!! Que bien suena ¿no?- expuso orgulloso y volvieron a reírse- no, me refiero a Eva -Maravillosa cielo- habló sincera y tierna, él sonrió dichoso- es muy bonita corazón, linda a rabiar, pero aún es más hermosa al conocerla: sencilla, agradable, tierna y te quiere con locura que para mí es lo más importante- expuso amorosa oprimiéndole cariñosa la mano a su hermano que sonrió complacido -Y con un genio endiablado- bromeó ameno y ella rió jocosa -Mucho de ese genio es culpa tuya- le recriminó su hermana- ¡¡Menudo disgusto tenía la pobrecilla sin motivo!! -Lo sé hermanita, tuve un imperdonable descuido- expuso arrepentido -Pues sí, y debes arreglarlo cuanto antes, nunca se sabe lo que puede ocurrir y ahora vais a tener un hijo… Bueno, hay que ponerse en marcha que la boda es a las doce- aclaró Julia levantándose -Julita…- la detuvo su hermano, ella lo miró tierna- voy a presentársela a Cecil y Alberto que me lo pidieron… ¿Les diré lo del bebé? -Claro cielo- respondió cariñosa palmeándole dulcemente su mano sobre su brazo- son tus íntimos y mejores amigos desde hace años cielo; nada tiene que ver ahora lo demás ¡Cecil se pondrá contentísima así le deis la noticia, ya lo verás! La vida sigue amor mío- aclaró enternecida y se sonrieron alegres Cuando regresó al cuarto, Eva seguía dormida. Se metió en el baño. Se afeitó concienciadamente y se duchó. Con solo una toalla alrededor de su cintura se volvió al cuarto y se arrodilló sobre la cama observando a Eva aún dormida, parecía un ángel, la besó tierno en los labios -Despertar dormilones, se hace tarde- le susurró meloso al oído acariciándole el vientre con ternura, ella se desperezó mimosa y, sonriéndole alegre, abrió los ojos mirándolo encandilada -Buenos días… ¡Umm, ya te has afeitado!- declaró acariciándole complacida la mejilla, él sonrió deleitado -Y duchado… venga perezosa que el tiempo se echa encima- expuso besándola tierno en los labios y se dispuso a levantarse pero ella ágil, le arrancó la toalla -¡¡Ey!!- protestó divertido -¡Ven aquí! Quiero que te me eches tú encima y no el tiempo- declaró maliciosa y él, riéndose alegre, la cubrió con su cuerpo. Se besaron apasionados mientras sus manos se recorrían mutuamente provocadoras y halagadoras. Pronto sus cuerpos ya pedían anhelantes la máxima conjunción entre ambos, Miguel la penetró lentamente pero contundente provocándole un gemido complacido en Eva que deleitó sus oídos. Sus embistes potentes pero paulatinos la elevó hasta las puertas del goce absoluto. Eva, rabiosa por traspasarlas, se aferró con ansia a su nuca con sus manos; Miguel le pasó con una suave caricia sus manos por la espalda y se enderezó en la cama llevándosela con él quedando completamente acometida en su miembro, ella gimió de gozo y comenzó a mover diligente su cuerpo mientras él la llevaba hábilmente por las caderas. Sus cuerpos, colmados de pasión, ansiaban rabiosamente alcanzar aquel clímax total que se avecinaba radiante y extremo acelerándolos aún más. Miguel apresuró sus embestidas mientras ella se movía frenética. Con un gemido de ambos salido de los más hondo de sus entrañas conjuntado con una vibrante y fantástica convulsión que los sacudió extremadamente, los llevó a la cumbre más extraordinaria, dejándolos plenamente dichosos y complacidos. Eva reposó agotada su cabeza en el hombro de Miguel mientras acariciaba mimosa su ancha espalda sudada y él la ceñía con pasión contra su cuerpo rodeándole la cintura con sus brazos al tiempo que la besaba ardiente por su hombro desnudo. Así se mantuvieron unos minutos, deleitados en mimarse gozosos y satisfechos -Amor, se hace tarde- le murmuró desganado Miguel al oído -Un poquito más- ronroneó ella besándolo ardiente en el cuello, se rieron dichosos y se besaron complacidos -Venga, vamos ya perezosa- resolvió decidido Miguel retirándola de sobre sus piernas, ella protestó mimosa pero se dejó llevar sobre la cama. Miguel la besó suavemente en los labios y se levantó dirigiéndose al baño- Ahora tendré que ducharme otra vez, so viciosilla -¡Uy, mira tú que pena! Además, dijeras que no- se burló juguetona arrodillada sobre la cama vistiéndose el camisón y él la miró socarrón riéndose animado, le lanzó un cojín a la cara dándole de pleno- ¡¡Imbécil!!- chilló divertida tirándoselo de vuelta pero Miguel lo esquivó hábil entrando en el baño, se rieron explayados- ¡¡Voy a desayunar algo mientras tú te duchas, que tengo un hambre canina!!- expuso elevando la voz pues ya oía el agua de la ducha vistiéndose la ligera bata de satén sobre el camisón, él asomó la cabeza por la puerta del baño -¿Tú estás segura que estás embarazada cielo?- preguntó intrigado -Sí ¿por qué?- indagó extrañada -¡¡Porque no lo parece!! Las mujeres normales suelen perder el apetito pero tú…¡¡Chica, que lima comiendo!!- bromeó burlón riéndose divertido -¡Serás capullo!- expuso animada y le lanzó otro cojín que se encontró en su camino hacia la puerta. Riéndose ambos, salió del dormitorio. Se encontró a toda la familia desayunando en el comedor. -Buenos días- la saludó animada Sarah sonriéndole feliz y mirándola cariñosa con aquellos grandes y relucientes ojos negros, le correspondió amena y la besó tierna en la mejilla. Aquella niña era un sol y la tenía enamorada con tanto cariño y amor que repartía sin apenas darse cuenta. Se parecía tanto a Miguel en eso. Desayunaron juntos entre risas divertidas, era una familia maravillosa Cuando regresó al dormitorio, Miguel ya se había vestido y se hacia hábil el nudo de la corbata frente al espejo del armario, la recibió con una enorme sonrisa dichosa -Que guapo estás- declaró encandilada mirándolo con aquellos pantalones negros, la camisa rosada junto a la corbata de un rosa muy fuerte, casi fucsia y los zapatos negros relucientes -Yo siempre pequeña- chuleó acabando de atarse la corbata y se rieron divertidos, se acercó a ella y la besó amoroso en los labios- prepárate rápido amor, apenas tienes una hora y media- expuso recogiendo la chaqueta sobre la cama -¿A dónde vas?- se impacientó al verlo irse -Abajo, a ver si me entero de algo porque no tengo ni idea de lo que tiene hacer un testigo- expuso animado y, riéndose ambos divertidos, salió de cuarto. Se duchó y se maquilló a conciencia, quería estar radiante. Demostrarle al mundo lo feliz que era. -¿Puedo pasar tía Eva? Te traigo el vestido- preguntó educadamente Lidia abriendo levemente la puerta del cuarto -Claro cielo- respondió ella amena desde el baño -¡Y yo?- escuchó la dulce voz de Sarah, sonrió alegre -También corazón- salió del baño encontrándoselas junto a la cama donde depositaran la funda del vestido y dos bolsas más, ambas iban igual vestidas con un ceñido vestido fucsia de pronunciado cuello barco que marcaba sus hermosos cuerpos. -¡Que guapas estáis!- indicó sincera y ambas sonrieron complacidas -¿Quieres que te ayudemos? Nosotras ya estamos y hasta que sea la hora de irnos no nos necesitan para nada- comentó servicial Lidia -No es necesario, corazón; pero podéis quedaros si queréis- contestó agradada y ambas muchachas sonrieron amenas -Tía Eva- habló acobardada la pequeña Sarah -¿Qué cielito?- le habló melosa acariciándole dulcemente la mejilla -¿Puedo verlo? -¿Lo qué cielo? ¿El vestido? ¡¡Claro que puedes!!- resolvió rauda desabrochando ya la cremallera de la funda -No… - la detuvo apocada y ella y Lidia la miraron confundidas- tu pancita- expuso ilusionada y las tres sonrieron amenas -¡Claro corazón!- indicó abriéndose la bata de satén quedándose en un bonito conjunto de sujetador y braguita de encajes blancos mostrándoles la pequeña prominencia de su vientre -¡Oh que cosita!- expuso entusiasmada acariciándosela tierna -Caray, ya se nota bastante para solo tres meses ¿no, tía Eva? Cuando la prima Andrea esperaba a Sarita apenas se le notó hasta pasado el quinto mes- expuso sorprendida Lidia acariciándosela como hacía su prima -¡Pues sí! Puede que vaya a ser un bebé grandote- explicó acariciándoselo tierna también -¡Grandote y guapo como tío Miki!- aclaró orgullosa Sarah y las tres se rieron divertidas Se quedaron charlando entretenidas mientras Eva acababa de prepararse. Lidia sacó con cuidado el vestido de su funda; era sencillo pero muy hermoso. De corte princesa, ceñía en un escote cuadrado el generoso pecho de Eva sobresaliéndose levemente desde debajo del pecho realizando un leve vuelo que disimulaba su enunciado embarazo y apenas rozaba sus rodillas, llevaba mangas pegadas hasta el codo. Le quedaba perfecto y el verde esmeralda resaltaba sus rojizos rizos y las vetas verdosas de los lindos ojos castaños claros -Ahora comprendo porque elegías estos cortes de vestido- declaró satisfecha Lidia mientras le subía la cremallera de la espalda, Eva le sonrió dulcemente -¡Estás de miedo tía Eva!- expuso entusiasmada Sarah- Y estas sandalias blancas le van al pelo- añadió mientras le pasaba las preciosas sandalias blancas de finas tiras y alto tacón de aguja que había sacado de la bolsa. Eva miró crítica a Lidia aún a su espalda a través del espejo mientras se las calzaba, la muchacha sonrió pícara -¡¡Aahh!! Me mandó tío Miki- se defendió resuelta y ambas rieron divertidas. La pequeña Sarah se dispuso atenta a abrocharle la tirilla alrededor del tobillo -Gracias cielo- agradeció cariñosa -¡Guau, ahora sí que estás bonita!- declaró Sarah observándola deleitada -¡Espera, que falta algo!- resolvió entusiasmada Lidia y le entregó la carterita haciendo juego con las sandalias, Eva la miró encandilada -Pero… ¡Mira que sois enredantes tú y tío!- bromeó gustosa y volvieron a reírse divertidas -Te quiere mucho, tía Eva y todo le parece poco para darte, eso no lo dudes nunca- declaró con ternura Lidia y ambas se sonrieron deleitadas

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