jueves, 26 de diciembre de 2013

Ya en los vestuarios se estaban poniendo el uniforme, él la miró de soslayo cuando ella se quitó los vaqueros y sonrió encantado -¡Sí, estoy en lo cierto!- comentó guasón cerrándose la cremallera del pantalón y recogió el cinturón de su taquilla, ella lo miraba confundida- ¡Aún recuerdo muy bien tus piernas y siguen tan bonitas!- le susurró pícaro al oído cerrando la taquilla, le sonrió malicioso y salió de los vestuarios. Ella se sonrojó mientras se quedó sonriendo animada El capitán daba las instrucciones del día en la sala de reuniones ya cuando ella entró. -Fran, hay que espabilar un poquito más; te estábamos esperando- le reclamó seriamente el capitán- Tú y Diego, patrullaréis la zona B; hoy hay mercadillo y se necesita vigilancia extra por la aglomeración de gente y la usual asistencia de carteristas y ladronzuelos- los miró pero ellos no repusieron nada- Bueno, pues eso es todo, muchachos… ¡Y tened mucho cuidado ahí fuera!- recogió los papeles y se acercó a la puerta- Tengo que hablar contigo- le dijo a Fran al pasar junto a ella, ella asintió con la cabeza y lo siguió a su oficina- Cierra la puerta, Fran- le dijo ya dentro, ella obedeció. La miró serio y fijamente apoyando las palmas sobre su mesa- ¿A qué viniste ayer aquí y tan tarde?- le preguntó intrigado, ella lo miró desconcertada -Hacer prácticas de tiro- respondió serena- me lo mandó la psiquiatra y tengo que informarle para la semana y no era tan tarde, eran solo las once y media cuando llegué… ¡pregúntale a Mike!- se miraron interesados el uno en el otro- ¿Por qué? ¿Hice algo malo acaso?- preguntó curiosa- ¿Quién te lo dijo? ¿Diego?- instó intrigada -No, no hiciste nada malo; solo que me preocupé al saberte aquí de noche- contesto apartando la mirada y sentándose en su silla- Puedes irte, Diego te está esperando- repuso autoritario y esquivo, ella no se molestó en seguir preguntando pues sabía que no le contestaría y, ya estaba bastante satisfecha, pues al no preguntar por qué nombraba a Diego, daba por hecho que fuera él el que se lo dijera. Recorrían callados los pasillos formados por los puestos del mercadillo, Diego la miraba de vez en cuando, estaba ensimismada y muy seria. -¿Te ocurre algo? -¿Qué?- contestó ella saliendo de su abstracción y mirándolo absorta -Nada, déjalo- repuso y siguieron andando despacio. -Diego ¿le comentaste tú a mi padrino que ayer estuve en la comisaria?- indagó curiosa -No ¿por qué?- respondió mirándola desconcertado -No, por nada- murmuró desinteresada y siguieron caminando. Al poco rato ya estaba otra vez concentrada en su mundo, pensativa y distraída, no le creía a Diego ¿si no fuera él quién si no? ¿Mike? No que va, aquel hombre era un bendito al que no le daba importancia a casi nada; entonces ¿qué rayos se traían entre manos su padrino y Diego? Sospechaba que había una comunicación entre ellos a espaldas de todos e iba a averiguar de qué se trataba. -¡Ey, alto ahí!- gritó de pronto Diego sobresaltándola y echó a correr. Lo siguió instintiva sin saber que pasaba hasta que más adelante se encontró a una mujer tirada en el suelo y rodeada de gente que la ayudaban a levantarse- quédate con ella Fran, yo me encargo- le indicó sin detenerse y ella obedeció ayudando servicial a la pobre mujer -¿Está usted bien?- Le preguntó amablemente -Sí, sí, yo estoy bien... ¡Mi bolso!- gritaba la mujer muy nerviosa, Fran observó la dirección que tomara Diego y lo vio regresar, acalorado por la carrera, con un muchacho sujetó fuertemente por el brazo y con un bolso en la otra mano -¿Está usted bien señora?- le preguntó amable y la señora le sonrió agradada mientras afirmaba con la cabeza- Aquí tiene su bolso, revise que no le falte nada por favor- añadió servicial mientras miraba preocupado a Fran, ella se sintió abochornada -Sí, está todo; muchas gracias agente- contestó la señora agradecida -Si quiere la acompañamos a poner la denuncia- le dijo Fran amable- O va antes de 24 horas a la comisaría que le sea más cercana- la mujer miró al muchacho, era un joven de no 15 años, se entristeció -No voy a poner denuncia- comentó la señora benévola- No pasó nada, usted me devolvió el bolso y todo está bien… ¡Si solo es un niño por Dios!- añadió pasmada y desconcertada -¿Está usted segura?- insistió Fran, ella asintió con la cabeza -¡Has tenido suerte, chaval!- le dijo Diego al muchacho soltándolo- ¡Pero cómo te pille de nuevo en estas…! ¡No te va a llegar la ciudad para esconderte! ¿Me oyes?- lo amenazó duramente y el muchacho asintió acobardado con la cabeza- Eso espero; anda venga, lárgate ¡Y que no vuelva a pillarte!- el muchacho comenzó a alejarse despacio, desconcertado y temeroso- ¡Me quedo con tu cara, así que tú no olvides la mía!- le gritó sentencioso Diego; él negó rotundo y echó a correr -Muchas gracias, agente… Fue usted muy atento- le decía la señora agradecida a Diego, él le sonrió ameno -No fue nada, es nuestro trabajo- le contestó amable- ¿de verdad está bien? Le dio un buen tirón- le preguntó atento sujetándole amable el brazo -Sí, estoy bien, muchas gracias- contestó dulcemente mirando a Diego fascinada -De acuerdo, tenga cuidado- le comentó cordial y se alejaron de la mujer. A una distancia prudencial de la gente, miró de pronto a Fran desquiciado- ¿Se puede saber qué te pasa? -¿A mí? ¿Por qué?- repuso desconcertada -Llevas toda la mañana en otro mundo y no estás atenta; te estaba avisando que no me gustaba ese muchacho- le reprochó alterado -No te oí, perdona- se disculpó -De eso ya me di cuenta hace bastante rato- comentó benévolo, le agarró el mentón cariñoso con una mano y se miraron a los ojos- ¿Por qué no me cuentas lo que te ronda en esa linda cabecita y dejas de estar preocupada? -No estoy preocupada ni me pasa nada- repuso esquiva -Vale, tú misma- sermoneó campechano y siguió andando. Ella apuró el paso hasta ponerse a su altura y siguieron la vigilancia Acabado el turno, iban en el coche patrulla hacia la comisaría -¿Te importaría hacerme un favor?- le preguntó amable Fran, él la miró entrañable y negó con la cabeza- Coge el desvío a la derecha, tengo que ir a un sitio y no me atrevo a ir sola- él obedeció sin decir nada. Llegados a la altura de la casa de Ben lo mandó parar. Ella lo observaba intrigada y disimuladamente, pero él no hizo ningún gesto de reconocerla o no querer acompañarla- ¿Vienes conmigo? Es la mujer de Ben y aún no le di el pésame -No tengo ningún problema- contestó resuelto sonriendo entrañable Esperaron en el porche a que ella abriera. Cuando los vio ante la puerta, Fran se fijó que ninguno de los dos hizo gesto de conocerse ya -Hola, Fran- la saludó amena Estela con una linda y tierna sonrisa en los labios- ¿Cómo te encuentras corazón? -Hola Estela- se abrazaron cariñosas- Bien, yo estoy bien- le contestó Fran amable- ¿Y tú, cómo estás tú? -Bien… - dijo entristecida- Pero por favor, pasar- repuso de pronto apartándose para dejarlos entrar mientras les sonreía cariñosa -No queremos molestar, Estela, solo venía a saber cómo estabas- le dijo entrañable Fran. Diego solo sonreía amable y no decía nada -No molestáis cielito- repuso encantada- ¡Al contrario! Me das un poco de compañía que estoy sola -¿Sola?- se extraño Fran, si ayer estaban los niños que los había visto asomados a la ventana, pensó- ¿Y entonces los niños? -Se los llevó mi hermana a pasar unos días a… - explicaba entrañable pero Diego carraspeó interrumpiéndola; ambas lo miraron extrañadas -Disculpa, es que tengo la boca seca del polvillo del mercado- se disculpó amable -Es mi nuevo compañero, Diego- lo presentó atenta a su reacción pero ellos se saludaron estrechándose educados las manos como si nunca se hubieran visto antes -¿Quieres tomar algo?- le preguntó amigable -Un poco de agua por favor- le respondió atento y ella sonrió amable mirando a Fran -No, yo no; gracias- respondió y Estela se dirigió a la cocina regresando de inmediato con un vaso de agua que entregó a Diego -Pero sentaos- los invitó animada señalando los sofás ante ellos -Tenemos que irnos de verdad, solo venía a saber cómo te encontrabas… me sentía mal por no hablarte en el sepelio, pero no pude Estela; lo siento- comentó entristecida Fran, Estela le sonrió tierna -Ya te vi, corazón- le dijo consternada- Estabas muy maltrecha y tan desolada como yo… Por eso yo tampoco me acerqué a ti; no tenía fuerzas para hablarte tampoco- se abrazaron amorosas -Sabes que cuentas conmigo para lo que necesites- le dijo Fran de corazón -Lo sé, bonita… Ben constantemente me decía que si algo le pasaba siempre ¡siempre! confiara en ti- a Fran le pareció extraño que recalcara tan firmemente aquel “siempre” pero no dijo nada -De eso no tengas dudas- le contestó entrañable- Nos tenemos que ir pues aún no fuimos por comisaría, pero ya lo sabes, llámame si necesitas algo o quieres compañía… ¡Sea la hora que sea no dudes en llamarme ¿de acuerdo?! -Gracias cielo, lo tendré en cuenta- se volvieron a abrazar y los acompañó al porche; se sonrieron entrañables los tres y bajaron los escalones- ¡Fran!- la llamó Estela, ella la miró sonriendo pero ella estaba seria y preocupada- Ten muchísimo cuidado cielo- repuso inquieta. Fran la miró intrigada pero no preguntó; se limitó a sonreírle y asentir con la cabeza. Ya en el aparcamiento de la comisaría, Diego conectaba las pinzas del motor del coche de Fran al de él. Ella lo observaba detenidamente arrimada a la puerta del conductor con sus brazos cruzados sobre su pecho. -¿Puedo saber qué tanto me miras?- interrogó intrigado a la cuarta vez de pillarla observándolo tan fijamente -Nada- respondió esquiva pero no apartó su mirada -¿Puedes probar a encenderlo por favor?- indicó ameno, ella obedeció y el todoterreno arrancó a la primera- ¡Genial, esto ya está!- dijo entusiasmado, quitó las pinzas y cerró el capó -Pues si acabaste, yo me voy a casa- expuso ella bajándose del coche de Diego y entrando en el de ella, él la observaba mientras recogía las pinzas; arrancó su coche y lo movió levemente- Hasta mañana- repuso al pasar junto a él -Hasta mañana, y vigila tu espalda compañera- contestó cariñoso y le dio tres golpes al capó al tiempo que le guiñaba el ojo ¡¡Aquello ya no era una casualidad!! Fran sintió que la rabia le invadía. Tiró enérgica del freno de mano -¡¡Ya está bien de tonterías Diego!! ¡¡Se acabó el jueguito!!!- le gritó enfurecida bajándose del vehículo, él la miraba sorprendido -¿Qué rayos te pasa ahora?- le preguntó asombrado ante su reacción -¡¿Qué que me pasa?!- le repitió encolerizada dándole una palmada en su brazo- ¡¡Sé que Estela y tú os conocéis aunque hayáis disimulado!! ¡¡Sé que conocías a Ben!! ¡¡Y sé…!!- gritaba enfurecida hasta que, sorprendentemente para ella, Diego le cubrió la boca rápidamente con su mano y la estrujó con su cuerpo contra el coche mientras revisaba inquieto con la mirada el aparcamiento para comprobar que no había nadie cerca. -¿Quieres callarte?- murmuró entre dientes mirándola furioso a los ojos, Fran apenas podía respirar pero no era de su opresión contra el coche; sentirlo tan adherido a ella la hizo recordar aquella época en la academia cuando estuvieran juntos. Recordó su cuerpo desnudo sobre ella y el calor de sus manos sobre su piel, volvió a percibir su aroma, penetrante y agradable, y su corazón comenzó a latir frenéticamente. Su boca dulce y sabrosa que apenas estaba a milímetros de la de ella solo separadas por su mano que aún cubrían su boca. Estaba alterada por los fuertes recuerdos que le asaltaran de golpe a su memoria y trastornada de cómo su cuerpo se exaltara tan rápidamente- Siempre fuiste muy lista y vivaracha… ¡No sé qué rayos pintas aún aquí!- le susurró al oído y a Fran se le erizó la piel sofocándola aún más de lo que ya estaba. Forcejeó para que le destapara la boca- Lo hago si me prometes que vas a estarte calladita y dejar la preguntadera- le susurró, ella aceptó con la cabeza y Diego le destapó desconfiado la boca pero ella no dijo nada hasta que bajó el brazo -¿Qué narices pasa?- preguntó intranquila -Aquí no…- murmuró inquieto posando su dedo índice sobre la boca de Fran, ella hizo un gesto brusco apartándoselo -¡No se te ocurra taparme la boca otra vez o te juro que...!- reclamaba exasperada cuando Diego, de pronto, la besó silenciándola. Ella se opuso primeramente pero, de pronto no lo soportó más y le correspondió entregada; él la miró sorprendido ante su reacción tan sensual y apasionada pero no la separó -¡Que rápido vas, novato!- se burló de pronto Marti, ellos se separaron rápidos por haber sido descubiertos y le sonrieron al compañero que los miraba guasón- ¡¡Cómo se entere el capi… te quedarán dos telediarios aquí, chaval!!- se burló divertido -Pero tú no nos descubrirás ¿verdad?- le instó cómplice Diego, Marti se rió entrañable y se dirigió a su coche. Lo vieron pasar, los despidieron con la mano y observaron como salía del aparcamiento- Era solo para disimular, franchute; no hacía falta tanta pasión en la entrega- le susurró burlón al oído aun teniéndola atrapada contra el coche con su cuerpo -¡Ya lo sé!- se avergonzó empujándolo para alejarlo aunque sin mucho resultado; él sonrió pícaro- ¡Las cosas se hacen bien o no se hacen!- intentó excusarse sonrojada -¡¡Ya, claro!!- repuso guasón y se alejó levemente de ella; Fran se sintió desdichada al notar su alejamiento pero intentó disimular -¿A qué viene todo esto? ¡Y no me mandes callar! ¡Tengo derecho a saberlo!- le recriminó enfadada -Te digo que aquí no Fran- reclamó tajante mientras volvía a vigilar intranquilo el parking- ¿O que quieres? ¿Qué me metan un tiro entre ceja y ceja como a Ben?- le susurró franco y muy serio ahora; Fran abrió aterrada sus ojos y negó con la cabeza enérgicamente

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