martes, 21 de enero de 2014

Al entrar en la casa, Fran seguía protestando colérica soltando improperios en contra de Diego mientras caminaba de un lado a otro de la sala -¡¡Eres…eres… un capullo y un imbécil Diego!!- gritó exasperada finalmente derrumbándose en el sofá- ¡Dios, y ahora parece que me va a estallar la cabeza!- se quejó dolorida apretándose las sienes con desesperación- ¡Todo por tu culpa estúpido! no pienso llamarte nunca, ni hablarte en años…- añadió llorosa por el intenso dolor -Cálmate o te pondrás peor, él lo hace por tu bien mujer; está realmente muy preocupado por ti… le importas de verdad corazón- le habló dulcemente Cristín -¡Oh que atento!- se burló cínica, buscó aspirinas en su bolso y se tragó dos de golpe sin agua; se recostó en el sofá cerrando los ojos dolorida- pero no deja de ser un capullo- añadió tajante, ellos sonrieron divertidos -Aquí te queda un móvil nuevo por si lo necesitaras, pero no puedes llamar a nadie que no sea a la central o…- ella abrió los ojos fulminando con la mirada a Archie- a nosotros iba a decir, tranquila- remedió acobardado dejando un teléfono sobre la mesita de café- ¿Necesitas algo más?- le preguntó servicial mientras Cristín la cubría con una manta -¡¡Sí!!- le contestó rabiosa, lágrimas de ira recorrían sus mejillas coloradas por la fiebre- que le llames y le digas que es un capullo integral y que esto no se le perdono jamás; que se olvide de que existo y que no se le ocurra acercarse nunca más a mí o lo estrangularé con mis propias manos- ellos volvieron a sonreír divertidos. La dejaron sola y llevaron las cosas que traían a la cocina sin dejar de vigilarla, con su reacción, podía escaparles en cualquier momento -¡Joder, que genio tiene con lo chiquita que es!- expuso anonadado Archie -Vázquez está preparado para casos difíciles pero… ¡ahí va a tener trabajo extra!- comentó recreada Cristín, se echaron a reír colocando las cosas en su lugar- ¿Quién cocina primero, tú o yo?- le preguntó animada -Me da igual, empiezo yo mismo- contestó campante él- ¿Qué te apetece? -Los fusini eses que te salen de vicio- aclamó ella entusiasmada- Y tienes que hacerle un caldo a Fran, parece que tiene fiebre y bastante alta- comentó perturbada echándole otro vistazo desde la cocina, seguía recostada en el sofá -¿Llamaremos al doctor por si acaso?- recomendó inquieto, ella solo le movió los hombros imprecisa -¡No quiero ver a ningún médico; ni a ese imbécil tampoco!- les respondió tajante Fran desde el sofá, ellos se miraron incómodos -Mira, yo llamo a Vázquez… y que él decida- repuso Archie llamando ya -Yo me encargo de la central entonces- comentó Cristín recogiendo su móvil del bolsillo trasero de sus vaqueros. -¿Todo bien?- preguntó ansioso Diego descolgando al primer timbrazo -¡Buff! Más o menos- comentó Archie intranquilo- Se puso como una fiera al llegar aquí ¡Se quería ir tío!- lo oyó reír divertido -No le quitéis ojo de encima que esa se escabulle como una culebrilla y bien es capaz de escaparos- bromeó entrañable- ¿Qué dijo? -¿De verdad quieres saberlo?- Diego asintió divertido- Pues que eras imbécil, gilipollas, un capullo integral y que no te lo perdonará jamás- volvía a reírse explayado -Pásamela anda- le dijo afectuoso -Está muy chunga, tiene bastante fiebre- se acercó a Fran y la observó, se cubría los ojos con su brazo y su respiración parecía ralentizada- Se quedó dormida jefe… ¿Llamaremos a Edwards?- murmuró inquieto, Diego se preocupó -Sí llámalo; esa atolondrada todo lo remedia con aspirinas y seguro no está tomando nada- repuso impaciente- después me llamas para decirme cómo la encontró; estaré esperando tu llamada… Archie, me la cuidas mucho ¿me oyes? -Cómo si fuera mi hermana compañero, ahora mismo llamo a doc- contestó absolutamente entregado y colgaron -No le diste todo mi recado- le reprochó de pronto con voz agotada Fran sobresaltando a Archie -¡Joder, creí que dormías!- repuso asombrado- Sí que se lo di… bueno, más o menos, pero es mi jefe preciosa… debes comprenderlo- declaró incómodo, ella sonrió amena -Vale- repuso satisfecha, se quedó callada brevemente- Ah, y lo del médico, ya os lo dije: olvidarlo -Pero…- empezaba a protestar pero Fran abrió los ojos y lo miró furibunda- ¡Ok, tú mandas pero te las verás con él, te aviso!- aseguró agitado -¡Uy, qué miedo! ¡Mira como tiemblo!- se burló y se rió irónica, volvió a cerrar los ojos cubriéndoselos con el brazo. Archie regresó a la cocina donde ya estaba Cristín -¿Cómo está?- le preguntó intrigada -¡Como una chota… igual que él! ¡¡La pareja perfecta!!- repuso frenético y ella rió divertida Marcó nuevamente a Diego -Jefe, se niega rotunda a traer al médico- le dijo exasperado -¡¡Si es más terca que una mula…!! ¡¡Pásamela inmediatamente!!- le gritó enfurecido, él hombre se acercó a Fran y le ofreció el teléfono -Diego quiere hablarte- le dijo amable, ella lo miró bravucona -Pues yo no ¡¡No hablo con capullos!!- respondió rotunda, se levantó del sofá y se encerró en el baño -Diego… -Ya la oí… ¡¡estúpida mula tozuda!!- repuso irritado- ¡¡Que le den!! ¡¡Por mí como si se derrite de la fiebre!!- añadió enfurecido y colgó el teléfono -¡¡Joooder, que larga va a ser esta vigilancia coño!!- protestó fastidiado cerrando su móvil y Cristín rió solazada desde la cocina. Entre los dos preparaban la cena, Archie cocinaba mientras Cristín le daba conversación amena sentada sobre el mesado a lado del fregadero. Sonaba insistente el móvil de Fran sobre la mesita, ella lo observaba y cortaba la llamada sin contestar. Entró en la cocina con una caja de pastillas en la mano -¿Qué tal te encuentras?- le preguntó amistosa Cristín -Cómo si me arrollara un tren de mercancías- comentó cordial, ellos le sonrieron compasivos. Examinaba el prospecto -¿Qué es eso?- investigó curioso Archie -Algo que me dieron esta mañana en la farmacia…- Volvía a sonar el móvil- ¡¡Aghhh!!- gritó exasperada estrujando con su mano el prospecto- ¡¡Es cansino e insistente además de imbécil!!- repuso irritada, volvió a leer el papel estrujado sin hacerle caso al teléfono Tomó desganada un poco de caldo acompañándolos durante la cena, el dichoso móvil no dejaba de sonar aunque ya nadie le prestaba atención. Cristín y Archie contaban chistes e historias divertidas haciendo una velada agradable, reían radiantes y complacidos teniendo entretenida a Fran cuyos ojos brillaban de la alta fiebre y tenía las mejillas muy sonrojadas. La puerta de la cocina que daba al jardín trasero, se abrió de golpe y apareció un Diego enfurecido. Todos se asustaron, levantándose de inmediato; solo Fran reaccionó sacando su arma, quitándole el seguro y apuntando al pecho del intruso en apenas décimas de segundo, sin perder los nervios ni temblarle el pulso. -¡¡Inútiles buenos para nada!! ¡¿Así vigiláis vosotros joder?! ¡¿Con la puerta sin asegurar y reaccionando mejor la protegida hasta con fiebre?!- les bramó fuera de sí a sus compañeros que bajaron la cabeza abochornados- Puedes bajar ya el arma cielo- le habló tierno a Fran, pero no obedeció. Se miraron a los ojos fijamente- Baja eso, Fran- le pidió autoritario -Me lo voy a pensar primero- contestó indecisa, Cristín y Archie los observaba asombrados -Deja de hacer el idiota y bájala inmediatamente- le ordenó tajante, ella se lo pensó unos segundos mirándolo desafiante y, cortándoles la respiración a todos, cargó el arma tirando rápida del percutor- ¡¡No juegues Fran!!- Gritó enfurecido mientras ellos los observaban atónitos- ¡¡Aparta de mí esa puñetera arma de una puta vez Fran o yo…!!- le bramó furioso batiendo rabioso sus mandíbulas. -¿O tú qué?- lo desafió y sonrió maliciosa volviendo a recolocar el percutor despacio y la dejó sobre la mesa -¡Alocada insensata!- gruñó enfurecido y ella hizo amago de volverla a coger pero él fue más rápido- ¡Quieta fierecilla, que bien eres capaz de meterme una bala en el pecho!- repuso jocoso alejándosela de ella, intentó acariciarla pero Fran lo esquivó hábil -¡¡Ni se te ocurra tocarme estúpido imbécil!!- lo afrontó enfurecida, se fijó que venía otra persona con él que entraba en la cocina con un maletín -¡¡Ven aquí fiera!!- le dijo rabioso cogiéndola raudo por la cintura, la besó en la frente a pesar de sus evasivas- ¡¡Pero si estás ardiendo!!- repuso impresionado -¡¡De la rabia que me da verte!!- le gritó furiosa luchado por soltarse; Diego le sujetó firmemente el mentón y la besó de pronto impetuoso. Ella se opuso al principio pero, al instante, ya se entregaba apasionada y deseosa -Ya está ¿ves qué fácil se te apacigua gatita?- se burló guasón sonriendo divertido -¡Imbécil!- le dijo irritada -Eso ya me lo llamaste antes- comentó guasón besándola suavemente en los labios- Doc, vamos al cuarto- se la llevó por la cintura seguidos del médico. La examinó a fondo -Tiene mucha fiebre, no sé cómo se tiene en pie- repuso mirando el termómetro que acababa de quitarle de la boca -Es que no la conoces Edwards- bromeó burlón Diego, ella le lanzó una mirada furiosa y él rió divertido -¿Desde cuándo está así?- se interesó preocupado -Desde que despertó esta mañana; aunque ya ayer por la noche tuvo unas décimas, pero no era tan alta Edwards- indicó inquieto Diego, el médico asintió con la cabeza -¿Te estás tomando algo? -Aspirinas y unas pastillas que me dieron en la farmacia; están en la cocina- contestó serena, Diego fue a buscarlas y se los entregó al médico -Esto está bien para un cuadro catarral, pero no es el caso…- explicó resuelto -¿Qué es Doc?- le preguntó inquieto Diego -Parece una fuerte gripe; pero no tiene el pecho congestionado, aunque sí hay muestras de inflamación en la garganta -Pero no debe ser mucha ya que aún grita demasiado- se burló Diego -¡Imbécil!- repuso ella fastidiada y el médico sonrió entrañable -Que te repites gatita- se burló socarrón de nuevo Diego tirándole suavemente de su pequeña nariz, ella se apartó de un déspota gesto -Me llevaré una muestra de sangre para analizar por si acaso, pero estoy seguro que solo es una gripe- preparó una aguja sacándole un tubito de sangre que guardó en su maletín- ahora lo más importante es bajarle la fiebre tan alta, está en los 39 y eso es algo bestial; debemos darle un baño de agua fría ya, cuanto más fría mejor ¿hay hielo?- indicó rotundo, Diego asintió con la cabeza, realmente y a pesar de sus bromas, se le veía preocupado. La besó amoroso en la frente y se fue del dormitorio -¡¡Cristín, Archie; necesito hielo ya!!- gritó rotundo dirigiéndose al baño, oyeron correr el agua llenándose la bañera- ¡A ver ese hielo de una puñetera vez!- le oyeron gritar ansioso desde el baño -¡Ya va hombre, que impaciente!- contestó Cristín acercándose- Archie se fue a comprar más ya que hay poco- Diego entró en el cuarto y la llevó cariñoso al baño en brazos -Adentro- le dijo entrañable dejándola sobre la alfombra del baño, ella se desnudó resignada y se metió en el agua helada -¡¡Está demasiado fría, Diego!!- gritó angustiada sujetándose ansiosa al brazo de Diego que la besó enternecido en la sien; el médico la examinó -No, está perfecta… lo que ocurre es que tú estás demasiado caliente- comentó amable -No lo sabe él bien ¿eh?- le susurró burlón Diego a Fran al oído mientras le mojaba por la espalda, ella lo salpicó y se rieron amorosos los dos, sus dientes comenzaban a castañear- ¿Cuánto tiempo tiene que estar aquí dentro, Edwards?- le preguntó angustiado al médico mirándola temblar -Un rato más, apenas acaba de entrar Diego- ella se abrazaba a sus rodillas, muerta de frío; temblaba como un junco. -¡¡Doc joder!!- requirió desesperado Diego al verle amoratársele los labios -Un poco más Diego, espera a que el hielo se derrita algo- comentó entrañable el médico -¡No, ya está bien; que narices! Ven aquí mi gatita linda- Diego la sacó presuroso cogiéndola en brazos y oprimiéndola amoroso contra él, ella se abrazó a Diego ansiosa mientras Cristín la cubría con un toallón- ya está mi ángel, ya está- le murmuró meloso besándola tierno en la frente mientras se la llevaba de regreso al dormitorio.

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