sábado, 18 de enero de 2014

Diego aún pasó por la central antes de incorporarse a la comisaria. Sentado sobre la esquina de la mesa, observaba ensimismado el tablón con las fotos del caso buscándole algún sentido a todo aquello… -¡Ah estás aquí! ¿Hoy no vas a la comisaría?- expuso su compañero Archie apareciendo en el despacho -Sí, me voy ahora mismo- reaccionó examinando su reloj de pulsera al tiempo que se ponía en pie -¿Qué tan pensativo mirabas?- indagó curioso señalando con la cabeza el tablón -No tiene sentido Archie…- habló calmosamente observando nuevamente el tablón- según las trayectorias de las balas, el tirador estaba frente a ellos… ¡¿Cómo no lo vieron?! ¿Era un duende acaso o qué rayos ocurre aquí?- expuso confundido -¿Estaría achantado en este contenedor de enfrente Diego? ¿O a lo mejor detrás del coche con el que huyeron?- propuso esperanzado señalando ambas fotografías que había conseguido la noche anterior -No, Fran lo miraría tarde o temprano… a esa fierecilla no se le escapa nada- declaró orgulloso, Archie sonrió pícaro pero no dijo nada- Referente al coche… ¿lo revisasteis bien a fondo? ¿Palmo a palmo? Fran sigue insistiendo en que vio algo pero está bloqueada… -Pues si vio algo, allí no quedó nada jefe; te juro que James lo inspeccionó meticulosamente milímetro a milímetro, pero está tan calcinado que no hay nada aprovechable- respondió abatido, Diego resopló defraudado- Bueno, me voy que se me hace tarde- resolvió raudo -Toma, antes de irte mira esto…- indicó entregándole una carpeta amarilla del caso -¿Qué es?- preguntó abriéndolo ya -El informe de balística, las balas que recuperé ayer son de unas semiautomáticas… decididamente, esos muchachos no abatieron a Ben -Ambas cosas las tenía claras: Fran recordó que eran armas viejas y hasta que una de ellas se encasquilló…- habló distraído leyendo el informe - Dile a Expósito que tire de ahí, a ver si tenemos un mínimo de suerte, salta la liebre y podemos dar con ellas -Ok… Jefe ¿Cuándo sacamos de allí a esa muchacha? El cerco se está cerrando y pueden ponerse nerviosos…- le habló inquieto, Diego lo miró a los ojos cerrando el expediente -Pronto- respondió esquivo- ahora me voy; guarda esto pero que no lo vea nadie ¿me oyes? ¡Absolutamente nadie! Todo lo que vayamos recopilando desde ahora solo puede quedar entre nosotros siete- expuso tajante entregándole la carpeta y saliendo raudo del despacho -¡¡Ey jefe, sobre lo de la muchacha… llevas diciendo eso dos semanas y arriba ya no cuela!!- le increpó asomándose por la puerta del despacho pero Diego ni se volvió. ¡¡Sacarla de allí!! Era lo que más deseaba en aquellos momentos pero ¿cómo hacérselo entender a esa mula testaruda? -¿Dónde has estado? Has tardado mucho- le increpó impaciente Fran mirándolo inquieta así lo vio llegar a los vestuarios de la comisaría, ella aún estaba también sin cambiar; Diego le robó un raudo beso de los labios -¡¡Dios, estás ardiendo!!- exclamó sobresaltado posando su mano en su frente -Lo sé y me encuentro fatal; ya hablé con capi y, así vaya al médico con mi madrina, me voy a casa…- explicó muy pausadamente, se la veía desganada debido a la fiebre -¿Por qué no va él con ella y tú a casa ya?- propuso preocupado -Tiene una reunión con el alcalde y el comisionado en el ayuntamiento que le llevará todo el día… además quiero saber que le dice el doctor Diego- expuso inquieta, él asintió con la cabeza comprendiendo- no te estés preocupando por mí ¿eh? ya me tomé otra aspirina y me cuidaré, prometido- repuso besándolo tierna en los labios- ahora me voy ya, quedé con mami a las nueve- se besaron de nuevo muy brevemente en los labios y salió del vestuario. A la hora de comer, Diego entraba en el bosque cercano a la casa de Alexander con el coche, lo agazapó entre unos matorrales para ocultarlo de alguna mirada inoportuna. Cruzó entre la alta maleza orientándose dirección a la casa, llegando al jardín trasero como esperaba. Saltó la valla ágilmente y subió al porche, vigiló su alrededor por si había alguien mientras se colocaba unos guantes de látex. Examinó concienzudamente la puerta antes de abrirla con las ganzúas por si había alguna señal como él hacía con la de su casa. Entró en la cocina -¡Mierda… perro astuto!- repuso disgustado al observar un paño de cocina tirado junto a la puerta. Para cualquiera podría ser un simple paño caído distraídamente, pero Diego sabía muy bien que era una forma muy vieja de advertencia de que alguien había abierto la puerta. La cerró con el pestillo y arrimó nuevamente el paño despacio con el pie dejándolo más o menos igual- Astuto pero viejo, no tendrás tanta memoria- repuso conforme y se dirigió al cuarto de matrimonio. Fue directo al armario y destapó la caja. La observó detenidamente, era de seis dígitos. -Necesito polvos de talco… Espero que haya en el baño- musitó resuelto y ya iba a levantarse cuando volvió a mirar la caja fuerte- casi me atrevería a intentarlo sin miedo a equivocarme- expuso decidido y probó suerte. Con osadía pulsó decidido con el nudillo de su dedo índice seis números: 110875, la fecha de nacimiento de Fran; el breve clic de abrirse la caja sonó y él sonrió satisfecho- Lo que suponía, estás obsesionado con ella desgraciado hijo de puta- exclamó fastidiado. Abrió la puerta de la caja encontrándose con una hermosa Colt Magnum colocada encima del sobre amarillo, sonrió satisfecho -¡Ajá, aquí estás!- expresó complacido y fotografió la caja fuerte por dentro con la cámara de su móvil. Retiró el arma observándola deleitado unos instantes- preciosa arma, sí señor; aunque demasiado aparatosa- recogió el sobre y se descubrieron debajo seis fajos de billetes usados todos de cien, una considerable suma de dinero- ¡Joooder, menudo capital!- repuso asombrado tomando uno de los fajos y haciéndolos pasar rápidamente delante de sus ojos para comprobar que todos eran billetes grandes- ¿de dónde sacas tanto dinero capullo?- se preguntó desconfiado fotografiándolos también; recogió el sobre y lo inspeccionó, dentro había más dinero pero billetes de distinto valor- esto parece un pago… ¿pero un pago de qué o por qué?- expresó revisando el resto de la caja descubriendo que eran documentos, notas y recibos. Los revisó papel por papel con premura echándoles solo una visual rápida. Eran informes sobre movimientos de dinero, entradas y salidas de cantidades desorbitadas; otros eran listados de nombres con ciertas cantidades junto a cada nombre; algunos estaban tachados con una línea por encima- Pero… ¿qué cojones es todo esto?- se dijo confuso. Lo fotografió todo rápidamente; cada factura, papel o nota escrita a mano, no dejándose nada atrás e intentando no desordenarlos. Volvió a colocarlos como estaban y cerró de vuelta la caja, la cubrió con el falso panel y se guardó el móvil en el bolsillo interno de su cazadora- Y ahora a buscar una salida fácil y segura- escudriñó la ventana del dormitorio principal, daba al frente de la casa: demasiado arriesgado; salió al pasillo y escogió la puerta contigua. Al abrirla descubrió que era el dormitorio de Fran. Un cuarto pintado de rosa con mobiliario en blanco y las estanterías plagadas de muñecas que, si no fuera por aquel par de posters de cantantes famosos que rememoraban una etapa adolescente, se diría que habían querido mantenerla detenida en el tiempo, ya que era más el cuarto de una niña pequeña que el de una mujer que había ido creciendo con los años. Entró curioso y vio que el espejo del tocador tenía fotos prendidas de una esquina, se acercó a ellas y las observó sonriendo enternecido; se veía a Fran en distintas etapas de su niñez sonriendo feliz acompañada con varias amigas en distintos cumpleaños y fiestas. Le atrajo la atención una que recogió para observarla mejor. Fran tendría dieciocho o diecinueve años, llevaba su linda melena negra sujeta de lado con una hermosa flor y con el rostro abstraído, estaba increíblemente bella. Diego sonrió cautivado- Estás preciosa mi amor- murmuró enamorado y la volvió a dejar en su sitio. Se fijó en el joyero que había sobre el tocador, la típica cajita de música infantil en rosa y con detalles florales. La abrió y una bailarina empezó a girar sonando la típica melodía. Curioseó los objetos que allí guardaba: pulseras de oro, pendientes, colgantes… Una pequeña muesca casi inapreciable a un lado de la tapa le llamó la atención. Metió curioso su uña y el acabado de la tapa se abrió- ¡¡Anda!!- soltó atónito al descubrir la fotografía de ellos juntos en su etapa en la academia. Estaban en un banco del parque, ella sentada en su regazo reía feliz a cámara mientras él le mordisqueaba juguetón su cuello rodeándola con sus brazos por su cintura. Sonrió dichoso recordando lo felices que habían sido juntos en aquella época ¡¡cómo pudo haber pensado que él no contaba con ella en sus planes futuros!! ¡¡Si ella siempre fuera, y lo era aún, todo en su vida!! La dejaba de nuevo en su sitio cuando vio una pequeña cadenita de oro que llevaba insertada una chiquita medallita de bebé junto a un aro de oro, las tomó y leyó la inscripción interior de la medallita: mi ángel 11-08-75; luego el anillo: Françoise 14-6-73, era su cadenita de recién nacida y la alianza de boda de su padre. Había descubierto su lugar secreto para sus cosas importantes y sonrió complacido: él estaba entre ellas, no fuera un olvido tener aquella foto allí, y eso le hacía sentirse muy feliz. El ruido del motor de dos coches deteniéndose frente a la casa lo sobresaltó. Volvió a dejarlo todo en su lugar. Encajó de nuevo el falso techo y oteó por la ventana del cuarto: Alexander acompañado de Mike se dirigían a la casa- ¡¡Mierda!!- exclamó fastidiado y repasó la habitación con su mirada buscando donde ocultarse al tiempo que oía como la puerta de la calle se abría ya -¿Estás seguro de que no hay nadie? Mira que pudo haber vuelto…- preguntaba inquieto Mike -No, no seas estúpido; Miriam está aún comiendo con Fran en su apartamento, me acabo de asegurar… Espera aquí, ahora te lo traigo- decía Alexander y sus pasos se dirigían hacia él; abrió las puertas del armario empotrado, demasiado pequeño y lleno de cosas para caber él también… debajo de la cama, reparó presuroso, era un sitio obvio pero el único en aquel momento. Y se deslizó raudo bajo ella justo cuando vio pasar los pies de Alexander hacia el cuarto de matrimonio- debes llevarle el dinero a Jenny cuanto antes, no quiero tenerlo aquí mucho tiempo con ese merodeando la casa- le decía Alexander desde el dormitorio matrimonial; Diego sacó su móvil del bolsillo y puso la grabadora a funcionar, nunca se sabía lo que podía descubrir… también le quitó el seguro a su arma por si acaso… -Ya lo sé hombre, ya me lo has dicho- protestó fastidiado Mike desde la sala- Menuda sorpresita encontrártelo ayer aquí ¿no? No llega con que se meta en la cama con tu niña sino que ahora también en tu casa…- se jactó burlón pero Alexander no le respondió- referente a la muchacha, Alex… Arthur tiene razón, debes tranquilizarte y mantener los pies sobre la tierra o cometerás otro error un día de estos- repuso inquieto acercándose también por el pasillo. -Eso acércate para grabar mejor- musitó satisfecho -¡Métete en tus asuntos Mike!- bramó furioso saliendo del cuarto con una pequeña bolsa de deportes en la mano que Diego logró entrever a través de la fina colcha que colgaba de la cama- Y a ese gilipollas de Arthur ya le puedes ir diciendo que se puede ir calmando él o haré que desaparezca también, no es difícil que otro “infortunado” tiroteo lo borre del mapa; como a alguien se le ocurra ponerle una mano encima a mi Fran se las verá conmigo- escupió tajante -Tranquilo hombre… no debes preocuparte por nosotros sino por quién ya sabes…- habló inquieto Mike ya ante la puerta del cuarto de Fran y allí se detuvieron -Pero no tan cerca joder…- se inquietó Diego intentando ocultarse bien bajo la cama -A ese lo tengo más que controlado- se orgulleció desdeñoso pasándole la bolsa de deportes a Mike -¡Sí, sí, controlado!- se burló sarcástico Mike- No me refiero a su trabajo en la comisaría, en ese aspecto está más perdido que un pulpo en alta mar; sino a que ya van dos noches seguidas que pasan juntos… y seguro que no están jugando al póker precisamente… Aún le va a hacer un bombo y…- se burló sarcástico -¡¡Cállate imbécil!!- bramó enfurecido Alexander y Diego oyó un seco y contundente golpe que lo sobresaltó y curioseó por debajo de la colcha que había pasado: Alexander tenía sujeto furiosamente por la camisa a Mike aprisionándolo fuertemente contra la puerta de enfrente al dormitorio de Fran -Tranquilo tío, relájate hombre, solo estaba bromeando- balbuceaba asustado Mike -Fran será mía ¡¡Solo mía ¿me oyes?!! Y ese toca pelotas de asuntos internos va a desaparecer así tenga oportunidad; como pasó con ese muerto de hambre de Richard ¡¿Querer proponerle matrimonio a mi chiquita?! ¡¿Qué se creía ese?! -También te precipitaste de aquella Alex, solo había comprado un anillo… no sabemos ni si era para ella… -¡¡Es igual!! ¡¡Nunca será de nadie!! ¡Solo mía!- exclamó fuera de sí, Diego quedó pávido al oír aquello ¡El padrino de Fran asesinara al amigo de Fran y por un estúpido anillo! -¡¡No cometas otra estupidez Alex!! ¡¡No puedes eliminar a este ahora!!- bramó furioso Mike -¡¿Quién habla de eliminarlo ahora estúpido?! ¡¿Me crees tan idiota?!- expuso más relajado soltando de la camisa a Mike y retirándose un poco- Pero pronto no volverá a saber de ella y se le acabará el jueguecito… no sabes que gusto me dará deshacerme de él llegado el momento, tengo algunas ideas que me harán gozar tremendamente- se jactó sarcástico y la risa cínica que soltó erizó la piel de Diego; ese tío estaba muy loco- ahora vete, Jenny ya está esperándote y debes llegar a Bahía State y regresar antes de que nadie te eche en falta; sobre todo ese husmeador toca pelotas- añadió despectivo -Tiene razón Charlie, había que darle algo para que se largara de una puta vez- repuso Mike -¡¡Y estoy en ello…!! Pero hay que hacerlo muy bien o no tragará; no es tan tonto como vosotros pensáis- indicó desafiante- y ahora vete ya- Mike obedeció pero Alexander no se fue con él, al contrario, entró en el cuarto de Fran para más inquietud de Diego que se arrastró sigilosamente hacia la cabecera huyendo de su proximidad pero sin perder detalle de lo que hacía. Alexander se detuvo ante el tocador y tomó la fotografía que Diego había estado observando, boquiabierto, lo vio besar apasionado la foto coincidiendo su boca con la de Fran -Joooder, que enfermo estás colega- musitó Diego atónito, Alexander caminó de espaldas hasta el borde de la cama sentándose en ella mirando la fotografía deleitado -Ya lo tengo todo dispuesto mi amor… pronto estaremos juntos para siempre y serás solo mía, solo mía…- le habló deseoso a la fotografía acariciándola tiernamente -Genial; loco no, como una puta chota… espero que no se te ocurra quedarte toda la tarde ahí de pasmarote- murmuró desolado cruzando sus brazos ante él y hundió su cara en ellos resoplando fastidiado. Pero, en apenas unos breves instantes, los gemidos gozosos de Alexander masturbándose lo dejaron atónito- ¡Serás hijo de puta cabrón!- masculló encrespado y apagó presuroso su móvil que seguía grabando. Unas ganas desesperadas de salir y retorcerle el pescuezo a aquel maldito asqueroso lo asaltaron de manera descomunal, tuvo que hacer un esfuerzo increíble para no hacerlo. Buscó presuroso una salida ¡¡tenía que irse de inmediato, no podía soportar aquello!! Pero estaba atrapado, no podía salir sin que lo descubriera… Para su sorpresa, todo acabó en apenas unos minutos; Diego tuvo que ahogar una carcajada burlona contra la manga de su cazadora- además de cerdo, picha floja; las tienes todas capullo- se burló socarrón entre risas mirándolo levantarse y dirigirse al baño que era la puerta contra la que golpeara a Mike no sin antes dejar la foto de Fran de nuevo en su sitio. Se lavó las manos, se miró presumido al espejo, se peinó con las manos húmedas dejándose el pelo de nuevo pegado a su cabeza estilo años veinte y salió del baño. Oyó como se cerraba la puerta de la calle. Esperó unos segundos hasta que escuchó arrancar el coche y salió de su escondite.

No hay comentarios:

Publicar un comentario