miércoles, 8 de enero de 2014

Fue un encuentro increíble. No fue un acto acucioso y a la desesperada como ocurriera el sábado, ambos anhelantes por satisfacer aquel ardiente deseo que los llevaba consumiendo mucho tiempo. Sino que esta vez fue metódico, dulce y tan apasionado como recordaban de su época en la academia. Diego siempre fuera un amante extraordinario y seguía siéndolo, llevando a Fran hasta un éxtasis sublime como solo él sabía hacerla llegar. Extenuada y desprendiendo pasión por cada poro de su piel, Fran se dejó caer suavemente de espaldas sobre la cama llevándose a Diego consigo también desfallecido pero radiantemente satisfecho, recostándose sobre ella. Fran le acariciaba dulcemente su cabeza mientras Diego la besaba tierno y deleitado en el vientre -Diego ¿sabes una cosa?- expuso melosa sin dejar de acariciarle su rapada cabeza -¿Dime mi ángel?- respondió besándola nuevamente en el vientre antes de mirarla amoroso a los ojos -Ben, las navidades pasadas, se pusiera muy pesado e insistente en que tenía que ir a pasar fin de Año con ellos a su casa ¿lo sabías?- expuso y él elevó ignorante las cejas -No mi cielo, no lo sabía ¿y por qué no fuiste? Mira, nos hubiéramos encontrado antes- aclaró resuelto besándola de nuevo tiernamente en el vientre; ella volvió a acariciarle la cabeza -Es que eso es lo que yo sospecho desde ayer- expresó suspicaz y él volvió a mirarla confundido; Fran sonrió tierna y le pasó dulcemente la mano por la mejilla- ¿Sabes a que venía tanta insistencia por su parte? Porque tenía que conocer a un primo de Estela fuera como fuera, tenía que presentármelo a como diera lugar- explicó divertida, Diego soltó una sonora carcajada -¡Que cabrito! ¡Iba a jugármela el muy desgraciado!- exclamó jocoso entre risas y se recostó a su lado contra el cabezal recogiendo sus cigarrillos de su cazadora en el suelo y encendió uno -¡Es lo que sospecho verdad?- inquirió curiosa recogiendo el cenicero que había sobre la mesilla de su lado y, recostándose junto a él, lo posó sobre sus rodillas- ¿Tú eras ese primo de Estela que tanto se empeñaba en que tenía que conocer, no?- resolvió quitándole el cigarro de la boca y le dio una profunda calada -Pues sí- respondió encendiéndose otro cigarrillo para él- porque, aunque somos muchos primos, el único que pasaba esas fiestas con ellos era yo- declaró y ambos se rieron deleitados; él le acarició dulcemente la mejilla con el revés de sus dedos- ¿y por qué no fuiste mi dulce petit suisse?- indagó curioso -Pues por eso mismo, por insistente y pesado; ya me conoces- aclaró resuelta y él rió de nuevo divertido; siempre era una terca tozuda, pero si se le insistía, aún lo era mucho más- además porque malditas las ganas que tenía yo de conocer a nadie en aquellos momentos- añadió más apagadamente y su rostro se ensombreció -¡Ey gatita! ¿Qué pasó?- se alarmó al verle el rostro tan apenado- ¿Qué mal recuerdo acudió a tu mente mi chiquita?- le habló meloso acariciándole dulcemente la mejilla de nuevo -Nada- le sonrió nuevamente alegre- solo que recordé a Richard; cuando Ben me invitó, hacía solo un año que sufriera el accidente y por eso no tenía ganas de conocer a nadie… lo echaba tanto de menos Diego, era mi mejor y más íntimo amigo; lo quería un montón… -¡Dios, lo siento mi dulce petit suisse!- expuso conmovido y la tomó entre sus brazos besándola tierno en el pelo así ella recostó su cabeza sobre su pecho- ¿Y cómo fue mi ángel? -Habíamos estado juntos toda la tarde anterior realizando las últimas compras de Navidad- sonrió deleitada- ¡estaba tan ilusionado porque al fin encontrara el regalo perfecto para su madre! Era un precioso anillo que yo le ayudé a escoger… Al día siguiente, regresando a la ciudad para incorporarse al trabajo, se salió de la carretera y chocó contra una enorme roca incendiándose su coche, él quedó atrapado dentro… no sé qué le pudo ocurrir Diego, era tan precavido conduciendo que no puedo creerlo…- exclamó aprensiva, Diego volvió a besarla enternecido en el pelo y ambos se quedaron muy callados y pensativos acabándose sus respectivos cigarrillos. Pasaron dos semanas y seguían en un punto muerto; no sabían a que se refería con la dichosa clave ni Cris había llamado, eso quería decir que por la casa de Estela no regresaran. Estela, incansable, le preguntaba a Willy por la estilográfica de su padre; o si por casualidad lo viera escondiendo algo o le diera algún mensaje para tío Diego, pero el niño no sabía nada. Decidieron volver a casa de Estela y volver a repasar todo de nuevo, quedaron para el sábado después de comer. Recorrieron la casa de punta a rabo pero no había ni rastro de nada. -¡Esto es desesperante! ¿Dónde rayos lo metiste hermano? ¿Y por qué no me dejaste una pista al menos?- gritó Diego desquiciado arremetiendo a patadas contra todo lo que había en el suelo del garaje -¡Ey, ey!- Fran se acercó a él y le sujetó suavemente el brazo mientras la apoyó su otra mano en su pecho para calmarlo, él la miró desarmado- Tranquilo, así no conseguirás nada; solo revolverle más la casa a la pobre Estela- bromeó y él sonrió entrañable- Pensemos despacio ¿vale? -¡¿Más?!- se desesperó frotándose angustiado su cabeza rasurada -Sí, más… ¡Hasta que nos salgan canas si es necesario! Aunque eso no será mucho… ¡tú ya empiezas a tenerlas!- volvió a bromear pasándole la mano por la sien -¡¡Oye!!- protestó fastidiado y se rieron amenos, entraron en la casa, con la búsqueda a fondo descubrieran que estaba limpia de micrófonos. Se sentaron en el sofá de la sala de Estela- ¿Le parecerá mal a Estela si nos hacemos un café?- le preguntó a Diego, él negó con la cabeza -Pero yo prefiero una cerveza ¿no te apetece mejor?- ella aceptó y él se fue a la cocina regresando al instante, le entregó amable una y se sentó a su lado. Se quedaron callados y pensativos durante un buen rato bebiendo de sus respectivos botellines -La clave la tiene Willy- repitió Fran pensativa- vale… ¿qué es la clave? -Ni idea, estamos suponiendo que es el pen drive ¿no?- contestó abatido y volvió a darle un sorbo a su cerveza -¿Y si fueras a hablar con él? A lo mejor le pidió que no le dijera nada a nadie, solo a ti- propuso animada -No, él se lo diría igualmente a Estela; te digo que los tenía muy bien entrenados para si se presentaba algo así- repuso sereno mirando la botella en su mano -Pues ya no sé dónde vamos a buscar- comentó desalentada recostándose contra el respaldo del sofá, él seguía mirando serio y callado la botella de cerveza- hemos registrado la casa, su mesa, el coche… No tengo ni idea de a dónde dirigirnos ahora- musitó desolada bebiendo también de su botellín- Volviendo a lo que dijiste en el garaje Diego…- musitó ensimismada, él la miró intrigado- ¿no te hablaría de algún sitio o te nombraría algo que te pase inadvertido, verdad? -No, repaso día a día todas nuestras conversaciones y no me habló de nada en singular… el último día que hablé con él por teléfono desde la central, solo me comentó que se esperaba un buen fin de semana para llevar a Willy a pescar de nuevo y, aunque le di mil vueltas, no le encuentro nada de particular- respondió abatido, ella tomó aire profundamente y Diego la miró esperanzado- ¿Y a ti? -No, últimamente también solo me hablaba de la ilusión que le hacía ir de pesca con Willy- mencionó despreocupada, él también resopló desanimado- espera…- exclamó Fran enderezándose en el sofá, él la miró anhelante- ¿y si es eso Diego? ¿La pesca? -Ya revisé todos sus artilugios de pesca, sus ropas, los cientos de bolsillos del dichoso chaleco… ¡¡hasta sus botas!! Y nada; ahí tampoco hay nada- respondió de nuevo desmoralizado -¿No tendría una cabaña o un lugar especial dónde ir a pescar Diego?- insistió intentando mantener la ilusión de esa idea -No Fran, no tenía ninguna cabaña, ni barca ni un lugar especial; también se lo consulté a Estela- explicó desalentado y se quedó callado, muy serio y con rostro abatido y preocupado; Fran volvió a recostarse completamente desolada contra el respaldo del sofá- Lo que más me intranquiliza en estos momentos es lo de que tú estás en peligro- repuso de pronto angustiado, ella lo miró sorprendida -A mi no me va a pasar nada- comentó despreocupada, él la miró muy serio -No es broma Fran, para arriesgarse a mandarme un mensaje a mi teléfono aquella misma noche es que encontró algo preocupante… Y la nota la dejó el día que lo abatieron, estoy seguro de ello -¿Por qué estás tan seguro? -Me paso las noches repasándolo todo una y otra vez, una y otra vez… Ben descubrió algo esa noche que le costó la vida, y él lo sabía, por eso ese apremió en avisarme; lo conocía muy bien Fran, y si llegara a tener tiempo para contactar conmigo, me obligaría a sacarte de la comisaría… no dejaría una nota ni me mandaría aquel mensaje -Si eso es así…- murmuró ella- ¿Por qué mandarte un mensaje y no llamarte directamente? -Mi equipo y yo estábamos fuera de la ciudad y él lo sabía- contestó afligido, ella lo miró compasiva- tuvimos que acompañar a un testigo importante a la capital -¿Tu equipo?- indagó curiosa, él le sonrió dulcemente -Estamos divididos en equipos de ocho, tan unidos y compenetrados que parecemos uno solo- la miró a los ojos- Lo que no comprendo tampoco es, si se sentía en peligro, por qué no contactó con la central; aunque nosotros no estábamos, él tenía unos suplentes a su servicio- se quedaron callados unos segundos- Haz un esfuerzo Fran ¿qué pasos distéis el día anterior del tiroteo? Uno a uno- ella lo miró fijamente e intentó recordar -Vamos a ver, llegué a la comisaría y él ya estaba a su mesa trabajando como hacía habitualmente, siempre era uno de los primeros en llegar… Luego nos fuimos a patrullar como siempre… nos tocó recorrer la 187…- guardó silencio intentando concentrarse, lo miró desolada- no hubo nada fuera de lo común Diego, fue un día tranquilo -¿Y él cómo estaba? ¿Nervioso, preocupado? ¿Le notaste algo raro?- instó impaciente -No Diego, estaba como siempre en aquellos últimos días: más retraído y callado, pero ya te lo conté; me dijo que tenía problemas con Estela y no quise agobiarle a preguntas- Diego tomó aire profundamente, ella bajó la cabeza mirando su botella de cerveza- Espera Diego….- repuso recordando algo -¿Qué?- la instó presuroso -Aquella mañana, la del día del tiroteo… ¡¡Estaba más nervioso de lo normal!!- se miraron a los ojos- observaba muy inquieto a todos y a todos lados, como desconfiado… y hasta llegó a levantarme la voz, cosa que nunca había hecho por cierto, siempre había sido muy educado y correcto conmigo- ambos se miraron a los ojos -¿Por qué? -Apareció con un chaleco de esos de llevar por debajo del uniforme, se empeñaba en que me lo pusiera, estaba empecinado en esa idea y acabó sacándome de mis casillas -¿Y le obedeciste? -¡No, claro que no!- respondió rotunda, él sonrió divertido- Íbamos de ronda habitual en el coche patrulla ¿a qué venía soberana tontería? -Lo que yo pensaba: lo que Ben descubrió fue aquella misma noche- expuso más decidido, al instante la miró con un brillo esperanzador en sus bonitos ojos color miel- ¡Espera! Lo que acabas de decir…- repuso alentado enderezándose en el sofá, ella lo miró interesada- ¿Quién estaba en los vestuarios cuando se puso terco con lo del chaleco Fran?- instó más animado -Nadie, estábamos solos ¿por qué? -¡¿Estás segura Fran?! ¡¿Segurísima?!- insistió alentado -Sí lo estoy Diego, porque Ben lo revisó previsor antes de dármelo… cosa que también me sorprendió por cierto- expuso resuelta- ¿Por qué? -Porque sospechaban que él lo llevaba mi petit suisse, de ahí el disparo en la cabeza; no se arriesgaron a probar en otro lugar… pero sin embargo a ti te dispararon en el hombro… ¡¡Sabían que tú no lo llevabas!! Pero ¿Cómo podían saberlo? ¿Quién os pudo oír discutir sobre ello?- exclamó exaltado pero ella solo movió apocada los hombros, él la observó inquisitivo- ¿Cómo acabasteis en el callejón?- se interesó preocupado -Pues primero recibimos el aviso de un asalto con fuerza en una joyería en la catorce con Queens… Pero fue una falsa alarma ¡el dueño se asustara muchísimo al vernos llegar!- comentó divertida pero él no se reía -Muy cerca del callejón- comentó sugestionado y ella asintió- os estaban atrayendo al lugar para asegurar que fuerais vosotros los que acudíais… -Probablemente… porque en seguida llegó el aviso de que estaban forzando la puerta trasera del pub, estábamos casi a lado así que acudimos andando -¿Quién os pasó el aviso? -¡La central, Diego! ¿Quién iba a ser?- repuso pasmada por la pregunta, él la miró fijamente -No hay tal aviso en las grabaciones Fran; sacando una llamada anónima denunciando el supuesto robo en la joyería… después no hay nada más- ella se quedó aturdida mirándolo también -¿Qué estás diciendo?- exclamó extrañada, no creía lo que oía

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