lunes, 13 de enero de 2014

-Podíamos ir a comer a casa de mis padrinos, Diego- comentó ilusionada de repente- A mi madrina le encantará conocerlo y pasar el día con él, y a Andy le encantará el campo- lo miró amorosa y él sonrió tiernamente- y a ti, le hablé tanto de ti que se desilusionó cuando se enteró de que lo dejáramos -Ah ¿así que le hablaste de mi eh?- repuso malicioso -Muchísimo- murmuró melosa y lo besó dulcemente en los labios -No sé cielo- dudó temeroso, bajó al pequeño de la silla que salió corriendo hacia la sala- No estoy seguro -Si temes por ellos, date cuenta que ya saben de su existencia; nos vieron con él en el parque. -En eso tienes razón- repuso dubitativo -Además, estando capi no se atreverán a intentar nada- añadió entusiasmada mirándolo amorosa, él le sonrió dulcemente pero sus ojos dudaban aún y se le notaba preocupado -Está bien, de acuerdo: comeremos con ellos- aceptó finalmente, ella sonrió encantada y se abrazó a él agradecida; él la besó cariñoso en la sien. La tomó suavemente del mentón y le levantó ligeramente la cabeza para mirarla a aquellos hermosos ojos- Sabes que te quiero ¿verdad?- a ella se le aceleró el corazón y sus ojos brillaron emocionados- Siempre fuiste tú Fran, nunca logré olvidarte ni dejar de amarte en todos estos años; desde siempre y creo que para siempre- ella lo miraba apasionada -También yo te quiero… Siempre te quise, amor- se besaron impresionantemente entregados, el amor que se entregaban era radiante y total. Diego la fue llevando hasta sentarla sobre sus rodillas sin soltar sus bocas que se besaban ardientes, percibió que se desabrochaba el pantalón ansioso y rápido -¡Diego, Andy anda por aquí; puede vernos!- repuso ella intranquila -¡Que entiende él!- exclamó resuelto y la miró malicioso- además ¿vas a dejarme así mi dulce petit suisse?- repuso pícaro llevándole su mano a su miembro ya plenamente turgente y recio; ella sonrió deleitada y, atrapando su deliciosa boca de nuevo, se sentó sobre él invistiéndolo rauda y precisa dentro suya provocando en ambos un suspiro profundo y complacido. Fue arrebatado y presuroso. Briosos y desbocados se entregaron a aquel desenfreno pasional que los apremiaba a alcanzar aquel maravilloso goce que los enloquecía. Arrastrados por aquella pasión incontrolada, Fran cabalgaba impetuosa mientras Diego la llevaba rabioso por las nalgas al tiempo que gemían arrebatados -¡Oh Diego, por todos los santos!- gimió Fran desatada abrazándose a su cuello con ansia al sentir aquella explosión tan inmensa de placer dentro de ella -Dios gatita, me vuelves loco- exclamó él al unísono en un intenso gemido oprimiéndola fuertemente incrustándola aún más en su miembro provocando un intenso y fulminante final en el que un estallido intrépido explosionó dentro de ambos de manera descomunal que los arrasó por completo llenándolos de nuevo de placer y deleite como la noche anterior. Se miraron ardientes y rompieron a reír felices- Esto es de locos mi chiquita, me haces perder la cabeza- declaró Diego encandilado y ella sonrió complacida -Me voy a la ducha… de esta libramos con Andy, no tentemos a la suerte- bromeó amorosa besándolo apasionada y él sonrió dichoso -Lo malo no es que apareciera cielo…- comentó divertido, Fran lo miró extrañada- Lo malo es averiguar porque está tan callado- se rieron divertidos, Fran se levantó de sus rodillas y se recompuso la camiseta mientras él se subía los boxers y se recolocaba nuevamente el pantalón. Algo en el bolsillo delantero de sus vaqueros le llamó la atención y lo sacó intrigado. Al ver la cajita redonda la recordó al instante- cielo, encontré esto en tu baño cuando recogía tus cosas de aseo…- musitó dulcemente, ella lo miró curiosa- a lo mejor la próxima… sí quieres tomarla- expuso guasón mostrándole la cajita, ella abrió los ojos desmesuradamente- por cierto: te has saltado muchas tomas en el mes; por lo que veo, sigues tan desmemoriada como en la academia- se burló jocoso -¡Santo Dios Diego! ¡¿Cómo no me lo has recordado antes?!- exclamó afligida -¡Sí hombre! ¡No tuve en cuenta a Andy como para preocuparme de que no te habías tomado la píldora!- repuso desprendido subiéndose la cremallera del pantalón, ella lo miró indignada y él rió divertido - No me mires así gatita, no es mi culpa que elijas estos anticonceptivos sabiendo lo cabeza de chorlito que eres- remarcó burlón atrapándole suavemente su naricilla entre sus dedos- y si pasa algo, a mí no me eches la culpa, te aviso: ni me preguntaste si tenía preservativos… que los tengo, por cierto- se jactó socarrón y, riéndose guasón, salió de la cocina -¡Imbécil!- increpó fastidiada y lo oyó soltar una potente carcajada Diego buscó al pequeño por la casa encontrándolo en su dormitorio sentado sobre la cama estrujando divertido unos papeles. Había vaciado las mesillas de noche de su padre y ciscado todos papeles y documentos por todo el cuarto. -¡¡Andy!!- gritó al descubrirlo sobresaltando al pequeño que lo miró sobrecogido al verse descubierto- ¡Maldita sea Andy ¿qué rayos has hecho?!- bramó exasperado echándose las manos a la cabeza frotándosela desesperado, Fran reía divertida mirando la desordenada habitación provocando que el pequeño también se riera- ¡Os podéis reír! ¡¡Los dos!!- le reprochó fastidiado a Fran y ella aún se rió más -Es el precio que tienes que pagar por impulsivo y atolondrado- se burló amorosa sin dejar de reír y lo besó dulcemente en los labios -¡Si que tú no lo estabas!- comentó pícaro y ella le sonrió seductora, él la besó arrebatado- Espero que no se haya cargado ningún papel importante- resopló derrotado recogiendo los papeles tirados y observándolos minuciosamente, ella lo ayudó. Todos estaban estrujados y arrugados, pero enteros. -Tuviste muchísima suerte- bromeó chistosa mostrándole la licencia de armas agitándola en su mano -¡La madre que lo…!- soltó crispado pero se calló de repente al ver a Andy que lo miraba interesado -Mami no etá- contestó el pequeño a su padre, Fran se echó a reír a carcajadas y el pequeño también comenzó a reírse divertido provocando las risas de Diego ya más templado. -Tú no te rías tanto y ve a recoger lo que has dejado otra vez sobre el mesado de la cocina- avisó entrañable a Fran, ella recordó el arma y corrió a la cocina a recuperarla. Ahora era Diego el que reía a carcajadas -No tardes que este indio está y dura limpio un telediario- le avisó cariñoso Diego asomándose al baño donde Fran terminaba de vestirse el jersey blanco de lana fina y suave de cuello barco que dejaba sus hombros al descubierto sobre los vaqueros que le había traído Diego de su casa. El se quedó mirándola deleitado apoyado en el marco de la puerta cruzando los brazos sobre su pecho, sonreía complacido -Yo estoy, no te preocupes- contestó dándose una última cepillada a su melena negra, lo observó a través del espejo y sonrió divertida- ¿Qué me ves? -Lo bien que te queda esa ropa- comentó satisfecho -¡Sí, muy bien!- se burló irónica- De toda la ropa que tengo fuiste a elegir los vaqueros que más estrechos me quedan- él rió divertido- ¿Y el jersey? ¡Encogió dos tallas en el primer lavado Diego!- comentó intentando estirarlo hacia sus caderas pero él volvía a su lugar cubriendo únicamente la cintura de los vaqueros -Pues entonces estás usando tallas mayores a las tuyas…- repuso volviendo a enderezarse sin dejar de sonreír- ¡Te queda perfecto!- se volvió y echó a andar por el pasillo- acaba o tendré que mudarlo nuevamente antes de irnos- ella sonrió dichosa, recogió todo en su neceser y salió del baño. -¡Que guapo!- le dijo al pequeño al verlo con sus vaqueros de peto y una camisita azul celeste, él sonrió dichoso y se dio una vuelta presumido para que lo mirara mejor, ella rió divertida. -¿Llevas lo que te di?- curioseó Diego ya en el rellano -Sí pesado- contestó bajando ya las escaleras con Andy de la mano -¿Seguro?- insistió dudoso sin cerrar la puerta observándola de arriba abajo, no se la miraba por ningún lado con aquella vestimenta ceñida; ella lo miró molesta, abrió el bolso y le mostró el interior, allí estaba el arma. El sonrió satisfecho y cerró la puerta por fin trabando un pedazo de palillo muy disimuladamente. Los alcanzó a media escalera, recogió a Andy en brazos y, pasándole el brazo por la cintura a Fran, bajaron el resto de las escaleras. Acomodaba a Andy en su silla reglamentaria cuando le sonó el móvil -Vázquez- contestó despreocupado -¡Ey colega! ¿En qué andas metido? Además de trajinarte a la linda morenita claro está- bromeó chistoso Cris a través del auricular -Cris ¿qué pasa tío?- respondió animado -¿Es que acaso no lo ves? El coche negro está ahora vigilándote a ti colega, y lleva ahí desde bien temprano según me dice Peter- le indicó resuelto, Diego empezó a buscar inquieto con la mirada alrededor suyo -¿Dónde está Cris?- indagó preocupado -¿Qué pasa Diego?- preguntó intranquila Fran al verlo observar tan interesadamente la calle; pero, al instante, un Ford Taurus negro con cristales tintados arrancó presuroso dos coches más abajo sin necesidad de que él le contestara -¡Mierda ¿pillaste la matrícula?!- exclamó fastidiado Diego mirando a Fran que negó con la cabeza -Lo siento tío, no; ni llegué a ver al conductor- indicó desolado el muchacho a través del teléfono -¿Dónde estás Cris?- se interesó amistoso y el muchacho junto a dos más se mostraron en la acera de enfrente dos casas más abajo, muy próximos a donde el coche arrancara; le saludó ameno con la mano- gracias colega, te debo una -No tiene importancia; pero ya sabes, ándate al loro que ahora te siguen a ti- repuso preocupado el muchacho montándose en el monopatín y desapareció tras las casas junto a los otros dos. Diego colgó el teléfono -Dios Diego, te están vigilando ahora a ti también- expuso temerosa Fran mirándolo preocupada, él le clavó una intensa mirada mientras su rostro se tornaba serio y muy inquieto -O a ti- anunció contundente, ella se quedó helada mirándolo desencajada- sospecho que no se tragaron que ayer estuvieras en tu piso todo el día sin salir… ¡¡tienes que irte de aquí mi amor, ya!!- resolvió rotundo -No Diego, asegurémonos antes, no quiero dejarte solo vida mía; no podría alejarme dejándote solo… Ya perdí a mi padre y a Ben, no quiero perderte a ti también- declaró afligida posando dulcemente su mano en su mejilla, él se la sujetó y la besó apasionado en la palma. Tomó aire profundamente -Vamos a casa de tus padrinos, hablaremos después- resolvió sereno y entraron en el coche. Por el camino, ambos examinaban inquietos cada coche que les seguía por la carretera, pero ninguno parecía ir tras ellos. Al cabo de media hora, aparcaba delante del jardín delantero de la casa de Alexander y Miriam. -Diego…- murmuró antes de que salieran del coche, él la miró cariñoso y se quedó sorprendido al ver su cara de intranquilidad -¿Qué pasa cielo?- interrogó inquieto sujetándole tierno la mano que reposaba sobre su regazo -Nada, pero a poder ser, que mi padrino no sé de cuenta de que estamos juntos ¿vale?- expuso retraída, él la miró desconcertado -¿Por qué? ¿Tienes miedo que me eche de mi puesto al saberse que estamos juntos? ¡¡Me voy a ir igual tarde o temprano, así que ¿qué importa?!!- bromeó intentando tranquilizarla pero no resultó -No es eso… pero mejor que no se entere por ahora ¿sí?- insistió incómoda -Está bien- suspiró rendido besándole tierno la mano de Fran que sujetaba cariñosamente- intentaré disimular… aunque no te prometo nada: te quiero demasiado mi dulce petit suisse- declaró apasionado y se sonrieron complacidos cuando ya su madrina salía al porche a recibirlos sonriendo dichosa. Fran le correspondió feliz -¡Hola mami!- la saludó agitando su mano, ella le correspondió mientras se acercaba a la cancilla. Diego recogía a Andy del coche -¡¡Oh!! ¿Pero quién es este muñeco precioso?- preguntó entusiasmada Miriam sonriendo encantada; el pequeño le respondió con una sonrisa feliz y ya se lanzó a sus brazos entusiasta- ¡Ah, que ricura!- exclamó ella felizmente sorprendida por la reacción del pequeño recogiéndolo amorosa- ¿Cómo te llamas corazón? -Andy- contestó él claro y contundente -¡Andy!- repitió la mujer maravillada- Que nombre más bonito- le afirmó amorosa a su padre que los observaba radiante y sonreía dichoso -El es Diego mami y este pillo su hijo Andy- lo presentó Fran y la besó cariñoso en las mejillas -Vaya así que tú eres Diego- repuso gustosa devolviéndole el saludo- ¡Ya veo qué tú sí has aprovechado bien estos años y has hecho algo de provecho!- comentó irónica mirando al pequeño en sus brazos -¡No empieces, mami!- dijo arisca Fran recogiendo la bolsa con las cosas del pequeño de la parte trasera del coche, Diego y Miriam se miraron y se rieron entrañable- Sigue con el mismo genio de siempre ¿te has dado cuenta hijo?- le reclamó divertida a Diego sin dejar de sonreírse mientras caminaban hacia la casa -Ya me lo había dejado muy claro… ¡Desde el primer día que llegué a la comisaría!- bromeó guasón y se rieron amenos. -¿Y el padrino?- preguntó Fran sorprendida de no verlo salir a recibirlos -Tuvo que salir, pero dijo que no tardaba en regresar- le respondió su madrina. A Fran se le encogió el corazón ¿iría a visitar a la otra? Diego la observó disimuladamente, su cara de tristeza y aquel brillo de disgusto en sus ojos le respondieron a su sospecha.

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