jueves, 9 de enero de 2014

-¿Qué se sabe de la investigación?- instó interesada -No avanza nada… todo limpio, impecable, ni una huella, ni un casquillo…- comentó apenado y desolado -¿Y el coche? ¿Encontrasteis algo en el coche?- estaba impaciente, excitada; él la miró sorprendido por su reacción -Tampoco, ni en los cuerpos, todo estaba demasiado calcinado…- contestó perturbado- ¿Qué rayos te pasa con el coche?- añadió intrigado -¡No lo sé, Diego; ya te lo dije!- comentó inquieta- Pero ese coche no me sale del pensamiento, hasta sueño con él y me despierto inquieta y sobresaltada… con la sensación de que le fallé a Ben por no haberme fijado antes y mejor en él… ¡Algo me llamó la atención Diego, y no logro recordar lo que es!- clamó irritada por su desmemoria, él la miraba conmovido y ella se bebió el resto de la cerveza de un trago rápido- Y lo más extraño es que mezclo las cosas…- añadió más sosegada- se me superponen las imágenes de ese coche y aquellos ojos del asaltante de mi padre, aquellos ojos que me miraron tan fijamente, y no entiendo por qué… -Pero eso es normal cielo, la mente a veces nos juega malas pasadas y aún estás impresionada por aquello aunque creas haberlo superado, ya que eras muy pequeña- comentó cariñoso -No Diego, lo comprendí después: el impresionado fue él al verme entrar… Nunca olvidaré como me miró, estaba aún más espantado que mi propio padre -¿Cómo si te conociera, quieres decir?- preguntó interesado, ella lo miró intrigada -¿Qué sabes del atraco de mi padre?- inquirió impaciente, él bebió el resto de la cerveza de su botella -Lo poco que pude averiguar hasta ahora es que no fue un atraco cómo quisieron aparentar, Fran- respondió apaciguado mirándola a los ojos- Lo estaban esperando cielo, lo sacaron del medio por algún motivo- ella abrió los ojos despavorida y se le llenaron de lágrimas que rodaron por sus mejillas sin ella darse cuenta, él acarició tierno su mejilla limpiándoselas- El asaltante se molestó demasiado en apagar las cámaras tanto interiores como externas para que no grabaran nada; y sí, revolvieron todo y se llevaron el dinero de la caja… pero ni registraron a tu padre ni al dependiente, que llevaba mucho dinero en un sobre en el bolsillo del mandilón… Debía acabar de hacer caja cuándo ocurrió todo- ella seguía callada, parecía absorta- Llamémosle “casualidades”, fue en aquella época cuando también aparecieron esos gánsteres invadiendo la ciudad… Algo me dice que una cosa está relacionada con la otra y esto lleva maquinándose hace muchos años ya- ambos se miraron a los ojos fijamente- ¿qué fue lo que tu padre escondía en tus muñecos? -Unos papeles que descubrí a su muerte cuando recogía mis cosas para mudarme a casa de mis padrinos- contestó despreocupada -¿Los leíste? ¿Recuerdas algo cielo? -¡No Diego! ¡Apenas tenía seis años ¿qué iba yo a entender de todos aquellos números y recibos?!- respondió rotunda, él sonrió deleitado- ¿Qué?- increpó intrigada -Que lista me eres ya desde pequeñita mi chiquita: acabas de decir números y recibos- explicó complacido volviéndole a acariciar tierno la mejilla y ambos se sonrieron amenos- ¿Qué hiciste con ellos? -Se los di a mi padrino ¿qué iba a hacer? Lo que sí me llamó la atención es que los quemó en la chimenea, mi papá no me dejaba echar nada a la chimenea porque decía que podía dar mal olor en la casa, tenía un barril viejo en el jardín trasero para esas cosas…- expuso melancólica, él la besó tierno en la mejilla y ella sonrió complacida, tomó aire profundamente- cuando la madrina le preguntó por qué lo hacía, él contestó que se trataban de copias sobre un caso en el que habían estado investigando y ya estaba cerrado; que no comprendía por qué los había copiado y mucho menos ocultado en mi muñeca, que era una soberana tontería ya que carecían de importancia- Diego movió afirmativamente la cabeza mirándola encandilado -Tan pequeñita y como retuviste todo eso… tienes memoria fotográfica mi ángel- declaró impresionado y ella sonrió agradada- Entonces, según eso, era un caso cerrado pero “algo” había que hacía sospechar a tu padre y por eso prefirió guardarse unas copias… pena que tu padrino no tenga el olfato de tu papá mi cielo y los haya quemado- exclamó decaído y ambos se sonrieron desolados, de pronto él la miró extrañado- ¿No es algo mosqueante que todo parezca girar a tu entorno?- musitó inquieto, ella lo miró atónita -¡¿No estarás sospechando nuevamente de mí?!- increpó sobrecogida -¡No mujer! ¡Claro que no, no seas boba!- respondió rotundo- pero ya van dos veces que te tienen a tiro y no te hacen nada Fran… ¿cómo explicas eso? -Yo no… al asesino de mi padre yo no le vi la cara Diego… Y de Ben… no lo sé- tartamudeaba impresionada -Puede ser mi dulce petit suisse… puede ser pero no me convence- se levantó y recogió otras dos botellas de cerveza del frigorífico- Lo que no voy a esperar es un tercer golpe de suerte- repuso tajante entregándole una a ella y Fran lo miró impaciente -¿Qué quieres decir?- reclamó soliviantada -Que quiero que te alejes una temporada- expresó decidido dándole un trago a su cerveza, la miró preocupado- Pide unas vacaciones, una excedencia… ¡Lo que quieras! ¡¡Pero quiero que salgas de la ciudad, ya!! ¡¡Ni en casa de tus padrinos quiero que estés!!- aseveró categórico -¡¡De eso nada!!- repuso crispada levantándose del sofá y alejándose unos pasos de Diego- ¡¡No me voy a ir!!- le dijo rotunda mirándolo encolerizada -Sí que te vas, sí- aseguró él también levantándose y acercándose a ella- ¡Aunque tenga que meterte en el maletero de mi coche amordazada y sedada! -¡No!- gritó tercamente retándolo con la mirada -¡He dicho que sí Fran!- repuso tajante y tenso. -¡¡Y yo he dicho que no Diego!!- bramó furiosa -¡¡No me seas terca!!- increpó entre dientes -¡¡Y tú pesado!! ¡¡No me voy y no me voy!!- remarcó tajante, súbitamente cogiéndola completamente desprevenida, Diego la sujetó por la cintura y la atrajo hacia él en un movimiento rápido. -Sabes que odio que me lleves la contraria- expresó mirándola ardiente, ella sonrió pícara -¿Lo odias o te excita?- expuso maliciosa, él sonrió derrotado y atrapó su boca ardientemente, ella le correspondió ansiosa abrazándose apasionada a él, su cuerpo anhelante le reclamaba más a Diego y le retiró presurosa su jersey seguido del de ella quedando ya sus pechos desnudos al descubierto. El cuerpo de él también respondió acucioso al reclamo y atrapó ambicioso con su boca aquellos preciosos pechos que ella mostraba. Se desnudaron rápidos y ávidos sin dejar de besarse codiciosos, sus manos recorrían sus cuerpos con caricias avariciosas. A trompicones, sin dejar de besarse y acariciarse, llegaron al sofá. Fran lo empujó y Diego calló sentado en el sofá sonriendo socarrón, ella se montó sobre él volviendo a besarlo acuciosa; él respondió ansioso, la movió hábilmente y la penetró profundamente, ella soltó un leve gemido de placer cerrando los ojos gustosa del plácido enlace; él le besó apasionado en el cuello mientras ella suspiraba gozosa. Le sujetó la nuca a Diego y lo guío de nuevo a sus pechos, él obedecía ardoroso. Fran comenzó a mover diligente las caderas entre jadeos de placer mientras él la observaba deleitado como iba consiguiendo el goce completo, recorrió el centro de su espalda con la yema de sus dedos mientras Fran seguía jadeando placentera, la sujetó por las caderas frenándola levemente y comenzó a guiarla más acertadamente y más pausadamente consiguiendo que Fran alcanzara el orgasmo que buscaba tan anhelante. Entre espasmos y jadeos jubilosos de ella, él la contemplaba gustoso. Fran lo miró con satisfacción y se sonrieron complacidos. Se volvieron a besar apasionados mientras Fran acariciaba amorosa sus hombros y sus brazos y le besó ardiente el cuello. Diego respondió con un jadeo profundo, fue bajando por su pecho y le mordisqueó el pezón, él seguía gimiendo anhelante. Comenzó a llevarla un poco más rápido, preciso y hábil, buscando el goce final para ambos. Fran volvía a sentir como su cuerpo se preparaba para estallar nuevamente. Aquella inmensa carga de pasión en su bajo vientre explosionó de nuevo recorriendo todo su cuerpo en un violento espasmo de gustoso gozo que la hizo chillar de placer al tiempo que sentía bajo ella como Diego también se estremecía mientras soltaba un profundo resuello que le salía de lo más hondo de sus entrañas al tiempo que la aprisionaba fuerte y anhelante contra él como si no quisiera soltarla jamás. Fran también se abrazó a él desesperada y ávida. Se quedaron así abrazados recobrando el aliento, él le besaba amoroso el hombro mientras sus suaves manos recorrían su espalda con dulces caricias que la hacían sentir aún más satisfecha y la relajaba placidamente. Recostó su cabeza en el hombro de Diego y se abrazó cariñosa a su cuello -Fran, por más que lo pienso, no puedo comprender que te pasó aquel día… ¿Por qué me echaste así de tu lado vida mía?- repuso pesaroso -Yo no te eché… tú te fuiste- respondió apesadumbrada. Guardaron silencio unos segundos -Lo sé, no debí irme de aquella manera sin al menos aclararlo- indicó abatido, la besó tierno en el hombro desnudo y acarició su espalda- Pero… ¿Qué había hecho tan mal para que te enfadaras así conmigo mi dulce petit suisse? -Hacer… nada- musitó muy pausadamente, lo miró a los ojos- pero te oí Diego- aclaró dolida, él la miró interrogante- Te fui a buscar al gimnasio ilusionada porque había recibido la aceptación en la comisaría 16 y te oí hablar con Franco y Robert… Tenías tantos planes y grandes proyectos…- lo miró dolida a los ojos- grandes proyectos Diego en los que ni una sola vez me mencionaste o hiciste la mera observación de contar conmigo en ellos… -Pero…- intentó hablar él pero Fran le cubrió la boca con su mano -No Diego, en ningún momento me nombraste; hablaste de llegar alto, de conseguir un puesto importante… pero yo no estaba en aquellos grandes sueños- le contestó apesadumbrada, él la miró atónito -¡Estabas en todos mi amor, eras el primero y el más importante!- repuso asombrado apartándole la mano de su boca -Pues nunca me lo dijiste Diego- contestó conmovida- nunca me dijiste que lo querías, ni siquiera me habías propuesto que siguiera a tu lado después de la graduación- se miraron confusos y lastimados, ella se levantó y comenzó a vestirse aunque él no apartaba su mirada confundida de ella -Yo… ¡¡daba por hecho que lo sabías cielo!! ¡¡Te amaba más que a mi propia vida y creo que te lo demostraba día a día ¿no?!!- repuso desconcertado, ella lo miró tiernamente y sonrió pesarosa -Y así me lo parecía Diego, pero nadie puede saber lo que piensas si no lo dices- le aclaró sobrecogida. Él la miraba desconcertado- y después te fue tan fácil irte de mi lado, que todo me quedó muy claro- aclaró dolorida -Fran yo… lo siento mucho cielo, pero yo…- balbuceó Diego mirándola afligido pero ella le sonrió dulcemente -Déjalo Diego, ahora ya no importa ni tiene remedio mirar atrás- le sonrió cariñosa. Salió de la sala hacia la cocina y se tomó pausadamente un vaso de agua, no quería volver aún a la sala. Necesitaba apagar antes todo aquel dolor que le provocaba recordar el pasado. Recorrió con la vista la agradable cocina. Estela la tenía decorada muy bonita con aquellas pegatinas de ramilletes de flores en los baldosines, las cortinillas de lunares rojos con volantes de las ventanas… era todo muy coqueto y femenino; ella nunca sería así aunque se esforzase, no tenía nunca esas ideas tan bonitas y delicadas. Lo de ella era más pensar en lo más funcional y rápido posible. Se fijó que los imanes de la nevera estaban llenos de dibujos de los niños; sonrió entrañable ¿algún día ella tendría su frigorífico así? No, no lo creía; pensó apesadumbrada. Se acercó despacio a observarlos más de cerca. Dibujaran a la familia: mamá, papá, Richi y yo; había escrito debajo de cada personaje. Ella sonreía dulcemente. Había otro lleno de rayajos y manchones sin sentido, seguro que era de Richi, pensó cariñosa. Uno le llamó terriblemente la atención, lo observó fijamente y lo retiró del imán: papá y yo, ponía debajo de cada personaje dibujado que estaba pescando sonriendo felices. Su rostro se iluminó entusiasmado, dejó el vaso encima de la mesa de la cocina y corrió a lado de Diego sujetando el dibujo en su mano -¡¡Diego!!- llamó alterada; él, que se estaba vistiendo los vaqueros, la miró intrigado al verla venir tan entusiasmada- Tú dijiste que os dejabais mensajes ¿no?- expuso emocionada, él asintió sin dejar de mirarla desconcertado- ¡Pues no te podía dejar más mensajes el pobre! ¡Su salvapantallas Diego era un río! ¡Nos repitió una y otra vez que lo que más le gustaba era ir de pesca con Willy! ¡¡Con Willy Diego!!- él seguía mirándola sin comprender- ¡¡Por Dios Diego, espabila!! ¡¿Qué es lo que se utiliza para pescar?!- le preguntó arrebatada mientras sacudía el dibujo ante él, Diego la miraba atónito -¿Cañas?- expresó descolocado -¡¡Exacto: cañas!! ¡¡Las cañas, Diego!! ¡¡Tenemos que encontrar la caña de pescar de Willy!!- anunció decidida y salió rauda hacia el garaje

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