miércoles, 15 de enero de 2014

Se sentaron como siempre hacían, Miriam abrazada a su marido recostado en el sillón grande mientras Fran se enroscaba en uno pequeño, sujetando con los brazos sus piernas subidas al sofá y apoyando el mentón en las rodillas. -Baja los zapatos del sofá, niña- le regañó paternal como siempre su padrino. Ella tiraba las deportivas casi sin moverse, como siempre. Miriam sonreía dichosa observándolos, nada cambiaba aunque los años pasaran tan deprisa. Aquella pequeña que un día llegara aterrorizada y desconsolada a aquella casa, era una mujer ya y enamorada de un hombre bueno. Suspiró profundamente feliz y añorante. Alexander la miró sorprendido- ¿Qué tienes amor?- le preguntó intrigado, ella le sonrió dulcemente -Nada, solo recordaba cuando nuestra niña era pequeña- ambos la miraron enternecidos y ella los miró sobrecogida -No me miréis así que no voy a encoger ahora por mucho que lo deseéis- bromeó cariñosa y se rieron entrañables -Entre Diego y tú… ¿Hay algo más que amistad o son suposiciones mías?- comentó irónico su padrino -No creo que sea de tu incumbencia, y no te preocupes, que nos sabemos las normativas- repuso desdeñosa- Así a todo te recalco que solo somos viejos amigos; creo que quedó bastante bien aclarado en la mesa- añadió contundente -Pues has cambiado bastante desde que llegó… antes nunca ibas armada- comentó mordaz, ella lo miró irritada -¡¿Qué andas a rebuscar en mi bolso Alex?!- bramó furiosa, su madrina los miraba asombrada a los dos- ¡¿Cuándo años hace que me llevas registrando el bolso sin yo saberlo?!- inquirió irritada -¡No te registré el bolso niña!- se defendió tenso- No tenía tabaco y solo iba a cogerte un cigarrillo…- Fran clavó la mirada en el paquete lleno en su bolsillo de la camisa y él, instintivamente, le echó la mano sonriendo ameno- pero resultó que tenía un paquete en el cajón- aclaró escurridizo. Fran no repuso nada pero no se trago el cuento, volvió su mirada al televisor y se quedó muy callada. -¡No debes volver a hacerlo!- le reclamó cariñosa su esposa, él la miró consternado- ¡Ya no es una niña; pide las cosas, Alex! -Vale corazón, la próxima vez se las pediré- la besó amoroso en la frente y también miró al televisor. Mientras, Diego registraba el cuarto de Alexander y Miriam con Andy ya profundamente dormido. Con mucho cuidado abría los cajones del tocador y removía presuroso pero con tacto las ropas sin encontrar nada. Registró las mesillas de noche, y tampoco. Quería encontrar el dichoso sobre pero no estaba por ningún lado. Hasta él llegaba la discusión que mantenían Alexander y Fran por el bolso, puso atención a lo que se decían pero sin dejar de rebuscar. Registró el armario empotrado revisando los bolsillos de la ropa colgada, se soltó una percha con una chaqueta de Miriam -¡Mierda!- murmuró intentando sujetarla antes de que hiciera ruido pero no pudo evitar que golpeara el fondo del armario al descolgarse, en otro intento de detenerla, volvió a golpear el armario en la parte baja sonando de forma diferente. Diego lo advirtió, examinó nervioso la puerta entreabierta; pero parecía que nadie se había percatado del ruido que provocara la dichosa percha. Más relajado, se agachó y golpeó suavemente la madera del fondo del armario. En la parte superior sonaba hueco pero, en la parte inferior, sonaba compacto. Con mucho cuidado tanteó el panel disimulado con el fondo del armario encontrando los bordes. Sacó su pequeña navaja del bolsillo y pinzó suavemente hasta poder retirarlo. Apareció tras él una moderna caja fuerte digital. Sonrió satisfecho y volvió a colocar todo nuevamente como lo había encontrado. Salió del cuarto echando un rápido vistazo a todo para asegurarse que quedaba correctamente. Entró sonriendo entrañable en la sala. Miriam lo miró cariñosa -¿Se durmió al fin?- preguntó dulcemente sonriendo amena -Sí, le costó más de lo que pensaba pero al fin se rindió- contestó dulcemente sin dejar de sonreír mientras se sentaba en el otro sofá pequeño frente a Fran -Pobrecillo, normal si extraña la casa- repuso enternecida Miriam y él asintió con un ligero movimiento de cabeza. -Voy a traer el café- repuso tranquila Fran levantándose grácil del sofá y se dirigió a la cocina. Diego la seguía cautivado con la mirada sin darse cuenta que Miriam lo observaba embelesada. Al desaparecer tras la puerta, Diego se encontró con la mirada de Miriam, se sonrojó abochornado y ella le sonrió encantadora, él le correspondió cariñoso. Rebuscó en sus bolsillos delanteros de sus vaqueros y sacó un paquete de tabaco, se lo mostró respetuoso a la mujer pidiendo permiso y ella sonrió agradecida -¿Vas a preguntar en esta casa de chimeneas hijo? fuma tranquilo corazón, no molestas- se sonrieron divertidos y él encendió su cigarro. Entró Fran en la sala trayendo la bandeja con el café, la dejó en la mesita y repartió los pocillos. Para entregárselo a Diego, se cruzó delante del televisor y su padrino se desesperó -¡¡Aparta cielo, están hablando del caso que llevamos nosotros!!- requirió ansioso, todos atendieron al noticiero; hablaban de un hombre aparecido calcinado en su coche en las afueras. Parecía ser un importante empresario de la ciudad. -¿Cuándo ocurrió?- preguntó intrigado Diego -Anoche ¿no os habéis enterado?- respondió Alexander mirándolos a ambos interesado- Llevan retransmitiéndolo desde el segundo noticiero de la noche. -Yo no tengo televisor en mi casa, prefiero mil veces un libro- respondió rauda Fran -En mi casa solo se ven dibujos animados- comentó divertido Diego y todos sonrieron amenos. -¿Quién lleva la investigación?- preguntó ansiosa Fran -Charlie y Mike, fueron los primeros en acudir a la llamada- contestó Alexander recogiendo el pocillo que su ahijada le ofrecía -¡Caray, esos parecen que se huelen las cosas!- exclamó Fran desencantada, su padrino la miró extrañado- ¡Siempre son los primeros en llegar, parece que…!- hablaba inocente, sin pensar; se encontró con la mirada pendenciera de Diego- ¡Parece sabuesos!- acabó resuelta sonriendo divertida. Todos se rieron entrañables -Son perros viejos, hija- repuso Alexander sereno- Ya aprenderás con el tiempo -¿Se sabe qué ocurrió?- preguntó interesado Diego -Parece que se salió de la carretera y el coche se incendió sin darle oportunidad de abandonarlo antes- le explicó sereno -¡Vaya por Dios! ¡La misma forma y en el mismo tramo que aquel amigo tuyo cielito!- exclamó sobrecogida Miriam mirando conmovida a su ahijada, Fran apretó dolida los labios pero le sonrió dulcemente a su madrina; Diego la miraba consternado- Teníais que hacer algo con esa carretera Alex- comentó preocupada Miriam- ¡Ya van tres accidentes parecidos en el mismo lugar!- añadió intranquila. Diego y Fran se cruzaron una breve mirada inquieta. -Ya lo investigamos, cielo- le contestó tranquilo su esposo besándola dulcemente en la frente- La carretera no tiene nada, solo que la gente corre demasiado en ese tramo y son curvas peligrosas. -Pero es algo raro ¿no?- siguió insistiendo la mujer -No, mami- contestó Fran tranquilizadora- Como dice capi, es un tramo bastante peligroso aunque no lo parece a simple vista y ya está bien señalizado; la gente se confía mami y pasan accidentes- explicó calmada sin darle importancia mirando su café -¡Cómo sois! ¡Parecéis insensibles Dios mío!- repuso pesarosa ellos le sonrieron compasivos. Se quedaron callados mientras acababan el café- Mañana tengo que ir a la ciudad- le comentó animosa a su ahijada- ¿podíamos comer juntas? ¿Qué te parece cielito?- le propuso entusiasmada -¿A qué vas?- le preguntó intrigada -A recoger esas dichosas pruebas que me mandaron hacer- repuso fastidiada- ¿Qué me dices? -¿Y capi luego?- indagó curiosa mirándolo inquisitiva -Yo solo puedo acompañarla hasta el hospital, después tengo una reunión importante en el ayuntamiento- contestó esquivo y Fran sintió que le hervía la sangre, sonara tan falso… -¿A ver, qué me contestas?- insistió animosa -¡Claro, mami; encantada! Pero no a comer, te acompañaré a recoger las pruebas- remarcó decidida mirando desdeñosa a su padrino que la miró desconcertado -No cielo, no es necesario; si solo recogeré las pruebas, no es necesario que pierdas de trabajar- explicó amorosa y se sonrieron tiernas- ¡Puedes acompañarnos a comer, Diego!- propuso entusiasmada -Yo mañana no puedo, lo siento de verdad porque me encantaría; pero tengo una cita inevitable para comer- se excusó amable, Fran lo miró intrigada- … con Sandy- añadió con segundas. Fran supuso que iría a la central y no insistió. Se despertó Andy apareciendo en la sala atraído por la voz de su padre -¡Ey, campeón, dormiste muy poquito hoy!- le habló amoroso Diego levantándose para recogerlo, el niño sonreía satisfecho de encontrar a su papi al fin -No era su cunita pobrecillo ¿A qué sí cielo?- comentó cariñosa Fran, el niño le sonrió dichoso mostrándole sus brazos hacia ella y Diego se lo entregó, ella lo besó cariñosa y él se recostó sobre su pecho suavemente. -¡Que imagen más hermosa, cielo!- repuso enternecida Miriam- ¿Cuándo piensas hacerme abuela?- pidió ansiosa -¡No te apures, tengo muchas cosas que hacer antes!- contestó cortante -¡Siempre anteponiendo su carrera a su vida!- suspiró apesadumbrada la mujer -¡Mi carrera es mi vida, mami!- repuso apasionada y todos rieron entrañables- ¿Vamos de paseo Andy? ¡Hace un día precioso!- le preguntó al niño y él se entusiasmó feliz. Diego fue a buscar los deportivos del pequeño y lo calzó sentado en el regazo de Fran. Ella se levantó y salió por la puerta principal hacia la calle- Dile a papi si quiere venir- le dijo al niño y él invitó animado a su padre que los siguió. -¡Abrígate mi niña, eres como un pajarillo y pronto empezará a refrescar!- recordó tierna su madrina -¡Ya mami, tranquila!- respondió recogiendo una capa negra del perchero Al cruzar la cancilla, Fran lo dejó en el suelo y lo tomaron cada uno por su manita; así pasearon por un camino terruño que los llevó a un bosque frondoso, el olor a pinos y eucaliptos inundaban el ambiente gratamente. Andy se soltó de sus manos y corrió a recoger una piña del suelo encantado de su descubrimiento. Diego abrazó por la espalda a Fran y la apretó ansioso contra él -¡Cómo deseaba tenerte así, bien pegadita a mí de nuevo!- le susurró amoroso besándola en el cuello, ella sonrió dichosa. Se besaron apasionados y deseosos, él introdujo sus manos bajo el jersey y acarició suavemente uno de sus pechos- Mis manos ansían tocar tu piel- repuso apasionado. Ella se volvió y lo besó entregada e impetuosa -Y mi cuerpo desea el tuyo amor- le murmuró fervorosa -¿Nos regresamos a mi casa?- propuso impetuoso, ella sonrió divertida negando con la cabeza -No, nos aguantamos… Deja disfrutar a Andy de esta naturaleza que le hace bien, nosotros sabemos… ¡Debemos! Saber controlarnos -Con una sola condición- repuso intransigente, ella le sonrió cariñosa- Esta noche te quedas conmigo otra vez -De acuerdo- se rieron entusiasmados y se besaron deleitados saboreándose complacidos. Se agarraron tiernos de la mano y siguieron al pequeño que corría delante de ellos recogiendo todo lo que encontraba. Llegaron a un claro y tomaron asiento sobre la hierba. Fran recostó su cabeza sobre las piernas de Diego que solo se recostó cómodo para no perder de vista a Andy que seguía disfrutando de toda la naturaleza que los rodeaba corriendo incansable de un lado a otro -¿Qué le ocurre a Miriam cielo?- le preguntó preocupado -Se agota mucho y perdió bastante el apetito… Le están haciendo pruebas pues puede ser el corazón- contestó inquieta, Diego le acarició amoroso su suave melena -No ha de ser nada, yo la veo bien- la serenó dulcemente y ella le sonrió agradecida- Fran ¿qué hiciste con el número que te di?- estaba intranquilo desde que oyera que Alexander anduviera en su bolso -Creo que lo dejé encima de la mesilla de tu habitación ¿por qué?- contestó despreocupada -¿Crees? ¿No estás segura?- insistió nervioso -No estoy segura si lo dejé allí o en la cocina… Pero está en tu casa ¿por qué Diego?- inquirió extrañada -Por nada, no lo pierdas antes de memorizarlo ¿vale?- repuso más tranquilo sabiendo que no lo llevaba encima -*911*11*0001- numeró ella con total tranquilidad -¡¿Ya?!- exclamó encantado - ¡Pero qué lista es mi dulce petit suisse!- le dijo orgulloso besándola efusivo en la frente y se rieron cariñosos -Diego por favor, si está chupado- respondió despreocupada- son nueve dígitos como cualquier número: asterisco, urgencias, asterisco, mi cumpleaños, asterisco, tres ceros y un uno final; muy simple- explicó resuelta y él sonrió encandilado -Aún sigues con ese juego de buscar similitudes para memorizar las cosas más rápido- expuso complacido -Hay cosas que no cambian- respondió amena y ambos rieron divertidos- ¿Qué significan los asteriscos?- preguntó curiosa -Como bien dijiste el 911 es urgencias, pero ese asterisco delante te pone en línea directa con la central; el siguiente, y aún no había caído en ello…- expresó gustoso besándola en la sien nuevamente- no es por tu cumpleaños, sino mi número de unidad y ese asterisco delante te pone directamente con nuestro soporte táctico y el tercero te pone directamente con García, mi compañero de equipo, ese uno final es máxima prioridad; tu llamada será atendida de inmediato así la reciba… si te ves en apuros cielo, también puedes simplemente marcarlo y dejarlo encendido, localizarán el teléfono y acudirán a ti en el acto.

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