jueves, 6 de febrero de 2014

Fin de año fue una locura similar en donde todos lo pasaron realmente bien y felices, con la grata sorpresa de que Sandy y Clayton también se habían prometido y ella mostraba feliz su hermoso anillo de compromiso Pasadas las fiestas, todo volvió a su rutina diaria. Diego trabajaba de siete a cinco, aunque recibía llamadas sorpresivas cuando menos lo esperaban y acudía raudo a su puesto. Fran también seguía trabajando aunque le costara fuertes discusiones con Diego. Como aquella misma mañana… -¡¡Esta noche estuviste muy inquieta y agitada!! ¡¡Apenas descansaste!! Quédate en casa, por favor te lo pido- suplicó preocupado -Estoy bien Diego, te lo prometo… Pero hoy tengo que ir ¡compréndelo por favor!- le reclamaba amorosa -¡Eres una terca testaruda! Lo único que sé es que nuestro hijo va a nacer en plena sala de operaciones tácticas ¡Y si no ya lo verás!- estaba enfurecido y preocupado- ¡¡Ya tenías que haber cogido la baja el mes pasado!! -Vale, dos días Diego… ¡¡Uno!! Dame un solo día: hoy; y mañana entrego la baja, te lo prometo- suplicó cariñosa -No sé por qué me mato… ¡¡total, vas a hacer lo que te dé la gana como siempre!! Así que no discutamos más- comentó irritado acabándose su café, la miró seriamente a los ojos- pero te aviso, cómo me llamen diciendo que te has puesto de parto en plena oficina, te vas a enterar- la besó sobre los labios rápidamente y se dirigió hacia la puerta de la calle, pero se asomó de nuevo colocándose su zamarrón y la miró suspicaz- ¿Quién te recoge hoy?- indagó prevenido -¡¡Eso sí lo estoy cumpliendo Diego!! ¡¡No conduzco desde hace dos mes!!- replicó tajante, él sonrió ameno y se marchó del piso -Tiene razón hija, no estás pensando bien las cosas cielo- repuso Miriam cuando Diego se fue -Mami no empieces tú también por favor, necesito terminar con esto- se exasperó Fran -¿Terminar qué cielo? ¿Qué es eso tan importante que otro compañero no pueda hacer?- se interesó la mujer curiosa -Un asunto mami… y solo yo puedo acabarlo- respondió esquiva también acabándose su café- además, estamos a día 3 y el doctor dijo que hasta alrededor del 20 no será el nacimiento; tengo tiempo de sobra a descansar y prepararme- y también se fue. -Hoy es el cumpleaños de Loregan ¿vendrás hasta la taberna así acabemos verdad?- le preguntó su compañero mientras se preparaban en los vestuarios para una intervención -Sí claro, no me puedo demorar mucho pues Fran está en el tramo final y no vaya a ser, pero contar conmigo- respondió resuelto asegurándose el chaleco; de pronto se quedó muy serio, parado y con la mirada perdida- ¿Qué día es hoy Harry? -Tres ¿por qué?- respondió despreocupado cerrando su taquilla -¡¡Mierda!!- exclamó chirriando los dientes- ¡¡Mierda, mierda, mierda!!- repetía furioso recogiendo su móvil de dentro de la taquilla, sus compañeros lo miraban sorprendidos -¿Qué coño te pasa Vázquez?- indagó Harry pero él no contestó y marcó raudo esperando inquieto respuesta -Mami Miriam… por favor mire en la cestilla del taquillón si están las llaves del coche de Fran…- se interesó nervioso así la mujer descolgó -Claro hijo, espera… No, aquí no están… ¿por qué? -¡¡Desgraciada insensata!!- bramó enfurecido -¿Qué pasa hijo?- se inquietó Miriam -Nada mami… como sospechaba se llevó el coche y eso que me lo prometió… pero no se preocupe mami; todo está bien pero esa atolondrada me va a escuchar- intentó arreglar para que la anciana no sospechara nada; no le había dicho el día de la ejecución de Alexander para no alterarla -Tenle paciencia cielo, ya sabes cómo es; pero nunca haría nada que pusiera en peligro al bebé, tranquilo- expuso tierna antes de colgar -No estaría yo tan seguro- masculló enfurecido y llamó de nuevo presuroso -Aquí el mejor informador de tácticas ¿en qué puedo servirle al jefe más guay?- respondió chistoso García -¡¡García ¿dónde está Fran?!!- bramó furioso -¿Cómo que dónde está Fran?- repitió descolocado- Hoy pidió el día libre para ir al médico jefe ¿acaso no estás con ella? -¡¡Maldita sea Fran!!- chilló rabioso dándole un golpe rabioso a la puerta de su taquilla que se batió frenética saliendo disparada de nuevo -¡Vázquez!- le llamó la atención el capitán pero él ni lo miró -¿Qué pasa Diego? ¿Dónde está Fran?- se inquietó García al otro lado del teléfono -¡¡Esa loca insensata se va a la ejecución de Alexander, García!! ¡¡Y sola!!- al oírlo, todos sus compañeros lo miraron impresionados cruzándose miradas inquietas entre ellos -¡¡Claro, hoy es 3!! Ya la veía yo muy nerviosa estos últimos días… -Te dejo, voy a buscarla de inmediato ¿a qué hora es?- preguntó inquieto -Dentro de veinte minutos: a las doce en punto… ¡¡No vas a llegar Diego!! ¡¡Tienes que ir hasta Blackville!! -¿Qué me apuestas?- exclamó rotundo colgando- Capitán, tengo que salir de inmediato: la atolondrada de mi mujer…- le dijo a su superior cerrando presuroso su taquilla -Claro, claro; ve… pero todo estará bien Vázquez, no te inquietes- lo intentó serenar amistoso -No capitán… nada está bien con esa cenutria sin sentido señor- increpó irritado saliendo de los vestuarios a toda prisa -Acompáñalo Harry, va demasiado alterado y si tiene que llegar a Blackville, bien es capaz de cometer una locura- le indicó el capitán a su compañero -Sí señor- respondió raudo y salió a correr tras él. Esperaba a las puertas de la penitenciaría intentando mantener la calma junto al resto del público que iba entrando muy lentamente así se les iba nombrando; iban por orden alfabético, pronto entraría ella y empezó a ponerse nerviosa. De pronto, el chirriante ruido de la frenada frenética de un coche justo a su altura, los sobresaltó. El corazón se le paralizó al ver a Diego bajarse del coche -Diego ¿qué haces aquí?- expresó desconcertada -No… ¡¿Qué coño haces TÚ aquí?!- bramó enfurecido acercándosele mirándola frenético, su compañero se quedara junto al coche observándolos inquieto como el resto de gente hacía -Tengo que hacerlo Diego, necesito verlo, tengo que estar presente- repuso inquieta ante su enfado -¡¡Se acabó Fran!! ¡¡Hace meses que se acabó todo cielo!! ¡¿Por qué no quieres olvidar de una puñetera vez y seguir adelante?! ¡¡Como hace Estela o mami mi ángel!!- expuso con ternura mirándola dolido- ¿Acaso ves aquí a mi prima? ¡¡No!! ¡¡Ella pasó página cielo y era su esposo!! Está relativamente feliz con sus hijos y llevando el centro de nuevo… -¡¡Yo no puedo!! ¿Es que no lo comprendes?- expuso llorosa- ¡¡Me hizo mucho daño Diego!! ¡¡Mucho!! Tengo que ver con mis propios ojos como se va al infierno de dónde nunca debió salir; tengo que cerrar ese capítulo de mi vida para poder seguir adelante… por favor Diego… -¡¡Por favor a ti Fran!! ¡¡Ver la ejecución de Alexander no te devolverá a tu padre!! ¡¡Ni a Richard ni a Ben!!- gritó irritado, ella lo miró muy dolida a los ojos y él se intentó calmar un poco- Cielo, ahora en quien debes pensar en Jamie amor… apenas le quedan dos semanas para que nazca y esto no puede haceros bien a ninguno de los dos… ¡¿Cómo coño se te ocurre querer presenciar una cosa así?! Por nuestro hijo amor mío… ¡¡Olvídalo de una puñetera vez y vámonos a casa mi vida!!- suplicó inquieto -¿Françoise Sullivan?- nombró el guardia de la puerta continuando con la lista, Fran se volvió hacia él entregándole su cédula de identidad -¡¡Fran!!- la llamó frenético Diego, ella se volvió para verlo- No lo hagas… por Dios te lo pido Fran…- volvió a suplicar afligido, ella apretó inquieta los labios mirándolo apesadumbrada -Puede pasar- indicó el guardia devolviéndole el carnet aunque observándolos incómodos a ambos -¡¡Fran!! Como cruzar cruces esa puerta…- habló contundente, ella lo miró a los ojos y Diego le mantuvo desafiante la mirada - Te juro que no vuelves a verme el pelo nunca más en la vida, por estas- la amenazó rotundo, ella siguió mirándole fijamente a los ojos; las lágrimas empezaron a rodar por las mejillas de Fran -Lo siento Diego, te quiero muchísimo y lo sabes… pero tengo que ver con mis propios ojos y asegurarme que esa carroña se va al infierno o no podré superarlo nunca- murmuró entre lágrimas y entró -¡¡Fran, por Dios te lo pido no sigas adelante!!- gritó nuevamente pero ella siguió avanzando -Te quiero mucho Diego, nunca lo olvides- expuso entre lágrimas sin mirar atrás y desapareció dentro de la penitenciaría -¡¡Maldita sea!!- gruñó furioso dirigiéndose hacia su coche, se apoyó con su espalda a la puerta del conductor clavando su mirada en el asfalto, su compañero, que aún esperaba junto al vehículo con su puerta abierta, lo observaba sin saber qué decir o hacer -¿Qué hacemos jefe? ¿La esperamos? ¿Nos regresamos?- preguntó incómodo al cabo de un rato -¡¿Tú qué crees Harry?! ¡¡Tendré que ir con ella ¿no?!! No voy a dejarla sola en estos momentos, aunque se lo merecía por insensata- exclamó furibundo lanzando con rabia su chaleco que aún llevaban puesto al asiento trasero -No te dejarán entrar si no estás en la lista Vázquez- le recordó apagadamente -Eso ya lo veremos…- masculló retórico dirigiéndose hacia la puerta de nuevo- tú regresa a base que puedes hacerles falta, yo tengo que llevar el coche de Fran así acabe todo esto. Sentada en primera fila esperaba inquieta a que apareciera Alexander. No esperaba ponerse tan nerviosa y acariciaba intranquila su enorme panza aunque el bebé estaba realmente muy quieto. Observaba como cuatro hombres lo preparaban todo: aquella camilla cubierta con una sábana blanca impoluta con sujeciones para brazos y piernas, el gotero preparado, una bandeja con dos jeringas sobre una mesa metálica junto a la camilla, los aparatos médicos aún apagados…Y de pronto apareció entrando en el cubículo de cristal. Lo traían dos guardias y lo acompañaba un sacerdote que murmuraba un salmo. Vestía un mono enterizo naranja y buscaba ansioso entre el público hasta que la descubrió y sonrió feliz. -Sabía que vendrías mi niña, sabía que nadie impediría que vinieras a verme- exclamó satisfecho sonriendo feliz mientras la miraba con ojos apasionados y fuera de sí; un escalofrío le recorrió el cuerpo y el bebé se movió inquieto, volvió a acariciarse con ternura el vientre- ¿qué tal está nuestro bebé mi ángel? ¿Todo va bien verdad? ¿Recibiste todas mis cartas amor mío?- seguía hablando desquiciado mientras lo tumbaban en la camilla y lo sujetaban con los correajes mientras los médicos le colocaban los aparatos para controlar las pulsaciones y el ritmo cardíaco. Fran no podía reaccionar; lo miraba incrédula, aquel hombre estaba completamente trastornado y le producía miedo y lástima a partes iguales… Entonces el rostro de Alexander cambió. Se volvió asqueado y furioso, sus ojos chispeaban llenos de ira al tiempo que Fran sintió el brazo fuerte, protector y reconfortante de Diego alrededor de sus hombros. Lo miró agradecida a los ojos, se sonrieron tiernos y él la atrajo hacia su cuerpo recostándose ella gustosa contra su pecho. Y así, bien juntos, muy callados y apoyándose mutuamente, fueron testigos de toda la transición. Sin decir palabra y sin soltarse un ápice de su abrazo mutuo, salieron de la penitenciaría así todo concluyó y se dirigieron al coche de Fran. -¿Estás bien?- se interesó tierno besándola amoroso en la frente antes de que ella entrara en el vehículo y él dirigirse a la parte del conductor. Fran asintió con la cabeza. Condujo sereno de regreso a la ciudad y ninguno de los dos decía nada. Iban en completo silencio. Diego la observaba inquieto como se acariciaba constantemente el vientre sin retirar la mirada perdida de la ventanilla. Posó amoroso su mano sobre la de Fran deteniéndola en su nervioso acariciar -¿De verdad te encuentras bien ángel mío?- indagó preocupado, Fran lo miró a los ojos inundándosele de lágrimas inquietándolo aún más -No- respondió apagadamente y él frenó de inmediato echándose al arcén -¡¿Qué tienes amor?! ¡¿Sientes dolores?! ¡¿Le notas algo preocupante al bebé?!- se impacientó posando tierno su mano en su mejilla al tiempo que posaba la otra en el abultado vientre -No, el bebé está bien- repitió sin poder dejar de llorar, él la miró intrigado- pero me siento vacía Diego… no me sirvió de nada todo lo que vi…- sollozó desolada -Amor mío- musitó conmovido y la tomó amoroso entre sus brazos, ella hundió su rostro contra su pecho y rompió a llorar desolada- dale tiempo cielo, lo irás asimilando poco a poco- la alentó cariñoso besándola tierno en el pelo -No… No me entiendes… No me valió de nada Diego porque solo se quedó dormido, muy tranquilo, sin sufrir nada…- lo miró a los ojos y él descubrió una rabia inmensa en aquellos preciosos ojos negros- ¡¡Y yo quería verlo sufrir Diego!! ¡¡Retorcerse de dolor!! ¡¡Que sufriera tanto como me hizo sufrir a mí todos estos años ese desgraciado!!- chilló impotente, él la oprimió más fuertemente contra su cuerpo -Tranquila cielo, cálmate- le murmuró meloso acunándola tierno entre sus brazos- no se fue tan tranquilo como piensas ¿eh? Sufrió también lo suyo aunque no se lo esperaba- indicó tranquilizador, Fran lo miró intrigada a los ojos y él sonrió complacido- ¿O acaso no viste que cara puso así me vio a mí junto tuya? ¡¡La rabia le salía por los poros!! ¡¡Se debe estar aun retorciendo camino del infierno!!- exclamó jocoso y ambos rieron amenos; se besaron amorosos, entregándose todo aquel gran amor que se tenían; Diego se retiró muy despacio sin dejar de mirarla con todo el amor que llevaba dentro y acarició amoroso su mejilla- te quiero mucho mi ángel, con todo mi corazón y toda mi alma… pero no vuelvas a hacer una locura así ¿vale? me lo dices y lo hablamos ¿ok? ¿No ves que si algo te sucediera yo me moriría cielo mío?- declaró conmocionado y Fran sonrió enternecida, se besaron tiernos en los labios- Y ahora vámonos a casa que debes descansar, hoy los dos nos tomaremos el día libre; que disfruten los delincuentes un poco, mañana ya los pillaremos a todos- resolvió chistoso arrancando de nuevo el coche y se rieron felices

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