viernes, 7 de febrero de 2014

-Pero… ¿qué hacéis en casa a estas horas? ¿Ocurre algo? ¡¡Mi niña!! ¡¿Qué te ha pasado?!- se inquietó tremendamente Miriam cuando los vio llegar a casa tomados de las cinturas amorosamente -Nada mami, todo está bien- la tranquilizó Diego llevando a Fran hasta en sofá dónde se sentaron -Pero…- la mujer seguía inquieta mirándolos nerviosa -Venimos de la ejecución de Alexander mami- le explicó muy pausadamente Diego -¡¡Santo Dios, Jesús!!- clamó impresionada la buena mujer persignándose- ¡¿Cómo se te ocurre hacer tal locura niña mía?!- se alarmó mortificada -Estoy bien mami, tranquila… solo muy defraudada- explicó serenamente Fran, Diego la besó tierno en la sien- quería que sufriera mami, quería verlo retorcerse de dolor… pero lo durmieron antes de inyectarle y se quedó sin enterarse de nada -¡¡Hija por Dios!!- le recriminó incómoda Miriam- déjalo ya que descanse en paz y olvida mi niña; ya lo has hecho sufrir bastante todos estos años… que Dios lo perdone y haga con su alma lo que crea conveniente- expresó conmovida y se volvió a persignar -¡¿Qué yo lo he hecho sufrir mami?! ¡¿Cómo puedes decirme eso?! ¡¿Qué le he hecho yo a ese desgraciado?!- reclamó dolida mirándola ofendida -Hija, tu desprecio y tu forma esquiva de tratarlo lo tenían abatido y consumido de manera irracional… y ahora entiendo por qué…- murmuró comprendiendo- estaba desesperado al no comprender tu forma de ser con él- dijo resuelta sentándose frente a ellos en el otro sofá- cuando eras niña se notaba que ni cuenta te dabas de que lo hacías pero siempre esquivabas sus caricias, nunca lo besabas cariñosa y siempre estabas a la defensiva y huraña con él… Y eso lo desquiciaba, sobre todo cuando conmigo eras tan, pero tan, diferente cariño mío; así que no te sientas mal mi cielito, lo has hecho sufrir en vida muchísimo tiempo con tus desprecios sin darte cuenta, ahora déjalo ir y olvida- explicó enternecida, Fran sonrió más tranquila relajándose complacida sobre el pecho de Diego que volvió a besarla amoroso en el pelo al tiempo que se recostaba cómodamente en el sofá llevándosela entre sus brazos. -Diego…- murmuró sin moverse, él volvió a besarla tierno en la sien- Cuando lo entraron en el cubículo, me habló de unas cartas…- ahora lo miró a los ojos intrigada- ¿Sabes tú algo de eso?- él se humedeció nervioso los labios, suspiró profundamente -Desde que lo detuvieron has estado recibiendo todos los días una carta, sin fallar un solo día; primero de Stanford y luego me enteré a mi regreso que seguían llegando y provenían de la penitenciaría de Blackville… Le dije a Marcus que se deshiciera de ellas, de todas sin excepción, que ni te las nombrara si quiera- explicó apaciguadamente mirándola inquieto esperando su reacción; pero ella solo movió las cejas levemente y volvió a recostarse contra su pecho- ¿Te importa cielo? ¿Querías leerlas? -No, para nada- respondió rotunda besándolo tierna en los labios, él sonrió más tranquilo- solo era curiosidad, nada más; porque no sabía de qué me hablaba, pero no quiero saber lo que su mente enferma escribía en ellas, me importa bien poco lo que podían decir… -Solo te pedía de continuo que fueras a visitarlo y, últimamente, solo hablaba de que cuidaras de “vuestro hijo”…-habló comedido y ella lo miró atónita -¿¿Las has leído??- exclamó asombrada, Diego se sonrojó inquieto -Cielo… solo por ver si decía algo amenazante hacia ti y estar prevenido; pero su obsesión enfermiza solo se centró en tu embarazo- comentó y la miró prevenido- ¿Te importa que lo haya hecho mi vida?- indagó preocupado, ella sonrió amena -No que va- respondió despreocupada y se sonrieron dichosos -Entonces… ¿se acabó mi ángel?- indagó esperanzado, ella sonrió dichosa -Se acabó amor mío- respondió y se besaron apasionados. -Dime que solo vas y entregas los papeles regresando a casa de inmediato Fran, júramelo…- le decía inquieto mirándola desafiante a los ojos a la mañana siguiente en la cocina después de desayunar ante la mirada divertida de Miriam -Te lo prometo amor- repitió decidida besándolo tierna en los labios- voy, entrego mi baja y me regreso; prometido, prometido- remarcó rotunda -¡Ja! ¡¡Como si me sirvieran de algo tus promesas ya!! ¡¡Te las saltas a la torera sin remordimiento ninguno!!- le censuró sarcástico, ella sonrió divertida -¡¡Mira tú quien va a hablar!!- exclamó burlona- ¿Tú no me perjuraste aún ayer que si entraba allí no volvería a verte el pelo?- le reprochó chistosa -¿Y tú acaso lo ves resabida?- respondió burlón acariciándose su cabeza totalmente rapada acercándose a ella y besándola mimoso en los labios, Miriam soltó una alegre carcajada y ellos también rieron divertidos; Diego la miró dulcemente a los ojos- ¿de verdad vas a cumplir mi ángel?- insistió tercamente -Que sí, de verdad: entrego la baja y me pillo el primer metro… -¡Taxi!- la interrumpió tajante -…Y me pillo el primer taxi a casa- remarcó sincera, él sonrió complacido, la besó de nuevo en los labios y se fue a trabajar. Charlando con el sargento en su despacho, comenzó a sentirse bastante incómoda; la espalda le tiraba ya desde aquella mañana, los riñones le empezaban a doler tremendamente y el bebé estaba realmente mal colocado, parecía encajado entre sus piernas, provocándole molestias en el bajo vientre. Se removió molesta en su silla en un intento de que el bebé cambiara la postura masajeándose los riñones -¿Te ocurre algo?- le preguntó inquieto el sargento -No, solo estoy incómoda señor; últimamente esto ya es insoportable- le respondió amistosa y él le sonrió ameno -Es que debiste coger la baja ya el mes pasado Sullivan, el último mes se os hace realmente incómodo- recriminó tierno -¡Uy, no me empiece usted también como Diego ¿eh?!- exclamó fastidiada y él rió divertido -Anda, ve a casa y descansa- expuso cariñoso, entró apresurada su secretaría -Señor, piden apoyo táctico desde Greenville; están saturados y lo necesitan urgentemente- declaró nerviosa -¿Para qué?- interrogó presuroso -Asaltaron el United Bank Pacific y ya está todo preparado, solo están esperando el apoyo táctico para saber por dónde y cuándo intervenir -¡Mierda! ¡¡Y García en pleno operativo!!- exclamó fastidiado levantándose de su sillón -¡¡Hooola!! ¡¡Yo estoy aquí señor!!- indicó chistosa agitando su mano -¡Ya te veo Sullivan y por cierto…! ¿Qué haces aún aquí? ¿No te mandé a casa?- le increpó raudo sabiendo ya a que se refería -Por favor señor, no soy tan buena como García pero esto lo puedo hacer con los ojos cerrados… -¡¡No!!- exclamó tajante- vete a casa Fran; lo haré yo mismo… -¿Con qué ayuda?- interrogó resabida mirándolo desafiante- ¿Selena? ¿Graham? ¡¡Todos unos novatos incapaces de encontrar ni la llave de la luz!! Yo puedo ayudarle señor- remarcó decidida levantándose de su sillón -He dicho que no- remarcó rotundo -¡¡Por favor!! ¡¡Si solo estaré sentada mirando una pantalla, por Dios santo!!- exclamó fastidiada- venga, vamos que están esperando- resolvió decidida saliendo del despacho -¡¡Sullivan!!- gritó enfadado pero ella siguió adelante sin detenerse- ¡¡Maldita sea!! ¡¡Me libro al fin de Vázquez y me llegó por la puerta una terca peor!!- lo oyó protestar siguiéndola y se rió divertida. -¿Que tenemos?- le preguntó a su compañero sentándose en su mesa ante las pantallas del ordenador, colocándose el micrófono -Un asalto al United Bank Pacific, piden rutas de entrada ya que es un bunker impenetrable- le indicó diligente -Nada es imposible Graham; siempre hay grietas; solo hay que saber buscar…- declaró resuelta y empezó a teclear rauda buscando la información necesaria, el bebé seguía sin querer moverse provocando una presión insoportable que le provocaba pequeñas perlas de sudor en su frente -Apártese Graham, yo ayudaré a Sullivan- indicó rotundo el sargento y el muchacho le dejó su sitio -¿Estás bien?- se preocupó inquieto su jefe al verla sudar -Sí -¿De verdad estás bien? Tienes mala cara…- insistió precavido -Sí Robert; y si deja de preguntar, estaré mucho mejor- respondió fastidiada; el sargento puso atención a sus pantallas -Aquí el jefe de sección 3176 de los cuerpos de asalto de Stationraiding necesitando urgentemente apoyo táctico ¿quién está ahí?- se oyó la voz gruesa y rotunda de Diego a través del auricular, Fran se quedó muda al instante abriendo sus ojos desmesuradamente- ¡¿Qué quien está ahí?! ¡¡Necesitamos entrar de inmediato!! ¡¿Están idiotas o qué?!- gritó irritado ante el silencio del interlocutor, Robert miraba malicioso a Fran que seguía callada- García ¡¿eres tú joder?! ¡¡Deja de jugar que tienen rehenes peque!! -No…- murmuró cohibida reaccionando al fin- El sargento Robert y…- calló unos instantes- Sullivan… Fran Sullivan, seremos el apoyo táctico -¡Aahh, así que Fran Sullivan ¿eh?!!- repitió sarcástico, Fran apretó nerviosa sus labios- creí haber entendido esta mañana que solo iba a entregar los papeles de baja y se regresaría de inmediato a casa… aunque ¡¡Claro!! ¡¡Estúpido de mí!! No sé de qué me sorprendo, si la conozco de sobra y ya sé que su palabra no vale nada…- siguió hablando irónico y se oyeron risitas burlonas de los compañeros de Diego a través del intercomunicador -Eso lo hablamos después ¿vale? No es el momento ni el lugar Diego- le increpó fastidiada tecleando rauda en su teclado y las risitas siguieron resonando; también el sargento sentado junto a ella reía socarrón- Veo que hay una entrada del aire acondicionado en el tejado norte y un respiradero casi a lado- indicó desenvuelta señalándolos en la pantalla a su jefe que asintió con la cabeza, aunque observaba más inquieto como se acariciaba dolorida su panza por la parte baja- podemos desactivar fácilmente el aire desde aquí si así lo decides, pero me parece más cómodo y seguro el respiradero… -Harry 1 a Harry 3 y 4, subir ahí y comprobad lo que Sullivan dice- lo oyó ordenar por la radio- Fran, conéctame con las cámaras internas y pásame la visión de las cámaras térmicas… necesito saber cuántas personas hay y su posición antes de entrar -Ahora mismo- respondió aguantándose un gesto de dolor, el bebé seguía empujando tercamente provocándole auténtico malestar; su jefe la observaba muy inquieto -¿De verdad estás bien Fran?- instó preocupado Robert -Sí, cállese o Diego le oirá y será aún peor- le susurró tajante bloqueando con su mano el micrófono de junto su boca- las cámaras internas las han anulado Diego… y por la cámara térmica se puede apreciar a unas once o doce personas muy apiñadas contra lo que parece el mostrador del fondo norte y cinco cuerpos en movimiento… ahí te las paso… -Aquí Harry 3 a Harry 1; sí señor: veo las dos entradas y estoy de acuerdo con Sullivan en que la mejor opción es el respiradero señor…- habló el compañero de Diego -Está bien, desciendan por él y procuren colocar las cámaras; el resto preparémonos… todos en posición y listos para entrar así obtengamos las imágenes- ordenó contundente -Muévete cielo, haces daño a mami y no la estás dejando concentrarse- murmuró dolorida sujetándose el vientre por debajo y empujando levemente hacia arriba pero él no se movía. -Fran ¿qué pasa? ¿Estás bien?- interrogó nervioso Diego al instante, Fran chasqueó su lengua incómoda: se olvidara tapar su micrófono reconoció fastidiada -Sí estamos bien los dos, no te preocupes por nosotros en este momento; solo que es rebelde y tozudo como su padre, tiene que ser la de él a narices- comentó entrañable y él rió divertido. -¡Ah, vaya; como su padre ¿no?! ¡¡Porque su madre es una mujer sensata y muy obediente ¿a qué sí?!!- exclamó guasón y ambos rieron tiernos. Un fuerte dolor le atacó en dónde ella acababa de empujar recorriéndole hasta la espalda que la hizo soltar un pequeño gemido mientras se encogía del dolor -¡Dios santo Sullivan! ¡¿Pero estás bien?!- replicó asustado su jefe -¿Qué te está pasando Fran?- preguntó al unísono Diego aún más preocupado -Nada- murmuró sin aliento- lo que dije, es terco como su puñetero padre y encontró una posición muy cómoda para él pero está haciéndome la puñeta a mí, nada más- explicó intentando parecer calmada para serenarlo y lo oyó reír dichoso -¡¡Muy bien hecho por mi chiquitín!! ¡¡Que se fastidie su mami por terca; que podía estar recostada en un cómodo sofá y prefiere estar sentada en una incómoda silla!!- exclamó gozoso y siguió ordenando el asalto posicionando a sus hombres

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