martes, 25 de marzo de 2014

El partido comenzó, Pati era fantástica; regateaba como una serpiente con el balón siempre pegado a su pie, entregaba pases perfectos y saltaba como una gacela ante una pierna mal intencionada de un contrario para detenerla en su avance implacable… Irene observaba divertida como Rodrigo disfrutaba del partido sin olvidar ni un segundo de incluir a Diego en sus explosiones de entusiasmo de forma muy natural haciendo que el pequeño poco a poco se sintiera más cómodo con él. Pati metió todo un señor golazo que hizo saltar a Rodrigo del asiento y, recogiendo en brazos a Diego, la vitorearon exuberantes y felices al unísono ante la mirada divertida y la sonrisa complacida de Pati desde el campo. -¡Sabía que te encontraría dónde estuviera montado el jaleo!- comentó socarrón su hermano apareciendo detrás de ellos, Rodrigo se alegró tremendamente de verlo y se abrazaron entusiasmados. Irene los miraba asombrada: eran idénticos, gemelos. Diego la observó y sonrió divertido- Sé lo que estás pensando ¡Son gemelos!- expuso burlón y ella se sonrojó provocándole una sonrisa amena- Somos casi gemelos… ¡ Yo, al final, decidí esperarme tres años más dentro del útero de mi madre porque no me apetecía nacer con este energúmeno!- bromeó chistoso y rieron entrañables -Mira que eres idiota- expuso su hermano abrazándolo de nuevo -¡Ves! En eso sí que es en lo único en que me parezco a ti realmente- indicó socarrón saltando ágil las gradas para estar junto a ellos e Irene rió divertida. Miró al niño en brazos aún de Rodrigo que lo observaba intrigado pero con mirada recelosa- ¡¡Dios tío, es calcado a nosotros!! ¡¡Hasta tiene nuestra mirada desconfiada!!- repuso sorprendido sin poder apartar los ojos de su sobrino -¡Te lo dije!- indicó satisfecho y orgulloso Rodrigo golpeándole la espalda amistosamente -Hola caballero ¿y usted se llama?- le preguntó seriamente mostrándole la mano amistoso, el niño se la tomó muy formal -Diego- contestó pleno de satisfacción, él simuló un ataque de corazón derrumbándose graciosamente en las gradas ante la mirada divertida de ellos tres -¡Igual que yo! ¡Dos Diegos, increíble!- el niño sonreía divertido- Esto se merece un saludo mejor ¿no crees?- indicó zalamero mostrándole sus brazos y el niño, sin más ni más, se echó a ellos besándolo en la mejilla ante la mirada sorpresiva de sus padres- ¡¡Esto sí que es un gran saludo campeón!!- exclamó satisfecho sentándolo en sus rodillas y mostrándole su mano que el pequeño palmeó divertido -Has conseguido en un momento mucho más que yo en todo la tarde- expuso desalentado Rodrigo, su hermano lo miró burlón -Yo no vengo a pelearle el amor de su madre y lo sabe ¡¡Que los niños son muy listos colega!!- indicó chulesco y miró al niño aún sentado sobre sus rodillas- ¿De verdad no le has dado uno de estos a mi hermanito?- le preguntó afrentado, el niño negó con la cabeza- Pues eso no está bien, colega; es mi hermano mayor ¿sabes? ¿Tienes hermano mayor? -Sí, Pati y acaba de meter un gol- señaló orgulloso a su hermana en el campo y Diego la localizó -¡Menuda jamelga!- repuso al verla jugar, Rodrigo le dio una colleja fuerte que resonó haciendo soltar una carcajada a Irene mientras él se echaba la mano dolorido a la nuca- ¿Ya ves? Aunque es un poco tonto, yo le quiero ¿tú quieres a Pati?- se interesó y el niño asintió con la cabeza firmemente- ¿Y a ti te gustaría que te diera un beso a ti y no a Pati?- él negó con la cabeza- ¡Pues a mi tampoco! Así que a ver como solucionamos esto: o le das a él también o tendré que devolvértelo- el niño miró a Rodrigo unos segundos y, tirándole de la camisa, lo besó también; él se sintió conmovido y radiante. Irene también sonreía feliz. Diego la miró a los ojos, era muy bonita y tenía una sonrisa encantadora- Hola, soy Diego- la saludó ameno -Irene- contestó dulcemente besándolo cariñosa en las mejillas -Lo sé- se sonrieron entrañables. Rodrigo ocupó el asiento del pequeño quedando entre su hermano e Irene a la que rodeó cariñoso por la cintura y ella se recostó gustosa sobre su hombro. Siguieron disfrutando del partido observando deleitados como el pequeño hablaba entretenido y animado con su tío que bromeaba y jugaba con él. Acabó el partido y Pati subió ágil a su encuentro sonriendo satisfecha pues ganara su equipo. -¡¿Me has visto en el último gol, tío Rodri?! ¡Que chilena más guapa me salió!- exclamó feliz abrazándose amorosa al cuello de Rodrigo -Sí princesa ¡Eres toda una campeona!- respondió ilusionado. -¡Caray, tu debes ser hermano de tío Rodri!- expuso la chiquilla mirando asombrada a Diego mientras él le sonreía cariñoso -Eso dicen por ahí, aunque yo no lo tengo muy claro- bromeó chistoso y ella sonrió divertida, cuando sonreía se parecía muchísimo a su madre- Soy Diego, tú Pati… Me lo dijo aquí mi gran amigo- expuso señalando al pequeño -¡Hombre, Diego; que casualidad! ¡Cómo el enano!- expuso inocente besándolo cariñosa en las mejillas y Rodrigo rió pícaro, ella lo miró prevenida saltando su mirada de él a su madre deteniéndose finalmente en la de su madre- ¿No es ninguna casualidad, verdad?- instó resuelta y ahora se rieron divertidos los cuatro -¡¡Pati, Pati!!- reclama su atención el pequeño tirando entusiasmado de la camiseta de su hermana -¿Qué quieres, enano?- le repuso besándolo cariñosa en la cabeza -¡¡Voy a ir a la piscina otra vez!!- expuso ilusionado -¿A sí? ¿Y quién te va a llevar?- preguntó alegre y divertida por el entusiasmo de su hermano -¡¡Él!!- señaló entusiasmado a Rodrigo que le sonrió cariñoso y el niño le correspondió -¿A sí? Pero no está bien que le llames así Dieguito… ¿Quién es él mi cielo?- insistió cariñosa acariciándolo tierna en la mejilla para animarlo a hablar, el pequeño calló brevemente como si pensara bien lo que contestar -Mi papá- respondió finalmente claro y sereno, la niña le sonrió satisfecha besándolo orgullosa en la mejilla. Rodrigo sintió que una alegría inmensa le llenaba totalmente el corazón, miró emocionado a su hermano que le sonrió satisfecho -Un chico listo, realmente sí se parece a mí- repuso emocionado dándole suavemente en la visera tapándole los ojos, el niño rió divertido intentando colocársela bien; su madre llena de pasión en la mirada se la ubicó nuevamente en su lugar -Este tío Diego es un trasto, mira lo que te hace mi chiquito- lo mimó cariñosa, él reía encantado -Sí, un trasto- repitió mirándolo embelesado y se rieron los dos parranderos, de repente el pequeño miró intrigado a su madre- ¿Aún más qué yo, mami?- le indicó entusiasmado al suponer haber encontrado a alguien más revoltoso que él. -Sí mi ángel ¡¡mucho más!!- respondió amorosa. Todos rieron divertidos. -Tengo hambre, mami ¿Has traído la merienda?- inquirió presurosa Pati rebuscando en la mochila que Irene llevaba siempre cuando salía con los niños recogiendo una manzana -¡¡Ey, Pati!!- la llamaba animado un defensa del equipo contrario, ella lo observó amena- ¿Quieres verlo o no? -¡¡Voy!!- la niña corrió hacia él y le enseñaba un móvil mientras hablaban entretenidos -Se ve a leguas que ese defensa le tiene echado el ojo a tu hija; aunque no es de extrañar, es muy bonita- reveló Diego e Irene le sonrió agradada -¡¡Que va!!- increpó Rodrigo disgustado- ¡¡Son aún unos niños, Diego; no seas animal!!- ellos se rieron guasones de Rodrigo -¡¿Animal?! ¿Qué hacías tú a los trece, hermanito? ¿Ya te has olvidado?- se burló sarcástico su hermano, Rodrigo puso cara de inquietud -¡Déjalo o me acabarás cabreando!- zanjó cortante provocando otra risa guasona de ellos -¡Os invito a merendar!- propuso Diego de manera rotunda levantándose al instante llevando al pequeño en brazos- La jefa tiene hambre y yo ganas de estar más con mi nuevo amigo- indicó besando sonoramente la mejilla del pequeño que rió animado -¿A una hamburguesa?- indicó entusiasmado -Con patatas y helado- añadió Diego concluyente -¡¡Pati!! ¡¡Pati!!- llamaba ilusionado a su hermana, la muchacha le hizo un gesto para que esperara con la mano- ¡¡Que nos vamos a comer hamburguesas!!- anunció entusiasmado y ella lo observó encantada -¿Puede acompañarnos Hugo, mami?- le preguntó interesada a su madre, ella iba a contestarle pero Diego se adelantó -¡Claro, cómo no; que se venga también! ¿Verdad colega?- le indicó al pequeño echando a andar hacia la salida. Merendaron amenos en la hamburguesería, Pati hablaba animada con su amigo Hugo de móviles -Mami, mira que…- le dijo con voz zalamera mostrándole el móvil de Hugo pero su madre la miró seriamente -He dicho que no, Pati; y sabes muy bien que cuando digo no…- repuso cariñosa pero muy firme -Es no Pati- acabó muy resuelto la frase el pequeño dando a indicar que era un frase muy común en su madre, la niña bajó la mirada y continuó hablando como si tal cosa con su amigo. Los hermanos observaron entrañables la escena y miraron desconcertados a Irene- Quiere un móvil y aún no; cuando tenga 16 puede, pero ahora aún no- explicó amable -Pues no estaría mal cielo, así podrías llamarla y tenerla controlada- indicó cordial Rodrigo en un intento de ayudar a la muchacha que lo miró de reojo enviándole una sonrisa agradecida -Sí, además piensa que puede pasarle algo y siempre tendría a mano con que llamarte- dejó caer Diego como si tal cosa. Irene los observó a los dos a los ojos, su mirada reprochadora iba de uno al otro mientras ellos sonreían embaucadores y se dio cuenta que a Diego se le formaban hoyuelos en las mejillas al sonreír además del que tenía en la barbilla y su sonrisa no era de medio lado como Rodrigo, sino franca y abierta- ¿Qué me miras tan fijamente?- preguntó él de pronto -Nada, estoy descubriendo algunas diferencias con tu hermano que no había notado antes- explicó cariñosa y él le sonrió ameno -¿Cómo cuales?- indagó curioso, Rodrigo también la atendía intrigado -Tus hoyuelos al sonreír, Rodrigo no los tiene; y tú sonríes abiertamente, Rodrigo tuerce la boca a la izquierda como nuestro pequeño, parece más un gesto que una sonrisa… Y el hoyuelo del mentón, como el de nuestro Diego… aunque eso no sé si lo tiene Rodrigo pues con la perilla no se distingue- él rió fuertemente -¡Te tiene calado hermanito!- y ellos también rieron divertidos- Pues te puedo decir que sí, también lo tiene: es el bonito recuerdo de nuestro “querido” papá- el “querido” lo dijo con un sarcasmo áspero, Irene notó chispas de ira en sus ojos. Se quedó mirándolo intrigada pero él sonrió sardónico y no comentó nada más. -Mami, vamos a echar una partida a las máquinas recreativas- indicó alegre Pati besándola en la mejilla y siguiendo a Hugo hacía las máquinas de marcianos -¡Yo quiero ir al colchón de bolas, mami!- reveló contundente el pequeño Diego -Está bien mi pillastre precioso- repuso amorosa besándolo arrebatada en la mejilla y limpiándole a continuación la boca toda embadurnada de Kétchup provocando las protestas del pequeño y las risas alegres de Rodrigo y Diego -Déjame llevarlo a mí- se ofreció animado Rodrigo besándola dulcemente en los labios y, tomándolo en brazos, se lo llevó en volantas sobre su cabeza provocándole carcajadas divertidas al pequeño. Ellos los observaban mientras sonreían alegres -¡¡Joder!! Que cambiado lo encuentro- dijo abstraído Diego y su voz sonó asombrada como si no pudiera creer lo que veía- ¡No parece el mismo que me hablaba hace unos días por teléfono!- añadió incrédulo mirándola, ella sonrió nerviosa, aquella mirada era como la de Rodrigo: profunda, intensa, como si pudieran atravesarla y mirarla por dentro- Me comentó que murió tu marido, lo siento…- habló formal, parecía contrariado, movió las cejas desconcertado- Aunque realmente creo que no lo siento tanto- añadió de repente -¡Diego!- le regañó mirándolo confundida -¡Perdona, pero es la verdad!- se defendió sincero- Si él viviera aún, mi hermano no sería tan feliz como lo es en estos momentos -No lo sabes… tarde o temprano Gonzalo se daría cuenta del parecido y no sabemos que podía haber ocurrido- le indicó apesadumbrada -Eso es cierto- comentó sereno- ¿Y cómo fue? -Un infarto- él la miró confuso -Oh, Rodrigo me dijo que fuera un accidente- expresó desconfiado -Sí, primeramente se consideró como accidente; pero, tras la autopsia, se supo que había sufrido un infarto y ya estaba muerto cuando se empotró contra el camión… hacía días que no se encontraba bien…- añadió bajando la cabeza apenada y comenzó a jugar nerviosa con la servilleta de papel en su mano -Caray, lo siento- volvía a hablar formal y sensato; le sujetó cariñoso la mano deteniendo su inquieto juego y la miró a los ojos- ¿Por qué no buscaste a mi hermano Irene? ¿Por qué callaste? ¿Por qué le ocultaste lo del pequeño?- su voz tenía rasgos reprochadores, ella respiró profundamente -No sabía dónde localizarlo- contestó esquivando su penetrante mirada -Mentira- exclamó tajante e Irene lo miró pasmada por su rotundidez- no creo que te fuera difícil localizarlo si hubieras querido- sus ojos aún se oscurecieron más volviéndose inquietantemente penetrantes como los de Rodrigo- además, sé que sabías de mi existencia, y no te costaría tanto encontrarme si te molestaras en buscar- le reprochó dolido, Irene tomó aire profundamente- Dime la verdad Irene ¿por qué no le dijiste que tenía un hijo? -La verdad es que tenía entendido que se fuera con Carla y nunca más se pusieron en contacto conmigo, ninguno de los dos… creí que habían rehecho su relación y no querían saber nada de mí… - levantó su mirada fijándola en los negros ojos de Diego- y, sobre todo, temía muchísimo la reacción de tu hermano cuando le diera esa noticia -¡Eso ya me lo creo más!- clamó complacido con la explicación- Pero…ella no se fue con él Irene- aclaró contundente -Lo sé ahora, me lo dijo ayer cuando apareció en los juzgados- se sonrieron amenos, ella lo miró intrigada- ¿sabes algo de ella? ¡Me extraña tanto que no se pusiera en contacto conmigo al no irse con él! Nos llevábamos bastante bien, creía que habíamos hecho buena amistad…- comentó extrañada, él rió socarrón descolocándola -¡¡Chica, lo tuyo sí que es inocencia!!- indicó burlón, Irene se sintió confundida- ¿No te lo imaginas?- ella negó con la cabeza y él volvió a reírse- Mi hermano no se cortó un pelo al exponerle los motivos por los que la dejaba atrás y creo que ella, desde entonces, no te tiene mucho aprecio que se diga -¡Dios mío, pobre mujer!- exclamó sobrecogida, él la miró con suspicacia -¿Pobre mujer?- repitió sarcástico mirándola burlón- ¡¡Lo tuyo es increíble!!- exclamó riéndose entretenido -¡¡Sí Diego!! ¡¡Pobrecilla!! ¡¡Estaba muy enamorada de Rodrigo y debió dolerle muchísimo su rechazo!!- contestó irritada por su sarcasmo -¡¡Sí, muy enamorada; muchísimo!!- repitió sarcástico recostándose en su silla, Irene lo miró confundida- No seas inocente Irene; a esa solo le interesaba la comodidad y la posición social que mi hermano podía proporcionarle y, sobre todo, su dinero- aclaró déspota, ella frunció el ceño desconcertada- ¿Ni idea de lo que te hablo, verdad? Mira Irene…- habló más comedido volviendo a enderezarse en su silla acercándose a ella- mi hermano posee una gran fortuna y un día de debilidad cometió el grave error de comentárselo; ella vio su vida resuelta junto a él y se aferró a Rodrigo como una garrapata ¿crees acaso que una mujer realmente enamorada traga con toda la mierda que ella tragó sin inmutarse siquiera? A ella mi hermano le importaba bien poco- explicó asqueado, a Irene le vino a la memoria la visita que le hiciera para anunciar que se iba a Nueva York con Rodrigo, como parecía más entusiasmada de codearse con gente de alto standing y con las lujosas tiendas de la gran manzana que de tener la suerte de estar al lado de Rodrigo… -Así a todo, no tenía derecho… ¡¡Conociéndolo, sabrá Dios cómo se lo dijo!!- indicó apenada -Claro y conciso ¡como siempre hace él! ¿No lo conoces o qué?- se volvió a reír divertido -Pues a mí no me hace gracia Diego; a veces puede llegar a ser muy hiriente- aclaró ella indignada por sus risas que no cesaron, al contrario, se hicieron más fuertes. Ella le apartó su mano rotundamente dolida -¡Por lo que parece, recibiste alguno de sus “desaires” ¿verdad?!- indicó socarrón -Varios… y te puedo decir que puede llegar a ser bastante desagradable- explicó pesarosa -Lo sé- repuso más amable- Pero es una forma de protegerse; creció a base de patadas y buscó esa forma de defenderse antes de llevar más; es su lema: atacar antes de que te ataquen. -¡¡Yo no pensaba atacarle cuando me decía aquellas cosas!!- se defendió herida y llorosa, él rió entrañable -¡¡No, qué va!! ¡¡Tú le agrediste a traición!!- clamó burlón- ¡¡De forma inesperada se encontró enamorado de ti como nunca pensó hacerlo de nadie!!- ella se quedó desconcertada mirándolo sorprendida

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