jueves, 27 de marzo de 2014

-Hemos llegado- indicó Rodrigo deteniéndose ante una hermosa casa que ellos observaron asombrados- ¿Os gusta?- les preguntó inquieto ante su silencio mirándolos intranquilo -¡Es chulísima, tío Rodri!- expuso entusiasmada Pati bajándose del vehículo llevando a su hermano de la mano -¡Es enorme, Rodrigo!- indicó asombrada Irene apeándose también, él abrió el maletero y el perro saltó fuera corriendo hacia su amito que le rodeó rápido el cuello con su brazo. Se dirigieron hacia la puerta de entrada y Rodrigo la abrió haciéndoles un gesto divertido con la mano invitándolos a entrar -¿Es tuya, tío Rodri?- indagó curiosa Pati, él sonrió alegre -No… es nuestra mi princesa hermosa- contestó emocionado mientras sonreía dichoso; los niños se entusiasmaron y corrieron dentro de la casa armando un feliz jolgorio. Pero Irene lo miraba fijamente y estaba demasiado seria alertándolo. -¿Qué ocurre, amor?- preguntó intrigado observándole intranquilo a los ojos -Rodrigo, no eres hombre de vivir en familia… Tú eres un alma solitaria- expuso entristecida, él le sonrió cariñoso -He cambiado, cielo; únicamente quiero estar con vosotros- contestó agradado posando dulcemente sus manos en sus hombros pero ella negó con la cabeza -No Rodrigo, estás deslumbrado por tu reciente paternidad y actúas sin pensar… vivirás un tiempo entretenido, los ilusionarás, te cansarás de esa vida monótona y les harás sufrir cuando desaparezcas- respondió ensombrecida, él tragó saliva poniéndose serio también -No ocurrirá nunca eso, Irene; os quiero y quiero teneros siempre conmigo- respondió francamente sincero -Pero yo no soy mujer de llevar tu estilo de vida Rodrigo- repuso encrespada soltándose de sus manos y dándole la espalda, sus ojos se llenaban de lágrimas y no quería que él lo viera. -No te entiendo amor- murmuró extrañado sin poder comprender a que se refería, ella se volvió y le clavó sus bellos ojos en los de él -¡No soy Carla, Rodrigo!- increpó furiosa- ¡¡No soportaría que haya otras mujeres saliendo y entrando en tu vida a tu antojo!! ¡¡No soy de compartir cama y mucho menos de que me restriegues tus aventuras por los morros!!- él la miró sorprendido ante su explicación, luego sonrió entrañable mirándola amoroso -No hay otras, amor; eres la única hace muchos años- ella rió amargamente mirándolo maliciosa- De verdad; en Nueva York nunca estuve con otra, solo pensaba y anhelaba estar contigo… solo quiero estar junto a ti, nadie me hace sentir lo que siento cuando estoy contigo ni me llena completamente como tú; no necesito a nadie ni nada más si te tengo a mi lado vida mía- le hablaba franco, con el corazón en la mano; ella lo miraba desconfiada examinando sus ojos buscando algún indicio de engaño pero estaba siendo totalmente sincero -¿Hablas en serio, Rodrigo?- preguntó recelosa y él le sonrió cariñoso- No me ilusiones y luego me hagas sufrir, te lo pido por favor ¡Prefiero quedarnos así, encontrándonos de vez en cuando como antes!- lloraba temerosa, él la abrazó fuertemente contra su pecho besándola apasionado en el pelo -Pero yo no amor mío- le tomó su cara entre sus manos mirándola fijamente a los ojos- te hablo completamente en serio Irene: te amo como nunca amé a nadie y te necesito a mi lado como el aire para respirar, tú has sido en estos cinco años la única y así seguirá para siempre, no soportaría hacerte daño mi vida- se quedaron mirándose fijamente a los ojos durante unos segundos- ¿me crees vida mía?- indagó ante su silencio y ella por fin le sonrió complacida. Se besaron efusivamente entregados. Inesperadamente la subió en brazos provocándole un chillido de sorpresa- pues entonces entremos en nuestro hogar amor mío- declaró henchido de felicidad cruzando el umbral mientras se reían alegres El frente era un gran recibidor donde se encontraban las anchas escaleras en media curva que llevaban al piso superior. A la derecha, tras un gran arco, se vislumbraba una sala con tresillo en rojo y por sus grandes ventanales cubiertos por cortinas abatibles observó al pequeño retozando en el amplio jardín con el perro -¡Dios mío, Diego está solo fuera!- expuso asustada Irene intentando bajarse de sus brazos pero él la retuvo amoroso -Todo está bien amor, la finca está bien cercada y no hay peligro, me aseguré bien de ello antes de comprarla- explicó besándola tierno en la sien y ella le sonrió deleitada -Estás aprendiendo muy rápido a ser un buen papá- le murmuró melosa y él sonrió complacido con sus palabras -Aprendo rápido y contigo a mi lado es fácil: solo tengo que observar a una gran mamá- repuso candoroso y volvieron besarse embelesados -¡¡Mami, ven; tienes que mirar esto!! ¡¡Mi habitación es alucinante!!- la llamó Pati entusiasmada desde la barandilla del piso superior y ellos se sonrieron entrañables; él la besó dulcemente en los labios descendiéndola por fin y subieron las escaleras tomados amorosos de la mano. Pati le mostró su cuarto ilusionada- ¡Mira, mami! ¡¿A qué es perfecta?! No le falta detalle: tengo hasta mi propio ordenador, ahora ya no necesitarás prestarme el tuyo para hacer mis trabajos… ¡E impresora! ¡Fíjate en el reproductor de música mami y todos estos discos; es un alucine!- hablaba ilusionada y nerviosa -Es preciosa, cielo- le dijo emocionada -¡Mira, un balón de reglamento de este año!- lo recogió de una estantería y le daba toques divertidos con el pie -No juegues dentro de casa, Pati- le regañó cariñosa su madre -Estoy en mi cuarto, si rompo algo me quedo yo sin él ¡¡Además aquí hay espacio de sobra para jugar; es una habitación enorme!!- expuso encantada y ellos se rieron divertidos, se echó al cuello de Rodrigo abrazándolo y besándolo apasionada en la mejilla- Gracias tío Rodri, me encanta -Eso me alegra, princesa- repuso emocionado abrazándola amoroso contra él. -¡Ve a ver la de Diego mami, es también impresionante!- le recomendó ilusionada La siguiente habitación estaba decorada en beige, era más formal que la de Pati pero sin perder un toque muy juvenil -Esta y aquella que está a continuación es para los invitados; sé que a los niños les gusta traer amigos a casa y quiero que todos estéis cómodos- le indicó él abrazándola por la espalda mientras la besaba en el cuello- Ven, la de nuestro hijo es la siguiente- la guío hasta la puerta contigua; quedó asombrada ante aquel cuarto pintado de azul pastel con peces de colores por las paredes y moqueta blanca, parecía estar dentro de una pecera. Junto al ventanal cubierto de un estor en azul más fuerte en contraste con las paredes, había un enorme baúl de juguetes y una gran cama para el perro -Es preciosa Rodrigo, le va a encantar- le dijo emocionada besándolo amorosa en los labios- pero Pluto no dormirá aquí- avisó rotunda -Ya lo sé, es para que tenga su lugar cuando Diego esté aquí jugando; él tiene su caseta en el jardín para las noches, tranquila- explicó cariñoso y se sonrieron agradados. De pronto oyeron gritar eufórica a Pati sobresaltándolos y apareció en la puerta mirándolos con los ojos abiertos como platos -¡¡Tengo mi propio cuarto de baño mami!! ¡¡Para mí sola!! ¡¡Esta casa cada vez me gusta más!!- indicó arrebatada y ellos rieron a carcajadas mirándola tan entusiasmada -¡Caray! Parece que le hace más ilusión el baño que casi el resto del dormitorio- expuso alucinado Rodrigo, Irene sonrió divertida -No sabes lo que es compartir baño con cuatro personas vida mía- le indicó comprensiva y él sonrió divertido -Ven amor, me muero de ganas de mostrarte el nuestro- la tomó entusiasmado de la mano y la guío hasta el dormitorio del fondo del pasillo; abrió las puertas dobles mostrándole un cuarto precioso decorado en un suave tono verde pastel, enmoquetado con un verde musgo y cubierto el ventanal por estores blancos también en ondas como el cuarto de Pati. Una enorme cama de alto cabezal en madera de roble estaba cubierta con un edredón blanco y mullido lleno de suaves cojines que invitaba a recostarse en ellos y descansar plácidamente. -Dios santo, es…- balbuceó Irene emocionada sin poder describirlo asombrada por tanta belleza y aquella maravillosa sensación de comodidad e intimidad que la embargaba al estar allí dentro. Observó las dos enormes fotos de Pati y Diego que sonreían felices a cámara y que dominaban la cabecera de la cama, estaban radiantes- ¿De dónde las sacaste?- le preguntó sorprendida y él sonrió satisfecho -Ahí atrás los llevé a un estudio y ellos me guardaron el secreto; sabía que te gustaría el detalle- explicó amoroso, ella lo besó emocionada en los labios- ¿Te gusta, mi amor? -¿Si me gusta? ¡Me encanta, cielo!- respondió impresionada- Da una sensación de calma y bienestar que no deseas salir de aquí -Eso es lo que pretendía, que no desees salir nunca de aquí y siempre te quedes a mi lado- murmuró besándola apasionado mientras sus manos recorrían deseosas su cuerpo aprisionándola contra él afanoso -Pero está muy apartada de la de los niños Rodrigo… ¿y si Diego llora? ¿Lo oiré desde aquí?- protestó inquieta -No te preocupes mi vida que sí lo oiremos; lo que no quiero es que me sigas poniendo trabas a gozar plenamente como estos días por miedo a si ellos nos oyen, me encanta oírte soltar esos grititos de placer que esta semana has estado reprimiendo y tanto echo de menos gatita; estoy deseando oírlos de nuevo- expresó ardiente y la sujetó por los glúteos apretándola fuertemente contra su entrepierna, comenzaron a friccionarse ávidos mientras se besaban encendidos y anhelantes. -¡¿Mami?! ¡¿Dónde estás?!- clamó afanoso Diego subiendo las escaleras, Irene intentó retirarse para contestarle pero Rodrigo lo evitó aprisionándola aún más y atrapó ansioso su boca de nuevo- ¡¡Mami!!- gritó enérgico ya más cerca -Rodrigo, ten paciencia; es tu hijo- murmuró melosa y él resopló derrotado, entró Pluto en el cuarto anunciando la proximidad del pequeño y se alejaron desganadamente mientras se sonreían apesadumbrados -¡Ah estás aquí! ¿Por qué no me contestabas?- le reclamó entrando ya en la habitación y ellos rieron entretenidos, el pequeño observó exhaustivo la habitación- ¿Aquí es dónde voy a dormir yo?- preguntó intrigado aunque no parecía muy complacido con la idea -No, señorito- repuso entusiasmado de nuevo Rodrigo acogiéndolo entre brazos mientras le soplaba en la tripita, el niño soltó divertido una sonora carcajada- la tuya es mucho más chula que esta, no tiene comparación mi ángel- se lo llevó a su dormitorio e Irene lo oía gritar fanático al descubrir la cantidad de juguetes que lo aguardaba allí. Ella inspeccionó más meticulosamente el cuarto, era precioso; tan cálido e íntimo que realmente daba gusto estar en él. Pasó su mano dócilmente por el mullido edredón sintiendo su calidez y suavidad. Abrió curiosa una de las dos puertas lacadas en blanco que había frente a los pies de la cama y sus ojos se abrieron impresionados al descubrir un enorme vestidor lleno de barras y baldas, ya no tendría que hacer malabarismos para embutir toda su ropa como hasta ahora en el armario de su casa, sonrió deleitada; se decidió a abrir la otra puerta y descubrió un impresionante baño decorado también en verde. Poseía una gran bañera de hidromasaje, una doble ducha y lavabos individuales sobre finos muebles en madera de nogal con puertas acristaladas. De los toalleros colgaban toallas del mismo tono verde que las baldosas y el suelo con finos bordados en blanco. Todo era extraordinario -¡Guau, tú también tendrás tu propio baño, mami! ¡¡Y menuda bañera!!- le dijo fascinada Pati apareciendo tras ella, se sonrieron alegres- ¿Te gusta nuestra nueva casa?- preguntó ilusionada besándola en la mejilla -Mucho cielo ¿Y a ti?- le preguntó esperanzada -¡¡Me alucina!! ¿Te has fijado en que maravillosa vista del atardecer tenemos desde toda la casa?- repuso entusiasmada llevándola de la mano hacia el ventanal corriendo los estores blancos para que observara la bella vista del acantilado con el rojo atardecer a su frente -¡Es precioso!- repuso emocionada y se sonrieron dichosas -Y desde aquí no se aprecia bien; ven- expuso resuelta llevándosela de regreso al dormitorio y abrió el doble ventanal que daba a un pequeño balcón y una suave brisa entró por ella junto al rumor del mar, se sonrieron encandiladas- y que tranquilidad; escucha… - guardaron silencio unos segundos percibiendo el sonido lejano de las olas, el canto de unos pajarillos y las risas de Diego jugando con su padre en su cuarto- ¿Lo ves? ¡¡No se oye nada mami!! Ni los fastidiosos coches, ni las continuas sirenas, ni a los curiosos vecinos en sus jardines… ¡¡Nada!! Solo el dulce cantar de los pajaritos, el murmullo del mar y, claro está, el jolgorio del enano- expuso radiante y rieron divertidas- ¡¡Anda, vamos a inspeccionar el resto!! ¡¡Me da a mí que aún hay más sorpresas, el tío Rodri es fantástico!!- declaró emocionada y la arrastró de la mano escaleras abajo entrando por el arco del gran salón, se detuvieron deslumbradas por la belleza de la estancia; lo que más llamaba la atención eran sus grandes cristaleras que daban al hermoso jardín trasero cuyas puertas correderas ya estaban abiertas dejando entrar aquella suave brisa tan agradable y podía verse una agradable salita de recreo en el jardín con mobiliario en mimbre y piel blanca. El gran salón poseía unos sofás rojos que parecían mullidos y muy cómodos colocados estratégicamente junto a una preciosa chimenea- ¡¡Qué bien vamos a estar aquí en invierno junto a esta chimenea mami!!- expresó emocionada y su madre le sonrió conforme; luego era la zona de comedor, con una amplia mesa ovalada de cristal con sillas tapizadas en rojo de alto respaldo muy modernas acompañado de un mueble aparador con puertas de cristal que dejaban ver una vajilla que parecía muy fina y elegante al igual que la cristalería de fino tallado que también se veía en el mueble. Un gran florero de cristal con rosas rojas ocupaba el centro de la mesa. Pati apuró a cruzar las dobles puertas de cristal que había al fondo de la estancia entrando en un amplia cocina con otra salita más informal en donde predominaba el enorme televisor de plasma frente a unos cómodos sofás de piel blanca- ¡Wow, menuda tele; aquí se deben ver genial los partidos!- repuso sorprendida y Pati corrió a recostarse en el cómodo sofá de piel y encendió el televisor con el mando que había sobre la mesita de café, un perfecto sonido claro y diáfano inundó la estancia- ¡¡Dios es magnífica mami, mira que sonido y que color más perfecto; debió costarle un pastón a tío Rodri!!- se rieron encandiladas. La estancia también tenía grandes ventanales con puertas correderas que comunicaban con el jardín y la salita de recreo. Irene inspeccionó impresionada la cocina. Era grande y espaciosa, estaba decorada en blanco y naranja, funcional y moderna. Estaba equipada con toda clase de electrodomésticos y aparatos eléctricos de todo tipo en acero inoxidable… ¡No le faltaba ni un detalle! El medio de la cocina lo ocupaba una mesa ovalada del mismo tono naranja que la encimera y la rodeaba seis sillas anaranjadas tapizadas en blanco. Un gran frutero repleto de frutas gobernaba el centro de la mesa- ¡¡Menudo refrigerador; aquí puede meterse uno los días sofocantes de verano!!- expresó Pati abriendo el refrigerador de doble puerta también en acero inoxidable descubriendo asombradas que ya estaba repleta de alimentos y volvieron a reírse alegres- ¿Qué pasa mami? ¿Tío Rodri es millonario o qué? ¡¡Porque menuda casa nos ha comprado sin escatimar en detalles y lujos!!- repuso asombrada examinando curiosa los distintos aparatos eléctricos que ocupaban decorativamente la encimera -O eso, o se volvió loco y ya os veo pagando aún todas las hipotecas y créditos cuando seáis viejitos y nosotros ya hayamos desaparecido- bromeó impactada y se rieron alegres. Llegó Rodrigo trayendo en brazos al pequeño que también sonreía feliz y Pluto lo seguía obediente -Da gusto oíros reír así- repuso satisfecho mirándolas dichoso y ellas le sonrieron deleitadas- ¿os gusta la casa? -Sí pero tiene un fallo, tío Rodri- reclamó disgustada Pati mordisqueando su manzana, ellos la miraron intrigados- ¡No tiene piscina!- expuso desolada, él rió encantado -No la necesitamos, princesa- expuso tomándola de la mano llevándoselos al jardín. Se aproximó a las escalinatas y señaló la cala- Tenemos nuestra propia playa -¡Mira mami! ¡Vivimos a lado de la playa!- indicó entusiasmado el pequeño señalando la cala y volvieron a reírse felices -¡¡Genial, esta casa es de ensueño!!- gritó eufórica abrazándose entusiasmada a Rodrigo que sonrió deleitado- ¿Cuándo nos mudamos?- replicó enloquecida -Cuando deseéis mi princesa, la casa está lista para ser ocupada; mañana mismo si queréis- contestó emocionado, todos rieron felices.

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