martes, 25 de marzo de 2014

-Irene, mi hermano lleva sufrido por ti lo indecible… Nunca vi a una persona tan enamorada como él lo está de ti; te calaste en su corazón de una manera increíble e inesperada para él y comenzó a hacer locura tras locura… desde aquel primer encuentro vuestro en su apartamento que nunca debió ocurrir hasta estarse horas ante tu casa solo para verte de refilón… Tenías que verlo aquel mediodía que le contaste que te habías separado de tu marido Irene, vino corriendo a contármelo, por un lado estaba entusiasmado con la noticia, eufórico más bien, pero por otro reconocía que no era buena idea y me costó toda la tarde calmar sus subidas y bajadas de humor y hacerle comprender que era un terrible error seguir adelante y convencerlo de que te dejara regresar con tu esposo- ella lo observó desquiciada ¿qué había hecho qué? ¡¡Ese hombre era idiota!!- ¡¡No me mires así Irene!! ¡Sí era un gran error! Una mujer casada siempre ¡siempre! Da problemas… ¡¡y más tú!! Que dejarías una hija atrás a la que adoras y eso tarde o temprano acabaría yendo en su contra porque acabarías culpándolo de estar lejos de tu hija- expuso rotundo -¿Sabes qué? algo menos hiriente, pero eres tan cínico cómo él- le increpó furiosa- yo nunca lo culparía de mis decisiones -Ya, puede ser; no te conozco lo suficiente- repuso sarcástico y la miró fijamente turbándola de nuevo- Pero respóndeme con la verdad Irene… te costó mucho meterte en la cama de nuevo con tu marido?- preguntó penetrantemente sincero, Irene apretó los labios sin contestar- ¿No verdad? Una mujer casada nunca olvida a su esposo, siempre queda ahí un algo, y eso da problemas como ya he dicho- aclaró contundente recostándose contra el respaldo de su silla- Ya se lo avisé cuando se lio contigo pero el muy terco siguió adelante- comentó despreocupadamente -Siendo tan listo, no sé como dejaste embarazada a Gabi- le soltó cínicamente, él se sorprendió al principio mirándola inquisitivo, luego volvió a relajarse sonriendo divertido -¿Y nosotros somos los cínicos? ¡Pues tú también sabes tirarlas a dar ¿eh?!- le indicó socarrón y se sonrieron amenos de nuevo- pero quiero aclararte algo sobre eso Irene: ni mi hermano ni yo nunca dejaríamos tirado a un hijo… ¡¡jamás!! Y yo estaba bien seguro que ese bebé no era mío; creo que bastante bien me porté pagándole el aborto ¿no crees?- pero no pudo contestar ya que regresó Rodrigo a la mesa sentándose con ellos -¿Y Diego? ¿No lo dejarías solo?- se inquietó y él la besó amoroso en los labios -No mujer, tranquila; Pati está con él- le murmuró cariñoso sobre los labios y se besaron tiernos y complacidos- ¿De qué habláis? -De todo un poco- indicó despreocupadamente Diego sacando un paquete de tabaco y ofreciéndoselo a ellos, Rodrigo aceptó pero Irene denegó cordial -¿Has vuelto a dejar de fumar?- indagó desconcertado Rodrigo y ella sonrió divertida -Hace cinco años- contestó y se rieron compinchados recordando ese mismo comentario el primer día que estuvieran juntos en el apartamento de Rodrigo. -¿Vienes hasta casa?- invitó amena Irene ya en el aparcamiento al hermano de Rodrigo -No puedo, se me hace tarde y tengo una cita para esta noche- expuso amistoso- Pero da por hecho que cualquier día te aparezco por allí- tomó al pequeño de los brazos de su madre y lo besó amoroso en las mejillas- Chao, colega; nos veremos muy pronto- le dijo ameno -Chao, colega- le respondió animado, luego besó a Pati que se los devolvió gustosa -Adiós pequeña, sigue jugando así; lo haces genial -Gracias tío Diego- él le sonrió feliz al oírla- Espero vengas a verme a menudo; dentro de dos semanas serán las finales- le animó dichosa -Allí estaré, prometido- aseveró decidido y se sonrieron complacidos- ¿Y tú dónde paras? ¿Estás en su casa? -¡No!- contestó rotundo sorprendiéndolo mientras hacía un gesto con la cabeza señalando a los niños- Estoy en un hotel -¡Que formal te me has vuelto!- bromeó burlón- ¿Por qué no vienes para casa entonces? Estarás mejor que en un hotel -Somos demasiado parecidos para saber que no te gusta tener compañía en casa- expuso animado -¡Unos días, colega; no te estoy ofreciendo que te mudes!- bromeó jocoso y rieron divertidos -Lo pensaré y te llamo- se abrazaron cariñosos -¡No antes de las doce! Sabes que para mí el día no empieza antes- indicó entrañable mientras abrazaba y besaba cariñoso a Irene- Chao preciosa, nos vemos- ella sonrió al oírle llamarle como hacía Rodrigo Cuando llegaron a casa después de dejar a Hugo en la suya, todo se volvió un hermoso caos para Rodrigo. Diego corrió a abrirle al perro que se encontraba en el jardín trasero y se abrazó amoroso al cuello del perro -¿Me echaste de menos Pluto?- le decía entusiasmado, Rodrigo sonreía divertido sentándose en una silla recreándose en la escena familiar que se desenvolvía ante él: Irene, vaciaba distraída la mochila donde llevaba las meriendas de los niños y se disponía a hacer la cena; Pati jugaba con el balón intentando sostenerlo en el pie, casi lo conseguía pero no dominaba la técnica aún; y Diego revoloteaba también por allí con Pluto sin parar quieto hasta que tomó camino a la sala. -Deja de jugar con el balón aquí dentro, Pati- regañó dulcemente Irene siguiendo con su tarea- ¿A dónde vas tú con Pluto?- frenó al pequeño -A ver la tele mami- indicó el niño tranquilamente -No, primero hay que bañarse- le indicó cariñosa pero rotunda -Yo voy delante- repuso rauda Pati -Baña primero a Diego, tú cuando entras ya no sales- repuso Irene y ella puso cara de disgusto -¡Siempre tengo que quedarme para el final!- protestó enfurruñada -No protestes que la última siempre soy yo y me gastas toda el agua caliente- reclamó su madre, Rodrigo las observaba sonriendo entretenido- Ve a bañar a tu hermano mientras yo preparo la cena -¡Vamos enano!- le dijo cariñosa a su hermano empujándolo suavemente por la cabeza delante de ella -¿Puedo ayudarte princesa?- se ofreció ilusionado Rodrigo, la muchacha le sonrió cariñosa -¡¡No, es que ya deberías hacerlo tú que no es lo mismo!!- le reprochó divertida y se sonrieron amenos dirigiéndose al piso superior Rodrigo vivió una experiencia que nunca supuso que le hiciera tan feliz, bañar al pequeño era toda una aventura de salpicaduras y juegos entrañables; lo pasaban divertido y notaba como ya casi le había integrado totalmente en su mundo. Oírlo retozar tan contento en el agua le hacía aún más feliz. Cuando lo sacó de la bañera y mientras lo secaba, se sintió dichoso; era una sensación maravillosa sentir su cuerpecillo húmedo, percibir su fragancia encantadora al vestirlo y observaba orgulloso como ayudaba a vestirse correctamente. Ya listo, Rodrigo lo besó apasionado en la mejilla en un acto reflejo; él lo miró ofuscado y Rodrigo se quedó desorientado, temiendo haber metido la pata, pero el pequeño le devolvió el beso sin comentar nada y salió del baño corriendo escaleras abajo. Rodrigo sonreía satisfecho sentado en el borde de la bañera, se sentía tan plenamente feliz… -¡¿Qué?! ¿Te vas a quedar ahí toda la noche o podré bañarme yo?- le repuso burlona Pati desde la puerta, se sonrieron divertidos, él la besó sonoramente en la mejilla provocándole una carcajada a la muchacha y se fue a la cocina. Durante la cena, Diego no paraba de restregarse la oreja izquierda, protestando por todo -¿Qué tienes en el oído, colega?- preguntó preocupado Rodrigo observándolo intrigado -Tiene sueño- indicó Pati cariñosa- Siempre se refriega así el oído cuando lo tiene -Y se pone muy torpe- añadió Irene irritada por el comportamiento del pequeño al no querer cenar, cerraba la boca firmemente no permitiéndole introducirle la comida -Pues en eso no se parece a nosotros ¿eh?- indicó burlón Rodrigo mirando a Irene frente a él que le hizo una mueca socarrona frunciendo la nariz al tiempo que le echaba la lengua, él la miró ansioso; un brillo de deseo iluminó su mirada -Juega, que como te la atrape… - indicó anheloso de aquella hermosa boca que le atraía como un imán. Ella sonrió bribona y picarona provocándolo aún más, él se mordió el labio ansioso de abrazarla y saborearla profundamente. -Voy a acostarlo; es inútil insistirle- repuso Irene dándose por vencida dejando el tenedor en el plato -Ya lo llevo yo- indicó servicial Pati acabando su cena y levantándose- También me quiero acostar que estoy cansada Besó a su madre y a Rodrigo, el pequeño también los besó sorprendiendo gratamente a Irene al verlo besar tan resuelto y decidido a Rodrigo. Sonrió dichosa -Ya me dio otro en el baño- indicó satisfecho Rodrigo cuando se fueron de la cocina -Te lo estás ganado muy rápido- dijo ella emocionada- Y no es fácil -Lo sé, puede que la sangre también tire algo ¿no?- bromeó y se rieron divertidos- Ven aquí- la reclamó acucioso, ella obedeció y se sentó en sus rodillas. Se besaron apasionados, deseosos, hambrientos el uno del otro. Al rato ya se recorrían los cuerpos con unas manos anhelantes y afanosas con las que se aprisionaban urgentes para sentirse aún más juntos. Se deseaban ambiciosamente- Déjame quedarme esta noche, Irene- imploró esperanzado, ella lo miró inquietada- Te prometo irme antes de que se levanten -No es eso, Rodrigo- dijo ella preocupada- Pati ya es mayor y, aquí, con ella… Puede oírnos -Seré muy silencioso, te lo prometo- repuso animoso, ella sonrió divertida- Además, está muy cansada; te digo yo que en lo que tardamos en recoger, está profundamente dormida- ella estaba casi convencida, lo miraba animada mientras se mordía el labio inquieta; la conocía bien, eso significaba que estaba cediendo. La besó ardoroso mientras le acariciaba un pecho por debajo de su camiseta de sisas, ella respiraba agitadamente- ¿Qué me dices? ¿Recogemos esto rápido?- ella le ofreció la sonrisa que esperaba, encantada y convencida. Recogieron todo rápidamente. Subieron las escaleras, él la llevaba sujeta por detrás mientras la besaba ávido en el cuello y los hombros. Antes de entrar en su dormitorio, inspeccionaron los cuartos de los niños: Pati dormía ya plácidamente igual que Diego. El los observó encandilado, era una bella imagen verlos dormir. -Te lo dije, estaban muy cansados- le murmuró al oído arrastrándola al cuarto; cerró la puerta sin dejar de besarla mientras sus manos le quitaban la ropa; ella también lo desnudó ávida. Se besaron afanosos, se deseaban terriblemente, él la guió hasta la cama y recorrió ambicioso su cuerpo con su boca mientras ella jadeaba anhelante. Envueltos ya en una locura pasional y un deseo arrebatadamente delirante, se poseyeron exaltados, frenéticos, impetuosos; llegaron a un final furioso cargado de violentas descargas de pasión que los entusiasmó y los compensó enormemente, cargándolos de apasionado amor. Se besaron fanáticos mientras se compensaba con tiernas caricias; ella rodeada por sus fuertes brazos que la aprisionaban suavemente contra su cuerpo, parecían no querer soltarla nunca. Entre mimos y dulces besos, se durmieron agotados y entusiasmados de estar así, tan juntos y abrazados amorosamente. Rodrigo despertó sobresaltado al sentir la luz del día en el cuarto, examinó su reloj: ¡eran las nueve! Se vistió rápidamente sin hacer ruido y besó dulcemente los labios de Irene que se relamió gustosa sin despertarse, él sonrió divertido al verle hacer aquel gesto y bajó despacio las escaleras. Fue a la cocina a enjuagarse la cara y se la secaba al paño de cocina. -¿Has dormido aquí?- le sobresaltó Pati entrando del patio trasero con Pluto que se aproximó a olisquearlo; él la miró sobrecogido y ella sonrió divertida. Él sonrió intimidado -Prométeme que tu madre no se enterará de que me has visto- le pidió cómplice, ella sonrió recreada -¿Tú has visto a alguien Pluto? Porque yo no- exclamó chistosa y Rodrigo rió encandilado, la besó cariñoso en la frente y se fue. La semana pasó rápida, se quedaba por las noches desapareciendo antes de las siete, aunque le costaba horrores levantarse cuando estaba tan a gusto con ella dormida entre sus brazos. Su nueva casa ya tardaba en estar lista, pensaba agobiado. Cumplió su promesa al pequeño Diego y comenzó los cursos en la piscina el miércoles llevándolo orgulloso. El niño día a día se veía más cómodo y feliz en su compañía haciéndolo aún más inmensamente feliz. El viernes lo llamó la decoradora, acudió raudo a su encuentro acompañado de su hermano que quedó prendado de la casa -Está genial, tío; aquí los niños disfrutarán enormemente- expuso satisfecho y su hermano le sonrió dichoso- Realmente estás decidido a retirarte del mundanal universo que nos lleva rodeando a ti y a mi todos estos años ¿verdad?- indagó apesadumbrado -Ya la has conocido Diego ¿tú qué crees?- expuso satisfecho y su hermano sonrió feliz- Además, me tiene loco; no sé si me creerás pero estuve siempre solo en America y lo soporté tranquilamente únicamente con recordarla ¿te imaginas teniéndola entre mis brazos todos los días? ¡Estoy tan enamorado de ella, Diego!- su hermano le sonrió complacido -Decididamente, el mundo de las orgías y del “si te he visto no me acuerdo” ha perdido a uno de sus mejores bazas- bromeó burlón y se rieron placenteros- ¿Sabes qué te digo, hermanito?- se miraron a los ojos- ¡Ojalá yo encuentre algo así y algún día sienta eso que tú sientes! ¡Debe ser genial!- habló profundamente sincero -Te lo juro, es maravilloso; no puedo explicarte con palabras lo que ella me hace sentir pero me llena totalmente y me hace sumamente feliz- repuso apasionado y se abrazaron amistosos. -Al final te has decidido a aceptar la parte de tu herencia ¿verdad?- le preguntó animoso observando de nuevo la casa -Mi parte servirá finalmente para algo bueno: una casa decente para una hermosa y feliz familia- respondió satisfecho -Algo que siempre deseaste tener aunque te niegues en aceptarlo- indicó mirando cariñoso a su hermano que esquivó su mirada incómodo- Pues la mía también sirve para algo bueno: vivo como un rey haciendo lo que me sale de las narices- añadió jocoso dando por terminada la otra conversación y se rieron divertidos -¿No piensas volver a pilotar?- le indicó apesadumbrado, él lo miró asombrado -¡¿Y volver a andar de un lado a otro sin rumbo fijo?! ¡¡No gracias!!- contestó rotundo -El dinero se acabará, hermano- comentó calmoso -La discográfica funciona plenamente… ¡Y sola! ¿Qué más necesito?- se volvieron a sonreír- A veces casi tengo tanto ingreso como lo que gasto en el mes; mientras la cosa siga así, pienso seguir disfrutando de la buena vida- Rodrigo movió derrotado su cabeza y se sonrieron entrañables. Aquella tarde recogió, como llevaba haciendo toda la semana, a Diego de la escuela. Después jugaba en el parque hasta la hora de recoger a Pati y fueron a esperar a Irene al bufete. Ella sonrió feliz al verlos llegar -¿Qué hacéis aquí? ¡¡Menuda sorpresa!!- expuso encantada besando a su pequeño que ya estaba abrazado cariñoso a su cuello -Tío Rodri quiere llevarnos a alguna parte… Dice que es una sorpresa- expuso entusiasmada Pati, Irene observó intrigada a Rodrigo que solo le sonrió alegre -¿Le queda mucho por hacer Teresa?- le preguntó él a la mujer que los observaba sonriendo dichosa -No, nada que no pueda esperar al lunes- contestó animada -¡Pues nos vamos! Quiero enseñároslo antes de que anochezca- repuso alentado tomándola de la mano y arrastrándola rápidamente hacia los ascensores seguidos de los niños que reían divertidos -¡¡Espera Rodrigo, mi bolso!!- replicó ella asombrada, Teresa lo traía corriendo tras ellos; se sonrieron alegres y se fueron- ¡Has traído también a Pluto!- expuso al ver al perro asomar la cabeza por los asientos traseros pues iba en el maletero del coche de Rodrigo -Claro, también la sorpresa es para él- repuso vanidoso, ella volvió a mirarlo intrigada pero él solo sonreír nuevamente y sin más explicaciones, tomaron camino.

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