sábado, 5 de abril de 2014

Acabada la fiesta, regresaban a casa pero Irene volvía a ir distraída mirando preocupada por la ventanilla -¿Me lo vas a decir de una vez o tendré que enfadarme de verdad?- increpó serio y rotundo sacándola de su abstracción. Lo miró preocupada y él le clavó la mirada inquieto -Le di mi palabra a Pati que no te lo diría- indicó reservada mirándolo amedrentada -Prometo no decírselo mi ángel; pero me tienes muy preocupado y con tu silencio me inquietas cada vez más- aclaró intranquilo, ella tomó aire profundamente -Un chico está presionando a Pati para que haga el amor con él y ella no quiere, no está preparada- murmuró abatida. Rodrigo frenó el coche de golpe en el arcén, tan bruscamente, que Irene tuvo que agarrarse al salpicadero para no salir despedida por el parabrisas- ¡¿Estás loco?!- indicó sobresaltada mirándolo sobrecogida -¡¿Qué coño has dicho?!- gruñó furioso mirándola frenético, ella lo miraba pasmada- ¡¡Mato a Hugo!! ¡¿Quién se cree ese mamón para forzar a mi niña a nada?!- increpó colérico -¡No seas atolondrado! No he dicho… que la fuerce- intentó calmarlo pero su mirada enfurecida no se calmó- Insiste, reclama, intenta imponerse… -Busca todas las palabrejas que quieras Irene, pero la verdad es solo una: Hugo la está intentando forzar a hacer algo que no quiere y le romperé la cara así lo tenga delante- aclaró rotundo -Prometiste no entrometerte Rodrigo- reclamó mirándolo desafiante y él se la mantuvo enojado- Y no es Hugo… también yo pensé en él, pero resulta que es un tal Sergio con el que lleva un par de semanas saliendo- expuso calmosamente, él la miró desconcertado -¡¿Un par de semanas y ya va tan embalado que no puede aguantarse?!- repitió atónito- ¡¿Qué se cree ese imbécil y quién coño es?!- increpó furibundo, ella movió los hombros imprecisa -No lo sé; Pati solo me dijo que es dos años mayor y es el capitán del equipo de baloncesto… -¡¡Esto es acojonante!! ¿Te das cuenta amor? ¡¡Apenas sabemos nada de nuestros hijos; con quien andan o qué hacen cuando salen de casa!!- indicó mortificado; Irene rompió a reír sonoramente y él la miró desconcertado- ¡¡Ah, muy bien!! ¿Te hace gracia no saber en qué pueden andar metidos tus hijos? -¡No cielo, claro que no; más quisiera yo que saber en todo momento dónde están y qué hacen! ¡Pero eso le ocurre a todos los padres, amor mío!- indicó acariciándolo tiernamente la mejilla mirándolo compasiva por su preocupación- ¿Qué crees? ¿Qué somos los únicos que apenas saben de sus hijos así cruzan la puerta de casa? No mi cielo… ¡Y bastante suerte hemos tenido con los nuestros! Son maravillosos, nunca se meten en problemas y nos tienen la suficiente confianza para comentarnos y consultarnos cualquier duda… como en este caso -Eso es cierto, tenemos una gran familia ¿verdad?- la miró orgulloso oprimiéndole la mano amoroso sobre su mejilla y se sonrieron encantados -La mejor vida mía, la más hermosa y feliz del mundo- remarcó dichosa y se sonrieron deleitados -¿Y ya está tomando precauciones, verdad?- indagó preocupado -No- respondió calmosa- Sería su primera vez y nunca hasta ahora habíamos hablado de ese tema, pero el lunes sin falta la llevaré al doctor Juncal por si acaso… - él la miró pasmado -¡¡La leche!! ¡¿Aún su primera vez a los diecinueve?!!- indicó asombrado, ella lo miró desconcertada -¡¡Hala, otro!! ¡¿También piensas como ese energúmeno que para eso hay una edad límite y mi chiquita es una mojigata por aún no haberlo hecho nunca?!- le increpó molesta, él rió divertido mirándola socarrón -No cielo, al contrario, creo que siempre la miraré demasiado joven para jugar a cosas de mayores- indicó amoroso y ella sonrió enternecida- y mucho menos que mi princesita sea ninguna mojigata; cada vez me dan más ganas de romperle la cara a ese estúpido…- masculló irritado -Has dicho que no te entremeterías- volvió a recordarle y él chasqueó la lengua fastidiado- Por cierto ¿A qué edad empezaste tú a jugar a “cosas de mayores”?- preguntó recalcando irónica la frase -No sé… ¿trece, catorce?… por ahí- respondió despreocupado, ella se sorprendió y él volvió a sonreír guasón- Cielo, los chicos somos diferentes a vosotras; nosotros no le damos importancia a nuestra primera vez cómo vosotras hacéis, solo tenemos la fijación y unas ganas enormes de hacerlo cuanto antes y punto… ¿Acaso crees que Diego no lo anda ya maquinando?¡Y si se parece tanto a mí, seguro que lleva ya una temporadita masturbándose en el baño!- aclaró presuntuoso, Irene sonrió entrañable recordando que hacía tiempo que se encerraba en el baño para ducharse y tardaba un mundo en salir- Lo más importante es que esté preparada, es muy niña para pasar por aquello que tú pasaste… ¡Y si sale a su madre…!- añadió sarcástico -¿Qué tiene su madre?- preguntó ofendida -Cielo, te me quedas embarazada en un visto y no visto…¡¡Acuérdate de Gonzalo, una sola vez sin protección y zasca, envío solicitado!!- bromeó atónito y se sonrieron divertidos. Irene le sujetó tierna la nuca atrayéndolo hacia ella -No me eches toda la culpa, quien te dice que no fueron tus soldaditos los que se fueron despiadados en mi contra atacándome sin ningún miramiento- le murmuró jugueteando pícara con sus labios en los de él -¡¿Cómo no iba a ser así amor?! ¡Si llevaban cinco años enclaustrados y deseando atraparte! ¡Así vieron campo libre atacaron sin remisión!- bromeó guasón y volvieron a reírse encandilados- pero así a todo, tampoco necesitamos más que un encuentro para encargar a Diego… a veces tengo miedo hasta soplarte por si acaso -Pues ya puedes soplarme dónde, cuándo y lo que quieras que no hay peligro- propuso melosa siguiendo con aquel juego provocador de sus labios mientras le acariciaba excitante la nuca -No me fío de ese aparatito que te has colocado por mucho que me digas, prefería mil veces que me permitieras hacerme una vasectomía amor mío… pero cómo sigues desconfiando de mí…- le reprochó mientras entreabría su boca, estaba deseoso de atrapar aquellos labios que lo incitaban tremendamente -¡¡Ya no desconfío de ti amor!! Hace mucho que ya no- reclamó dolida mirándolo incrédula por aquel comentario, él sonrió malicioso -¡No que va!- exclamó tajante- ¿Entonces qué hacías revisándome la billetera aún la semana pasada?- repuso socarrón entrechocando juguetón su nariz con la de ella, Irene sonrió divertida -Ya te lo expliqué cuando me pillaste haciéndolo: estaba cogiéndote un billete de cinco que me faltaba para el almuerzo de Gonzalo- aclaró melosa siguiéndole el juego- Hace mucho que no reviso tus cosas mal pensado, desde que trabajamos juntos en nuestro bufete y sé que te tengo bien satisfecho- expuso enredando de nuevo con sus labios en los de él; Rodrigo sonrió deleitado -Tú siempre sabes cómo ponerme a cien y satisfacerme después vida mía- expresó complacido y, sujetándola raudo por la nuca, la besó apasionado; se fundieron en un beso impetuoso y fogoso. Irene empezó a acariciarle provocadora su entrepierna y él la detuvo al instante- quieta fierecilla; aguanta un poquito desesperadita mía que pronto llegaremos a casa- resolvió chistoso besándola dulcemente en los labios y se enderezó en su asiento encendiendo de nuevo el motor del coche -¿Así que nunca habías hablado con nuestra princesa de sexo hasta ahora?- le preguntó más tranquilo -Pues no, pero ya quedamos en que mañana lo haríamos; y tú debes hacerlo con Diego también cielo- expuso calmosa y guardó silencio; él volvió a mirarla intrigado- No me da buena espina ese chico Rodri…- añadió intranquila, los ojos de Rodrigo la miraron confundidos- ¿Puedes creer que no viene a buscarla por que “no va a venir hasta aquí”?- habló irónica mirándolo dolida- Creo que es el típico que va a por lo que va y, conseguido, si te he visto no me acuerdo- Rodrigo no comentó nada- Y sospecho que le hará mucho daño si es así Rodri, porque va a acabar convenciéndola pese a que ella no quiere y se sentirá mal y defraudada cuando él la abandone después- expuso entristecida -Ahora comprendo tus preguntas…- murmuró calmadamente sin dejar de mirar la carretera- Además, si es su primera vez, eso a vosotras os marca- indicó cariñoso y ella lo miró confundida -¡¿Acaso a vosotros no?!- reprochó asombrada, él movió los hombros despreocupadamente -¡A mí por lo menos no!- contestó campante- ¡Solo me acuerdo que fue demasiado rápido y me cobró muy caro para lo poco que disfruté!- añadió dejadamente, ella lo miró sorprendida -¡¿Fue con una prostituta?!- exclamó pasmada, él rió divertido -Cielo ¿Qué crees? ¿Qué a los trece años encuentras muchas chicas dispuestas a hacerlo?- expuso socarrón, ella movió incrédula la cabeza y él soltó una fuerte carcajada -Pues a ella no se le va a olvidar fácilmente- murmuró preocupada -Será cuestión de “persuadirlo” de que no es buena idea lo que intenta- masculló decidido, Irene lo miró al instante con miedo en los ojos -¡Ni se te ocurra meterte Rodrigo! ¡Me lo has prometido!- volvió a exponer amedrentada -Tranquila cielo, no lo voy a hacer… por ahora; pero como consiga convencerla con artimañas y no sepa esperar a que mi niña esté preparada, a ese solo le van a quedar ganas de meterla en hielo en una larga temporada- explicó serenamente sin apartar la mirada de la carretera Aquel sábado, Rodrigo las observaba disimuladamente mientras entretenía a los pequeños manteniéndolos alejados para que pudieran hablar tranquilamente; Pati la atendía curiosa mientras Irene hacía divertidos aspavientos de escalofríos y ponía caritas de emoción provocando en Pati risas entretenidas. -Mami… ¿mi papá fue el primero para ti?- indagó curiosa, Irene asintió con la cabeza sonriendo enternecida- ¿Y cómo fue? -Muy bonito cielo; tu papá siempre fue muy tierno y cariñoso, pero aquel día aún lo fue mucho más- contestó recordando aquel precioso día que fuera su primera vez con Gonzalo; la delicadeza, lo tierno y cariñoso que fuera durante todo el acto resultando una tarde maravillosa en aquel cuarto de hostal… -¿Y cómo os conocisteis?- preguntó sacándola de sus recuerdos, su madre le acarició tierna la mejilla -Estábamos en la universidad, yo andaba tan ocupada con los estudios; los debates, pues estaba en el grupo de debate, las clases de inglés… que ni cuenta me daba de los chicos hasta que una amiga común nos presentó y me impactó… Lo vi allí delante de mí tan alto, tan rubio, mirándome con aquellos preciosos ojos aceitunados iguales a los tuyos… ¡Que me quedé como una idiota mirándolo sin decir nada!- se volvieron a sonreír- Me invitó a salir aquel sábado y comenzamos a vernos a menudo -¿Y sentiste ese escalofrío que me comentaste?- preguntó intrigada Pati -¡Claro! Ese mismo sábado cuando me cogió la mano al salir del cine ¿Nunca lo sentiste con ningún chico cielo?- indagó curiosa, Pati se sonrojó -No, nunca… solo cosquillitas que me dan repelús y me erizan el pelo de la nuca cuando Hugo me habla en susurros al oído o me roza la mano sin querer… Pero no ese escalofrío de amor que tú describes- repuso resuelta, su madre sonrió entrañable; lo estaba describiendo perfectamente sin darse cuenta -Pues se le parece bastante… ¿Por qué no puede ser amor, cielo?- preguntó amorosa, ella la miró sorprendida -¡¡Vamos hombre!! ¡¡Estamos hablando de Hugo mami!! ¡¡Que va!!- clamó asombrada- ¡¡Hugo es…!!- calló buscando un calificativo- ¡¡Hugo es...Hugo!!- resolvió finalmente moviendo despreocupada los hombros -Y Hugo es un chico muy guapo, amable, dulce y cariñoso- añadió su madre convencida, ella solo sonrió serena- A veces, estar tan junto a otra persona, nos confunde los sentimientos corazón; a lo mejor ya estás enamorada de él y no te has dado cuenta aún- ella siguió callada un buen rato, pensando en lo que su madre acababa de decir -¡¡No, qué va!!- resolvió finalmente negando rotunda con la cabeza, Irene rió divertida- Lo que sí tengo claro es que no estoy enamorada de Sergio- aclaró desalentada- No siento nada de eso que dices; sí me gusta estar con él, es divertido; y me siento orgullosa de que me escogiera a mi en medio de todas las animadoras guapísimas que siempre lo rodean… Pero no sufro ese escalofrío que explicas cuando me toca o me besa; ni me importa verlo o no- aclaró concluyente -Pues no tienes que conformarte con eso: tú eres preciosa, tienes un cuerpo estupendo y ninguna animadora te puede superar- comentó rotunda su madre, ella rió divertida- No te lo digo porque sea tu madre solamente, corazón -No me rió de eso, mami; es que eso me dice Hugo también- aclaró entretenida -¡¡Ah, así que Hugo también te lo dice ¿eh?!!- expuso socarrona- ¡¡Me da en la nariz que a Hugo le gustas demasiado!! -¡¡Mamá, por favor; que estamos hablando de Hugo!!- increpó abochornada y se rieron divertidas. De pronto, Pati la miró seriamente -Mamá… ¿Cómo sabré que estoy preparada? -Lo sentirás y entonces lo comprenderás; cada milímetro de tu piel lo deseará y, con un simple beso de él, se prenderá un fuego en tu interior que abrasa deseoso y todo te dejará de importar… Solo anhelarás estar con él, entregarte a él. -¿Lo sentiste con mi papá?- preguntó curiosa -Sí cielo, claro; quería muchísimo a tu padre- le contestó amorosa, ella volvió a verla fijamente -Mamá, si querías tanto a mi padre…- Irene percibió que se avecinaba la temida pregunta que siempre estuvo esperando de ella- ¿Por qué lo engañaste con papá?- su voz sonó reprochadora e Irene sintió que el alma se le partía en pedazos ¿Cómo explicar en palabras todo lo que Rodrigo le había y aún le hacía sentir? -Mi vida, con Rodrigo aprendí la diferencia que hay entre querer y amar… yo quería y aún quiero a tu padre cielo mío, eso nunca lo dudes; pero amo a Rodrigo con cada milímetro de mi piel- comentó sincera mirándola fijamente a los ojos y le tomó cariñosa las manos entre las suyas- No sé si puedes llegar a entenderme mi chiquita, eran dos personas muy diferentes, completamente distintos amor pero ambos me llenaban plenamente: tu padre era dulce, amoroso, encantador, siempre atento a que nada nos faltara ni a ti ni a mí y me hacía muy feliz… Y Rodrigo es arrebatadoramente impulsivo, tan impetuoso, tan ardiente que me hace sentir cosas extraordinarias que nunca llegué a sentir con tu padre y al tiempo tan apasionadamente cariñoso y tiene detalles que… me hace inmensamente feliz mi cielo y lo amo con todo mi ser- ella la miraba a los ojos sin dar muestras de nada, ni de condena ni de disculpa… -¿Te puedo preguntar algo y me contestarás con la verdad?- preguntó serena, Irene asintió con la cabeza- ¿Con quién sentiste más fuerte eses estremecimientos de placer y ese fuego interior que me contaste?- Irene calló unos segundos, se miraron profundamente -Con Rodrigo cielo mío; y aún lo siento cada vez que simplemente se me acerca o me roza la mano- contestó sincera y apasionada. Su hija le sonrió complacida con la respuesta -Y aun amándolo como ya lo amabas, volviste con mi padre y lo dejaste ir- indicó y la miró apesadumbrada- ¿Por qué mami? -Por ti mi ángel y fue Rodrigo quien así lo decidió- declaró profundamente franca y la muchacha la miró incrédula -¿Cómo qué…?- balbuceó impresionada Pati e Irene le sonrió tierna -Sí mi cielo, él ya te quería con locura y no quería por nada del mundo hacerte daño, que sufrieras al ver a tus papás divorciados… Así que, cuando le dije que tu padre y yo nos habíamos separado porque se enterara de lo nuestro, fue terriblemente cruel conmigo; se comportó muy déspota y me rechazó de su lado solo para alejarme de él y que regresara con Gonzalo… pero ya nos amábamos demasiado y no nos era nada fácil mantenernos alejados, así que decidió irse a Nueva York con la intención de no volver nunca más… solo por ti mi ángel, por su princesita adorada -Mami, lo siento- sollozó conmovida Pati abrazándola con tanta pasión y sentimiento que hizo llorar a Irene -No mí cielito, tú no tienes culpa de nada, fue decisión nuestra únicamente; al contrario mi ángel: perdóname tú a mí por haberle hecho daño a tu padre y no haberle podido amar como realmente se merecía… -Yo no tengo nada que perdonarte, mami; él ya lo había hecho que era a quien le correspondía hacerlo- expuso serena y la miró a los ojos- ¿Sabéis que os quiero muchísimo, verdad? ¡¡A los dos!!- repuso apasionada, Irene tomó amorosa su rostro entre sus manos y también la miró agradecida a los ojos -Y nosotros a ti, mi vida; yo con locura pero Rodrigo es pasión la que siente por ti- se sonrieron entrañables -Lo sé, no pasa ni un solo día en que no me lo demuestre- aclaró complacida y sonrió alegre- ¡Hasta a veces llego a pensar que me quiere más que a sus propios hijos!- bromeó jocosa y rieron divertidas abrazándose nuevamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario