lunes, 19 de mayo de 2014

Al llegar a casa de los padres de Bruno, todos empezaban ya a comer sentados a la mesa del jardín. Las niñas, al verlos llegar, se levantaron raudas de sus asientos corriendo a los brazos de Bruno que las recogió dichoso a ambas a la vez sentándolas en sus antebrazos -¡Chicos, menudos caretos!- bromeó burlón Guille mirándolos socarrón- Seguro que no habéis pegado ojo en toda la noche ¿eh? ¡¡Ya decía yo que llevabas demasiada ropa…!!- añadió malicioso guiñándole pícaro el ojo a Bárbara que sonreía divertida, todos rieron guasones -Pues yo he dormido como un bendito toda la noche, so listo; si te digo la verdad, ni me enteré cuando Bárbara se metió en la cama- le respondió sosegadamente Bruno ocupando su sitio de siempre aún con las pequeñas en brazos que las sentó en sus rodillas y nos las volvió a soltar durante toda la jornada, comiendo los tres del mismo plato igual como habían cenado la noche anterior -Pues menuda mierda de reencuentro ¿ya tienes problemas de…?- se burló malicioso moviendo su dedo índice arriba y abajo provocando las risas socarronas de todos -Te puedo asegurar rotundamente que no- respondió vanidosa Bárbara besando amorosa los labios de Hugo que sonrió complacido provocando de nuevo las risas -¡Ay picaruela, picaruela!- exclamó malicioso Guille y ambos se sonrieron deleitados -La verdad es que no os esperábamos para comer- dijo cariñosa la madre sonriéndoles encantada de tenerlos allí -¿No te lo dije cielo?- le repuso complacido Bruno a Bárbara que le sonrió amorosa -Es que no podía aguantarse más sin estar con las niñas, Marisa- le contestó tierna a su futura suegra acariciando melosa la mejilla de Hugo mirándolo encandilada, él sonrió deleitado -Pero seguro que tú sí ¿verdad picaruela? Un par de horitas más aún aguantabas- volvió a pinchar malicioso Guille y ella le lanzó hábil un trozo de pan que impactó en su cabeza -¡Coño, como has mejorado en la puntería cielo!- expresó sorprendido Bruno -Práctica amor, todo es práctica; no te digo que estos tres no me dejan ni a sol ni a sombra, algo tengo que sacar de tan implacable acoso- bromeó chistosa y todos rieron divertidos Los días parecía ir a otro ritmo aquellas dos semanas, corrían apresuradamente acercándose al sábado velozmente. Pero eran días maravillosos rodeados de amor y buen humor en donde siempre enredaban como niños y se divertían felices de estar juntos. Bárbara era como una niña maravillosa que hacía inmensamente feliz a Bruno. El jueves, después de acostar a las pequeñas, se distraían en el sofá juguetones y entretenidos como todas las noches acabando siempre en una intensa y deliciosa entrega intensa y ardiente. Aquella noche no era diferente, después de enredar ya se besaban impetuosos quitándose impulsivos la ropa mutuamente cuando el teléfono de Bruno comenzó a sonar sobre la mesita; se miraron sorprendidos e intrigados, no había sonado nunca en aquellas dos semanas -¡¿Quién rayos será a estas horas?!- increpó fastidiado Bruno por la intromisión molesta en su delicioso deleite pasional recogiéndolo- No conozco este número- indicó intrigado examinando la pantalla del móvil -Contesta, puede ser algo importante- comentó inquieta Bárbara, él dudó unos segundos pero obedeció -¿Quién?- bramó irritado -¡¡Animal, sigues rugiendo como una fiera aunque estés en casa coño!! ¡¡Soy yo!!- la alegre y cantarina voz de Marta le sonó a través de él -¡¿Cómo no voy a rugir?! ¡¿Sabes qué hora es?!- le increpó molesto -Sí, las… cinco y veinte en estos precisos momentos- contestó tranquilamente -¡¡Ahí imbécil!!- le gritó enfadado- ¡¡Aquí son casi las doce de la noche!! -¡¡Anda ya!! ¡Ahora me vas a decir que estabas durmiendo y voy yo y me lo creo!- bromeó burlona, él sonrió entrañable -No…- contestó más relajado- pero tengo cosas más importantes que hacer y que me están esperando impacientes que estar hablando contigo- besó impetuoso los labios de Bárbara que le sonrió candorosa -¡Ya, ya…!- repuso despreocupadamente- Creí que te gustaría saber que por fin recibimos el deseado equipo; quise probarlo con esta llamada -¡¡Por fin!!- clamó satisfecho- Luego ¿me estás llamando desde el islote?- preguntó entusiasmado -No, desde el mismo barco anclado en el punto cero con el teléfono por satélite ¿qué tal se me oye? -Muy bien, perfectamente- indicó satisfecho -¿Tienes un ordenador cerca?- preguntó ilusionada -Sí, espera…- se levantó y recogió el portátil de Bárbara junto a su mesa de trabajo; ella le ayudó a quitarlo del maletín y se lo encendió- ya está, Marta- le avisó entusiasmado -Entra en nuestra página y conecta la cámara- él obedeció y el dulce y pecoso rostro de Marta apareció en la pantalla -¡¡Hola, animal de bellota!! ¡¡Uy, ya veo que sí estabas ocupado!! ¡¡Muy ocupado…!!- indicó burlona mirando el torso desnudo de Bruno y el hermoso sujetador negro de encaje de Bárbara que se cerró rápidamente la camisa sonrojándose; se rieron divertidos- Como ves, ya ha llegado todo el equipo y lo tenemos a nuestra disposición y funcionando plena y satisfactoriamente- le indicó satisfecha, Bruno sonrió dichoso -Genial; ahora, sin tiempo no era- volvieron a reírse -Sabes que las cosas de palacio van despacio- repuso entrañable- ¿Cómo estás preciosa?- preguntó a Bárbara amistosa -Bien ¿y tú? -De maravilla desde que ese se fue- bromeó chistosa y los tres rieron divertidos- Brunete cielo…- habló seria mirando a su compañero que la observaba entrañable- Conchita apareció dos veces más pero, como si se diera cuenta de que tú no estabas, desapareció y no volvió a regresar- comentó preocupada, él también frunció el ceño inquieto -¿Le pusisteis el localizador? -No hubo manera de que se acercara tanto a nosotros como contigo, Héctor lo intentó pero no pudo; está muy esquiva y reticente- repuso desolada- ¡Chico, la tienes loquita muñeco!- bromeó socarrona -¿Quién es Conchita?- preguntó intrigada Bárbara y Marta rió divertida notándole su comezón -Una enamorada que tiene aquí tu amorcito que lo persigue desesperada- bromeó burlona, Bárbara miró recelosa a Hugo que sonrió tierno -No le hagas caso cielo, está bromeando…- expuso cariñoso -¡Anda, anda; que hasta tienes el portátil lleno de fotos de ella!- le interrumpió jocosa, Bárbara aún lo miró más atónita- ¡Y al natural completamente!- añadió pícara -¡Hugo!- le recriminó molesta -¡Que no cielo! ¡Quieres callarte estúpida!- le bramó irritado a la pantalla y Marta rió divertida -¿A no? Mírala cielo, para que veas que no miento- una fotografía de un tiburón enorme que pasaba muy cerca de la cámara, demasiado cerca para gusto de Bárbara, apareció en la pantalla -¡¿Qué rayos es eso?!- se impresionó sobrecogida -Conchita cielo, una hembra de tiburón tigre a la que estoy estudiando- aclaró cariñoso Bruno besándola tierno en la sien -¡¿Y nadas tan cerca de… eso?!- exclamó aterrada mirándolo incrédula, Hugo y Marta rieron divertidos -No solo nada corazón, hasta la acaricia; así la tiene loquita por él- explicó guasona Marta -¡¡Hugo!!- exclamó estremecida -No pasa nada cielo, es uno de los tiburones más tranquilos que hay; te lo prometo- remarcó sereno besándola de nuevo en la sien; miró irritado a su compañera- ¿Y ahora qué? ¡Todo el trabajo a la mierda ¿no?!- le increpó irritado -Puede que regrese cuando tú estés de vuelta- contestó convencida- ¡Fue increíble, Bruno! ¡Te digo seriamente que pareció darse cuenta de que no estabas!- comentó alucinada- dio un par de vueltas alrededor de Héctor sin acercársele, luego rodeó el barco otro par de veces a una distancia más que prudencial y se fue…- se la veía impresionada- ¡Todos llegamos a la conclusión de que te buscaba tío! Repitió la misma operación al día siguiente y ¡¡Puff!! Desapareció y lleva dos semanas sin aparecer- se quedaron callados- ¿Regresas sábado, verdad?- él asintió con la cabeza- No sé que me da que aparecerá de nuevo en cuanto entres en el agua- indicó persuadida -La inteligencia de eses animales es increíble, pero no creo que llegue hasta ese punto- expuso rotundo Bruno -¡Bueno, ya lo veremos!- clamó entusiasmada- Aquí hay una apuesta en marcha: van cinco a dos a que la tienes loquita con esos ojitos grises y regresará así estés de vuelta- se rieron divertidos y ella los miró maliciosa- bueno, os dejo seguir a lo que estabais… ¡No dejes encarguitos hechos ¿eh?! Que te veo muy animado y hay que seguir trabajando para acabar el proyecto- bromeó pícara sonriendo guasona -A ti te voy a contar lo que dejaré o no hecho- exclamó resuelto besando amoroso la sien de Bárbara y los tres rieron divertidos y desconectaron la llamada. Bruno abrazó ilusionado a Bárbara besándola amoroso en los labios -¡Esto es maravilloso, cielo! Ya no tendremos que esperar hasta el miércoles para hablarnos; podremos hacerlo cuando queramos y no solo oírnos, sino vernos también- sonrieron dichosos y él la miró encandilado acariciando tierno la mejilla de Bárbara- ahora podré centrarme mucho mejor en mi trabajo, no sabes lo inquieto y preocupado que estaba con aquel dichoso aislamiento, podía estaros pasando algo amor mío y yo sin enterarme hasta el miércoles siguiente que bajara a la isla- declaró afligido, ella lo besó amorosa en los labios -Pues yo si te digo la verdad, estaba muy tranquila imaginándote en medio de hermosos corales y rodeado de bellos peces de colores como los que me mostraste aquel día… ahora que vi con las compañías con las que me andas, ya no me quedo nada tranquila- habló inquieta y él rió enternecido -Pues puedes estar muy tranquilita cielo, como puedes ver, no me pasó nada ni me pasará; si no me atacaron cuando llegué y alteré su rutina diaria, ahora ya no lo harán que soy uno más nadando entre ellos- aclaró resuelto y se sonrieron amenos; Hugo, con un suave movimiento acariciando delicadamente la piel de Bárbara con el revés de sus dedos, apartó la camisa dejando al descubierto sus hermosos pechos y sonrió deleitado- y ahora, si mal no recuerdo, creo que nos quedara algo pendiente por aquí que es más importante- musitó meloso al tiempo que rozaba ardiente con sus labios la tersa piel del escote de Bárbara acercándose muy lentamente a sus pechos excitándola tremendamente, lo sujetó amorosa por su nuca soltando un gemido de placer cuando él los alcanzó finalmente y jugueteó con su lengua en ellos hasta que sus pezones se pusieron duros de la excitación, sonrió deleitado mirándola deseoso a los ojos y Bárbara rió dichosa, se besaron efusivos al tiempo que él la elevaba entre sus brazos del sofá rodeándole ella al instante sus caderas con sus lindas piernas y se la llevó al dormitorio sin dejar de saborearse ávidos sus deliciosas bocas. -Bruno…- musitó melosa cuando él la dejó suavemente de rodillas sobre la cama acariciándole amorosa los labios con los suyos -Dime mi ángel- repuso atrapando de nuevo aquella deliciosa boca que lo enloquecía al tiempo que ya le desabrochaba el sujetador y acariciaba suavemente aquellos suaves y turgentes pechos -Me parece muy buena idea la de Marta…- expresó y él se detuvo mirándola confundido- tener un bebé Bruno, quiero tener un hijo tuyo mi amor- declaró ilusionada pero él la miró muy serio -Aún no mi ángel, a mi regreso ¿vale?- propuso sonriendo dulcemente -Pero Bruno…- iba a insistir amorosa -Por favor Bárbara, a mi regreso ¿sí?- la interrumpió tajante y ella percibió gran temor en sus ojos- no podría soportar la idea de que algo te pasara estando yo tan lejos; por favor…- suplicó aterrado y ella le sonrió tierna comprendiendo aquel miedo que lo embargaba -Está bien mi vida, como tú desees; sabes que siempre hago lo que tú quieres- resolvió obediente y él la miró conmovido -¡Oh Dios Bárbara ¿por qué tienes que ser tan condescendiente siempre conmigo ángel mío?!- declaró atónito -¿Por qué te quiero más que a nada en este mundo?- expuso resuelta y él sonrió deleitado -¡¡Yo sí que te amo vida mía!!- y volvieron a besarse ambiciosos. Hicieron el amor de manera espectacular; tierna y delicadamente, intentaron entregarse todo aquel gran amor que se prodigaban resultando un acto maravilloso lleno de pasión como siempre pero conmovedor como nunca. El sábado, la despedida fue aún más dolorosa que la primera vez. Bruno se aferraba a las tres con desesperación, no quería soltarlas, y las besaba apasionado repetidamente. Sobre todo a Alba. Quería muchísimo a las dos niñas, pero lo que sentía por Alba era algo supremo ¡Y pensar que estuvo a punto de perderla si no fuera por Bárbara! ¡Que se negaba a conocerla y estaba decidido a no quererla nunca! Pero aquel carácter tan cariñoso y dulce de aquella criatura le habían ganado el corazón y, además, el parecido tan impresionante con Bea lo tenía embrujado y se la quedaba mirando absorto durante largo tiempo como abducido por aquellos bellos ojos negros. Los días se volvieron de nuevo tristes y rutinarios para Bárbara. Bego y Guille andaban desubicados con ella, no sabían cómo sacarla de aquella tristeza que siempre tenía. Solo las niñas la hacían sonreír levemente aunque no era para nada aquella preciosa sonrisa que poseía. El que no volvió a aparecer desde la marcha de Bruno, fue Gonzalo. De pasarse todos los días con ella, Bárbara solo lo veía los domingos en casa de sus padres y estaba esquivo y frío con ella -Guille… ¿Tú sabes qué le pasa a Gonzo conmigo?- preguntó aquella noche mientras cenaban, Bego y Guille se miraron inquietos -No le pasa nada y mucho menos contigo preciosa; estará liado con el trabajo- resolvió despreocupado siguiendo con su cena -No… está muy esquivo conmigo, parece como enfadado…- repuso extrañada -¡Que va mujer! ¿Por qué iba a estar enfadado contigo? ¡¡Menuda tontería!!- expresó risueña Bego- cambiando de tema, mañana tenemos que hacer la compra… -¡¡Oh vaya; mañana ya es sábado, es verdad!!- exclamó inquieta Bárbara acariciándose incómoda la frente- Es que quedé con el constructor en las afueras y voy a estar liada todo el día; a uno de los proyectos no le han realizado correctamente las mediciones y sospecho que tendremos que empezar toda la obra de nuevo- expuso fastidiada -No te preocupes cielo, yo acompañaré a la peque y atenderé a las niñas mientras la hace- resolvió servicial Guille y ella se lo agradeció con una sonrisa- ¿Es eso lo que te ocurre estos días corazón?- interrogó curioso, ella lo miró desconcertada- ¿Estás tan apagadita y tristona porque va mal uno de los proyectos?- explicó esperanzado, Bárbara apretó incómoda los labios -No, todo va muy bien; solo apareció este ayer y espero lo podamos arreglar- expuso bajando la mirada -Entonces ¿Qué te pasa Bar?- instó preocupada Bego tomándole tierna la mano que posaba sobre la mesa -Echo de menos a Bruno, Bego… muchísimo, más aún que antes- sollozó ya sin poder contener las lágrimas- y por encima no sé qué rayos le ocurre a Gonzalo conmigo, no sé por qué está tan frío y distante… ¡¡Hasta las niñas preguntan por él y no sé qué decirles ya!! -Tranquila cielo, Bruno pronto regresará y Gonzalo… pues, seguro que no ha de ser nada, ha de tener cosa del trabajo también o cualquier tontería de las de él que es muy cabezota… pero contigo no le pasa nada corazón; te quiere mucho y nunca se enfadaría contigo, eso te lo aseguro- remarcó cariñoso Guille y ella le sonrió dulcemente. Guille, aquella noche, visitó a Gonzalo en su piso antes de regresar a casa. -¿Qué haces aquí?- se sorprendió al descubrirlo ante su puerta- ¡¿Acaso les pasó algo a Bar o las niñas?!- se inquietó al instante -No, las niñas están bien… Bar ya no tanto- expuso preocupado entrando en el apartamento de su hermano -¡¿Qué le pasa a Bárbara Guille?!- se sobresaltó nervioso -Pues tío… ¿qué quieres que te diga? ¡¡Que te echa de menos colega!! ¡¡Fuiste tan radical en alejarte de ella que está inquieta y preocupada porque dice que la rechazas!! -¿Está preocupada por mí? ¿De verdad me echa de menos?- repitió esperanzado y un brillo peligroso se le dibujó en sus ojos -¡¡Ey, no te equivoques hermano que te veo venir!!- repuso raudo Guillermo mirándolo reprochador- Sí, te echa de menos, pero como a un hermano que siempre estuvo a su lado protegiéndola y queriéndola y ahora desaparece de repente; nada más… Que no se te olvide que a quien ama es a Bruno: tu hermano Bruno- remarcó rotundo, él asintió con la cabeza reconociendo que aquello era cierto- Sé que te voy a pedir algo muy difícil hermanito pero… ¿podrías ir a verla de vez en cuando y ser un poquito más cariñoso con ella? Añora terriblemente a Bruno y, aún por encima tú la rechazas, está fatal tío; Bego y yo ya no sabemos qué hacer para sacarla de esta depresión- expuso preocupado y Gonzalo aceptó ayudar. El domingo ya estuvo más amable y tierno con Bárbara que pareció recuperar algo de aquella alegría suya pues él la entendía de otra manera que el resto no podía; sin comprender aún que esa complicidad entre ellos era por el gran amor que Gonzalo sentía por ella La noche del lunes, apareció en el piso un Gonzalo entusiasmado sorprendiéndolos a todos -¡Hoy vamos a darle una sorpresa inesperada a ese hermanito mío!- expuso radiante recogiendo el portátil de Bárbara y los ojos de ella se iluminaron -¡¿Me vas a conectar con él Gonzo?!- instó ilusionada -No solo eso; te voy a enseñar a hacerlo para que siempre que quieras lo hagas tú- repuso categórico, ella sonrió feliz y lo besó cariñosa en la mejilla -No sabes cuánto te quiero Gonzo- expresó henchida de felicidad y él sonrió enternecido -Qué fácil es hacerte feliz mi chiquita… pena que algunos sean tan cazurros que parecen no darse cuenta- expuso conmovido besándola tierno en la frente y quedándose mirándola a los ojos con una pasión extrema mientras la acariciaba amoroso las mejillas; Guille y Bego se cruzaron una mirada inquieta, estaban tan próximos, tan demasiado juntos… -Si eso va por nosotros, no tenemos ni puta idea de esos chismes- repuso chistoso Guille sabiendo de sobra que no era por ellos aunque quería interrumpir aquel momento antes de que su hermano cometiera la locura que estaba a punto de realizar; Gonzalo reaccionó dándose cuenta de que estaba a punto de besar a Bárbara sin percatarse y se alejó de ella disimuladamente -Ven chiquita; te enseñaré como se hace para que, cuando te apetezca, puedas llamarlo tú sin esperar a que él lo haga -Entonces lo estaré llamando todos los días Gonzo- expresó chistosa y todos rieron divertidos.

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