miércoles, 14 de mayo de 2014

Al poco rato de acostarse, lo oyó entrar muy despacio en el cuarto y sentarse a su lado apoyando la espalda al cabezal, comenzó a acariciarle el pelo cariñosamente -¿Duermes mi ángel?- murmuró meloso para no despertar a Sarah, ella no contestó- Bárbara cielo… perdóname; te quiero mucho amor y estaba muy enfadado porque me comieron todo el día los celos al ver como a ellos sí les permites abrazarte y besarte y sin embargo yo tuve que estarme reprimiendo porque así lo decidiste y, las pocas veces que intenté acariciarte inocentemente, me esquivabas presurosa, corazón mío- declaró sincero, ella siguió sin contestar; él le apartó el pelo de la mejilla y la besó ardiente en el empiece del cuello bajo la oreja- ¿De verdad estás dormida?- preguntó guasón al percibir el leve escalofrío de placer que la asaltó al sentir sus labios -Sí, lo estoy; vete a tu cuarto de una vez y déjame tranquila o acabarás despertando a Sarah- le respondió disgustada, le oyó reír divertido -Entonces, si estás tan dormida, no te despierto para venir a dormir conmigo ¿no?- indicó socarrón -No- respondió rotunda -¿De verdad no quieres venir a dormir conmigo?- insistió zalamero besándola nuevamente en el mismo sitio induciendo de nuevo aquel gustoso escalofrío en ella que se giró y lo miró a los ojos, él sonreía pícaro -Sí quería; pero te has puesto tan cazurro y desagradable que se me quitaron las ganas- aclaró decidida volteándose de nuevo. -Vale, de acuerdo, pues yo también dormiré aquí entonces- exclamó decidido deslizándose bajo de las sábanas -No seas crío, vete a tu cama- le recriminó fastidiada -No; no quiero dormir sin ti a mi lado nunca más- musitó meloso besándola en el cuello y comenzó a acariciarle los muslos subiendo su mano hacia la entrepierna retirándole con el mismo movimiento el camisón -¡Estate quieto Bruno!- aseveró enojada intentando detenerlo sujetándole la mano reciamente -No puedo amor, me tienes loco todo el día sin poder tocarte y ahora no me vas a detener- le murmuró apasionado continuando con su excitante caricia en su muslo interno acercándose peligrosamente a su entrepierna -Por Dios santo, respeta a la niña Bruno- clamó tajante -Yo a nuestra chiquita no le hago nada, ni la estoy rozando siquiera- aclaró guasón besándola ardiente de nuevo en la parte trasera de la oreja, ella encogió ese lado de la cabeza intentando detenerlo quedando las mejillas de ambos juntas; la mano de Bruno ya llegaran a su destino y acariciaba delicadamente su sexo -Para quieto, por favor- protestó débilmente ya encendida mientras buscaba codiciosa su deliciosa boca, la mano de Bruno ya jugueteaba habilidosa en su sexo excitando presurosamente a Bárbara -No… tú también lo deseas Bárbara, vamos a la cama cielo mío- repuso tercamente acariciando juguetonamente con su lengua los labios de ella que respiraba apresurada por la ansia de atraparla y la caricia turbadora de su mano- o serás tú la culpable de que delante de Sarah pase lo que evidentemente va a pasar- respondió desafiante -No te atreverás- exclamó ella convencida -¿Ah no? ¿Quieres verlo?- respondió rotundo y Bárbara notó su duro y cálido miembro intentando abrirse paso entre sus muslos por detrás -¡Para ya! ¿Estás loco?- le recriminó sobresaltada esquivándolo- de acuerdo, de acuerdo… vamos- se rindió deseosa y él sonrió satisfecho; se levantó de la cama y le ofreció su mano para que le acompañara, ella se la sujetó, arropó a la pequeña y se fueron al cuarto de Bruno. Ya en el dormitorio se besaron ansiosos, parecían insaciables; Bárbara se retiró de él levemente mirándolo a los ojos -¿Qué rayos te pasó antes? ¿Por qué dijiste esas cosas tan feas? Me ofendiste de verdad- le reclamó dolida, él la miró fastidiado -Perdóname cielo, de verdad que no quería hacerlo pero…- calló unos segundos y sus ojos se llenaron de dolor- ¡Es que no sé qué me pasa contigo cielo! ¡Nunca me pasó cosa igual, te lo juro! ¡Verte tan unida a ellos, hace que me coman los celos y pierdo los estribos! ¡¡Y estoy hasta las narices de ellos Bárbara!! ¡¡Siempre se tienen que enamorar de las mujeres que yo amo!! ¡Primero Pablo de Beatriz, ahora Gonzalo de ti…!! ¡¿Acaso no hay más mujeres en la tierra o que cojones pasa con ellos?!- bramó enfurecido -¡¡Pablo no estaba para nada enamorado de Bea, no seas imbécil!! ¡¡Estaba deslumbrado por Bettina que no es ni por asomo lo mismo, no seas cenutrio!!- contestó tajante enfrentándolo coléricamente, él quedó frío mirándola boquiabierto -¿Cómo rayos sabes tú eso?- masculló incrédulo mirándola anonadado -¿Lo qué?- expuso de pronto calmada mirándolo serenamente- ¿Qué mi hermana era bailarina de striptease en el Blue Moon o que Pablo estaba deslumbrado con ella e iba a menudo a verla bailar?- indicó aclaratoria desconcertándolo aún más -Todo- musitó asombrado de su declaración -Que Betty trabajaba en ese sitio y haciendo eso, desde hace mucho tiempo; mucho antes de que tú aparecieras en nuestras vidas…- aclaró esbozando una leve sonrisa apesadumbrada- unos compañeros de la facultad iban a menudo a ver el espectáculo y acabaron reconociéndola; no tardaron en traerme el recadito entre chanzas y burlas aunque después del hostión que les cayó no le quedaron ganas de seguir burlándose- explicó complacida, él sonrió conmovido- con mi hermana nadie se mete y menos delante de mí; trabajaba muy duro para sacarnos adelante y si la pobre no encontró otra cosa mejor no tenía culpa de nada, bastante mal sé que lo pasaba ya para que por encima se burlaran unos niñatos imbéciles como aquellos -¡¡Dios cielo mío!! ¿Cómo no dijiste nada?- indagó conmocionado -¿Para qué? ¿Para hacérselo pasar aún peor a Betty? No Bruno, ella todo lo hacía para que no nos faltara nada ni a Sarah ni a mí y no tenía derecho a ofenderla ni avergonzarla más aún- exclamó sobrecogida -Ángel mío- musitó conmovido tomándola entre sus brazos y besándola tierno en la frente- ¿Y cómo te enteraste de lo de Pablo?- indagó curioso -Me lo contó Guille; como ya te dije nos hicimos buenos amigos y hablamos muy a menudo y de muchas cosas… ahí atrás unas conversaciones llevaron a otras y le declaré que sabía todo sobre mi hermana y él me contó lo de Pablo ¿sabías que intentó varias veces que bailara para él en privado pagando lo indecible y no hubo manera? Por eso sé que ella no estaba a gusto con aquel trabajo- tomó aire profundamente- y también me contó lo que ocurrió en la despedida… Entonces comprendí aquella bronca tan fuerte que tuvierais Betty y tú- lo miró avergonzada a los ojos- ¿Sabes? No soy tan buena como crees… cuando pasó aquello, sentí mucha pena por vosotros ya que se veía a leguas cuanto os amabais, pero en el fondo de mi corazón anhelaba que rompierais- declaró apenada, él acarició con inmenso amor y ternura su mejilla -Eso es ser mala mi chiquita, el amor nos hace egoístas- comentó conmovido y ella le sonrió dulcemente -Así mismo me contestó Guille- declaró tierna y él la miró desconcertado- sabe que llevo años enamorada de ti; también que Gonzalo me pretende- aclaró y lo miró duramente a los ojos- y nunca dijo nada ni nunca fue irrespetuoso ni conmigo ni con Gonzalo, tienes unos hermanos maravillosos que no merecen ni tu sarcasmo ni tu maltrato Bruno- reclamó enfadada -Lo sé amor mío, lo sé; soy un imbécil- expuso abochornado besándola de nuevo en la sien- ni por la cabeza se me pasó pensar que te estaba ofendiendo cielo, soy un bruto desalmado; pero te amo tanto cielo mío… tanto… y hoy estuviste tan fría y esquiva conmigo que me dolió Bárbara ¡¡no sabes lo que es veros divertiros y reír de la manera que lo hacéis y yo teniendo que quedarme aparte sin poderte ni siquiera acariciar!! Después tus declaraciones… perdí los estribos Bárbara ¡¡Son estos malditos celos que me ciegan!! - añadió apasionado y ella lo miró apesadumbrada -Perdóname, ni cuenta me di del daño que estaba haciéndote con mi comportamiento ¡¡Dios santo!! ¡¡Por no querer lastimar a Gonzalo, te hice daño a ti amor mío!!- musitó acongojada por el dolor que le produjera sin querer; él le sonrió dulcemente y se besaron amorosos perdonándose mutuamente. Aquel cándido beso pasó raudo a ser impetuoso y ardiente dejando desbordar todo aquel amor y pasión que se tenían. -¡¡Dios me vuelves loco!!- exclamó desenfrenado recostándola sobre la cama e hicieron el amor desencadenados, impetuosamente apasionados. Ambiciosos el uno del otro, entregándose intensamente; desmedidos llegaron a un éxtasis embriagador que los dejó exuberantes y plenos. Bárbara, rodeada por los brazos de Bruno sintiéndolo respirar fatigosamente en su mejilla placidamente adherido a su espalda, le acariciaba tierna sus brazos rodeándole la cintura -Bruno- le murmuró amorosa -Hummm...- objetó semidormido ya -No vuelvas a ponerte así conmigo ¿me oyes?- explicó decidida volviéndose levemente para mirarlo a los ojos, él sonrió burlón pero ella hablaba seriamente- Si vuelves a levantarme la voz de esa manera no me vuelves a ver el pelo, te aviso- él la besó en la mejilla amoroso -¿Y a dónde irías mejor que estar aquí, así, entre mis brazos?- indicó socarrón apretujándola dulcemente contra él -No me importa… no soporto que me griten, Bruno; y tú acabas de demostrar que te enciendes demasiado deprisa, así que procura controlarte -Aún no has visto nada- murmuró resuelto -Ni espero verlo ¿me oyes?- él sonrió dulcemente, la besó en la mejilla- Y ni se te ocurra nunca levantarle la voz de esa manera a las niñas o la tendremos- agregó rotunda -¿Algo más desea mi mandona señorita?- preguntó burlón, ella le sonrió entretenida -Pues sí: que me beses, mi cenutrio adorado- declaró enamorada y él sonrió encandilado -Sus deseos son órdenes para mí mi encantadora pecosita- declaró meloso y se besaron apasionados dejándose llevar seguidamente por el sueño durmiéndose felices. Aquella semana, Bárbara volvía a regresar tarde, nunca antes de las nueve; pero aquel viernes se retrasaba demasiado, eran casi las doce y no había regresado. Bruno examinaba intranquilo su reloj repetidamente, recostado en el sofá con la pequeña Sarah sentada junto a él cobijada contra su cuerpo -Será mejor que te acuestes ratita, se hace muy tarde- la animó amoroso acariciándole tierno su pelo rubio -No papi, anda, un poquito más porfi; mañana no tengo escuela- suplicó mimosa mirándolo con aquellos ojitos negros que lo encandilaban y desarmaban no pudiendo negarle nada. Recogió su teléfono intentando comunicarse por quinta vez con ella pero la respuesta volvió a ser la misma: aquel número estaba apagado o fuera de cobertura incrementando aún más su desasosiego… Oyeron por fin las llaves tintinear en la puerta y la niña se escondió tras el sofá para sorprenderla. Bárbara entró presurosa en la sala, ni se detuviera a quitarse el abrigo en el recibidor. Tiró el bolso en el suelo y rauda se sentó sobre las piernas de Bruno arrodillándose en el sofá; lo besó arrebatada, atrapaba avariciosa su boca con ansía -¡Dios que ganas tenía de llegar a casa y estar contigo amor mío!- decía impacientada sin poder dejar de devorar ambiciosa sus labios -¿Cómo has tardado tanto, cielo?- preguntó amoroso mientras acariciaba su espalda -Llevo un día terrible; todo me salió al revés hoy: tuve que ir a las afueras, después no arrancaba el coche y me quedé sin batería en el teléfono… Y yo rabiosa por verte, por besarte por sentirte…- dijo alterada, él sonreía presumido cuando, de repente, se sobrecogió al notar sus manos ya acariciándole juguetona su miembro; le había bajado la cremallera habilidosa sin que se diera cuenta. Él la miró estupefacto- y de sentirte mi vida, no sabes cómo lo llevo deseando todo el día…- murmuró apasionada sin dejar de besarlo ardiente y pasó presurosa a arremangarse ambiciosa la falda -¡¿Qué haces loca?! ¡¡Detente que no estamos solos!!- indicó alterado deteniéndola al instante, ella lo miró confundida -¿Cómo qué no estamos…? -¡¡Hola tía Bar!!- la interrumpió Sarah saliendo de detrás del sofá sonriéndole alegremente sobresaltando a Bárbara que se quedó mirando descolocada a la pequeña -¿Qué haces aún despierta mi niña?- le preguntó dulcemente mirándola atónita mientras la niña rodeaba y se arrodillaba junto a ellos sobre el sofá y besó cariñosa a su tía en la mejilla; Bruno sonreía divertido ante su alteración y aquel sonrojo por haber sido descubierta por la niña -Quiso esperarte tía Bar, aunque si llego a saber que venías tan…- le comentó cariñoso con un retintineo burlón mientras acariciaba provocador sus muslos al descubierto sobre sus rodillas- hubiera insistido en acostarla cielo- Bárbara le echó una mirada vengativa y él rió recreado -Tenía que cuidar de Albita hasta que tú llegaras que está malita- aclaró orgullosa la niña -¡¿Alba malita?! ¡¿Qué tiene mi niña, Bruno?!- repuso alterada intentando levantarse pero Bruno la detuvo raudo por las caderas mientras la miraba sobresaltado con los ojos muy abiertos -¡Quieta loca! ¡¿A dónde crees que vas?!- le repuso alarmado, ella lo miraba confundida y él le hizo un gesto reprochador con la cabeza mientras se subía la cremallera de los pantalones aprovechando que el cuerpo de Bárbara ocultaba su pene al descubierto de la visión de la pequeña- ¿No las piensas, verdad?- ella sonrío maliciosa -No sé qué me has hecho pero hoy no puedo pensar en nada más- musitó ardiente besándolo dulcemente en los labios y él rió entretenido- Pero ¿qué tiene Bruno?- se interesó más calmada -Nada de importancia, tranquila; estuvo molesta y llorosa todo el día según la cuidadora de la guardería y luego en el parque le subió algo de fiebre, pero apenas unas décimas… Creo que es alguna muela rebelde- aclaró serenamente -No le dieron ningún problema hasta ahora los dientes…- expuso dudosa -Le dimos el gel para las encías y las gotas de la fiebre y ahora ya está durmiendo tranquilita- le indicó resuelta Sarah -Pena que no haya otras gotas tan eficientes para calmar también la calentura de tía Bar ¿verdad ratita?- añadió burlón y la niña rió alegre aunque por su inocente carita se percibía que no sabía de qué le hablaban -¡Mira que gracioso!- bromeó Bárbara sujetándole la cara presionándosela suavemente con sus manos mirándole deseosa aquellos labios que ardía en deseos de seguir saboreando -Mi gatita impetuosa- clamó apasionado atrapando su nuca y, atrayéndola de nuevo hacia él, se besaron con pasión -Tía Bar…- los interrumpió en su deleitoso beso la pequeña con tono bribón, ambos la miraron dulcemente- Papi y tú os estáis dando besos de novios- indicó maliciosa mientras sonreía pícara; Bruno sonrió socarronamente- ¿Es que acaso sois novios?- indagó curiosa, Bárbara miró confundida a Bruno que seguía sonriendo burlonamente -Eso, tía Bar… ¿Somos novios?- repitió guasón, ella lo observaba enredada -Supongo que sí, cielo- respondió dudosa mirando a Bruno pero él solo sonrió deleitado -¿Y os vais a casar con una gran fiesta como tío Andrés y tía Olga?- indagó emocionada la pequeña, él rió socarrón -Sí, tía Bar, eso… ¿nos vamos a casar?- coreó burlón mirándola desafiante, él se estaba divirtiendo muchísimo y eso la estaba sulfurando -Eso ya no lo tengo yo tan claro como sigas burlándote así- le reprochó seriamente intentando levantarse de sobre sus rodillas; él soltó una risotada jocosa atrapándola antes de que huyera y la acostó sobre el sofá arropándola con su cuerpo; la niña también se animó al juego y se subió a la espalda de Bruno riéndose alegre- ¡Déjame Bruno; Sarah debe acostarse ya!- protestaba Bárbara intentando escabullirse sin éxito -De aquí no te dejamos ir hasta que nos contestes ¿verdad ratita?- seguía bromeando con tono burlón -Verdad- replicó la niña observándola fisgona por encima del hombro de Bruno sujeta a su cuello. Sonreían astutos, a ella también se le dibujó una sonrisa cariñosa ante la visión tan tierna de ellos dos -Me lo voy a pensar unos días…- indicó bromista, ellos insistían en obtener respuesta con sus miradas picaronas- ¿No puedo acaso?- indagó mimosa; Bruno examinó intrigante los ojitos conspiradores de Sarah, sonrieron ladinos y denegaron rotundos con la cabeza al unísono en contestación a su pregunta; volvió a reírse divertida- De acuerdo… entonces… vamos a ver...- guardó silencio intrigante, ellos la observaban expectantes- ¿tú quieres casarte pobre incauto mío?- indicó socarrona acariciándole las sienes y mirándolo burlona, ahora fue él quien la observó confundido y ella rió entretenida -¿Aquel día te estabas refiriendo a mí?- expresó sorprendido y ella rió deleitada -¿A quién si no idiota?- declaró amorosa tomándole entre sus manos su atractivo rostro y él sonrió encandilado -Pues este idiota incauto que no se entera de la media la mitad lo está deseándolo ángel mío- declaró ilusionado y ambos se sonrieron amorosos -Entonces está decidido: nos casamos- respondió resuelta, Sarah y él chillaron exaltados y Bruno la besó apasionado entregándose ella ardientemente mientras se aferraban uno al otro con pasión y deseo -¿Cuándo?- indagó la pequeña entre risitas pícaras y ellos se miraron totalmente enamorados -Eso tía Bar ¿cuándo?- volvió a expresar burlón y ella sonrió feliz -Pronto- respondió sin determinar -Eso no nos vale ¿verdad ratita?- remarcó rotundo mirando a la pequeña aún colgada a su espalda que denegó rauda -Pues no habrá otra respuesta por ahora de mi parte- resolvió decidida escurriéndose de entre los brazos de Bruno- ¡Y ahora a la cama traidora que es tardísimo!- regañó cariñosa a la pequeña -Me acuesta papi- aclaró entusiasmada abrazándose con más ahínco a su cuello mientras lo besaba amorosa en la mejilla; él y Bárbara se sonrieron enternecidos -¡Vamos allá luego mi ratita preciosa!- repuso entrañable levantándose del sofá llevándosela sobre sus espaldas, la niña reía dichosa. Se detuvo junto a Bárbara para que la niña se despidiera de su tía y aprovechó para también besarla amoroso en los labios

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