jueves, 5 de junio de 2014

Al día siguiente, Marina se dirigía a la escuela algo temerosa; aunque Norma le había jurado que no era nada malo, estaba alerta y prevenida.
-Buenos días- la saludó encantada Beatriz al verla entrar
-Buenos días- respondió amable- ¿qué hizo este diablo ahora?
-Nada, no se preocupe; es una chiquilla encantadora- Marina la miró sorprendida ¡Norma y encantadora en la boca de alguien que no era ella! Sonaba extraño- No me mire así, realmente es una niña encantadora- recalcó gustosa, Marina le sonrió agradecida- Pero…- claro, había un pero, se alertó Marina- me tiene preocupada, no quiere relacionarse con nadie; siempre está sola- le comentó apenada
 -Es muy introvertida… De ahí esa coraza de chica mala que usa muy a menudo
 -Lo entiendo; pero podía intentar abrirse a alguien y ni lo intenta siquiera
 -Es que ese fue siempre el cometido de Rubén- le explicó amorosa- él es más sociable y se encarga de hacer amistades que luego, escogidas las más adecuadas, se las presenta a ella- repuso apenada, se sonrieron levemente afligidas
-Pues tendrá que aprender a relacionarse o se convertirá en una solitaria, no siempre estará Rubén para hacer ese trabajo por ella- aclaró Beatriz serena- Pero bueno, ese no era el tema que más me importaba hablarle- Marina se volvió a poner alerta, ahora venía lo malo…- ¡Tiene un talento asombroso con el dibujo ¿lo sabía?!- repuso maravillada
 -Sí lo sé- repuso asombrada ¿iba a seguir hablando bien de Norma? ¡Increíble!
-Es maravilloso todo lo que dibuja y tiene un don especial si nunca ha recibido clases como me ha dicho
-Sí le dijo la verdad, nunca ha ido a clases; sale de ella- explicó orgullosa y Beatriz sonrió complacida -Quisiera darle clases de pintura personalmente- comentó entusiasmada, Marina estaba aturdida -¿Usted?- se sorprendió desconcertada, ella le sonrió amablemente
-Sí, soy pintora… Ahora mismo hay una exposición mía en la ciudad- expuso agradada
-¿En la sala Brame?- preguntó curiosa al recordar que la pintora del domingo se llamaba Beatriz también, ella asintió con la cabeza
-¿La ha visto?- se interesó agradada
 -¡Claro! ¡Estuve allí el domingo!- repuso encantada y Beatriz sonrió dichosa- Son todos preciosos, al cual el más bonito
-Gracias- le agradeció algo abochornada
-Bueno… menos uno- dijo de pronto recordando a Guillermo y su rostro se iluminó emocionado percibiéndolo Beatriz que se sintió intrigada por aquel inesperado brillo de sus lindos ojos castaños- No lograba entenderlo y no me tenía sentido comparándolo con el resto pues es muy expresiva en todos, hasta que me di cuenta que estaba colgado del revés- explicó resuelta
-¡¿Ah sí?!- exclamó sorprendida Beatriz y se rieron divertidas- ¿Y cuál era?- se interesó alegre -Según me comentó Guillermo, que dijo ser su hermano, era un retrato de él: hombre amargado o algo así…- le explicó entretenida
 -Hombre atormentado- concluyó amena y Marina asintió con la cabeza- ¿Así que conoce a mi hermano Guille? ¡¡Que maravillosa sorpresa!!- se sorprendió gustosa
-Sí, nos encontramos varias veces… Bueno, más bien nos encontronamos porque siempre me tropiezo con él llevándose el pobre la peor parte- bromeó divertida, se rieron recreadas
 -Qué pequeño es el mundo, mira que conocer a mi hermano…- comentó agradada, Marina solo sonrió dulcemente y Beatriz quedó encandilada, era una muchacha hermosa pero su sonrisa era tan especial que enamoraba- ¿No será usted por un casual la que me está consiguiendo esos magníficos ejemplares antiguos?- indagó curiosa
-¿Ah son para usted? Eso no lo sabía- comentó entrañable y se sonrieron cordiales; Beatriz movió complacida la cabeza, así que aquella muchacha era la que se cruzara en el camino de su hermano… Le gustaba, concluyó satisfecha
-Bueno, y regresando al tema de Norma ¿me permitirá darle las clases entonces?
-Tendrá que hablarlo con ella pues las cosas obligadas no las hace… Tendrá que proponérselo usted y ella decidirá
-No se preocupe, lo haré- aseguró feliz pero el rostro inquieto de Marina la alertó- ¿Ocurre algo?- instó intrigada
-Esas clases, si ella aceptara… ¿cuánto costarían?- indagó cohibida, Beatriz le sonrió tranquilizadora -Nada- respondió deleitada
-¡¿Cómo nada?!- exclamó incrédula y Beatriz rió divertida
 -No, nada… cuando encuentro un talento como estoy sospechando que es Norma, no me gusta desperdiciarlo y procuro apoyarlo y fomentarlo dándole la oportunidad que merece; pero eso sí, como dice Gus que es otro estudiante al que estoy dando clases, soy un vampiro y la estrujaré hasta que me dé el máximo o la descartaré de inmediato- aclaró chistosa y Marina rió divertida- Espero que acepte… Bueno, eso es todo
 -¿Eso es todo?- inquirió sorprendida Marina- ¿No hay nada más?
-No, nada más ¿por qué?- se dio cuenta de su asombro y se rió recreada- ¿También me preguntará si ha hecho algo malo como hace ella siempre?- bromeó entrañable y se sonrieron cariñosas- No hay nada malo de lo que tenga que quejarme, como ya le he dicho se porta estupendamente y es aplicada y muy inteligente… Como usted ya me aseguró ¿ahora a qué viene que se sorprenda?
 -Creo que ya no estoy acostumbrada de que solo me halaguen a mi pequeña- repuso con mucha ternura impresionando a Beatriz y volvieron a reírse divertidas.
 -¡¡Que cara más reluciente y feliz, pequeña!!- le dijo encantada Ágata cuando la vio regresar a la librería
 -¡¡Es que lo estoy Ágata!!- respondió alegre
-¡¡El amor te ronda, querida!!- repuso emocionada y Marina rió divertida
-Que va, cielo; es aún mucho mejor que eso para mí- expresó emocionada
-Lo sé cariño: la pequeña está cambiando mostrando el ángel que realmente es; pero también te ronda el amor
-¿Ah sí? Pues avísame si llega ¿eh? Que ya sabes que soy muy despistada- resolvió chistosa y le guiñó el ojo divertida, entró en la tienda riéndose recreada.
 -¿Qué te decía la loca esa?- preguntó despreciativa Cris
-No seas mala Cris, deja de meterte con ella- le recriminó dolida- Solo se interesaba por Norma; nada más
-¡¡Otra que tal baila!!- le contestó desdeñosa. Marina la miró pesarosa, estaba harta de ella y de sus comentarios hirientes y sarcásticos sobre sus hermanos o la pobre Ágata a la que quería muchísimo; pero prefirió no decir nada y se fue a su oficina.
-No me comentaste nada del contratiempo que tuviste en la exposición- le comentaba Beatriz a su hermano en la sala aquella noche después de cenar. Ella seguía con su bordado mientras él repasaba los papeles de un caso sentado en el sofá
-¿Una contratiempo? ¿Qué contratiempo?- inquirió despistado sin dejar de examinar los papeles, ella sonrió cariñosa
 -Un cuadro mal colgado según tengo entendido- expuso desenfadada pero observó interesada a su hermano
 -¡Ah, sí; cierto!- recordó divertido. La linda cara de Marina sonriéndole con aquella bella sonrisa le asaltó la memoria y sonrió agradado. Beatriz percibió aquella sonrisa en su hermano y también sonrió encantada, parecía que aquella muchacha había impactado gustosamente en él- Pero no te preocupes, Marina lo descubrió y se solucionó de inmediato- añadió sereno
 -¿Qué Marina?
-La chica de la librería, ya te hablé de ella- respondió inconscientemente, seguía enfrascado en la lectura; Beatriz sonrió pícara, sabía que era el mejor momento para sonsacarle pues, cuando estaba enfrascado en su trabajo, contestaba sin pensar
-¿La invitaste tú a la exposición?- siguió indagando
 -No; fue una agradable sorpresa encontrarla allí- seguía distraído, Beatriz sonreía encantada y divertida. Él la miró de pronto intrigado y muy serio- Betty ¿no te gusta mi trabajo cielo?- inquirió preocupado, ella lo miró sorprendida
-¿A qué viene eso?- repuso desconcertada
-Dímelo ¿te gusta o no lo que hago?- insistió intrigado
-Me gusta tu trabajo, cielo; los que hacen mal deben pagar por ello y no quedar impunes… Lo que no me gusta es como te afectan algunos casos- contestó amorosa, él sonrió encantado y complacido- ¿Por qué lo preguntas, corazón?
-Marina me explicó tu cuadro, ese retrato mío que nunca llegué a entender- respondió gozoso quedándose pensando en aquella entretenida tarde con ella, sonreía complacido
-¿Y?- inquirió curiosa ella al ver que no seguía hablando; él le sonrió radiante y satisfecho
-Que por fin lo he comprendido- respondió alegre sin dejar de sonreír feliz recogiendo los papeles del sofá- Me voy a mi despacho, debo consultar unos libros- la besó en la frente y se dirigió hacia el pasillo. Beatriz reía dichosa
-No querrás creer en el destino pero él te está dando últimamente en las narices con una gran oportunidad… Espero abras los ojos y no la desaproveches- repuso amorosa y esperanzada, él se detuvo y se volvió mirándola a los ojos; Beatriz esperaba ya un desairado reproche por su comentario -¿Sabes que yo también te quiero muchísimo, verdad?- expresó con mucha ternura descolocándola, sonrió encandilada
-Claro que lo sé cielo ¿a qué viene eso?- expuso confundida por aquella inesperada aclaración
-Te lo acabo de decir, Marina me explicó tu cuadro y por fin lo he comprendido- sonrió satisfecho y siguió su camino. Beatriz también sonrió complacida mientras se disponía a seguir con su bordado, aquella muchacha además de linda era inteligente y había sabido interpretar muy bien su obra. De pronto, dejó la maraña de hilos que intentaba deshilar sobre el bordado y lo siguió. Lo encontró de pie consultando uno de sus gruesos libros ante la gran estantería que tenía en su despacho repleta de gordos libros de leyes
-Cielo, se me olvidaba comentarte algo
 -Dime- respondió sin dejar de consultarlo
-Mañana comienza una de mis alumnas a tomar clases de pintura aquí en casa- comentó entusiasmada, Guillermo la miró sorprendido
-¿Y tiene que ser aquí en casa? Sabes que no me gusta que anden desconocidos merodeando por aquí- protestó fastidiado
-Es una muchacha especial y sé qué te gustará Guille, es como Gus; tiene un talento excepcional y quiero ser su benefactora ¡Va a llegar lejos hermanito, ya lo verás!- explicó ilusionada
-Está bien; pero espero que no empieces a obsesionarte y acabes todas las noches agotada- respondió amoroso moviendo indiferente sus hombros y volviendo al libro de consulta
 -¡¿Cómo me voy a agotar si voy todo el día sentada cielo?!- bromeó chistosa, él la miró dulcemente y se sonrieron divertidos- Deja de preocuparte por mi Guille, estoy bien corazón- remarcó sincera y él le sonrió tierno regresando a su consulta en el libro- También quería que me hicieras un favorcillo- añadió mimosa
-¿Cuál?- inquirió tierno
-Que le digas a tu amiga Marina si me consigue una Celestina, ya sabes, cuánto más antiguo mejor -No es mi amiga, solo es una conocida Betty- respondió enfrascado ya en su lectura nuevamente -¿Pero te gustaría que fuera algo más, verdad?- preguntó curiosa y pícara
 -No me disgustaría- respondió encantado sonriendo esperanzado, reaccionó al instante mirándola receloso- Betty ¿qué quieres corazón? De verdad que estoy muy ocupado- inquirió alterado al darse cuenta que hablara de más, ella sonrió pícara
-Que no te olvides del recado, nada más
-Sabes que nunca lo hago pero ¿Por qué no te acercas tú? No está lejos del instituto- le invitó cariñoso- Conócela y verás: le gusta el arte y todas esas cosas como a ti, es muy agradable y tenéis mucho en común; seguro que conectáis de maravilla
 -No lo dudo, pero tú encargárselo ¿vale? Ya la conoceré en otro momento- se alejó del despacho sonriendo encantada
 -Beatriz quiere darme clases de pintura en su casa- comentaba Norma en la mesa durante la cena
-Lo sé cielo, me lo comentó hoy- respondió cariñosa Marina- ¿y qué vas a hacer?
-Creo que voy a probar, si no me gusta solo tengo que dejarlo y fuera- repuso tranquilamente
 -Esa tal Beatriz te está cayendo muy bien ¿verdad?- inquirió agradable Rubén
-A ti también te caería bien si la conocieras, es una persona muy agradable- le respondió entusiasmada
 -También me comentó que no haces amistades y estás muy sola- repuso Marina serena
 -Estoy bien así- esquivó ella apresurada
-¿Por qué no intentas trabar amistad con alguien corazón? Solo un par de muchachos, para que ella se quede tranquila; está preocupada por ti- le recomendó amorosa, Norma puso cara de disgusto
-¡¿Este cardo borriquero?!- bromeó burlón Rubén- ¡¡Antes vuelan los cerdos!!
-¡¡Enano idiota!!- le increpó Norma arrebatada- ¿A qué sí hago amistades? ¡¡No con dos, con cuatro!!- le pugnó osada
-¡¿A que no hay huevos?!- la encaró provocador Rubén
 -¡¡El domingo te los presento en el parque, verás!!- aseguró divertida
 -No me creo ni la mitad- repuso él burlón
-¿Va la apuesta?- le provocó astuta- Si llevo cuatro nuevos amigos me haces el trabajo del Quijote -¡Va la apuesta!- aceptó él recreado, de pronto miró serio a su hermana Marina- ¿Vas a salir el domingo con ese tío Marina?- preguntó intrigado
-Sí ¿por qué?- contestó desconfiada
-¿Lo conoces de algo?- inquirió inquieto
-Eso quiero, poder conocerlo- resolvió rotunda levantándose de la mesa y, recogiendo su plato, se dispuso a lavar la loza en el fregadero; aquello significaba que la conversación se acababa allí. Los mellizos se miraron recelosamente precavidos a los ojos.
 Llegaba al comedor, estaba nerviosa e inquieta; escogió su comida y se acercó a la mesa de Fran que estaba con los otros cuatro
-Hola ¿me puedo sentar con vosotros?- pidió permiso amable, ellos la miraron sorprendidos
-¡Sí, claro; bienvenida Norma!- le respondió encantado Fran, el resto le sonrió amistosos. Ella se sentó en la silla que Fran le acercaba de la mesa contigua- ¿Y este milagro que vengas a relacionarte con nosotros?- preguntó curioso pero parecía encantado
-Ya era hora de mezclarse con el resto ¿no?- comentó alterada. Se sonrieron cordiales- ¿De qué hablabais?
-De la clase de química- respondió amable la muchacha rubia de gafas cuadradas rojas- Soy Helena- se presentó amigable y Norma le sonrió
 -Mira tú, la provocadora de batallas terribles- repuso divertida pero a nadie le hizo gracia y todos la miraron extrañados; ella los observó intrigada y sorprendida- Helena… Troya… ¿no lo cogéis?- explicó comedida y pasmada se dio cuenta que seguían sin entender- Dejarlo, es igual- se rindió y siguió comiendo- ¿Qué le pasa a la clase de química?
-¿Has entendido algo?- le inquirió curiosa la otra muchacha, una morenita muy mona con ojos achinados- Ese todo rollo de los ácidos y las bases…- añadió sobrepasada, Norma se sintió asombrada ¿había escogido el grupo de los zopencos o qué?
 -¿Qué no entendéis? Porque está bien fácil y Genaro mejor no pudo explicarlo- declaró sorprendida, ellos la miraban ya como un bicho raro- Pues si no entendéis esto veréis luego cuando entremos con los reactivos… ¡Os vais a cagar por la pata abajo!- estaba irritándose, había escogido al grupo peor aún que las pijas tontas, por lo menos con ellas sabía a qué atenerse, pensó angustiada- Me voy, ya no tengo hambre- se levantó de la silla, tiró la comida a la basura con rabia y entregó la bandeja en la salida. Volvió a la escalinata del patio y comenzó a dibujar en su bloc- ¡Que ojo Norma! ¡Para una vez que te decides, vas y escoges a lo mejorcito del comedor!- se reprochaba apenada

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