viernes, 6 de junio de 2014

-Cuidado que así se empieza… Luego acabas en una habitación acolchada con una chaqueta de fuerza- habló alguien muy cerca, desde alguna parte del patio, ella oteó intrigada a su alrededor pero no veía a nadie
-¡Joder ¿realmente me estoy volviendo loca?!- se sermoneaba sorprendida investigando el patio pero no lograba encontrar a nadie, alguien silbó bajo la escalinata y ella miró atenta, un muchacho estaba allí escondido fumando y la saludaba con la mano
-Ven aquí loquita- la invitó risueño y ella obedeció sentándose a su lado. Él le sonreía divertido- Era broma lo de la habitación acolchada para tomártelo tan en serio- bromeó entrañable y Norma sonrió divertida
-Si oyes voces y no ves a nadie ¿qué pensarías?- comentó cordial
 -Si una persona se cree loca, es que aún está muy cuerda- comentó amable- Gus- le ofreció amistoso la mano
-Norma- se la estrechó
-Lo sé- le dio una calada al cigarrillo quedándose callado
-¿Tienes uno?- le pidió amable
 -¿La chica buena fuma?- bromeó divertido entregándole el paquete con el mechero y ella se sirvió -¿Quién dijo que era una chica buena?- se rieron explayados- ¿De qué me conoces? ¿No estarás en mi clase?- indagó desconcertada pues no creía haberlo visto
 -No, yo estoy en la aula A; pero todos te conocemos señorita Velázquez Soto ¿qué hiciste tan solo llegar para que Betty ya te llamara a su despacho tan presurosa?- inquirió intrigado
-Nada, solo quería conocerme- contestó serena, le gustaba hablar con aquel chico; le daba confianza -¡Chungo, tía!- repuso alarmado, tiró la colilla debajo de las escaleras con solo dos dedos
-¿Por qué?- preguntó sorprendida, él suspiró profundamente
-Porque significa que le interesas y es como un vampiro; no te dejará tranquila, te exprimirá como una naranja hasta conseguir sacar eso que ve en ti- se movió para salir de allí pasando por encima de ella. Norma notó que olía muy bien, un perfume agradable y penetrante, ya se alejaba
-¡Espera!- tiró el cigarrillo al mismo sitio que él y salió siguiéndolo- ¿Qué haces el domingo?- preguntó entusiasmada, él la miró astuto y sagaz
-¿No vas muy rápido muñeca?- bromeó burlón
-¡Ey, no te equivoques! ¡Es solo para ganarle una apuesta a mi hermano!- saltó alarmada y él rió explayado- Tengo que presentarme el domingo con cuatro amigos nuevos en el parque y, por ahora, solo te tengo a ti- explicó cándida
-¿Y la apuesta vale la pena?- inquirió divertido
-A mi sí, me libra del puñetero trabajo del dichoso Quijote- comentó esperanzada, él volvió a reírse recreado
-¡Menuda mierda de apuesta! ¡Te lo hacía yo sin cobrarte nada!- respondió guasón
-¡¡No te conocía aún, so listo!!- repuso irritada
-¡Quieta fierecilla! Te enciendes rápido- siguió bromeando- La tienes ganada ¿dónde y a qué hora? -En el parque sobre las cinco pero… ¡Me faltan tres!- repuso elevando la voz pues él seguía andando y se alejara un poco
-¡¡Vente mujer!!- la invitó animado con una bonita sonrisa y ella lo siguió hasta el gimnasio; allí, sentados en las gradas, había un grupo de cinco chicos.
 -¡¡Ya era hora, tío!! ¡¡Está a punto de sonar el timbre!!- le reprochó uno de ellos
-¡Ya llegué ¿no?!- contestó socarrón subiendo junto de ellos- Ella es Norma… Fran, Blanca, Lito, Serena y Claudia- se los presentó despreocupado; Norma movió levemente la cabeza sonriéndole amistosa, reconocía a dos de su clase.
-Venga tío ¿los traes?- inquirió nervioso Fran; Norma se alertó, no le gustaba esa reunión escondida acompañada de esas palabras: siempre solían traer problemas…
-¿No os dije que los tendría hoy? Yo lo que prometo lo cumplo chaval- metió la mano a su espalda y sacó de la cinturilla de sus vaqueros gastados un montón de folios enrollados que escondía bajo su camiseta. Se los entregó y él los repartió entre todos
-¿Esto es todo?- preguntó Claudia sorprendida examinando sus dos folios
-¡Tía, El Lazarillo no da para más!- respondió socarrón- Intenta hacerlo tú mejor, a ver si puedes- se burló divertido, ella lo miró seria pero no repuso nada
-¿Quince, no?- comentó Lito sacando el dinero del bolsillo de su pantalón
 -Hoy no os cobro- ellos se sorprendieron y se miraron unos a otros intrigados- quiero que estéis a las cinco en el parque el domingo- comentó autoritario Gus
 -¿Para qué?- preguntó curioso Lito
-Para hacernos unas pajas, no te jode- contestó irritado Gus pero se calló de repente mirando avergonzado a Norma, ellas rieron divertidas
-¡Esa lengua, caballero! ¡Hay señoritas inocentes delante!- se burló socarrona Serena y todos rieron socarrones
-¡Seguro que ella sí lo es! ¡No como tú que te has pasado medio en instituto por la piedra!- le increpó cínico y ella borró su sonrisa de repente; el resto seguía riéndose mientras salían del gimnasio -¡¿Vendes trabajos?!- se sorprendió Norma cuando se quedaron solos, él sonrió divertido
 -¿Y por qué no? Ellos no quieren trabajar y yo me gano mis buenas pelas… ¡Quienes no sacarán provecho de la escuela son ellos no yo!- Norma reconoció que tenía razón- Vámonos o nos pillará por banda y empezará a hacer preguntas- expuso presuroso tomándola de la mano y comenzó a bajar las gradas tirando suavemente de ella. Pero la puerta del gimnasio se abrió antes de que alcanzaran la salida apareciendo Beatriz
-¡Mierda!- repuso entre dientes el muchacho deteniéndose y ella sonrió encantada cuando descubrió a Norma con él
-Hola Gus; sabía que andarías por aquí: hoy es jueves- comentó divertida acercándoseles- Veo que ya os conocéis, fantástico- expuso dichosa pero él no contestó nada y Norma los observaba inquieta a ambos sin tampoco atreverse a decir nada- ¿Los cinco de siempre o había alguien nuevo?
 -¿Para qué preguntas si ya lo sabes de sobra Betty? Son los de siempre- respondió despreocupado y ella rió divertida. Norma los miró desconcertada. Sonó el timbre
-Venga, iros a clase o llegaréis tarde- repuso cariñosa- Gus, esta tarde espera a Norma, nos acompañará a casa- repuso animada, él asintió con la cabeza y salieron del gimnasio
-¿Sabe qué vendes los trabajos?- preguntó sorprendida Norma
-Sí, se lo comenté cuando me entraron para que se los hiciera y ella fue la que me contestó lo que te dije… ¿Vendrás tú también a las clases de pintura?
-Sí, dice que tengo talento aunque no sé yo- respondió sin mucha convicción
-Es una tía guay, si ella te ve algún don por dónde tirar te ayudará a conseguirlo- explicó amistoso mientras andaban por el pasillo dirigiéndose a sus taquillas.
Llegaron a casa de Beatriz, Norma miraba asombrada aquella preciosa casa blanca de grandes ventanales mientras se bajaba del coche de Beatriz
-Menuda chabola- repuso sorprendida, Gus le sonrió entrañable
-Todos decimos lo mismo, somos tan previsibles- repuso divertido y se rieron los tres. Estaban en la sala merendando mientras hablaban entrañables cuando entró Guillermo en la sala. Se quedó sorprendido al encontrar allí a Norma y ella también se impresionó al verlo
-¡Hombre, si está aquí la gatita indomable!- bromeó divertido
-¡Joder, el listo! ¡Te me apareces en todas partes últimamente!- repuso incómoda
 -Cuidado con esa lengua chiquita, no estás en tu territorio… ahora estás en el mío- la amenazó amable acercándose a Beatriz besándola tierno en las mejillas, Norma se los quedó mirando desconfiada
-¿Os conocéis?- preguntó divertida Beatriz
-Traidora; sabes de sobra que es la hermana de Marina, por eso supiste lo que pasó en la exposición- le reprochó cariñoso besándola nuevamente en la frente y ella rió divertida; Guillermo descubrió a Norma que seguía observándolo recelosa- Es mi hermana mal pensada- le expuso socarrón
 -Por mí como si es tu prima imbécil- respondió déspota esquivando abochornada su mirada por haber sido descubierta en su desconfianza
 -¡Cuidado con la lengua, ya te lo dije!- recomendó nuevamente- Hola Gus ¿cómo va?- se saludaron con un abrazo amistoso
 -¡Que cariño te tiene colega!- bromeó divertido Gus, ambos se rieron entrañables
-Ella que es puro amor y no puede vivir sin mí ¿verdad gatita?- exclamó burlón
 -¡Si, estoy loquita por ti!- respondió sarcástica- Pero no te acerques mucho por mi casa o puede caerte una maceta en la cabeza- añadió desafiante y Guillermo le sonrió socarrón mientras Gus los observaban sin entender nada. Beatriz sonrió divertida mirando pícara a su hermano.
 -¿No vas a merendar con nosotros?- le preguntó intrigada al verlo dirigirse al pasillo sin sentarse junto a ellos
-No, tengo que trabajar cielo- respondió cariñoso- Además, no quiero que me acabe arañando esta gatita salvaje que me metiste a traición en casa- bromeó burlón saliendo de la sala.
-¡Ey, Guille!- le llamó Gus, él se volvió sonriendo entrañable- El libro que me prestaste…
-¿Tienes algún problema con él?- se interesó amistoso regresando a la sala
-No, lo entiendo bastante bien… pero hay artículos que invalidan otros, eso es un caos tío- Guillermo sonrió divertido
-Ahí está el intríngulis del derecho colega; en buscar la manera de meterlos en el bote sin dejar posibilidad de que haya “dudas razonables”- explicó resuelto
 -¿No me fastidies que quieres ser abogado también?- se interesó Norma, Gus la miró divertido
-¿Tú también?
-¡¿Yo?! ¡¡No!! ¡Ni loca!- respondió tajante- No sé cómo puede haber gente que deja asesinos en la calle y después puede dormir tan tranquilo- expuso dolida
-Hay gente que lucha para que eso no ocurra, como los fiscales- comentó amable Guillermo, Norma lo miró sarcástica y en sus lindos ojitos azules se observaba demasiado rencor
-Sí, otros inútiles más; y los jueces más estúpidos e inútiles que todos ellos juntos porque los fiscales aún se molestan en intentarlo al menos, pero esa panda de delincuentes que son los jueces los dejan en la calle por “tecnicismos”- explicó dolida y asqueada como si supiera muy bien de lo que hablaba. Guillermo sonrió pesaroso y entristecido
-Veo que conoces bien el trabajo de un fiscal- repuso ensombrecido y salió de la sala. Norma quedó pesarosa
-¿Dije algo malo?- preguntó sobrecogida. Beatriz le sonrió tiernamente
-No querida… solo que él es uno de esos inútiles de los que hablas: Guille es fiscal- le explicó cariñosa y Norma quedó abatida por haberle herido sin querer
 Pasaron a un enorme estudio al final de la casa con caballetes y aparejos de pintura frente al gran ventanal que daba a un hermoso jardín trasero; al pasar por delante del despacho de Guillermo, Norma lo observó de soslayo, se había quitado la chaqueta del traje y su corbata; trabajaba concentrado en su mesa escritorio escribiendo algo rápidamente en un bloc después de examinar un gordo libro de pastas verdes. Si se dio cuenta de que ellos pasaban, no hizo el mero caso.
-Ponte esto por favor- le indicó amable Beatriz entregándole un mandilón blanco del colgador como el que Gus ya se ponía; luego la guío hasta un caballete que sostenía un lienzo- quiero que empieces a pintar lo que te apetezca con lo que prefieras, ahí tienes óleos, acuarelas…- le indicó amena, Norma le echó la mano a un carboncillo- No, carboncillo no; eso sé ya que lo dominas y me interesa más saber tus conocimientos en otras materias
-Entonces no me digas que escoja lo que prefiera- replicó resuelta decidiéndose por los óleos y Beatriz rió divertida; también Guillermo sonrió ameno al oírla desde el despacho, aquella muchacha tenía un desparpajo increíble
 Comenzaron a pintar, Gus tenía ya su cuadro bastante avanzado; estaba muy bien pintado pero Beatriz aún no estaba satisfecha y le explicaba cariñosa los fallos. Al cabo de un buen rato de estar concentrados en las pinturas, Norma se fijó que Beatriz estaba trabajando sobre una mesa blanca de formica. Observaba curiosa intentando descubrir lo que hacía
-Acércate mujer, o no acabaras nunca si sigues mirándome a mí- le repuso cariñosa sin necesidad de verla. Norma se acercó, observó cómo embadurnaba las pastas de un libro antiguo con una pasta marrón muy espesa
-¿Qué le haces?- preguntó interesada
-Estoy restaurando este libro antiguo- le explicó amable y limpió suavemente con un paño blanco la pasta con la que lo había embadurnado quedando impecable- ¿Lo ves? ¡Cómo nuevo!
-Es asombroso ¿hay algo que no sepas hacer?- preguntó maravillada y cándida, Beatriz rió agradecida -¡Muchas cosas corazón!- respondió amorosa acariciándole dulcemente la mejilla- Anda, ahora vuelve a tu trabajo
 -Me gustaría aprender si no te importa ¡Ayudaría muchísimo a mi hermanita en la librería!- expuso emocionada y Beatriz le sonrió cariñosa
-Pues no te preocupes que te enseñaré también- le respondió dulcemente, la niña le sonrió encantada También Guillermo sonreía enternecido al oírla desde su despacho. Realmente la unión y el amor que se percibía en aquellos hermanos eran increíbles.
-Déjalo por hoy, pequeña; ya está bien y has trabajado duro… ve a dar una vuelta por el jardín o pídele algo de comer a Tina si prefieres; la cocina está a la izquierda de la entrada- le dijo al cabo de hora y media a Norma- Tú no Gus, hoy no estás a lo que estás; te he dicho que más suave en los trazos y sigues marcándolos duramente…- le regañó cariñosa acercándose a él mientras Norma salía del estudio y observaba de refilón el despacho de Guillermo, pero él ya no estaba. Paseó lentamente por la casa curioseando todo lo encontraba a su paso. Llegó a la entrada principal dirigiéndose hacia la cocina y decidió mejor salir; se sentó en el bordillo de la rampa encendiendo un cigarrillo que llevaba escondido en la manga de su camiseta.
-En esta casa no se fuma- comentó Guillermo tras ella sobresaltándola
-Ya, lo suponía; por eso salí a la calle- contestó vivaracha y él sonrió ante la obviedad.
-¿Ya habéis acabado?- indagó sentándose a su lado y ella lo miró de reojo
-Yo sí, pero Gus aún no- respondió esquiva
-Me tienes muy intrigado chiquita- empezó a hablar amable- La última vez en la librería parecía que te estaba empezando a caer bien ¿a qué viene esta antipatía contra mí nuevamente?
-No me caes antipático- respondió en un murmullo y él esbozó una agradada sonrisa, pero de inmediato se puso de nuevo a la defensiva- ni simpático tampoco, no te hagas ilusiones- recalcó más rotunda
-Ah ¿Y si no tienes nada contra mí, a qué viene tanta rabia contra mi persona?
-No es rabia, es prevención: no quiero que le hagan daño a mi hermana- manifestó categórica, él la miró sorprendido
-Pero yo no quiero hacerle daño a Marina- repuso atónito, ella lo miró fijamente
-¡Ya, claro! ¡A mí no me la das que sé muy bien de qué va vuestro jueguito! Todos los tíos sois iguales: vais a lo que vais y después, si te he visto no me acuerdo- repuso irritada, él quedó pasmado -¿Eso le hicieron a tu hermana?- indagó curioso
 -¡No porque Marinita nunca tuvo moscones a su alrededor ni los necesita… Está muy bien y es feliz así como está- aclaró tajante mirándolo desafiante, él sonrió dulcemente
-Eso me suena muy egoísta por tu parte y, la verdad, no me lo parecías…- le reprochó amable y ella lo miró furiosa pero él no se amilanó y le mantuvo desafiante la mirada- ¿Realmente lo crees así? ¿De verdad piensas que Marina es feliz solo cuidándoos y sin vida privada? No me lo creo- expuso tierno y ella apartó abochornada su mirada

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