martes, 10 de junio de 2014


Estaban entretenidos comentando las jugadas del partido, cuando oyeron las llaves al otro lado de la puerta. Entró Marina cargada con dos pesados paquetes del súper y miró sorprendida y encantada a Gus
-¡Ah vaya, habéis invitado a un amigo!- repuso cariñosa sin dejar de sonreírle dulcemente
-Es Gus- respondió entrañable Rubén levantándose para ayudarla- ella es mi hermana Marina- se la presentó desenfadado dirigiéndose hacia la cocina. Gus también le recogió amable uno de los paquetes y ella le sonrió agradecida
 -Gracias Gus, encantada de conocerte… ¿Te quedas a cenar?- lo invitó animada siguiendo a su hermano junto a Gus
-Vale- aceptó placidamente, Marina le volvió a sonreír dulcemente encantadora. Gus quedó deslumbrado, no era tan bella como Norma pero sus dulces ojos color de la miel y aquella sonrisa sincera y amorosa, enamoraban desde el primer momento que la observabas- Caray, no pareces hermana de este bicho bravo- comentó asombrado al ver entrar a Norma en la cocina, Marina sonrió candorosa
-Pues dicen que nos parecemos- inquirió divertida
-¡¡Qué va!! Tú eres dulce y tierna simplemente con la mirada- repuso fascinado mirándola maravillado- sin embargo “esto” es un cardo borriquero lleno de espinas- bromeó burlón tirándole suavemente de una de sus trenzas a Norma
-¡¡Imbécil!!- protestó ella crispada
-¿Lo ves? No se le puede hacer ni un cariñito- mostró concluyente y divertido. Marina y Rubén se rieron animados
 -¡¿No se te hace tarde para irte a tu casa Gus?!- le increpó Norma irritada
 -No, me invitaron a cenar preciosa y nunca desprecio una buena comida- respondió sereno y campechano sonriendo espléndido, Norma puso cara de disgusto pero no dijo nada, comenzó a colocar la compra en su lugar
-Me voy a cambiar para preparar la cena, ve picando unas verduras cielo- le comentó cariñosa Marina a Norma mientras la besaba en la mejilla- Ten paciencia y conócela mejor, Gus; en el fondo es todo ternura- le murmuró adorable cuando pasó por junto suya- Si quieres avisar a casa ahí tienes el teléfono- expuso amable mostrándoselo colgado en la pared junto a la puerta de la cocina
-No es necesario pero gracias, en mi casa no hay nadie a estas horas; mi madre trabaja de noche y no llega hasta mañana a las ocho- explicó amable
-¿Estás solo toda la noche cielo?- se impresionó conmovida y él le sonrió ameno
-No tengo miedo preciosa- repuso despreocupado, ella le sonrió tierna
-Pues puedes venir siempre que quieras entonces, aquí eres bien recibido; y Rubén tiene una cama libre en su cuarto por si algún día te apetece quedarte- le ofreció complacida Marina besándolo tierna en la mejilla y se fue a su cuarto
Cenaban animados hablando entretenidos sobre cómo le había ido el día. Gus ya se sentía como uno más en la familia, lo integraran en la conversación cariñosamente desde el primer momento. Además de la compañía, disfrutaba de la exquisita cena que Marina había preparado.
-¡Pareces un cerdo comiendo ¿lo sabías?!- le reprochó Norma al verlo devorar entusiasmado su ración aunque sin perder las formas; estaba muy bien educado reconoció Marina
-¡Gracias, amor mío; yo también te quiero!- le contestó divertido, el resto reía entrañable- ¡Esto está de muerte Marinita, eres maravillosa!- elogió efusivo
 -Gracias cielo- repuso agradecida sonriéndole dichosa, él le correspondió con una sonrisa sincera y agradable- Así que tú también vas a las clases de pintura, creí que eras compañero de Rubén; entonces debes ser el Gus del que Beatriz me habló
 -A saber que te dijo- habló desenfadado y ella le sonrió entrañable
-Nada, solo que la llamabas vampiro- explicó resuelta y los cuatro rieron divertidos
-¿Sabes Marinita? El sábado por la noche vamos a salir… ¿no te importa verdad?- comentó entusiasmado Rubén
-No cielo, pero ¿a dónde iréis?- indagó curiosa
 -Por ahí; es sábado por la noche y hay que divertirse un poco ¿no crees?- contestó amable Gus guiñándole cariñoso un ojo y ella sonrió amena- Pero tranquila ¿eh? Solo vamos nosotros tres y una buena amiga, Serena, que es una buena chica y te doy mi palabra que no nos meteremos en líos- le indicó tranquilizador y Marina sonrió agradada; sus hermanos nunca se molestarían en darle tantas explicaciones; él miró pícaro a Norma- ¡Y a ver si consigo suavizar un poquito este carácter de mi fierecilla!- añadió socarrón pellizcándole tierno la mejilla de Norma y Marina sonrió entrañable
-¡Vas de culo colega!- le aclaró resuelta Norma dándole una suave palmada en la mano retirándosela -Ya veremos, fierecilla; que no sabes tú lo que me gustan a mí los retos difíciles- desafió divertido, Rubén reía recreado
-Pero ¿no volveréis muy tarde verdad? Sabéis que no me quedo tranquila cuando salís de noche- expuso inquieta Marina y Norma la miró extrañada
-No que va, sobre la una y media más o menos- resolvió despreocupado Gus aunque también la miraba confundido
-¿Tan tarde?- expuso desmoralizada
-Pero Marinita… ¿Tú no tienes algo que hacer el sábado también?- inquirió intrigada Norma mirándola reprochadora
-¿Yo?- se extrañó aturdida intentando recordar- no, creo que no…- musitó confundida
-¡¡Marina!! ¡¿No quedaste para ir a cenar?!- le reprochó impacientada, Marina abrió los ojos sobrecogida
-¡¡Dios, se me había olvidado por completo!!- repuso sorprendida echándose ofuscada las manos a las mejillas- ¡Oh por favor! ¡¿Cómo se me pudo olvidar?!- añadió acongojada
 -¡Menudo palo para alguien que yo me sé cuándo se entere!- murmuró socarrón Gus, Marina lo miró abochornada
-Por favor Gus, no se lo digas… que va a pensar…- suplicó sumamente arrepentida y él le sonrió tierno
-El domingo llegaste muy flipada hermanita- repuso Norma divertida- ¿Se puede saber que te pasó que parecías en otro mundo?- Marina se ruborizó al instante
-Nada- respondió esquiva y, escurridiza, recogió su plato y se puso a lavar la loza en el fregadero de espaldas a ellos, Gus sonreía divertido mirándola tan ofuscada. Se hacía una leve idea de lo que podía haber pasado a pesar de que “el gran fiscal” lo negara.
-¿Y puede saberse con quién tienes una cita tú el sábado y de noche?- preguntó de pronto desconfiado Rubén
 -Con…- musitó nerviosa Marina sin atreverse a mirar a su hermano
-¡¡Venga, tío ¿qué importa?!!- intercedió entrañable Gus- ¿Nosotros no vamos a salir colega? Pues ella se merece divertirse un poco también ¿no lo crees así?- le indicó resuelto y Rubén asintió condescendiente con la cabeza- Pues venga, tú concéntrate en lo tuyo y deja al resto que haga lo que le venga en gana- resolvió desenfadado y Marina miró dulcemente a Gus agradeciéndole con una sonrisa cariñosa su ayuda, él le guiño cómplice un ojo- Bueno, me tengo que ir ya- resolvió levantándose de la mesa y recogió su plato llevándoselo al fregadero a Marina, la besó cariñoso en la mejilla- Muchas gracias preciosa, estaba todo riquísimo- le agradeció entrañable, ella sonrió agradecida- y no te preocupes por nada, el sábado te echaremos una manita en la librería y cerraremos nosotros, te doy mi palabra que no pasará nada… Tú diviértete preciosa que es un tío cojonudo- le murmuró satisfecho y ella sonrió cariñosa y agradecida- Adiós amor mío, nos vemos mañana- bromeó guasón echándole un beso por el aire a Norma que la dejó descolocada y turbada mientras sus hermanos reían divertidos.
Guillermo estaba sentado en el sofá revisando sus papeles mientras Beatriz bordaba como hacían todas las noches cuando le sonó el móvil
-¿Qué pasa, Gus?- preguntó sereno
-¡Jo, tío ¿dónde encontraste esa preciosidad de mujer?!- repuso él entusiasmado
-¿Dónde estás?- inquirió intrigado
-Yendo para casa
-¿Aún? ¿Qué haces en la calle a estas horas Gus? ¡¡Son las once, niño!!- le reprendió sorprendido al inspeccionar su reloj
-Tu bomboncito me invitó a cenar y sabes que nunca desprecio una invitación- contestó entrañable, Guillermo sonrió tierno- ¿Sabes? Además de bonita y dulce, cocina como los ángeles… ¡Bien podía darle unas lecciones de ternura al cardo de su hermana!- bromeó socarrón y Guillermo rió divertido- pero no te llamaba para eso, era para decirte que ya está todo solucionado para el sábado, tío
-Gracias chaval, sabía que podía contar contigo; ahora a la cama que mañana hay clase- le ordenó cariñoso
-Ya… Pero tampoco te olvides colega que necesito pelas, o no podré tenerlos entretenidos hasta la una y media
 -¡¿Hasta la una y media?!- se animó Guillermo y lo oyó reír complacido- Eres fantástico Gus; pasa por el juzgado cuando quieras ¿o prefieres que el viernes vaya por ti al instituto y comemos juntos?- propuso Guille animado
-Prefiero que te pases tú el viernes; sabes que los juzgados no me traen muy buenos recuerdos- expuso estremecido y Guille volvió a reír entretenido
-Hasta el viernes entonces… descansa y mil gracias- se despidió agradecido
-¡¡Ey Guille!!- lo llamó presuroso antes de que colgara
-¿Qué quieres ahora?- indagó curioso
-Es que tío, no puedo callármelo- expresó entre risas jocosas- ¿Sabías que se había olvidado de la cita? ¡Tío, si Norma no se la recuerda, te deja más plantado en el portal que una de aquellas macetas! - expuso burlón y Guillermo quedó atónito al oírlo
-¿Estás de broma?- repuso anonadado
-Pues no- se rió divertido, Guillermo se quedó frío… qué estúpido se sentía de pronto ¿Qué le hiciera suponer que ella también estaría interesada en él? ¿Solo porque él sí lo estaba en ella? Que estúpido e infantil había sido…
-Vete a la cama Gus, el viernes hablamos- expuso desanimado sin poder dejar de pensar en aquel desaire de Marina, se sentía herido en su orgullo
 -Ya hombre; pero ahora no te vayas a hacer bolas con eso ¿eh?- habló prevenido al percibir la desilusión en su voz- ¡¡Ey!! Que la pobrecilla estaba muy arrepentida y abochornada por el descuido tío; se la vio realmente dolida colega, no debe ser nada fácil lidiar con eses dos gallos de pelea después de todo el día llevando la librería que por lo que pude percibir no parece que vaya muy bien- la defendió tiernamente conmoviendo a Guillermo que sonrió compasivo
-Me lo imagino tranquilo; anda a dormir, el viernes hablamos- se despidió más calmado y cortaron la comunicación
 -¿Qué le pasa a Gus?- se interesó Beatriz
 -Nada, que ya solucionó lo del sábado- contestó serenamente y su hermana le sonrió complacida, pero el rostro de Guille se ensombreció al instante- Este muchacho siempre solo… no me gusta nada- comentó entristecido recogiendo de nuevo sus papeles, Beatriz lo miró también apenada
-Es un buen muchacho Guille, ya no se mete en líos como te ha prometido- aclaró tierna
-Lo sé pero… ¡¡mira qué horas y aún en la calle Betty!!- exclamó molesto mirando entristecido a su hermana- ¡¡Dios!! Si no fuera tan terco y aceptara quedarse con nosotros aunque fuera por la semana…- declaró afligido
 -Es su madre Guille y la quiere con pasión; sabes muy bien que durante el año escolar solo vive para ese breve encuentro que tienen antes de irse al instituto
 -Lo sé hermanita, lo sé… pero quiero mucho a ese bandido y no puedo dejar de preocuparme por él- murmuró tierno y su hermana sonrió deleitada
 -Se sabe hacer querer el muy cabrito; hasta a Tina la tiene enamorada- declaró también amorosa y, sonriéndose alegres, regresaron a sus tareas.
Marina leía metida en su cama como cada noche antes de dormirse, su puerta entreabierta se abrió algo más asomándose Norma
-¿Podemos hablar?- consultó tímidamente, Marina le sonrió cariñosa cerrando el libro; ella entró y se tiró boca abajo en la cama junto a su hermana
 -¿Qué te pasa, cielo? Es tarde ¿No puedes dormir?- le consultó amorosa apartándole el pelo dulcemente de la mejilla
-A mí no me pasa nada… pero Marinita… ¿no te vas a comprar algo muy bonito para el sábado?- investigó intrigada
-Pues no tenía pensado… ¿por qué? ¿Acaso quieres comprarte tú algo?- se interesó cariñosa
-No, que va; yo tengo ropa- respondió convencida- Pero tú debes ir preciosa, seguro que te lleva a un sitio elegante
-¿Por qué lo dices? ¿Sabes algo de a dónde vamos a ir?- preguntó interesada
-No, pero tenías que ver la casa en la que vive Marinita… ¡Es impresionante y lujosísima! ¡Se ve a leguas que están acostumbrados a vivir bien!- hablaba admirada- Además ¿no te has fijado acaso de lo elegante que siempre va? ¡¡Hasta en vaqueros caray!!- exclamó alucinada y Marina rió divertida- ¡Tú no puedes ir de cualquier manera Marinita! ¡Seguro que no es de esos que te llevan a una pizzería ni al restaurante de la esquina hermanita!- añadió convencida
 -Pero cariño mío…- iba a protestar
 -No hay peros que valgan Marinita, esta vez no: debes ponerte muy elegante y bonita… Lo segundo es fácil, porque ya lo eres; pero tenemos que ponerle solución a lo primero- comentó cariñosa
 -¡Eres una zalamera embaucadora ¿lo sabías?!- se sonrieron entrañables- De acuerdo, mañana al salir de clase nos acercaremos al centro comercial y nos compraremos algo ¿de acuerdo?- Norma la miró satisfecha
-Pero nada de ir al cajón de las rebajas como siempre haces ¿me oyes?- aclaró rotunda y Marina la miró inquieta- ¡Ya es hora de que también pienses un poquito en ti y no que solo dejes lo mejor para nosotros Marina!- le regañó seriamente
 -¿Hoy no pensáis dormir loros?- les regañó Rubén entrando en el cuarto, se tiró al otro lado de Marina también boca abajo, quedando ella en medio de los dos- ¿De qué tanto habláis?
-De ir de compras mañana- contestó ilusionada Norma
 -Ah, bueno; pues agenciarme unos gayumbos que los necesito- expresó despreocupado metiéndose debajo de la colcha abrazándose al cuerpo de Marina apoyando su cabeza en su vientre, ella lo recogió cariñosa entre sus brazos- seguir pero hablar más bajo… que yo sí quiero dormir- y cerró los ojos, a los dos minutos ya dormía profundamente.
 -Hoy dormiremos como cuando éramos pequeños- repuso emocionada Norma e hizo lo mismo que su hermano
-¿Ah sí? ¿Entonces la semana pasada erais pequeños?- bromeó guasona Marina sonriendo dichosa, su hermana rió pícara y ella los abrazó amorosa apagando la luz y durmieron los tres juntos.
El viernes, Beatriz les hizo un examen control como hacía siempre al acabar un tema; ya la mayoría se lo esperaba, pero el grupo de presumidas que no pensaban más allá del lápiz de labios, estaban enfurecidas en el patio por aquel “examen sorpresa” solo para ellas. Norma las oía despotricar en contra Beatriz y cada vez se calentaba más, estaba intentando controlarse pero perdía poco a poco los estribos.
-¡Solo es una atormentada tullida que, como no tiene vida propia, solo quiere amargarnos la nuestra! ¡Y una envidiosa porque no puede andar y nosotros sí!- dijo una de ellas con repugnancia, aquellos infames insultos hirieron terriblemente a Norma que ya no pudo aguantarlo y saltó enfurecida
 -¡¡Y tú una gilipollas Silvia!! ¡¡Todos sabíamos lo que venía menos vosotras!!- le increpó empujándola en un hombro
-¡¡Cállate, estúpida enchufada!! ¿Te crees con derechos por ser su niñita mimada?- expresó hiriente mirándola desdeñosa
-¡¡No soy ninguna enchufada ni la niña mimada de nadie!! ¡¡Obtengo los beneficios que yo solita me gano!!
 -¡¡Ja!! ¡¿Cómo crees acaso que entraste en este centro privado siendo una muerta de hambre cómo eres?! ¡¡Solo porque eres la protegida de esa inútil tullida como ese gusano de 3º A!!- exclamó burlona mirándola sarcástica
-De mí di lo que te plazca, pero deja de insultar a Betty- masculló apretando los dientes furiosa, Silvia sonrió cínicamente
-¡¡Nunca nos llegaréis ni a la suela de los zapatos!! ¡¡La mugre de sucios y asquerosos pobretones no se os quitará nunca por mucho que esa estúpida lisiada lo intente!!- le expelió despectiva mirándola con desdén y Norma se cegó
-¡¡Desgraciada hija de puta, te dije que dejaras de insultarla!!- exclamó enfurecida
-¿A quién? ¿A esa puta lisiada de mierda?- insistió chulesca mirándola desafiante y, sin esperárselo, Norma se abalanzó rabiosa sobre ella cayendo las dos sin poder remediarlo al suelo y empezó a golpearla sin piedad; estaba totalmente cegada

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