lunes, 16 de junio de 2014


Llegaron a la terraza del jardín dónde Rubén leía interesado el grueso libro de Guillermo y se sentaron junto a él. Él y Guillermo se enzarzaron en una entretenida conversación sobre leyes en donde Guillermo explicaba con gran entusiasmo y paciencia al muchacho las dudas que tenía mientras Marina los escuchaba encandilada observando el gran interés de su hermano y la gran pasión que le ponía Guillermo demostrando realmente que amaba lo que hacía. Ya anochecía cuando regresaron Betty y los muchachos, sonreían felices y se les veían satisfechos.
-Parece que todo ha ido bien- comentó ilusionada Marina mientras Norma se le sentaba en las rodillas -Gracias a Bea, es una mujer maravillosa- replicó entusiasmada Norma mirando amorosa a Beatriz que le sonrió cariñosa
-No, gracias a ti mi cielito- declaró agradecida y todos rieron amenos
-Entonces ¿ya está todo solucionado?- inquirió satisfecho Guillermo
-Mañana se reunirá el consejo pero, gracias a la declaración de Norma apoyada por la de Gus, las que lleva de perder es Silvia y creo que a nuestra chiquita no le ocurrirá nada- explicó serena Beatriz- Ahora, probablemente de dos días de expulsión por pelearse dentro del recinto escolar no la librará nadie…- le reprochó tierna ofreciéndole cariñosa la mano que la muchacha tomó amorosa sonriéndole agradecida- La próxima vez, no te lances como una fiera; háblame antes ¿de acuerdo?- recomendó tiernamente y la niña asintió con la cabeza
-¡O espera a que salga del recinto!- aclaró entusiasmado Gus
-¡¡Gus!!- le regañó Beatriz pero todos reían entrañables, Marina besó amorosa la mejilla de su hermana que se acurrucó mimosa entre sus brazos
-Mi pequeña fierecilla que no es más que corazón- suspiró amorosa Marina abrazándola tiernamente. Rubén las miraba envidioso y Marina, comprendiéndolo, le ofreció cariñosa su mano que él tomó satisfecho sonriéndose amorosos los dos.
-¡¡Qué tres mimosillos!!- objetó ofuscado Gus
-Ven hombre, para ti también me queda un cachito de regazo y mucho cariño- repuso cariñosa Marina y él se abrazó divertido al cuello de Marina sentándose encantado en su otra rodilla. Todos rieron felices.
Una inesperada y asombrosa sorpresa les esperaban el lunes al llegar al colegio. Todos los presentes en la pelea se presentaron al consejo declarando a favor de Norma y apoyando a Beatriz siendo Silvia expulsada del colegio con una grave falta en su expediente por faltarle al respeto repetidamente a un superior añadido a una denuncia por malos tratos psicológicos presentado por la junta. Pero, como sospechaba Beatriz, también Norma fue castigada con tres días de expulsión del colegio.
 Aquel lunes también Marina llevó una grata sorpresa al aparecer Guillermo a recogerla a la librería y fueron dando un bonito paseo hasta el piso de Marina acompañados de una Norma castigada pero totalmente diferente hacia Guillermo que se despedía rauda al llegar al portal dejándolos solos para que pudieran despedirse amorosos y largamente. Desde entonces, aquello se volvió habitual como pasar los domingos en casa de Guillermo todos juntos en familia. Eran unas veladas maravillosas en las que todos disfrutaban alegremente, hasta Tina que era muy jovial acabó haciendo gran amistad con Marina. Guillermo se sentía dichoso al ver a su hermana charlar y reír alegre con ellas y los muchachos; se la veía realmente feliz y eso le complacía enormemente. Aunque también aquella situación se le hacía insoportable. Estar todo el día junto a Marina y solo tomarle tierno de la mano o darle un cariñoso beso en los labios, no le satisfacía completamente y aquello lo desquiciaba; deseaba tanto tenerla entre sus brazos y besarla ardientemente… Pero la celosa vigilancia a la que Rubén les sometía no se le permitía. Cuando le proponía dar un paseo a solas aprovechando que los muchachos estaban entretenidos, de inmediato Rubén lo observaba desconfiado confirmando que estaba muy atento a ellos y se apuntaba al instante. No tenían ni un segundo a solas a pesar de las protestas del resto que intentaban ayudar sin resultado.
-¿Ya te vas otra vez? Estás muy madrugador estos días- exclamó sorprendida Beatriz al encontrarse de nuevo a su hermano ya preparado para irse cuando ella aún llegaba a desayunar como estaba ocurriendo las últimas semanas
 -Tengo mucho trabajo cielo, pero prometo compensarte- respondió besándola amoroso en la frente y saliendo raudo de la casa.
Pero Guillermo no se iba a su despacho, sino que esperaba en el coche aparcado cerca de la librería hasta ver a Marina abrir cada mañana. Le conmovía aquel tierno detalle de traerle la comida todos los días a Ágata. Su corazón no daba más amor por aquella mujer y reconocía que estaba total y perdidamente enamorado de ella y que la amaba profundamente. Entonces la asaltaba entusiasmado y aprovechaban aquellos pocos minutos a solas para poder deleitarse en besarse complacidos y enamorados. Solo con aquellos breves instantes juntos, él se sentía dichoso para el resto de la mañana y una feliz sonrisa le acompañaba durante el día.
-No me querías creer mi niña pero yo sabía que el amor estaba a punto de llegar a tu vida ángel mío- le dijo complacida una mañana Ágata mientras Marina despedía amorosa a Guillermo desde la puerta de la librería al irse a su trabajo; ella le sonrió encandilada y la besó tierna en la mejilla.
-Ya me dirás lo que estás desayunando últimamente- expresó chistosa su secretaría al ver llegar a Guillermo un día más con aquella feliz sonrisa en sus labios siguiéndolo dentro de su despacho llevándole los informes necesarios para los juicios del día
-¿Por qué?- preguntó descolocado mientras dejaba su chaqueta del traje en el perchero junto a su toga -Porque estás resplandeciente, y se te ha instalado permanentemente una feliz sonrisa en el rostro que es increíble- aclaró cariñosa, él soltó una alegre carcajada mientras recogía las carpetas de su mano echándoles una leve visual. Ella seguía mirándolo con curiosidad y Guillermo sonrió aún más deleitado
-Que soy feliz Rita, extremadamente y dichosamente feliz- declaró entusiasmado besándola cariñoso en la mejilla y se sentó ante su mesa empezando a trabajar mientras ella lo miraba pasmada, él levantó su mirada de los expedientes y le sonrió ameno- ¿Vas a quedarte ahí mirándome toda la mañana cielo o piensas trabajar algo?- bromeó chistoso haciendo que ella reaccionara y, sonriendo divertida, salió del despacho cerrando la puerta tras de sí.
Estaba enfrascado trabajando en uno de los casos, cuando la puerta se abrió de repente sin apenas haber llamado
 -¡¡Lo tenemos Sanmartín!!- exclamó eufórico su ayudante entrando de súbito en su despacho, él lo miró intrigado
-¿De qué hablas Fran?- interrogó curioso
-¡¡De que ya lo tenemos jefe!! Hay un testigo dispuesto a declarar y documentación suficiente para que esta vez no se nos escape Guillermo… ¡¡Podemos ir a por ese maldito y escurridizo Mendoza!!- recalcó entusiasmado y Guillermo sonrió dichoso. Las cosas no podían ir mejor.
Aquel miércoles estaba trabajando en su despacho mientras los muchachos trabajan en el estudio con Beatriz.
-Bea… yo quisiera pedirle un favor- oyó exponer a Norma cohibidamente
-Dime corazón… si puedo ayudarte lo haré gustosa
-Me fijé cómo a Marinita le encantó el retrato que hiciste de tus padres- comenzó a explicar modestamente y ella la miró curiosa animándola a hablar- Es que pronto será su cumpleaños y…- a Guillermo le interesó mucho el comentario y detuvo su trabajo poniendo gran atención a la conversación que se producía en la habitación de al lado- y yo quisiera pedirle el favor de si me pudiera pintar el retrato de mis padres para regalárselo- expuso azorada, ella sonrió encantada; también Guillermo sonrió conmovido, aquella fierecilla en el fondo ciertamente era todo corazón
-Lo siento cariño pero me tengo que negar- le respondió cariñosa Beatriz dejándola apesadumbrada, Gus también la miró desconcertado ante aquella inesperada negativa por parte de la buena de Betty, ella les sonrió encandilada- ¡Porque lo vas a pintar tú, cielo!- añadió entusiasmada
-¡¿Quién yo?!- se sorprendió la muchacha
-Sí, tú… ¿Qué le hará más ilusión a Marinita cielo? ¿Un cuadro de tus padres o un cuadro pintado por ti de vuestros padres? Creo que no hay comparación- la muchacha sonrió dichosa- Empezaremos cuanto antes ¿cuándo es?- llegaban a dónde le interesaba a Guillermo y aún puso más atención -Dentro de dos semanas, el 15- genial, pensó Guillermo feliz reclinándose satisfecho en su sillón -Tenemos poco tiempo, así que te ayudaré algo para apurar… Tienes que traer una foto
-La tengo aquí- la sacó de su billetera que llevaba en su mochila
-¡Estupendo! ¡Pues empecemos ya!- se entusiasmó Beatriz y la muchacha sonrió dichosa
-Tenemos que prepararle una fiesta sorpresa Norma, esa dulzura se lo merece por recibirme con tanto cariño- comentó ilusionado Gus y Norma le sonrió complacida. Guillermo también planeaba ilusionado cómo sorprenderla ese día especial con algo realmente extraordinario para demostrarle el gran amor que sentía por ella.
Los dejó delante del portal cómo todos los miércoles y él se dirigió hacia la librería para estar un rato más con Marina. La observaba a través de la cristalera tras el mostrador revisando su libro de cuentas mientras se encaminaba hacia la librería y su corazón empezó a latirle frenético y unas ansías locas de besarla le asaltaron ¡¡Dios, como amaba a aquella mujer!! Apuró su paso alcanzando ansioso la puerta de entrada, ardía en deseos de tenerla entre sus brazos.
-Hola Ágata ¿cómo le fue hoy el día?- saludó animado a la anciana como siempre ya dispuesto a entrar
-Guillermo, espera- lo detuvo Ágata, Guillermo la miró sonriendo tierno descubriendo que la buena mujer tenía el rostro muy serio y lo miraba con inquietud y preocupación
-¿Pasa algo Ágata?- interrogó alertado
-Guille, sé qué no crees hijo y no te reprocho nada; pero por Dios te lo pido y por el gran cariño que os tengo a ambos, escúchame…- habló impaciente mirándolo muy alterada, él le puso gran atención- no sé en qué andas metido pero cuídate hijo, cuídate muchísimo; una sombra muy negra te andaba rondando desde hace mucho tiempo pero ahora ya está junto a ti y no trae nada bueno corazón, nada bueno…
-Ágata cielo…- iba a protestar pero la mujer le sujetó tierna la muñeca.
 -Guille por Dios y por el alma de tus padres te lo suplico, créeme, por una vez en tu vida hazme caso: cuídate mucho, estás en peligro mi niño… ¡¡En grave peligro!!- expuso impaciente y ambos se quedaron mirándose a los ojos fijamente.
-Tranquila mi viejita preciosa, lo haré; te prometo que lo haré- declaró finalmente posando tierno su mano en la mejilla de la anciana que le sonrió más relajada.
Norma y Gus entraron en el portal y corrieron a refugiarse bajo las escaleras como hacían últimamente todas las tardes antes de subir al piso para ocultarse de miradas indiscretas y allí besarse amorosos y deleitados
 -Muñequita, ya sabes que se acaba el curso ¿no?- le comentó él pesaroso
-Sí, claro ¿y qué pasa con eso?- inquirió intrigada
-Que me voy con mi padre durante las vacaciones- expuso apenado
-Pero ¿No vendrás de visita?- preguntó angustiada mirándolo dolida
-Procuraré escabullirme algún día, pero me será bastante complicado; vive un poco lejos cielo… -¡Oh, Gus!- se abrazó a él mortificada, Gus se sintió encantado y complacido. Se besaron ardorosos abrazándose apasionados. Norma lo besaba afanosa como si fuera a perderlo ya mañana y eso encendía tremendamente a Gus que la correspondía anhelante. La locura los fue envolviendo y el beso se convirtió en una muestra codiciosa de entrega, una urgencia deseosa de sus cuerpos; Norma se asía ávida contra el cuerpo de Gus y él la oprimía contra su cuerpo apremiante. Gus buscó debajo de la camiseta ceñida uno de sus pechos y lo aprisionó suavemente en su mano, ella acariciaba su espalda por debajo de la suya; estaban avivados y provocados por sus caricias. Ya desquiciado de la excitación, Gus le retiró la camiseta y atrapó quel delicioso pecho con su boca al tiempo que le desabrochaba el vaquero a Norma que lanzó raudo al suelo junto a sus braguitas e introdujo hábil su mano dentro su caliente sexo acariciándoselo preciso pero ansioso. Norma respiraba agitada, casi jadeante bajo la caricia de Gus mientras se restregaba ambiciosa contra su mano. Oírla tan deseosa y sentirla tan entregada lo incitó aún más y, apremiante, se retiró sus vaqueros. Norma se sobresaltó al notar su miembro duro y caliente entre las piernas buscando urgente su sexo para penetrarla
 -Gus para… no- murmuraba imperiosa intentando detenerlo pero él no reaccionaba, devoraba ansioso sus pechos empujando su pene intentando introducirlo entre sus piernas que ella apretaba evitándoselo- Gus, para por favor- rogó angustiada sin resultado, sintió como él se sujetaba su miembro con su mano para introducírselo más directamente- ¡Gus, he dicho que no!- clamó rotunda empujándolo fuertemente para apartarlo aunque solo logró separarlo un poco pero valió para que reaccionara levemente
-¡¿Qué?!- inquirió acucioso mirándola soliviantado, se encontró con unos ojos asustados, temerosos; y lo que más le impresionó, llenos de lágrimas. Se quedó desconcertado- ¿Qué coño te pasa?- inquirió confuso
-No Gus, por favor… Así no; mi primera vez no quiero que sea así- rogó terriblemente angustiada y Gus la miró estupefacto apartándose de ella mirándola boquiabierto
-¿Cómo que tu primera vez?- la miraba incrédulo, ella estaba abochornada y muy sonrojada- ¡Joder, es cierto: nunca lo has hecho!- se sorprendió estupefacto
-¡No es nada tan extraño! ¡No seré la única del mundo, supongo!- reprochó afrentada por aquella sonrisa socarrona que Gus dibujaba en su cara
 -No, claro; quedarás tú y las recién nacidas- bromeó burlón
-¡¡Idiota!!- increpó atormentada, no podía dejar de sollozar por sentirse tan ridiculizada por él y eso la ofendía aún más
 -¡Ey, chisss; pequeña!- la abrazó cariñoso- ¡Solo bromeaba corazón!
-Pues a mi no me hace ninguna gracia que te burles así de mí- protestó ella mimosa abrazándose a él acongojada
-Mira que eres bobita, no me burlaba cielo- la tomó entre sus brazos aprisionándola tierno contra él y empezó a acunarla suavemente, ella se sentía protegida y consolada- Mi fiera tigresa que es solo una gatita mimosa- repuso amoroso besándola nuevamente en la frente apasionado. Se sentía extraño; sentía asombro, satisfacción y orgullo. Aquella declaración de Norma lo hacía sentirse maravillosamente complacido.
Después de cenar, Guillermo estaba intentando buscar la manera de hablarle a Beatriz sobre el cumpleaños de Marina en la sala; ella lo observaba disimuladamente: se mesaba el pelo, cruzaba las piernas para luego volverlas a descruzar, volvía a mesarse el pelo... estaba inquieto.
 -¿Quieres decirme algo, Guille?- le inquirió divertida, él la miró sorprendido y ella sonrió entrañable- Soy tu hermana mayor, te conozco muy bien- explicó cariñosa y ambos se sonrieron deleitados
-Oí la conversación de Norma- replicó calmoso
-¡Ah, ya! ¡El cumpleaños de Marina!- repuso recreada
-Sí, el cumpleaños de Marina- repitió aturdido- podríamos proponerle a los chicos celebrárselo aquí- propuso vacilante
-¡¡Ey, es muy buena idea Guille!- expresó entusiasmada y su hermano sonrió deleitado- Podríamos hacerle una comida especial y pasar la tarde juntos…- ya planeaba entusiasmada
-Pero ahí un problema hermanita- la interrumpió y ella lo miró confundida- Es un sábado y abre la librería- explicó entrañable
-Pero podemos celebrarlo el domingo- propuso animada, él hizo un gesto fastidioso con la boca; la idea no le gustaba- o aún mejor, convencerla para que se tome la tarde libre ¡Es su cumpleaños!- él la miró poco convencido- ¡Tú puedes convencerla!
-¡¿Yo?!- inquirió sarcástico y esbozó una sonrisa abatida- Hermanita, no consigo salir ni una sola noche con ella como para proponerle algo así
-Pero eso es culpa del irracional de Rubén, no de ella- expuso convencida y lo miró tierna- ¡Si estáis loquitos el uno por el otro cielo!- le indicó fascinada- Estáis perdidamente enamorados ¿o sigues sin verlo?
-¡Yo sí, como un imbécil Betty!- respondió inquieto- Pero ella…
 -¡Ella solo tiene ojos para ti, bobo!- le replicó entusiasmada- ¿Cómo podéis ver tan poco los hombres?- él quedó callado, indeciso y confundido- ¿Cuándo piensas lanzarte y decírselo de una vez?- inquirió intrigada e interesada
-¡¡Eso quisiera yo Betty!!- le increpó desesperado- Pero con esos dos revoleteando todo el tiempo a su alrededor no puedo hablarle nunca- añadió irritado, la miró esperanzado- Por eso pensé celebrarle aquí el cumpleaños hermanita y no puede ser en domingo porque quería que los muchachos se queden contigo y llevarla a cenar… ¡¡tener al menos una noche a solas para poder decírselo!!- le explicó exaltado, Beatriz se quedó sorprendida por la reacción de Guillermo pero, en seguida, sonrió entusiasmada
-¡¡Qué gran idea, hermanito!!- expuso ilusionada
 -Sí… ¿tú crees?- estaba muy inseguro; ella se acercó y le tomó la mano amorosa sonriéndole feliz -Le va a encantar, te lo aseguro; no hay cosa más bonita que te digan que te aman y, si es el día de tu cumpleaños, mejor que mejor- él soltó su mano y se puso de pie nervioso, se acercó al ventanal dándole la espalda a su hermana- ¿Qué ocurre, cielo?- preguntó intrigada por su evasión
-No me entendiste Betty- repuso confuso, la miró a los ojos fijamente- No voy a decirle que la quiero hermana…voy a proponerle matrimonio- expuso decidido y ella lo miró asombrada.

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