viernes, 13 de junio de 2014


Marina intentaba centrarse en la película del televisor sentada en el sofá pero los mellizos no cesaban de pelearse
-¡Elige otra, tío… esta un muermo!- protestaba Norma
 -¡A mi me gusta!- repuso Rubén
-¡¡Si esta película la vimos una docena de veces ya!!- le reprochó cansadamente intentando quitarle el mando de la mano
-¡Me da igual, a mí me gusta y tú hoy no tienes voto porque estás castigada!- repitió categórico él -¡¡Marina!! ¿Verdad que a ti tampoco te apetece verla?- buscó apoyo en su hermana al tiempo que sonaba el timbre de la puerta.
-Lo siento Norma pero Rubén tiene razón: tú estás sin voto este fin de semana y a mí me da igual una que otra- aclaró decidida Marina al tiempo que Rubén abría la puerta. Se quedaron pasmados al encontrarse a Guillermo y a Gus en la puerta cargados con bolsas plásticas que les sonreían amenos. Marina se puso de pie mirando atónita a Guillermo mientras él la observaba encandilado, con aquel pantalón corto de algodón blanco que mostraba sus hermosas piernas, el top rojo juvenil que dejaba entrever su ombligo y su pelo recogido en una coleta alta, estaba preciosa; con su carita inocente y aquel atuendo aún parecía más niña de lo que habitualmente ya aparentaba
-¿Qué haces aquí?- le peguntó asombrada Marina y él sonrió deleitado
-Aunque estemos castigados… tendremos que cenar ¿no te parece?- respondió felizmente mostrando las bolsas que sujetaba en las manos, ella sonrió divertida- ¿O ya lo habéis hecho?- indagó prevenido, Marina negó con la cabeza sin poder dejar de sonreír entretenida- Pues perfecto; como no sabíamos que os gustaba hemos traído un poco de todo: comida china, mejicana, turca…- comentaba animado -¡Y pizza, que a ver a quién no le gusta!- remató encantado Gus mostrando la caja de cartón que él sujetaba entrando decidido a la casa y Guillermo lo siguió.
-¡¡Genial que hayáis venido tíos, se presentaba una noche de muermo que ni os imagináis!!- repuso entusiasmado Rubén cerrando tras ellos la puerta y todos rieron alegres
-¡Pues a cenar entonces!- resolvió Marina gozosa; ella y Guillermo se fueron a la cocina a servir en fuentes lo que traían seguidos de Norma mientras los muchachos preparaban la mesa en el comedor -¿Qué tal te encuentras cielo? Me comentaron Gus y Rubén a la mañana que tenías fiebre- se interesó tierno hacia Norma que le sonrió agradecida por su interés
-Bien gracias, solo fueron unas décimas pero Marinita se alarma por todo- contestó jovial recogiendo el mantel del cajón del mueble y, sonriéndose agradada con Guillermo, salió de vuelta al comedor donde de inmediato se les oía a los tres reír y hablar divertidos
-Parece que le caigo un poquito mejor ¿no?- expresó deleitado Guillermo y ambos se sonrieron dichosos, Guillermo la besó dulcemente en los labios y ella dio un respingo al tiempo que veía prevenida la puerta de la cocina- tranquila cielo, están entretenidos y yo desesperado mi vida- declaró apasionado y, sujetándola por la cintura, la atrajo hacia él y se besaron gustosamente entregados. -¡¡Ejem!!- repuso divertido Gus desde la puerta, ellos se distanciaron rápidamente y Marina se sonrojó poniéndose aún más preciosa ante los ojos de Guillermo- No era mi intención molestar, pero me mandaron a por platos- requirió socarrón
-Allí, Gus- le señaló Marina el mueble encima del vertedero
-Ya me llevo los vasos también y los cubiertos- comentó el muchacho entrañable recogiéndolo todo- ¡Ya está… así no volveremos a molestar!- repuso guasón y salió riéndose de la cocina. Marina y Guillermo se miraron y rieron divertidos
-¡Aprovechemos un poco más mi ángel!- expuso ambicioso y la tomó amoroso por la cintura de nuevo; volvieron a besarse, poco a poco la fue aproximando más hacia él y ella se dejó llevar acercándose a su cuerpo rodeando su cuello con sus brazos. Todo su ser reaccionaba a la proximidad de Guillermo, se afirmó contra su cuerpo anhelante acariciando sus fornidos hombros y su ancha espalda; él la abrazó fuertemente contra su cuerpo. Aquel beso fue diferente para Marina, era más sabroso, más entregado y deseoso; sus bocas parecían ansiosas y la ternura era encantadora y arrebatadora. Guillermo ansiaba no soltarla nunca y la aprisionaba anhelante contra su cuerpo, era increíble como deseaba a aquella mujer que respondía a sus caricias con gran ternura e inocente pasión
-¿No se quedaron demasiado callados?- comentó Marina intranquila, él sonrió divertido
-Y otro tanto dirán ellos de nosotros- bromeó entrañable, ella sonrió y él volvió a besarla dulcemente en los labios- Tu boca es viciosa, tan jugosa y dulce…- le susurró acariciándole sus labios con los de él- me vuelven loco- comentó abstraído atrapándolos de nuevo mientras sus manos se deslizaban debajo del top acariciando suavemente la espalda de Marina; ella sentía como le ardía la piel bajo su contacto erizándose desde la cabeza hasta los pies. Su cabeza comenzaba a dar vueltas volviendo a caer en aquel remolino de sensaciones donde su cuerpo parecía saber más que ella misma y respondía raudo a sus caricias. Su respiración se le entrecortó y su corazón empezó a latir precipitado cuando notó que sus manos ya acariciaban el empiece de sus pechos buscando anhelantes acariciarlos. Pero de pronto, él se detuvo inmediatamente- ¡Dios chiquita, no sé qué me pasa contigo pero me haces perder la cabeza!- repuso agitado retirándolas y abrazándola fuertemente contra su cuerpo- Será mejor volver con ellos o no sé a dónde podría llegar- añadió perturbado besándola tierno en la sien y se sonrieron dulcemente. Cuando regresaron al comedor, los muchachos estaban sentados en el sofá charlando entretenidos sin percatarse de su tardanza
 -La cena ya está aquí- indicó resuelta Marina sonriéndoles amena, ellos le correspondieron y se sentaron todos a la mesa. Guillermo observaba divertido aquel entrañable y caótico orden en la mesa; todos se pasaban las fuentes volando de un lado a otro riendo felices y hablando entrañables. Se compartían divertidos sus comidas unos con otros y Gus en el medio como si ya fuera de la familia. Toda la comida desapareció en cuestión de minutos.
 -¡Para mí!- resolvió raudo Gus cogiendo el último pedazo de pizza
-¡No seas glotón tío; comparte!- protestó de inmediato Rubén intentando quitársela, comenzaron una lucha a ver quién de los dos se quedaba con ella
 -¡Es mejor compraros un traje que daros de comer, caray!- declaró solazada Norma al tiempo que, inesperadamente, les arrebataba de las manos el pedazo de pizza y se lo comía resuelta ante el asombro de ambos. Guillermo soltó una carcajada recreada y todos rieron joviales.
 Después de cenar se armó otro ameno caos entre los cuatro para decidir a que entretenerse en la que Guillermo se mantenía como simple y jovial espectador; se pisaban unos a otros las propuestas denegándolas al instante donde Gus también participaba resuelto. Aquella algarabía de los cuatro tenía embelesado a Guillermo que los observaba sentado en su sofá riéndose deleitado.
-Así no vamos a llegar a ninguna conclusión… ¡Que lo decida un adulto responsable!- resolvió decidida Norma y todos miraron a Marina- ¿tú qué decides Guille?- añadió resuelta sonriéndole alegre dejándolo aturdido
-¡¿Yo?!- expresó desconcertado por aquella inesperada invitación
 -¡Claro que tú! ¿Acaso ves algún otro adulto responsable aquí?- bromeó chistosa y todos rieron amenos
-¿A las cartas?- propuso indeciso y todos aceptaron al momento; Marina y él se sonrieron complacidos por aquel precioso e inesperado detalle de la joven. Jugaban entretenidos pero sin dejar las entrañables peleas y discusiones pues eran una panda de tramposos que se miraban unos a otros las cartas descaradamente. Guillermo y Gus descubrieron a una Norma totalmente distinta a la que conocían: pacifica, divertida y muy cariñosa con todos ¿Cómo era posible qué aquella muchacha alegre y dulce pudiera transformarse en aquella otra fiera, irritable y furibunda? Tampoco Guillermo se esperaba descubrir que la dulce Marina fuera la más pícara de los tres, siempre acababa consiguiendo las cartas que justo necesitaba sin saber muy bien cómo y ya llevaba tres juegos ganados seguidos. Eran una familia realmente encantadora.
 -¡¡Gus, jolín!! ¡Sois todos unos tramposos, así no se puede jugar!- protestó enérgica aunque divertida Norma al descubrir a Gus espiándole de nuevo las cartas
 -Me las pusiste delante mi chiquita ¿qué quieres que hiciera?- se defendía meloso; Guillermo rió divertido al sorprender cómo Marina aprovechaba la discusión para robarle una carta a Gus
-Hala, no discutáis más que gané otra vez: escalera- anunció satisfecha y mostrando vanidosa su juego prefecto sobre la mesa
-¡Jodida tramposa ¿cómo rayos lo has hecho?! ¡Ese cuatro de diamantes era mío que lo tenía para un full!- expuso atónito Gus al verle la carta en su mano y Guillermo ya no pudo aguantar más soltando una explayada carcajada
 -¡¡Si es la peor de todos nosotros!!- exclamó enérgica Norma- ¡Guille no te rías e imponle ahora mismo respeto a esta ratera que para eso eres el hombre serio de la casa!- le dijo rotunda provocando las risas de todos
-Pues lo siento preciosa pero tendrá que quedar para la próxima; es muy tarde y el hombre serio debe irse ya- repuso ameno Guillermo examinando su reloj de pulsera descubriendo que ya era la una de la madrugada- Venga Gus, debemos irnos- lo alentó muy poco animado, se notaba que no deseaba irse -Un poco más, hombre; si total en tu casa Betty ya duerme hace horas y en la mía no hay nadie- replicó Gus esperanzado
-Si estás solo quédate a dormir cielo, ya te dije que en el cuarto de Rubén hay una cama libre- le ofreció cariñosa Marina
-¡De acuerdo!- se apuntó inmediatamente ilusionado
-¿Y no habrá una también para mí?- expuso guasón Guillermo
-La mía- ofreció campante Norma- ¡¡Yo dormiré con Marina de nuevo como esta noche!!- expuso entusiasmada
-¡Anda ya! ¿No me digas que el bebé aún tiene que dormir con su hermanita?- se burló socarrón Gus tirándole cariñoso de su pequeña nariz a la muchacha
 -¡No soy yo sola…! ¡Rubén también se cuela cada dos por tres!- protestó ella mimosa y todos rieron divertidos
 -¡¿Ah sí? pues ya está! quédate Guille, que esta noche me toca a mí dormir con Marinita- bromeó pícaro Gus
-¡Ey, tampoco te pases ¿eh?!- repuso muy serio Rubén al instante y volvieron a reírse solazados mientras Guillermo se levantó desganado del sofá
-Pues yo sí debo irme ya; avisa a tu madre inconsciente- le indicó cariñoso a Gus revolviéndole tierno el pelo mientras le tomaba la mano a Marina disimuladamente para que lo acompañara a la puerta -Gracias por la cena, fue una sorpresa y un detalle muy bonito- le agradeció encantada entrecerrando la puerta tras ella para evitar miradas curiosas
-Solo quería verte y estar contigo cielo, aunque fuera con los dobermans cerca- se sinceró amoroso besándola tierno en los labios y ella sonrió deleitada- pero tengo que reconocer que me lo pasé muy bien, tus hermanos son muy entrañables y la gatita no es tan fiera como pretende aparentar- bromeó cariñoso posando amoroso sus manos en su cintura y, atrayéndola hacia él, se besaron complacientes- ¿Podremos salir mañana aunque solo sea a dar un breve paseo?- requirió impaciente besándola dulcemente en los labios, ella movió los hombros dudosa
-¿Vienes a tomar café y miramos?- él sonrió esperanzado, se besaron nuevamente y se fue
Gus no lograba conciliar el sueño, así que se levantó y se fue al lavadero a echarse un cigarrillo. Norma se despertó sedienta y fue a por agua; al cerrar el frigorífico, descubrió de espaldas a Gus pensativo en el lavadero asomado a la ventana. Solo llevaba puesto el pantalón del pijama de Rubén y se le miraba unas espaldas anchas y fornidas para sus 17 años.
 -¿No puedes dormir?- le preguntó amistosa acercándose a él, Gus se volvió y la miró divertido observando su corto pijama rosa de ositos
-¡¿Con ositos tú?!- bromeó burlón, ella se sonrojó y él rió explayado. Norma se asomó a su lado por la ventana
-La noche está sofocante y cargada ¿verdad?- comentó despreocupada al sentir el aire caliente de la noche
 -Sí, mañana va a hacer un día estupendo- contestó sereno- Si no fueras tan torpe podríamos ir hasta la playa, seguro que Guille nos llevaría gustoso- añadió disgustado dándole una calada a su cigarrillo antes de tirarlo a la calle hábilmente con solo dos dedos, ella no contestó nada y él la miró intrigado- ¿Me vas a decir qué pasó? ¿Volvía a meterse con Betty verdad?
 -Esa imbécil la estaba insultando y me encendí igualito que cuando hablan de mi hermana- comenzó a hablar serenamente y él la oía en silencio- me cegué y me fui a por ella sin pensármelo; sé que fue una soberana estupidez y metí la pata hasta el codo, pero yo soy así y no puedo evitarlo…no soporto que degraden de esa manera a gente buena- él la miraba cariñoso e impresionado; aquella preciosa fierecilla, en el fondo era todo corazón.
 -¿Por qué no se lo dijiste a Betty?- le preguntó cariñoso, ella lo miró irritada
-¡No soy ninguna chivata Gus!- repuso indignada, él movió los hombros indiferente
-¡Allá tú pero entonces prepárate!- repuso serenamente y ella lo miró confundida- Norma, eso lo lleva haciéndolo desde que entró en el instituto y volverá a repetirse muchas veces… ¿Vas a ser capaz de escucharla y dejarlo pasar o te pelearás con ella de cada vez? Porque entonces sí que la liarás parda con Betty- expuso calmadamente, Norma se quedó pensativa y él le sujetó la barbilla dulcemente obligándola a mirarlo- Además preciosa, Betty ya lo sabe y está harta; pero no puede hacer nada porque todo Dios le tiene miedo a esa estúpida con sus papaítos en las altas esferas y no tiene forma de demostrarlo y con mi declaración únicamente no lograría nada… ¿De verdad que no la vas a ayudar Norma?- interrogó tierno
 -Es que me da mucha vergüenza con ella Gus- murmuró ruborizada, Gus abrió los ojos sorprendido y sonrió entrañable.
-¿Sabes qué eres inesperadamente sorprendente?- repuso amoroso y la besó suavemente en los labios. Norma quedó estupefacta pero asombrosamente complacida. El se distanció levemente esperando su enérgico bofetón junto a uno de sus arranques furiosos… Pero, para su asombro, ella le rodeó el cuello con sus brazos y lo atrajo impetuosa atrapando de nuevo su boca y se besaron deleitados mientras se abrazaban amorosos. Ella fue deteniéndose muy pausadamente mientras se miraban encandilados
-Hasta mañana- le susurró dulcemente besándole suavemente en los labios al tiempo que iba soltándose muy despacio de su cuello con una tierna caricia
-Lo dicho gatita, sorprendentemente inesperada- murmuró complacidamente impresionado mirándola seducido y se rieron alegres. Ella lo besó amorosa en los labios de nuevo y se fue a su cama. Gus no salía de su asombro, aquella fierecilla era tan dulce y tierna como impetuosa y sonrió dichoso. Regresó al cuarto de Rubén sonriendo aún y se durmió.
 -¿Marina, estás dormida?- le susurró Norma al oído deslizándose debajo de la colcha- ¿Marinita duermes?- insistió
-Ya no- respondió fastidiada- ¿Qué pasa, cielo? ¿Te encuentras mal? ¿Volvió la fiebre?- preguntó al instante alertada posando su mano en la frente de Norma
 -No, me encuentro de maravilla Marina…- repuso entusiasmada- ¡Porque me besó Marina! ¡Me besó y fue mi primer beso, Marinita!- le contó ilusionada
 -Bien… Mañana me lo cuentas todo ¿vale?- repuso adormilada pero abrió los ojos despejándose de inmediato- ¿Quién te besó y cuándo, cielo?- preguntó intrigada y sorprendida
 -¡¿Quién va a ser mujer?! ¡¡Pues Gus!!- increpó molesta, se sonrieron alegres- Y fue ahora mismo, en el lavadero- añadió entusiasmada- Fui a por agua y él estaba allí fumándose un cigarrillo…
-¡¿Gus fuma?!- expresó asombrada
 -¡¡Bah Marinita, olvida eso ahora!! ¡Te estoy contando que me besó Marina ¿o no me oyes?!- le reclamó fastidiada- ¡Oh, Marinita! ¡Se siente una tan rara y emocionada!- añadió maravillada abrazándose a su hermana y Marina la tomó tierna entre sus brazos- ¡Sientes como mariposas en la barriga y la cabeza echa bolas ¿verdad?!- añadió divertida y se echaron a reír alegres.
-¡Mi niña preciosa!- expresó dulcemente besándola cariñosa en el pelo- ¡Mi chiquita se hace toda una mujercita!

No hay comentarios:

Publicar un comentario