domingo, 29 de junio de 2014

Mientras, Norma seguía con su guerra interna con referencia a Gus y Hugo. La cabeza le daba vueltas en un torbellino de dudas sintiéndose cada vez más insegura. Sentía que quería a Gus pero cada vez que pensaba en aquel delicioso beso que Hugo le diera o estaba cerca y percibía su perfume, todo su cuerpo se alteraba excitándola terriblemente sin poder evitarlo. Y lo peor es que él lo sabía, pues cada vez jugaba más descaradamente con ella; la acariciaba sin ningún recato, le rozaba la mano al pasarle alguna cosa, se le acercaba inesperadamente por detrás respirándole levemente sobre el cuello haciéndola perder totalmente el control… pero lo hacía de manera tan sutil y disimulada que nadie más se percataba de ello. Y lo que más la desquiciaba era su sonrisa burlona y socarrona demostrándole que sabía perfectamente cómo le afectaba, que estaba jugando con ella y se estaba divirtiendo de manera descomunal a su cuenta. Y eso la irritaba furiosamente… pero también la excitaba tremendamente.
Aquella tarde, estaba sentada en la terraza en compañía de Graciela y Marina mientras Gus y Rubén estaban enfrascados en el despacho de Guillermo. Estaba concentrada en intentar plasmar el rostro feliz de su hermana que charlaba animada y entretenida con Graciela sin percatarse de que Hugo se acercaba a ellas regresando de su paseo diario por los alrededores. Al pasar por junto de Norma dirigiéndose a lado de su madre, le rozó muy suavemente la nuca con el revés de sus dedos. Norma dio un respingo en el sillón al sentirlo erizándosele la piel a su contacto y el corazón le comenzó a latir acelerado; lo miró molesta pero él le sonrío socarrón con una hermosa media sonrisa mirándola con un brillo gozoso en sus negros ojos. Nadie se había dado cuenta de su reacción y ella se intentó tranquilizar centrándose en su dibujo, aunque la mirada fija y burlona de Hugo sentado frente a ella no se lo permitía. Cerró bruscamente su bloc levantándose irritada
 -¿Qué te ha pasado, cielo?- le preguntó extrañada Marina por su cara de mal humor y aquel inesperado y desairado gesto
 -Nada, me voy a dar una vuelta- indicó déspota, pero reaccionó al ver la cara de asombro que ambas mujeres ponían ante aquel repentino mal humor suyo- No me sale lo que quiero expresar y me estoy irritando; así que me voy a dar un paseo para relajarme- expuso más serena intentando sonreírles cariñosa
 -Ah, pues haces muy bien cielito; lo peor que se puede hacer cuando algo no sale es insistir, ya verás cómo dentro de un ratín así te serenes, ya todo te saldrá rodado- indicó amable Graciela y ella le sonrió agradecida; se alejó de ellos caminando sin rumbo. Necesitaba encontrar alguna solución para acabar con todo aquello y ya. Debía estar más atenta, adelantársele a sus jugadas y cambiar las tornas del juego…
Desde aquella tarde, no volvió a pasarle nada en la mesa; solo se lo acercaba educada evitando cualquier contacto con él que la miraba desconcertado mientras era ahora ella la que le sonreía burlona. Y todas las mañanas se preparaba coqueta y a conciencia, cuidando todos los detalles para estar arrebatadoramente hermosa; la respuesta a su empeño lo tenía así aparecía en el comedor para el desayuno, tanto Gus como Hugo se quedaban mirándola encandilados y ella sonreía dichosa con el resultado.
-¿A qué estás jugando últimamente con tanto modelito, Norma?- inquirió intrigado Rubén aunque la miraba complacido por la enorme belleza de su hermana, también Gus la miraba desconcertado; ella resopló aburrida
-Para poner algo de entusiasmo a este interminable encierro- expuso despreocupada dirigiéndose hacia su lugar- Ahora ya se está haciendo monótono y aburrido y hay que darle algunos cambios ¿no lo creéis así?- añadió socarrona y le acarició coqueta el cuello a Hugo cuando pasaba por detrás de él como él le había hecho días atrás percibiendo su leve alteración que la hizo sonreír complacida; se sentó en su sitio a la mesa sirviéndose la leche en su bol de cereales mientras él la miraba desafiante y ella le sonrió socarrona
-Un poquito más de calma mi fierecilla; te prometo que ya falta menos, corazón- expuso cariñoso Guillermo sujetándole la mano tiernamente, ella le sonrió agradada- Sé que lleváis casi dos meses de encierro y se os hace ya fastidioso, pero pronto esto se habrá acabado y volveremos a nuestras vidas nuevamente
 -Pues a mí no me disgusta para nada Guille, mientras aquí la gatita siga deleitándonos en ponerse más que preciosa, por mí encantado- aclaró resolutivo Gus y todos rieron entrañables.
Estaba acabando de arreglar su cuarto cuando le apareció Gus en la puerta, la miraba cariñoso
-¿Qué tienes?- preguntó intrigada mirándolo tan parado ante la puerta
-Me vengo a despedir; hoy mi madre tiene el día libre y Guille lo ha preparado todo para que pueda pasar el día con ella sin peligro… y tengo muchas ganas de verla Norma- declaró melancólico, ella le sonrió amorosa
-Lo sé Gus, sé lo mucho que la estás echando de menos y me alegro por ti- repuso cariñosa, él se le acercó parsimonioso y la tomó suavemente de las manos aproximándola despacio a él
-¿Me echarás de menos gatita?- inquirió mimoso, ella sonrió divertida
-¿Y tú? ¿Me echarás de menos tú?- indagó melosa y él sonrió tierno
-No sabes cuánto- respondió sincero y la besó amoroso en los labios; ella le rodeó el cuello con sus brazos fundiéndose en un beso entregado y apasionado. Se distanciaron levemente y él la miró complacido
-Para que no olvides lo que dejas aquí y regreses pronto- expuso ella en un susurro coqueto, él sonrió melancólico
 -Yo no podría olvidarte nunca, cielo… Sin embargo, no estoy tan seguro de ti- comentó ensombrecido
-¿Por qué dices eso, Gus?- inquirió extrañada. Él se separó de ella dirigiéndose hacia la puerta para irse- ¡¡Gus!!- le amonestó ella ante su marcha sin contestarle, él se detuvo y la miró abatido aunque le sonrió dulcemente
-Nada, fierecilla… Solo son cosas mías- respondió esquivo- Nos vemos mañana- resolvió y desapareció por el pasillo. Ella se quedó pensativa en lo que podría haber querido decir Gus con aquello
-¿Así que se te va el amorcito?- le preguntó socarrón Hugo apoyándose en el quicio de la puerta cruzando los brazos sobre su pecho mirándola burlón; ella lo miró desafiante
-¿Te importa a ti algo?- inquirió despectiva, él rió divertido
 -¡¿A mí?!- repuso chulesco- Nadita de nada… ¿no te he demostrado ya lo suficiente qué me importa bien poco que él u otro cualquiera ande cerca?- preguntó entrando en el cuarto y acercándosele mientras la miraba provocador- Cuando quiero algo, voy a por ello sin preocuparme en absoluto del resto- ella lo detuvo apoyando su mano contra su pecho
-No te equivoques- repuso autoritaria- No soy un simple juguete que puedas quitarle a otro niño, también tengo algo que decir al respecto y mi respuesta es no- él sonrió socarrón y, en un movimiento rápido, la tomó por la cintura aprisionándola contra su cuerpo fuertemente; su boca se aproximaba lentamente a la de Norma- Suéltame ahora mismo Hugo- indicó categórica forcejeando sin resultado pues era mucho más fuerte, él seguía riéndose burlón y divertido.
-Estate quieta panterita, lo quiero y lo voy a tener- expresó vanidoso y aprisionó los labios de Norma con los suyos. Pero, inesperadamente, ella le mordió el labio fieramente y Hugo la soltó al instante echándose sorprendido la mano al labio sangrante y la miró atónito, ella sonrió satisfecha aproximándose a él
 -Se te acabó tu jueguito niñato- le habló a escasos milímetros de su boca, él la miraba con aquellos profundos ojos negros encendidos- ahora será cómo, cuándo y dónde ésta “panterita” quiera… No cuando a ti te venga en gana, chulito de poca monta- expresó con chulería y le rozó los labios con la punta de su lengua, él entreabrió los labios deseoso de atrapar aquella provocadora boca pero Norma se separó de él rauda y salió del cuarto dejándolo asombrado aunque sonreía divertido.
Después de comer, estaba bajo el roble dibujando cuando observó una sombra que se le acercaba sigilosamente, se volvió rauda y a la defensiva descubriendo que era Rubén, la miró desconcertado por su reacción
-Me has asustado- dijo sonriendo cariñosa calmándose nuevamente, él se sentó a su lado recostándose contra el roble, ella continuó dibujando- ¿Qué tienes?- le preguntó amable
 -Nada… me aburro sin Gus- respondió desganado con la mirada perdida en el horizonte, ella lo observó intrigada
-¿Por qué no lees alguno de esos librotes que te presta Guille?- le ofreció dulcemente. Él resopló aburrido
-Ya lo intenté… pero no me concentro- expuso aburrido lanzando una piedrecilla intentando darle a otra mayor que había un poco más lejos- Norma…
-¿Qué?- repuso cariñosa sin dejar de pintar sobre su lienzo
-¿Qué te parece eso de que este año estemos en el mismo instituto de nuevo?- preguntó inquieto, ella le sonrió agradada
-Bien, cielo- respondió alegre- creo que ya pasé la fase esa de odiarte a muerte; tranquilo- bromeó dulcemente y él le sonrió divertido, volvió a tirar otra piedrecilla
-Norma…- dijo nuevamente en un murmullo, ella lo miró confundida
-¿Qué quieres decirme y no te atreves, Rubén?- indicó precisa, él la miró sorprendido- Anda, suéltalo de una vez o me estarás dando la vara toda la tarde y acabarás cabreándome- él sonrió campechano -Gus está preocupado- contestó ensombrecido
 -¿Por qué estemos juntos en el instituto?- preguntó intrigada
-No… por ti y por él- ella lo miró extrañada, él la miró fijamente a los ojos- Dice que estás distante y fría aunque intentas buscarlo y disimular; se dio cuenta como yo que tú y Hugo os miráis de una manera extraña… íntima y provocadora- se calló brevemente- teme estarte perdiendo y está muy descolocado, no sabe cómo reaccionar
 -¿Qué tonterías son esas?- repuso ella asombrada- ¿Reaccionar a qué?
 -Cree que quieres dejarlo y te lo va a proponer cuando regrese mañana… Le prometí estarme callado pero no puedo hacerlo, os quiero mucho a los dos y me dolería perderlo como amigo- él volvió a mirarla fijamente- Norma ¿qué hay entre tú y Hugo?
-¡¡Nada!! ¡¡No hay ni habrá nunca nada entre ese insoportable estúpido y yo!!- respondió déspota y categórica pero él seguía mirándola receloso
-A mí puedes decírmelo Norma- insistió cariñoso
-Rubén, no hay nada entre Hugo y yo, te lo prometo- aseguró rotunda- Pero, lo que pasa, es que ya no es lo mismo referente a Gus Rubén- añadió ensombrecida, él la miró extrañado- Creo que estamos demasiado tiempo juntos y me está saturando… No siento lo mismo que antes por él- declaró apenada- Según me dijo Marina puede ser la monotonía, debemos espaciarnos más o acabaremos aburriéndonos el uno del otro- miró a su hermano angustiada- Y no quiero, Rubén, le quiero mucho y me dolería hacerle daño- él la oía atento y serio- ¿Referente a Hugo? Se presentó la oportunidad de un juego inocente de provocación y estuve a punto de entrar en él pero decidí que no valía la pena- volvió a su dibujo esquivando la mirada intrigada de su hermano
-¿Cuánto de inocente es ese juego?- indagó curioso
-Nada de importancia Rubén: roces tiernos de dedos al pasarnos las cosas, miradas incitantes, muecas provocadoras… nada más- contestó serena
-¿De ahí que ya no quieras pasarle las cosas en la mesa?- preguntó intrigado
 -Por ejemplo- repuso calmosa, lo miró fijamente- Juegos tontos que creí no le hacían daño a nadie; pero sabiendo que sí se lo hace a Gus, quedan decididamente eliminados
-Norma ¿Y te has parado a pensar en lo que puede opinar Hugo de esos juegos tuyos que supones inocentes?- indicó inquieto y ella lo miró extrañada- ¿Estás convencida de que él también sabe que son simples juegos y que no está creyendo que le estás proponiendo algo más?
-Claro que sabe que solo es un juego- repuso categórica
-¿Estás segura? ¿Lo has aclarado con él?- expuso preocupado, ella lo miró sonriendo entrañable
 -Solo es un juego, Rubén, y se ha acabado; no te preocupes- él también sonrió más tranquilo
 -Vale entonces- repuso definitivo levantándose de la hierba- Me voy a casa a prepararme algo de picar, tengo hambre y no sé a que hora llegarán Marina y Guille del médico
-¡Ah, es cierto! ¡Hoy le harán su segunda ecografía; a ver si al fin se sabe lo que es!- se acordó ella de repente, Rubén la miró asombrado
-¡¡Pues sí que  estaba la mar de entretenido el jueguito!! ¡¡Para haberte olvidado de eso!!- se burló socarrón dirigiéndose a la casa, ella se quedó desconcertada; realmente sí estaba descuidando muchas cosas con su tira y afloja con Hugo, sobre todo referente a Gus ¿Cómo rayos había podido hacer las cosas tan descarada como para que él se diera cuenta de todo? sintió como se le oprimía el corazón de pena por haberlo hecho sufrir así… Dejó las pinturas sobre la hierba y caminó distraída por la finca intentando ponerle explicación a sus sentimientos ya que… ¿lo que sentía era pena por haber hecho sufrir a Gus o por temor a perderlo? Lo pensó profundamente y llegó a la penosa conclusión que solo le apenaba haberle hecho daño, no le importaba mucho perderlo… Entonces ¿Seguía enamorada de él o estaba enamorándose de Hugo? Debía averiguarlo antes de que mañana volviera Gus y tuvieran la conversación de la que había hablado Rubén…
Al darse cuenta que ya había pasado la caseta del jardinero distraídamente y se alejara demasiado de la casa, regresó a paso apurado; aún tenía mucho miedo a pesar de saber que estaba toda cercada. Al pasar de nuevo por la caseta, chilló aterrada cuando alguien la sujetó por el brazo metiéndola dentro y le cubría rápidamente la boca para amortiguar su chillido.
 -No chilles panterita, que soy yo- expresó Hugo sonriendo divertido, ella aún lo miraba con ojos aterrorizados
-¡¿Eres imbécil?!- gritó frenética así le descubrió la boca pero él, sin dejar de sonreír socarrón, la empujó bruscamente contra la pared y la atrapó con su cuerpo colocando sus brazos a ambos lados de ella cerrándole el paso, su rostro estaba muy cerca del de ella; jugueteaba divertido frotando levemente sus narices
 -Me debes un beso ¿recuerdas?- expuso goloso, ella lo miró desafiadora- mejor dicho, dos… Me has mordido en el primer intento- Norma sentía que el corazón le iba desbocado, estaba tan cerca y deseaba tanto su boca… Lo besó apasionada, entregada. El la rodeó con sus brazos y la atrajo contra él oprimiendo sus cuerpos mientras le acariciaba ansioso la espalda. De pronto ella lo empujó fuertemente, tomándolo desprevenido, se tambaleó hasta acabar apoyado de espaldas contra la pared de enfrente. Se quedó asombrado mirándola, ella sonrió socarrona acercándose a él y cambiando las tornas; ahora era ella la que lo aprisionaba contra la pared con su cuerpo y jugueteaba con su lengua lamiéndole el rostro, el cuello y atrapándole el lóbulo de la oreja; él excitado, suspiró profundamente cerrando al tiempo los ojos
 -Te dije que a partir de ahora era yo la que decidía- le susurró melosa al oído, él sonrió burlón; su respiración era entrecortada y su corazón latía apuradamente bajo las manos de Norma que deslizara despacio por debajo de la camiseta acariciando su pecho desnudo mientras arrastraba la camiseta hasta su cuello y se la quitó rápidamente; él sonreía dichoso cuando ella se aproximó a su pecho y lo besó ardorosa, Hugo soltó un gemido deseoso al contacto de sus ardientes labios y su lengua jugueteó con sus pezones mientras sus manos recorrían despacio los costados de su cuerpo acariciándolo y buscando anhelosa su cremallera del pantalón que comenzó a bajar lentamente mientras lo miraba perversa a los ojos sin dejar de acariciarle el pezón con su boca mordisqueándoselo pícara; la muy ladina sabía mucho, se impresionó gustoso Hugo que sonrió deleitado mientras jadeaba complacido; ella volvió a recorrer su pecho con su ardiente boca subiendo lentamente a su cuello atrapando de nuevo el lóbulo y jugueteó nuevamente con él al tiempo que sus manos ya atrapaban su erecto sexo dentro de los vaqueros provocando en Hugo un gemido anheloso que no pudo evitar. Ella se lo acarició precisa pero estaba impresionada, era mucho más grueso y grande de lo que esperaba, era poderoso, era el pene de un hombre no el de un crío; él posó sus manos en su cintura y las subió en una suave caricia recorriéndole su cuerpo desnudo por debajo de la camiseta que ella llevaba puesta y atrapó sus pechos acariciándolos preciso y delicado asombrándolo al notarlos en sus manos; eran suaves y perfectos, se amoldaban increíblemente a sus manos, ahora fue ella la que gimió placentera y aquel gemido en el oído de Hugo lo desbarató desatando aquella pasión que había estado conteniendo, la apresó entre sus brazos oprimiéndola contra él al tiempo que atrapaba anhelante su boca y se besaron rabiosamente devorándose impetuosos entre gemidos ambiciosos, Norma se despojó rauda de los vaqueros deslizándolos hasta el suelo con un leve movimiento de piernas a la vez que le retiró apuradamente los de él lanzándolos presurosa hasta sus rodillas pero Hugo la sujetó de pronto por las muñecas apartándola levemente de él, ella lo miraba descolocada respirando jadeante y apuradamente; él sonrió burlón
-Quieta pantera, yo solo quería un beso; y estoy aquí para que tu cuñado ayude a mi madre… No para que me meta en el bote por corruptor de menores- expuso guasón alejándola aún más de él. Norma lo miraba aturdida pero aquellos bellos ojos relucían tremendamente excitados, se acarició los labios sensualmente con la punta de su lengua mientras le ofrecía una sonrisa pícara y juguetona que excitó aún más a Hugo.
 -¿Realmente crees que eres tú el que me corrompes?- indicó socarrona- ¿No será al contrario en estos momentos?- expuso aproximando su cuerpo y restregó su bajo vientre contra su miembro descubierto; él gimió nuevamente al sentir el tentador roce aflojando la sujeción de sus muñecas, ella aprovechó para arrimarse nuevamente oprimiendo al máximo su cuerpo al de él mientras se apoyaba en la pared atrapándolo entre sus brazos
-No juegues panterita o perderé el poco seso que me queda- la amenazó pero ella sonrió vanidosa -¿Realmente quieres desaprovechar esta oportunidad?- le murmuró al oído sin detener aquella provocadora fricción de su sexo contra su pene y él gimió de nuevo anhelante al percibir aquel ardiente calor que desprendía su entrepierna- ¿No lo deseas tanto cómo yo?... Dime que no y me voy- le incitó provocadora quitándose la camiseta y mostrando sus pechos mientras atrapaba su miembro entre sus piernas rozándole aún más su sexo caliente que su pene se desesperaba por invadir pero ella no le permitía más que alcanzar levemente aquella deliciosa entrada sulfurándolo tremendamente -Estate quieta Norma o yo…
-¿O tú qué? Tú empezaste esto, tú me buscaste; ahora aplácalo ¿o eres tan cobarde que no puedes?- le retó decidida y, tomando su pene con su mano, se lo introdujo levemente en su sexo; que percibiera su humedad pero sin dejarle entrar más allá. Hugo cerró los ojos soltando un gemido ansioso al tiempo que empujaba sus caderas buscando a la desesperada aquella penetración que se le negaba y lo estaba enloqueciendo pero Norma lo evitó rápidamente soltando una risotada chulesca

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