domingo, 15 de junio de 2014


-Pasemos a la sala, estaremos más cómodos allí para tomar el café- comentó Guillermo levantándose resuelto y se dirigió hacia Marina retirándole galante la silla mientras Beatriz ya tomaba camino de la sala- Estás preciosa cielo mío- le murmuró amoroso al tiempo que la besaba tierno en la sien, a Marina se le erizó cada milímetro de piel con aquel dulce susurro en su oído, se sonrieron deleitados y, pasándole dulcemente su brazo por su cintura, la guío tras su hermana. Marina sentía un agradable cosquilleo por todo su cuerpo a su contacto. Era absolutamente delicioso como cada roce suyo la turbaba haciéndola sentir sensualmente aturdida. También Guillermo se sentía complacido cada vez que sus manos lograban acariciar aquella suave y cálida piel; deseaba a cada instante tocarla, sentirla, y cuando lo conseguía se quedaba gustosamente satisfecho.
-Tengo una curiosidad terrible, querida- decía Beatriz intrigada mientras ellos se sentaban en el sofá uno junto al otro; Guillermo siguió con su mano posada sobre la cadera de Marina- ¿Cuánto tiempo lleváis solos?
-Ocho años; yo acababa de cumplir los 18 cuando murieron mis padres y tuve que hacerme cargo de ellos- respondió amable Marina sonriéndole cariñosa
-¡Oh, por Dios; si también eras una niña aún! ¿Y de qué murieron?- se interesó amable pasándole un pocillo con café
 -De un desafortunado accidente… todas las noches, después de cerrar la librería, regresaban a casa dando un paseo pues vivimos cerca; una noche, un conductor perdió el control de su coche y se subió sobre la acera llevándoselos por delante
-¡Oh Dios santo, que horrible!- exclamó conmovida pasándole otro pocillo a su hermano, pero él se quedara ensimismado oyendo a Marina- ¿Guille?- lo llamó Betty y él reaccionó, sonriendo amable recogió el café que ella le ofrecía- ¿En qué pensabas hermanito?- indagó curiosa, también Marina lo miraba intrigada
-En nada- respondió esquivo retirando su mano de la cadera de Marina y bebió de su café
-¿No estarías pensando ya en trabajo, no? Sería una falta de consideración hacia Marina terrible- le amonestó recta
-No pesada, no estaba pensando en trabajo- protestó dulcemente haciéndole una mueca burlona y Marina sonrió divertida; pero su hermana seguía mirándolo reprochadora- Está bien, solo pensaba que el otro día hablando con Norma me di cuenta que ese caso iba a llevarlo yo- expuso tomando aire profundamente, ambas lo miraron sorprendidas- de aquella yo era ayudante del fiscal Olmo y me había ofrecido a llevarlo… pero al final decidió pasárselo al inútil de Sánchez
-¡¡Vaya, que…!!- expresó encantada Beatriz y su hermano ya se puso tenso mirándola con recelo -¡¡Qué nada Betty!!- la acalló tajante- ¡No empieces ya con tus paparruchas de la casualidad, el destino o la providencia ¿vale?!- le regañó disgustado recostándose en el sofá, Marina sonrió divertida
-Mi hermano es un incrédulo en esos temas ¿sabías?- replicó burlona Beatriz y Marina volvió a sonreír amena
 -Es que eso son tonterías Betty, no existe la predestinación, ni el sino; no existen esos hilos invisibles que atan nuestros destinos a otras personas como tú fantaseas; nosotros somos los que decidimos y creamos nuestro propio destino, no fuerzas superiores del más allá ni hilos fantasiosos que te inventas- refutó convencido bebiendo de su pocillo
 -¿Tú qué opinas querida?- preguntó interesada Beatriz a Marina
-¡¿Yo?!- se sorprendió- Pues no sé qué decir la verdad…- añadió confundida y ellos la miraron intrigados- A ver, siempre pensé cómo Guillermo…
-Chica lista- exclamó satisfecho él y ella lo miró dulcemente
-Pero últimamente pasaron cosas que… la verdad, ya no sé qué creer- declaró confundida bebiendo de su café, ambos la miraban interesados- Estoy de acuerdo en que la gente elige y construye su propio destino, pero a veces ocurren cosas que no puedes evitar por mucho que las intentes esquivar truncando ese destino que te proponías
-Una buena deducción…- musitó encandilada Beatriz
-Tonterías- exclamó Guille desconcertándolas y ambas lo miraron intrigadas- siempre puedes evitar lo que no deseas Marina- aclaró decidido y ella lo miró a los ojos
-¿Estás seguro de eso Guillermo?- interrogó suspicaz y ambos se quedaron mirándose a los ojos intensamente recordando sus encuentros fortuitos, Beatriz sonrió divertida observándolos pícara sin decir nada. Entraron los muchachos hablando divertidos. Se sentaron con ellos y comenzaron a charlar entre todos animadamente hasta que le sonó el teléfono a Guillermo y él se levantó para contestar
 -¿Ni hoy vas a dejar ese dichoso teléfono Guille?- protestó fastidiada Beatriz mirando reprochadora a su hermano
-Es una llamada importante que debo contestar Betty; disculparme- se excusó educado apartándose del grupo- Dime Fran ¿lo has conseguido?…- contestó interesado y todos guardaron silencio para no molestarlo. Hablaba entusiasmado sobre que necesitaba más pruebas concluyentes y, sobre todo, la urgencia de encontrar un testigo que declara en contra del imputado. Se le oía exaltado y decidido. -¿Es sobre ese caso tan importante del que me hablaste?- le preguntó interesado Gus así cortó la llamada
 -Sí, hemos podido encontrar pruebas bastante concluyentes pero aún no podemos fiarnos; hay que atar bien todos los cabos para que no haya resquicios legales y se nos pueda escapar a última hora- respondió complacido y Gus lo acorraló a preguntas que también Rubén atendía interesado, Guillermo se las contestaba pacientemente entusiasmado
-Ven cielo, acompáñame; ahora se pondrán a hablar del trabajo de Guille y él, encantado como siempre, se enfrascará en detalles y no nos harán ni caso en un buen rato- explicó entrañable y Marina acompañada de Norma la siguió- quiero mostrarte los avances de nuestra queridísima Norma- le indicó entusiasmada dirigiéndose al estudio.
Marina observaba deleitada toda la casa, era impresionante y estaba decorada con un gusto exquisito y elegante. Cuadros hermosos decoraban las paredes, se detuvo ante un retrato de una pareja adulta. El hombre tenía parecidos con Guillermo pero también encontraba rasgos de Beatriz muy concretos -¿Los has pintado tú, verdad?- preguntó maravillada a Beatriz, ella sonrió complacida
-Sí… esos son nuestros padres; lo pinté hace poco aún- expuso ella amable
-Lo suponía, tenéis mucho parecido a vuestro padre- reconoció entrañable mirándolo ilusionada; Norma observó curiosa a su hermana y algo le cruzó la mente que la hizo sonreír dichosa pero no dijo nada. Entraron en el estudio- Es precioso cariño- felicitó amorosa a su hermana abrazándola, ella sonreía complacida y levemente avergonzada
-Tiene mucho talento Marina, acaba de empezar y ya está a la altura de Gus- expuso orgullosa Beatriz mostrando el de Gus, la muchacha se ruborizó ante los halagos de su maestra
-También está muy bien- repuso Marina entusiasmada- Aunque aún traza muy fuerte, no difumina bien los contrastes y cambios de color provocando esta dura diferencia que debería ser más suave- hablaba absorta mostrando su comentario con la mano dulcemente sin tocar el cuadro, Beatriz la miraba sorprendida
-Entiendes de pintura- comentó maravillada, Marina se sonrojó abochornada
-No que va, no entiendo pero sí me gusta- se excusó sofocada
-¡¡Por fin alguien con quien poder hablar algo más que de leyes!!- repuso entusiasmada Beatriz y las tres rieron divertidas. Comentaban el estilo de los muchachos y explicaban las diferencias, Norma atendía embelesada y orgullosa de su hermana. También le mostraron su afición a la restauración, a Marina todo le maravillaba como a una niña inocente y dulce; Beatriz estaba encandilada con aquella mujer tan impresionable y emotiva a la que todo le asombraba. Aunque se podría decir que acababa de conocerla, ya sentía un gran cariño por ella; gustaba al instante y se hacía querer de una manera extraordinaria.
-Salgamos y sigamos hablando, hace un día maravilloso para estar encerradas en casa- propuso Beatriz dirigiéndose al jardín trasero por la cristalera del estudio.
-Esto es precioso- alabó impresionada Marina el jardín- Tienen todo tan bien cuidado
 -Eso es merito de Braulio el jardinero- comentó cariñosa Beatriz, Marina olía una gardenia recién abierta
-Me encantan las gardenias- repuso ante la sonrisa agradable de Beatriz
-Tienen un aroma inconfundible y dulce…- aclaró ella alegre
-Sin embargo, a ti Marinita te pega más la orquídea- comentó Gus tras ellas, se habían acercado sin que ellas se hubieran dado cuenta y le sonreía afectuoso a Marina- Delicada, suave y dulce- expresó cariñoso cortando una gardenia que se la colocó en el pelo junto a la oreja de Marina- Aunque esta también te queda bien
-Solo tienes diecisiete, cuando tengas veinte vas a ser irresistible Gus- comentó embelesada Marina y todos se rieron divertidos mientras seguían caminando por el jardín.
-Ven cielito, ayúdame a llegar a aquel roble que es donde mejor se está cuando hace tanto bochorno- le propuso cariñosa Beatriz a Norma que guio servicial su silla en dirección a él. Aunque los muchachos seguían en dirección contraria a ellas, Marina iba a seguirlas pero Guillermo la detuvo sujetándola tierno por la cintura
 -Déjalas cielo, Betty quiere hablar con ella a solas de lo del viernes- le comentó cariñoso Guillermo besándola dulcemente en la sien, Marina le sonrió agradada y siguieron paseando despacio, él no volvió a soltarla llevándola suavemente por la cintura. Los muchachos, caminando delante de ellos, se iban alejando entretenidos charlando de sus cosas. Cuando estaban a una distancia bastante prudencial, Guillermo la sorprendió tirando suave pero firmemente de ella adentrándola en la caseta del jardinero. Allí la tomó entre sus brazos oprimiéndola contra él y la besó arrebatado, ella le correspondió amorosa y complacida- ¡Como deseaba besarte cielo mío, llevo esperándolo ansioso todo el día y ya pensaba que no iba a conseguirlo!- expresó satisfecho y ella sonrió dichosa. Se volvieron a besar pero esta vez más deleitados, saboreándose deliciosamente y entregados totalmente. Él empezó a recorrer deseoso su cuello; bajaba suave pero ardientemente hasta el hombro y regresaba nuevamente al cuello. A Marina el corazón le latía furiosamente. Se sentía hechizada por sus caricias y su piel ardía al contacto de sus labios; estaba extasiada, no podía pensar en nada, solo se sentía arrastrar hacía un abismo encantador que la llenaba de gusto y enorme placer. Su cuerpo se encendía en un fuego abrasador que prendía en su vientre recorriéndoselo entero. Cautivada por aquellas maravillosas sensaciones, se oprimía anhelante al cuerpo de Guillermo deseosa de más. Su respirar ansioso a cada roce de sus labios en su piel, su entrega apasionada a sus caricias y su cuerpo anhelante demandándole más, estaba trastornando a Guillermo y era arrastrado a aquella inmensa pasión sin poder remediarlo. Su boca empezó a besarle el escote mientras sus manos hambrientas acariciaban sus muslos desnudos por debajo del vestido. Le retiró una de las tiras del vestido dejando aquel maravilloso y turgente pecho al aire y su boca lo apresó ansioso. Ella gimió excitada al sentir su ardiente boca en su seno incitando aún más a Guillermo que, devorándoselo ambicioso, la tomó por los glúteos oprimiéndola fuertemente contra su entrepierna. Marina sentía su vigoroso miembro contra su sexo mientras deslizaba sus manos dentro de sus braguitas e intentaba quitárselas y una inquietud la asaltó. Iba a suceder… Guillermo iba decidido a hacerle el amor… pero ¿estaba preparada para aquello? Su respiración aún se aceleró más. Las risas de Rubén y Gus llegaban a ella y un miedo atroz la invadió
-Guille por favor- murmuró apresurada deteniéndolo y él la miró incomprensible- aquí no Guillermo… por favor- suplicó angustiada y él reaccionó
 -¡Dios santo! Pero ¿Qué rayos estoy haciendo?- se reprendió afligido alejándose de ella y mesándose trastornado el pelo, ella lo miraba turbada- Perdona cielo, yo no quise propasarme así…yo no…- balbuceaba abochornado
-No Guille; está bien amor, no pasa nada- le habló melosa posando tierna su mano en su mejilla- pero aquí no, andan por ahí los muchachos y pueden entrar ¿comprendes?- explicó dulcemente y él sonrió comprensible
 -Perdóname, de verdad cielo mío- expuso amoroso tomándola entre sus brazos y la oprimió tierno contra su pecho, ella se abrazó complacida a él- claro que te entiendo mi vida, pero no entiendo cómo pierdo el control así contigo ¡¡Me haces perder la cabeza mi chiquita!!- declaró alucinado besándola apasionado en la cabeza, ella lo miró a los ojos dedicándole una de aquellas sonrisas que lo encandilaban y él la besó cautivado en los labios- será mejor salir de aquí o no podré controlarme, me tienes completamente loco y enamorado amor mío…- musitó ardiente y se sonrieron íntimos besándose dulcemente en los labios. Salieron abrazados amorosos de sus cinturas de la caseta. El la observaba encandilado de regreso a la casa, sus mejillas aún tenía aquel rubor de la excitación que le hacía sentir aún más hechizado por su cándida belleza, se detuvo antes de llegar al jardín y, atrapándola apasionado entre sus brazos, la besó nuevamente entregado y ardiente
-¡Ey, estabais ahí!- oyeron la voz de Rubén sobresaltando a Marina que se separó rauda de entre los brazos de Guillermo mirando estremecida a su hermano sonrojándose nerviosa, Guillermo sonreía conmovido por su bochorno. Pero Rubén caminó hacia ellos sin, al parecer, darle importancia a su beso- ¿Dónde estabais metidos? Os andaba buscando- interrogó curioso mirando inquisitivo a su hermana
-Pues… aquí- respondió ella esquiva moviendo sus hombros despreocupada pero se la notaba demasiado nerviosa por aquella intensa mirada de su hermano
-¿Qué pasó Rubén? ¿Dónde está Gus?- intercedió Guillermo para acabar con aquel incómodo momento de Marina
-Betty se fue de volada llevándose a Norma y a Gus con ella, que no nos preocupemos que regresarán pronto- aclaró resuelto, ellos lo miraron extrañados
-¿A dónde?- interrogó confundida Marina
-Pues a dónde no puedo decirte hermanita porque Betty hablaba tan acelerada que apenas la entendí- expuso ofuscado y Guillermo rió divertido
-Te comprendo Rubén, cuando se pone nerviosa o muy alterada habla de corrido y apenas eres capaz de captar palabras sueltas; yo es que ya son muchos años y me voy defendiendo pero hasta a veces me cuesta seguirla- expuso cariñoso y los tres rieron amenos
-Pero lo poco que logré pillar es que Betty le tiene unas ganas locas a esa pija estúpida a la que Normita puso fina filipina ya que, al parecer, sabe que lleva mucho tiempo insultándola y faltándole al respeto pero no lograba encontrar a nadie dispuesto a declarar en su contra ya que es una tía conflictiva con papás de bien y todos en el colegio le tiene miedo… solo Gus estaba dispuesto, pero no servía de mucho ya que todo el mundo sabe que tienen una relación especial desde hace años y su palabra puede ser cuestionable frente al consejo… Normita se ofreció a declarar a su favor
-Mi chiquita- indicó orgullosa Marina y Guillermo la besó tierno en la sien tomándola cariñoso de la mano
-Además no podía esperar al lunes pues nuestra fierecilla puede estar en graves problemas Marinita, al parecer son gente importante y pueden buscar represarías mayores que las del colegio- añadió preocupado mirando inquieto a su hermana
-¡Oh Dios santo; asuntos sociales!- exclamó afligida abriendo aterrada sus ojos
-No te preocupes cielo, seguro que Betty puede solucionarlo; y del resto ni te preocupes, yo moveré algunos hilos- aclaró esperanzado Guillermo besándola nuevamente en la sien y ella le sonrió agradecida.
 -Guille ¿me prestas el libro del código penal para entretenerme mientras Gus no regresa?- preguntó interesado Rubén
-Claro, coge el que quieras- respondió gustoso y el muchacho corrió hacia la casa, ellos lo siguieron pero más relajados y abrazados por la cintura.
-¿Gus está mucho con vosotros, verdad?- curioseó Marina
 -Desde hace tres años casi se puede decir que vive aquí- respondió complacido
 -¿Otro recogido de tu hermana que te metió en casa?- indagó cariñosa mirándolo enternecida, él sonrió dulcemente
-No, a este lo recogí yo- declaró gustoso besándola tierno en los labios, ella lo miró intrigada- era un habitual de los juzgados y ya se iba de cabeza al reformatorio sin remedio; yo me ofrecí hacerme cargo de él para librarlo de ello- comentó tierno
-¡¿Al reformatorio?!- se asombró ella- ¡¡Pero si es encantador y muy buen muchacho Guille!!- lo defendió con pasión y él sonrió seducido por aquella ternura que demostraba
 -Eso me lo pareció a mí también en cuanto hablé con él; me di cuenta de que no era lo que quería aparentar, que a pesar de su corta edad, ya llevara muchos palos y andaba muy perdido además de demasiado solo… así que le ofrecí al juez hacerme de su cargo y me lo traje a casa… Betty descubrió que era una lumbrera y, desde entonces, lo está ayudando a encontrar su camino- aclaró cariñoso besándole en la sien
-Pero ¿cómo solo? ¿Y su madre? él me dijo…- expresó sobrecogida
 -Sí cielo, tiene madre y padre… pero están separados- aclaró sereno- su padre vive en otra ciudad y solo se ven en las vacaciones, y su madre trabaja de noche teniendo que descansar por el día, de ahí que siempre estuviera solo; además es muy inteligente y en la escuela casi no le hacían caso, se sentía apartado y como un bicho raro, así que, como nadie lo controlaba, acabó juntándose con malas calañas llevándolo a donde lo llevó… aunque yo creo que el detonante más grande fue la separación de sus padres: se vio en medio de un duro y peliagudo divorcio en dónde cada uno tiraba para su lado y él, que los quiere a ambos con locura, estaba viéndose usado solo como moneda de chantaje entre ambos- comentó abatido, Marina le acarició tierna su mejilla y él sonrió deleitado- Es que no sabes cómo se hace querer el cabrito cielo; me gustaría traérmelo definitivamente a vivir aquí, pero él no quiere… solo vive para esos apenas diez minutos antes de irse a la escuela que tiene con su madre cuando ella llega a casa- añadió amoroso, Marina le sonrió encantada
-Lo sé, es un niño maravilloso; y es su madre Guille, eso no se cambia por nada- repuso ella amorosa, él sonrió entrañable y se besaron amorosos una última vez antes de llegar a la casa.

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