miércoles, 18 de junio de 2014


-Que estás en las mismas que yo colega: Marinita también es virgen, algo increíble a esa edad por cierto, y que aún no has podido mojar tampoco- se burló socarrón
 -¡No seas maleducado e irrespetuoso!- le reprendió huraño, él seguía sonriendo divertido- ¿cómo rayos sabes tú esas cosas?- preguntó sorprendido. Ahora Gus se rió a carcajadas
-¡¡Yo sé más de lo que te piensas, colega!!- indicó vanidoso recostándose informal en la silla pasando su pierna izquierda por encima del reposabrazos- Pero primero lo mío colega que yo estoy acostumbrado a tías que te lo ponen en bandeja: un par de arrumacos, al tema y listo, ya está; si te he visto no me acuerdo… pero esto… ¡Esto es muy chungo colega!- se rieron entrañables- Guille ¿Cómo sé que ella no lo está queriendo también y yo estoy quedando como un gilipollas?
-Cuando lo dudas es que sabes que aún no es el momento; tranquilo que cuando ella esté dispuesta te lo hará saber, a lo mejor no con palabras, pero sus gestos y todo su cuerpo te lo estará diciendo ¿no has dicho que a veces parece que sí quiere? Pues cuando esté preparada totalmente, lo sabrás fijo- explicó cariñoso- ¡Pero con sentido y precaución ¿me oyes camándula?!- indicó tajante
-¡Ya hombre, que no soy idiota; y a mí a estas alturas un churumbel ya, pues como que no!- expresó desenfadado y ambos rieron amenos.
-Y ahora explícame cómo sabes tú lo que hubo o no hubo entre Marina y yo- se extrañó curioso, Gus se rió recreado levantándose y dirigiéndose a la puerta, se detuvo y lo miró guasón
-¿A qué no sabes que casi todas las noches Norma se mete en la cama de Marina y se cuentan intimidades? Y después a Norma se le suelta un poquito la lengua- Guillermo lo miró interesado pero él volvió a reírse divertido- ¡Ah! te interesa la información ¿eh pillín? ¡¡Pues no hay más saber, hala!! Hasta más ver colega; me voy a pedirle consejo a Betty sobre el regalo que ella seguro que me ayuda más que tú, que veo que eres un petardo en esa cuestión- desapareció de su visión. Guillermo sonrió tierno. Era un pillo descarado pero como quería a aquel muy sinvergüenza.
-¡Gus!- lo llamó presuroso
 -¿Qué?- respondió al instante asomándose por la puerta riéndose guasón; Guillermo rió divertido, el muy pillastre ya se esperaba su llamada
 -Si te enteras de algo importante… ¿me lo dirás verdad?- instó cómplice, el muchacho volvió a reír jocoso
 -¿Cómo qué? ¿Cómo, por ejemplo, que la tienes enamoradita y derretidita por tus huesos?- indicó guasón, Guillermo sonrió complacido
-Por ejemplo- expresó satisfecho, ambos se sonrieron amenos y Gus ahora sí se fue
-¡Feliz cumpleaños, hermanita!- la despertaron felices los mellizos llevándole el desayuno a la cama como siempre hacían el día de su cumpleaños
 -Gracias mis chiquitos- repuso encantada y se besaron dichosos en las mejillas. Le pusieron la bandeja sobre las piernas y se sentaron en la cama acompañándola en su desayuno- ¿Qué hora es? -Aún son las diez, tranquila- respondió Rubén alegre. Llamaron a la puerta y ellos se sorprendieron -Guillermo no creo que sea, quedamos en que nos recogería a la una y media- explicó Norma extrañada
-Será Gus, ese duerme menos que un oso en verano- repuso Rubén yendo a la puerta mientras ellas sonreían divertidas. Regresó al cuarto llevando un hermoso ramillete de gardenias- ¡Son para ti hermanita! Las trajo un repartidor- indicó entusiasmado entregándoselas
-¡¿Para mí?!- se sorprendió agradada, las olió entusiasmada- ¡¡Que preciosidad!!
 -¡¡Lee la tarjeta de una vez Marinita!!- requirió exaltada Norma, ella obedeció
 -“Feliz cumpleaños mi amor. Guillermo”- leyó encantada sonriendo feliz -
¡Además de estar como un tren, que detalles más románticos tiene este tío, jolín!- estalló Norma tirándose de espaldas en la cama encantada, ellos rieron divertidos.
Después de desayunar, ella solo tenía que ducharse y preparase pues ese día los mellizos se encargaban siempre de todo quitándole por un día el trabajo diario. Al salir del baño miró a Norma hacer su mochila, Rubén también preparaba la suya
-¿Qué hacéis?- inquirió curiosa, ellos la miraron divertidos desde sus cuartos
-La bolsa para el fin de semana; y haz la tuya que hoy dormiremos todos en casa de Guillermo- explicó alegre Rubén
 -¡¿Quién lo ha decidido?!- exclamó atónita
-¡Betty!- repuso animosa Norma- está tan ilusionada con celebrarte el cumple que quiere que pasemos juntos todo el fin de semana… ¿No te opondrás verdad?- indicó inquieta
 -No, claro que no corazón- replicó cariñosa besándola tierna en la frente y regresó a su cuarto
A la una y cuarto llegó Gus
-Feliz cumpleaños guapísima- le dijo feliz besándola cariñoso entregándole una orquídea blanca en una cajita trasparente
-Gracias, corazón; pero no era necesario que me compraras nada…
-Tú te mereces esto y más ¿Te gusta?- la interrumpió efusivo
 -Es preciosa, Gus; gracias- lo besó nuevamente agradecida
-Te dije que tus flores eran las orquídeas…- explicó satisfecho, miró el ramillete de gardenias en un florero sobre la mesa de café y sonrió divertido- ¡Que cabrito, se me adelantó!- bromeó cariñoso y se rieron entrañables. En ese momento llegó Guillermo también, puntual como siempre
-¡Felicidades, amor!- la abrazó entusiasmado por la cintura atrayéndola a él pero se contuvo y observó respetuoso a Rubén- ¿Me permites besarla?- requirió su permiso y el muchacho se sonrojó avergonzado sonriendo divertido. Se besaron complacidamente deleitados- ¿Recibiste mis flores?- se interesó acariciándole la mejilla tiernamente
-Sí, me encantaron cielo- le contestó amorosa- Y ahora me regalaron esta orquídea ¿te gusta?- le mostró encantada la cajita y él sonrió dichoso mirando a Gus que sonreía satisfecho
Cuando llegaron a la casa, Beatriz tenía decorada la sala con globos y guirnaldas de colores -¡Felicidades cielo!- la reclamó amorosa entre sus brazos, ella corrió a abrazarla
-Gracias Beatriz, es un detalle muy bonito- le agradeció emocionada
-Gracias a esos dos sino yo pocas guirnaldas colgaría- comentó mirando a Gus y a Guillermo- ¡Además, quedaría una decoración para diminutos colgadas a ras del suelo!- bromeó divertida y todos rieron explayados- ¡A ver, Guille; espabila! ¡Un jerez para brindar por la cumpleañera!- le repuso entusiasmada y él obedeció
-¡A nosotros también ¿eh?! ¡Que hoy es un día especial!- se apuntó pícaro Gus
 -¡Serás camándula!- exclamó enternecida Betty y todos rieron divertidos- está bien, pero hoy solamente por ser un día especial ¿de acuerdo?- indicó cariñosa y Guillermo les sirvió a todos- ¡Por ti cielo, que cumplas muchos más y junto a nosotros!- brindó amorosa sonriendo dichosa y bebieron felices.
 -¡Está muy bueno!- declaró embelesada por su sabor suave y dulce, estaba realmente delicioso
-¿Te sirvo otro?- se ofreció cariñoso Guillermo y ella aceptó sonriendo feliz
-A mí también, porfa- se apuntó raudo Gus levantando su copa vacía para que él la recogiera pero Guillermo solo le dio una suave colleja al pasar junto a él- ¡Vale! ¿Eso es un no verdad?- indicó resuelto provocando que todos rieran divertidos. Apareció Tina sonriendo dichosa se acercó a Marina -Felicidades Marina- la felicitó cariñosa, Marina la abrazó y la besó agradecida- La mesa está dispuesta, Betty; cuando gustéis
 -Pues vamos luego- repuso animada.
 Fue una comida soberbia, llena de delicatesses, con platos espectaculares y sabrosos. Pero lo que más agradó a Marina fue que Tina comió con ellos a la mesa como un miembro más de la familia. De postre había una tarta preciosa de nata y fresas en la que ponía “Felicidades Marinita” con sus 28 velas encendidas
-Este es mi regalo, te la hice con todo mi cariño- le dijo la mujer cariñosa dejándosela delante para que soplara las velas
-¡Gracias, Tina; es un detalle muy bonito y parece deliciosa!- se emocionó y la abrazó amorosa, se dispuso a soplarlas
-¡¡No te olvides pedir el deseo, Marinita!!- la avisó Norma entusiasmada
 -¡¡Y no pidas como todos los años que nosotros estemos bien que ya ves que lo estamos!! ¡¡Sé por una vez egoísta y pide para ti!!- le repuso cariñoso Rubén, ella le sonrió amorosa y sopló las velas apagándolas de una sola vez. Los muchachos explotaron en aplausos y gritos armando tremendo barullo al acabar de soplarlas provocando las risas felices de los adultos.
 -¡¡Llegó el momento de los regalos!!- saltó entusiasmada Norma levantándose de la mesa
-¿Regalos? ¿Qué más regalos si ya todo es maravilloso?- se sorprendió ella impresionada
-Querida, esto es solo una comida en familia… ¡¡ahora tocan los regalos de verdad!!- le indicó ilusionada Beatriz batiendo emocionada sus palmas, parecía una niña más entre los muchachos y Marina y Guillermo se rieron alegres.
-¡El mío!- le ofreció entusiasmado Gus mientras la besaba cariñoso la mejilla, era un perfume delicado y suave con un toque fino y dulce a orquídeas
 -¡Oh Gus, qué bien huele: a orquídeas! ¡Es delicioso, gracias!- le agradeció entusiasmada volviéndolo a besar amorosa y él sonrió complacido
-Ahora el mío- le ofreció feliz Beatriz el suyo
 -Pero con todo lo que ya me has preparado Beatriz…- se abochornó cohibida, Guillermo la miraba encandilado
 -¡Oh por favor Marinita, te conformas con bien poco corazón! Anda, ábrelo de un vez mujer o me va a dar algo- le recriminó impaciente Beatriz y su hermano rió divertido; nunca había visto tan feliz e ilusionada a su hermana. Marina obedeció; era una caja de música antigua restaurada por ella misma que maravilló a Marina
-Oh, es hermosa Betty- musitó impresionada acariciando delicadamente la dulce talla abriéndola y la suave melodía de una nana empezó a sonar- Es preciosa Betty, muchísimas gracias- se emocionó sincera y la abrazó llorosa
-¡Por Dios santo, que impresionable eres mi niña! Para o me harás llorar a mí- expuso conmovida por su emoción acariciándole tierna la espalda- Mira, ya me llamas Betty; vamos mejorando- exclamó chistosa y ambas se sonrieron entrañables
-Y ahora el mío, no es tan impresionante como el de Betty, pero te lo hago con todo mi amor- declaró encandilado Guillermo mostrando una cajita rectangular de joyería. Marina lo miró enamorada y se sonrieron tiernos mientras tomaba la caja, la miraba intimidada sin atreverse a abrirla- Se supone que tienes que mirar dentro cielo- expuso él bromista, se rieron explayados y ella lo abrió encontrándose una hermosa gargantilla de oro que formaba un fino enramado con pequeños diamantes incrustados en él
-Dios mío, es… preciosa Guille- se sobrecogió maravillada, él se la recogió de la caja colocándosela en el cuello
 -No tanto como tú… Felicidades, amor- le susurró amoroso y la besó dulcemente en los labios; ella estaba fascinada y se sonrieron radiantes.
-Es bella, Guille; siempre tienes muy buen gusto escogiendo joyas- objetó encantada Beatriz observándola sobre el cuello de Marina
-¿Solo joyas hermanita?- bromeó pícaro acariciando la mejilla de Marina que le sonreía deleitada
-Sí joyas, porque Marina es una joya hermano ¿o no te lo parece a ti también Gus?- declaró convencida Betty y los cuatro rieron amenos
-¡¡Aquí está el nuestro, Marinita!!- exclamó entusiasmada Norma apareciendo en la puerta acompañada de Rubén, Marina observó el gran regalo que traían entre los dos, se percibía que era un cuadro. Ella sonrió encantada y lo desenvolvió. Su rostro de sorpresa e ilusión iluminó la sala llenando de satisfacción a sus hermanos que la miraban emocionados
 -Pero… ¡Si son papá y mamá!- exclamó sobrecogida y rompió a llorar colmada de tanto cariño que todos le mostraban
-Marinita ¿qué te pasa?- se abatió Norma abrazándola amorosa- No quería hacerte llorar, solo queríamos hacerte feliz- se acongojó
 -¡Y lo habéis hecho cielo mío! ¡Todos lo habéis hecho, sois maravillosos conmigo!- sollozó emocionada mientras sonreía dichosa y feliz a todos que le correspondieron complacidos
-Tú te mereces todo esto y más princesa, por ser tan linda y maravillosa con todos nosotros- declaró con extremo cariño Gus abrazándola amoroso y volvió a llorar emocionada conmoviendo al resto de nuevo.
El resto de la tarde siguió siendo una divertida y entretenida fiesta entre bromas y juegos en el jardín haciendo sumamente feliz a Marina. Betty disfrutaba como una niña más entre los enredantes juegos de los jóvenes, se la veía también tan feliz que Guillermo disfrutaba doblemente y parecía uno más entre los muchachos revolcándose sobre la hierba con sus amenas peleas. Marina observaba asombrada a sus hermanos; Norma abrazaba a menudo por detrás a Guillermo rodeándole su cuello con sus brazos y lo besaba repetidamente en la mejilla mientras Rubén le recriminaba sin perder su hermosa sonrisa que era una besucona aburrida y cansina; habían cambiado su actitud hacia Guillermo de forma radical, ya no estaban a la defensiva y esquivos observando meticulosos cada gesto suyo sino que eran cariñosos y amables como si, de un día para otro, ya lo hubieran aceptado en sus vidas definitivamente y eso la hacía sentir aún más dichosa y feliz.
-Será mejor empezar a prepararnos cielo, la reserva es para las nueve- avisó Guillermo acercándose a ellas y besando tierno la mejilla de Marina que lo miró sorprendida
-¿Prepararnos para qué? ¿Y de qué reserva hablas?- expuso confundida y todos sonrieron alegres -Ahora os vais a ir a celebrarlo tú y Guille solos Marinita, por eso dormimos aquí; para que disfrutes de tu día especial sin preocuparte de nosotros- declaró satisfecha Norma y ella la miró confundida -Pero, yo… no traje ropa para salir Guille…- respondió ofuscada mirando apenada a Guillermo
 -Pero yo sí hermanita, te traje el vestido nuevo que no llegaste a estrenar por mi culpa- resolvió resuelta Norma y todos rieron entrañables- ¡Venga, espabila! ¡No has oído que la reserva es para las nueve!- la alentó tirando suavemente de su brazo y ella obedeció aún asombrada por aquella inesperada sorpresa dejándose llevar por su hermana hasta su cuarto donde ya la esperaba el hermoso vestido negro sobre la cama. Intentó no retrasarse pero estaba tan nerviosa que parecía incapaz de acabar de vestirse. Estaba asombrada de que una simple cita nocturna la pusiera tan alterada, aunque reconocía que era la primera vez que salía de noche con Guillermo ya que la otra vez no llegaran a ir… ¡Que narices! ¡¿Cómo no iba a estar nerviosa?! ¡Era la primera vez en su vida que salía de noche y con un hombre! Entró Norma en el cuarto sonriendo dichosa al verla con el vestido negro ceñido a su cuerpo y con una amplia falda de vuelo. Su escote en barco dejaba sus bellos hombros al descubierto
-¡Estás preciosa Marinita!- declaró emocionada y su hermana sonrió nerviosa- ven que te arreglo un poquito mejor ese pelo- la tomó de la mano entusiasmada y la llevó al baño en el mismo cuarto. Le alborotó el ondulado cabello con sus dedos cayendo suelto y libre por sus hombros y se la recogió a los lados con horquillas invisibles para dejar despejado su hermoso rostro. Era simple pero le quedaba muy bien. Luego le colocó nuevamente la gargantilla y Marina se miró al espejo. Realmente estaba muy bien reconoció al verse
 Al salir del cuarto, todos esperaban expectantes en la sala. Guillermo, con un elegante y perfecto traje negro acompañado de camisa rosa muy tenue y corbata de seda en contraste con un tono rosado más fuerte; la miró complacido y gozoso al verla acercarse; estaba francamente hermosa. Se sonrieron seducidos el uno por el otro.
-¡Guau, estás imponente Marinita!- repuso entusiasta Gus y ella lo miró agradecida
 -Si mis hermanas son preciosas lo que pasa es que no se valoran- comentó orgulloso Rubén y volvieron a reírse.
-No os preocupéis de nada que nosotros lo vamos a pasar de miedo aquí; iros y divertiros- les deseo ilusionada Beatriz, ellos se fueron sonriéndoles encantados.
El restaurante a donde la llevó era muy elegante, demasiado para el gusto de Marina que se sentía cohibida ante tanto lujo y esplendor; temía no saber comportarse ante tanta ostentación y dejar en ridículo a Guillermo delante de los muchos presentes que lo habían saludado cuando pasaban y ahora los observaban curiosos. Guillermo la observaba disimuladamente percibiendo su inquietud.
 -¿Cómo van las cosas por la librería?- se interesó sonriéndole dulcemente
 -Bien, mucho mejor la verdad: dice Ágata que es debido a la marcha de Cris que espantaba a los clientes- bromeó y ambos rieron divertidos. Guillermo siguió interesándose por las cosas de Marina haciendo que poco a poco olvidara sus temores y pronto se sintió tranquila y cómoda. En cierto momento, Marina se quedó mirándolo intrigada- Guille… ¿tienes tú algo que ver con los nuevos pedidos que me están llegando?- interrogó curiosa examinando fijamente sus ojos
-¡¿Yo?! No, que va ¿por qué?- respondió raudo evitando su mirada, Marina sonrió complacida comprendiendo que sí
-Pues la mayoría son empleados del juzgado- instó retórica y él la observó inquieto- Gracias de todos modos aunque tú no hayas sido- le murmuró melosa y él sonrió feliz

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