miércoles, 4 de junio de 2014


-¡Que torpe soy, Dios santo!- musitó abochornada mientras el camarero le pedía nervioso disculpas a Guillermo
-No pasa nada, tranquilo, todo está bien- intentó calmarlo amable Guillermo al tiempo que le retiraba el paño de la mano con la que intentaba secarle la chaqueta del traje
 -La culpa ha sido toda mía, perdónenme los dos- expuso sofocada y ahora fue ella la que le quitó el paño a Guillermo limpiándole sofocada la camisa, él le sujetó cariñoso la mano deteniéndola y ambos se miraron a los ojos
-Que no es nada, déjelo por favor; esto seca solo ¿ve?- expuso agradable Guillermo sacudiéndose la manga levemente para retirar las gotas de humedad, Marina lo miró avergonzada con aquellos dulces y melosos ojos caramelo y él le sonrió afectuoso- A ver, mejor explíqueme qué tanto le observaba al cuadro que la tenía casi obsesionada- le pidió dulcemente
-Pues, que por más que lo veo, no le encuentro sentido- lo observaron juntos y se quedaron un buen tiempo examinándolo
 -¿Le digo la verdad? Yo tampoco- repuso finalmente suspirando profundo y metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón de pinzas negros, se sonrieron entrañables- ¿Y el resto? ¿Le gustan?- preguntó interesado
-Sí, todos son maravillosos… De ahí que no me cuadre este; no parece del mismo artista- parecía aturdida con el dichoso cuadro del que no podía apartar la mirada. Guillermo le sonrió encantado -Pues le aseguro que sí lo son- remarcó decidido con un tono de orgullo que intrigó a Marina
-¿Son suyos?- inquirió intrigada
 -¡¡No por Dios!!- respondió sobrecogido y tajante, se sonrieron divertidos- ¡¡Lo mío no es el arte, soy un negado absoluto para todo eso!!... Pero conozco al artista y ¿sabe una cosa? me aseguró que ese soy yo- explicó deleitado señalando el cuadro, volvieron a observarlo
-Pues yo no le conozco pero… no le encuentro ningún parecido a usted- se rieron divertidos- ¿Cuál es su titulo?
-Hombre atormentado- ella miró sorprendida a Guillermo y él movió contrariado los hombros- A mí no me mire, son cosas del artista- se defendió ameno y volvieron a reírse. Marina le echó un último vistazo al cuadro. Dio dos pasos adelante flexionando levemente su cabeza hacia la izquierda y luego a la derecha, Guillermo la observaba desconcertado
-Espere un momento… ¡Claro, es que está al revés!- expuso de pronto acercándose al cuadro y lo descolgó, Guillermo la ayudó a voltearlo
-¡¡Señorita, los cuadros no se tocan o llamaré a seguridad!!- la amonestó furiosamente un hombre trajeado muy sulfurado y altanero pero al instante que vio a Guillermo su rostro palideció- Disculpe señor Sanmartín, no lo había reconocido- se avergonzó el hombre
 -Ya lo veo- expresó irritado mirándolo reprochadoramente- Este cuadro estaba colgado al revés Alfredo y la señorita solo intentaba colocarlo bien- le reprochó duramente Guillermo
-Oh, lo lamento muchísimo señor Sanmartín… mil disculpas, señorita; alguien pagará este terrible error
 -No creo que sea para tanto- Marina estaba confundida y sofocada- Un pequeño desliz lo tiene cualquiera
-La señorita tiene razón Alfredo, dejémoslo pasar- contestó Guillermo sereno- Ahora, tengan más cuidado la próxima vez y, sobre todo, más educación al hablar con mis invitados- le amonestó autoritario
-Sí señor, discúlpeme de nuevo- bajó avergonzado la cabeza y se alejó. Marina miraba azorada a Guillermo, parecía ser alguien importante allí, reconoció asombrada. El le sonrió cariñoso
-¿Podría ser tan amable de explicármelo ahora?- pidió cordial observando nuevamente el cuadro acercándose a ella, sus hombros se rozaban
-¿No lo ve aún? Mire: aquí se difumina una cara en perfil cabizbaja, parece ensimismado o preocupado- señalaba el cuadro sin tocarlo mientras iba mostrando lo que explicaba- aquí se intuyen sus manos que se recomponen el pelo, o se lo atusa nerviosamente… Algo le preocupa de las hojas que lee sobre la mesa ¿ve aquí la mesa llena de papeles y libros?- lo miró y él sonreía encantado. La gente se había arremolinado alrededor de ellos y oían curiosos las indicaciones de Marina
-¡Ahora lo veo perfectamente!- replicó agradado y la gente también aceptaba gustosa la explicación- ¡¡Claro que me veo reflejado!! ¡¡Ahora sí!!- se rieron alegres- Muchas gracias
-No es nada, solo hay que invertir un poco de tiempo en fijarse e intentar entender lo que el artista intenta expresar; a una pintura no solo se debe mirarla, hay que intentar comprenderla- replicó serena cómo si fuera natural y fácil
-Miro pero no veo- musitó encandilado, Marina lo miró confundida- Eso me dice mi hermana muchas veces: que miro pero no veo- explicó resuelto y ambos rieron divertidos- Le propongo un trato, yo me sigo llevando la peor parte en nuestros accidentes y usted me acompaña a las exposiciones- bromeó divertido y se volvieron a reír- La invito a una copa de cava- añadió entusiasta llamando ya al camarero con un gesto de su mano
-No gracias, debo irme ya- denegó amable mirando su reloj- pronto serán las diez y mis hermanos deben de estar a llegar a casa
-Pues permítame acompañarla, debo cuidar mi nuevo descubrimiento- se miraron agradables y ella aceptó. Salieron a la calle y comenzaron a andar tranquilos uno junto al otro- Entiende de arte además de libros- comentó amable, ella sonrió agradada
-No es difícil poniéndole un poco de paciencia, cariño e imaginación- repuso afectuosa
-Pues yo no debo tener nada de esas dos cosas últimas, porque de la primera ya decididamente no tengo- bromeó divertido y se rieron explayados
-Todo el mundo tiene, solo que algunas personas lo relevan a un segundo lugar anteponiendo otras que creen más importantes- expuso dulcemente, Guillermo se sentía bien en su compañía; le gustaba mucho oírla hablar, su voz era dulce y armoniosa envolviéndolo en un halo de paz; muy amena y entrañable, se podía percibir su ternura- Por ejemplo, ese cuadro ¿por qué estaba tan ensimismado y preocupado cuando el artista lo dibujaba?- preguntó cariñosa
-Mi trabajo siempre me tiene así: absorto y preocupado; ella debió fijarse al verme trabajar en mi despacho- expuso amoroso. Marina sonrió agradable
-Pues es una mujer muy intuitiva y se percibe que le quiere mucho- añadió cariñosa- ¿su esposa?- preguntó amena
-No, mi hermana ¿Y todo eso lo dedujo del cuadro también?- se sorprendió, ella rió divertida
-Pues claro, la forma como lo retrató lo dice todo… Los trazos que lo expresan a usted son suaves, como acariciándolo, y de colores pastel muy dulce; sin embargo, el resto del cuadro es duro, con trazos fuertes y colores fríos… A ella no le agrada lo que usted hace o no le gusta como le afecta a usted su trabajo- él la miraba impresionado oyéndola encandilado
-¿Sabe? Se llevaría muy bien con ella… Son muy parecidas- repuso cariñoso, ella sonrió agradecida- ¿pinta también?
-Oh no, me gusta pero no tengo talento… Quien dibuja muy bien es Norma- añadió orgullosa y satisfecha
-¡¿La gatita indomable?!- repuso boquiabierto, ella rió divertida asintiendo con la cabeza- Pues mire, le pegaba más al muchacho, lo veo muy sereno- comentó sorprendido
-Pues también tiene su genio no vaya a creer- exclamó resuelta y volvieron a reírse animados- pero él es más de letras; es duro, casi frío: le gustan las leyes, los estatutos… Creo que tendremos un abogado, un político o algo de eso en la familia- comentaba llena de pasión y orgullosa, él sonreía encandilado
-¿Para usted las personas que le gustan las leyes son frías y duras?- indagó interesado
-Sí ¿a usted no?- repuso serena y él solo sonrió ameno- parece que llevan una coraza fría y hermética, supongo que será por su trabajo; no debe ser fácil decidir sobre el futuro de una persona que no se conoce, saber si merece o no ese cruel castigo solo por intuición y algunas pruebas insulsas a veces… debe ser un trabajo agotador y muy angustioso saber si se está tomando la decisión correcta- expuso dulcemente impresionándolo, nunca había oído exponer con tanta dulzura y comprensión algo que la mayoría de la gente despreciaba- Sin embargo Norma, así donde la ve, es apasionada y demasiado impresionable: le gusta la pintura, la literatura… Sufre con las injusticias y se enciende ante las infamias- lo miró dulcemente y se sonrieron entrañables- Más de un quebradero de cabeza me dio por meterse en disputas que no le concernían solo por defender a otros: para ella el más débil siempre es el inocente.
-Pues se van a compenetrar bien: ella se meterá en líos y él la sacará de ellos- expuso chistoso y ella rió divertida
-Espero que no- repuso esperanzada- Ahora cambió bastante, está más serena y pacifica
-¿Dio con la medicación adecuada por fin?- bromeó burlón y ella rió divertida
-No, solo hice algunos cambios y parecen que funcionan- Marina se detuvo ante un portal y Guillermo sintió una desazón sospechando decepcionado que era su casa, no quería que aquel paseo se acabara aún, deseaba estar más en su compañía- Ya hemos llegado, muchas gracias por acompañarme- anunció ella dulcemente para disgusto de él sonriéndole amable
 -No, gracias a usted por permitírmelo, me gustó mucho hablar y, sobretodo, escucharla- comentó profundamente sincero, Marina se sintió sofocada; ella también había disfrutado de su compañía -Llámeme Marina, por favor; el usted no me gusta- repuso amable y él sonrió agradecido
 -Si tú a mí me llamas Guillermo; tampoco me gustan los formalismos ¡Ya bastante tengo que soportarlos durante toda la semana!- comentó disgustado y se sonrieron nuevamente mirándose encandilados a los ojos.
-¡Hombre, el listo!- los interrumpió socarrona Norma, llegaba acompañada de su hermano que observaba muy fijamente a Guillermo- ¿Qué? ¿Se ha perdido y busca nuevamente ayuda?- requirió malévola y precavida
-Norma, sé un poco más educada… Guillermo solo se ha ofrecido muy amablemente a acompañarme a casa- la regañó dulcemente Marina
 -¡Anda la leche! ¿Y luego? ¿Ahora no sabes venir sola o qué?- inquirió alerta y defensiva
-No nos comentaste nada de que fueras a salir Marina- le reclamó molesto Rubén que seguía mirando desconfiado a Guillermo
-Ni me preguntasteis tampoco, además ¿desde cuándo tengo que daros explicaciones de cuando entro o salgo?- contestó fastidiada mirándolo irritada
-Veo que ofrecerme de guardaespaldas es inútil, ese puesto ya está bien cubierto- bromeó Guillermo entrañable y Marina le sonrió divertida aunque se la miraba abochornada por el comportamiento de los gemelos- Mirando a tus fieles guardianes, supongo que debo pedirles a ellos si me permiten invitarte a tomar un café otro día ¿no?- siguió bromeando
 -¡Mira tú, además de listo es avispado el muchachote!- se burló hiriente Norma- ¡No va a ir ¿vale?!- exclamó tajante
 -Nada se le pierde contigo- añadió cortante Rubén
-¡¡Basta ya!!- exclamó Marina irritada- Creo que soy mayorcita para poder decidir solita ¿no? ¿Me meto yo en vuestras cosas?- le increpó a sus hermanos, ellos bajaron la cabeza humillados- Lo siento mucho, de verdad- se excusó sofocada con Guillermo que le sonrió entrañable
-No pasa nada, tranquila; ahora, podríamos quedar los cuatro el domingo que viene y así descubrirán que puedo ser un poquito agradable además de listo… y avispado- bromeó bonachón
-¡Ja! ¡Como si no tuviéramos cosas mejores que hacer un domingo para perder el tiempo contigo, vamos hombre!- repuso déspota Norma y su hermana la miró irritada acallándola al instante
-Venga, vámonos ya Marina; se hace tarde- exclamó contundente Rubén y caminó hacia el portal, Norma lo siguió no sin antes mirar altiva a Guillermo; también Marina obedecía sin decir nada
-¡Ey espera!- la detuvo raudo tomándole suavemente del brazo, ella lo miró intrigada- Su respuesta me quedó muy clara, pero ¿Y tú qué me contestas? ¿Quedamos para el domingo?- indagó dulcemente mirándola esperanzado con sus negros ojos grandes y profundos; ella se sintió cautivada por aquellos bellos ojos negros
 -Sí, claro… ¿Por qué no?- respondió animada, se sonrieron afectuosos
-¡¡Marina, que es para hoy joder!!- la reclamó fastidiada desde dentro del portal Norma y ella se volvió para irse pero él la retuvo insistente apretando algo más su brazo, Marina lo volvió a mirar desconcertada
-¿A las cinco te viene bien? ¿Te recojo aquí o prefieres quedar en otro lugar?- preguntó alentado -Aquí está bien y a las cinco es perfecto- respondió dichosa, se sonrieron encantados y él por fin la soltó quedándose mirándola como entraba en el portal; antes de desaparecer dentro del ascensor, sus miradas se encontraron de nuevo y se sonrieron alegres.
 Habían pasado varias semanas desde la llegada de Norma al centro y en las clases se adelantara al resto sin esfuerzo; era realmente muy inteligente. Pero Beatriz observaba preocupada que seguía comiendo sola y, aunque parecía llevarse bien con todos y se ofrecía amable a ayudar a cualquiera que necesitara una mano, mantenía una distancia prudencial, esquivando amable cualquier acercamiento del resto de muchachos no queriendo intimar con nadie. En el patio tampoco se juntaba con los demás. Siempre se sentaba en una esquina con su eterno cuaderno trabajando ensimismada en él. A Beatriz le comía la curiosidad de saber que tanto hacía en aquel cuaderno que cerraba presurosa si alguien se acercaba a ella.
-Esa muchacha nueva es extraña- comentó su secretaría junto a Beatriz observándola por la ventana de su despacho
-No parece querer relacionarse con los demás- manifestó sin perder detalle de los hábiles movimientos de su lápiz sobre el bloc: lo ladeaba suavemente como emborronando algo y después le pasaba su dedo frotando enérgica
 -Lo que digo, es rara… A su edad solo se piensa en amigos y divertirse, no en los estudios y en lo que rayos haga tan apasionada en esa dichosa libretita- Bea se quedó callada, observando detenidamente cada gesto sobre el papel
-Está dibujando- concluyó satisfecha- Y está usando una técnica muy avanzada de sombreado al carboncillo… Sabe lo que se hace
-Pues sabrá, pero a mí sigue pareciéndome rara- expuso despreocupada y se fue de la oficina. Beatriz guió su silla hasta el patio y se detuvo junto a Norma
-Hola- la saludó amistosa Norma sonriéndole dulcemente con aquella hermosa sonrisa que poseía pero, como siempre, cerrando rauda el bloc al verla
-¿Me permites verlos?- pidió amable sonriéndole cariñosa. Norma lo pensó cohibida unos segundos pero luego se los entregó. Beatriz los examinó detenidamente- ¡Son muy buenos, Norma! ¡Fantásticos!- la felicitó encantada- ¿Vas o has ido a clases de dibujo?
-No… Lo aprendí sola- contestó serena, Beatriz la miró sorprendida y encandilada
-Pues tienes mucho talento cielo y este método a carboncillo es muy complicado ¿has pensado en la idea de dedicarte a esto?- preguntó interesada
-No, que va, es solo es un entretenimiento- respondió concluyente, Beatriz la miró extrañada
-¿Por qué? Realmente eres talentosa, sería una pena desperdiciar este don- comentó apesadumbrada- ¿No te gustaría asistir a clases de pintura? El óleo, la acuarela y el pastel te darán muy buenos resultados con algunos de tus dibujos; este por ejemplo- le mostraba el de unos niños jugando en la zona de juegos del patio- Con pastel quedaría perfecto- siguió pasando las hojas y se encontró con el rostro de su hermana perfecto, con trazos suaves y los ojos tan expresivos que parecían realmente verdaderos mirándola amorosa. Su sonrisa tierna y encantadora estaba plasmada de manera perfecta. -¡¡Esto es magnífico pequeña, que manera asombrosa de plasmar la hermosa mirada de tu hermana!! ¡¡Es increíble el talento que tienes y una pena desaprovecharlo!!- alegó asombrada y encantada, Norma la escuchaba tranquilamente, ni se emocionaba ni se preocupaba; cómo si no le importara mucho lo que opinara. Se encontró con el rostro de Norma pero con el cabello muy corto, sus ojos eran algo más fríos que los de ella pero igualmente de vivarachos y sus rasgos faciales algo más duros, masculinos- ¿Quién es?
-Mi hermano Rubén- aclaró entrañable, Beatriz recordó que Marina le comentara que eran mellizos -Ah, Rubén… Un muchacho muy atractivo- repuso amable
-Sí que lo es, es muy guapo- remarcó henchida de orgullo y Beatriz sonrió enternecida ante aquella muestra contundente de total y profundo cariño. Sonó el timbre y Norma se levantó del banco- ¿Me los devuelve? Tengo que irme a clase
-Claro cielo- le devolvió el bloc pero no lo soltó- Quisiera hablar con tu hermana ¿le darás el recado?- Norma se puso a la defensiva al instante
-¡¿Por qué?! ¡¡No he hecho nada malo!!- repuso alertada
 -¡¡Claro que no pequeña!! ¿Porqué siempre piensas eso cielo?- inquirió sorprendida, ella parecía relajarse un poco
 -En el otro centro solo la llamaban para darle quejas de mí- explicó apenada, Beatriz le sonrió cariñosa
 -Pues yo quiero hablar con ella solo para decirle cosas buenas de ti ¿qué te parece? ¿Le dará gusto?- Norma sonrió feliz
 -¡Uy, sobretodo estos días!- repuso encantada, Beatriz la miró intrigada- El domingo tuvo un acompañante a casa y Rubén y yo nos pasamos un poquito con él, así que esta semana anda algo cabreada con nosotros- se sonrieron divertidas
-Pues vamos a hacer que se le pase un poco ese cabreo, dile que venga a verme- le soltó por fin el bloc, Norma le sonrió agradecida y se fue.

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