martes, 17 de junio de 2014

-¡¿Ya?! ¡¿Así?! ¡¡Si apenas os conocéis de unos meses Guille!!- comentó atónita
-Exactamente cinco meses, dos semanas y dos días…- expuso calmadamente mirando a su hermana fijamente a los ojos, ella lo miró boquiabierta
-¡¿Llevas la cuenta hasta de los días?!- exclamó anonadada riéndose divertida
-¡¡Y hasta de las horas hermanita!!- exclamó rotundo y Betty volvió a reírse tierna- Como no voy a hacerlo si son los cinco meses con los días más largos y los fines de semana más cortos de mi vida Betty- declaró acongojado y ella esbozó una sonrisa conmovida- No puedo seguir así hermana, la necesito a mi lado como el aire que respiro… ¡No puedo vivir sin verla aunque sea unos minutos! ¿Me crees si te digo que por su culpa te mentí por primera vez en mi vida?- explicó abrumado, su hermana lo miraba atónita- no me voy temprano todas las mañanas por el trabajo cielo; me voy porque estoy desesperado por verla, necesito verla y estar con ella unos minutos a solas por fin antes de abrir la librería y después no se me dan pasado las horas para irla a recoger cuándo cierra- la miró agobiado- y es tan fastidiosamente corto el trayecto desde la librería a su casa Betty… No te puedes ni imaginar cómo espero impaciente que llegue el domingo para poder pasar el día junto a ella; aunque después ande desesperado porque esa fiera de Rubén no nos da una tregua y no nos deja ni un minuto a solas- Beatriz sonreía enternecida
-Hermanito ¿y no será eso cielo?- expuso inquieta, él la miró confundido- ¿No estarás confundiendo el amor con el deseo?- explicó tierna, él se acuclilló delante de ella tomándole las manos amoroso -No Betty, sé que la amo; la amo con locura y quiero tenerla para siempre a mi lado- declaró sinceramente apasionado impresionando a su hermana, ella le acarició la cabeza cariñosa
-Pues díselo, cielo… ella aceptará, estoy segura- afirmó dulcemente y se sonrieron encantados. Aquella noche, a pesar de las bromas de Gus y Rubén durante la cena, Marina observó que Norma estaba muy callada y ensimismada. Al irse a la cama, se escabulló nuevamente en la habitación de Marina
-¿Puedo dormir contigo esta noche?- le preguntó apagadamente
-Claro cielo, ven- le abrió la colcha y ella se abrazó amorosa a su hermana- ¿Qué tienes corazón? Hoy andas toda la noche tristona…
-Es que se acaba el curso Marinita y Gus se va- repuso apenada; era eso, pensó dulcemente Marina -Bueno cariño, pero vendrá de vez en cuando, ya lo verás- intentó consolarla
-No, dice que le es muy complicado pues su padre vive en otra ciudad- expuso angustiada, Marina se sentía enternecida por aquel primer amor de su hermana
-Lo siento cielito, pero le toca ir con su padre y nosotros no podemos hacer nada- la besó amorosa en el pelo
 -Ya, pero eso no quita que me entristezca- se quedaron calladas, abrazadas dulcemente. Norma miró intrigada a los ojos de su hermana- Marina…- susurró inquieta
-Dime cielo- la besó cariñosa en la frente
-¿Tú ya has hecho el amor alguna vez verdad?- le preguntó de pronto mirándola intrigada y curiosa. Marina quedó pasmada, no se esperaba esa pregunta y se ruborizó abochornada mientras Norma la miraba impaciente
-¿Y tú?- inquirió ella alarmada y confusa
-¡Yo pegunté primero Marinita!- protestó molesta la muchacha- pero no, yo nunca- aclaró sincera- Ahora contéstame tú: ¡Pero la verdad ¿eh?!- preguntó firme; Marina respiró profundo y le sonrió cariñosa
-No, tampoco- respondió sincera mirándola amorosa
-¡No me lo creo! ¡Me estás mintiendo!- se sorprendió atónita mirándola con sus ojitos azules muy abiertos y su hermana remarcó negando con la cabeza- Pero ¿Cómo es posible? ¡Si tú eres mayor Marina! No te digo con Guillermo pero… ¿ni antes?- insistió incrédula
-Que no cielo… Nunca ¿por qué?- insistió serena
-¡Jo! Y después dice Gus que debo ser la única virgen de la tierra ¡Espera que se entere!- objetó entusiasmada
-¡Ey, que él no tiene por qué saber de mi vida privada y mucho menos de mi vida sexual!- aclaró sobresaltada, la miró a los ojos- ¿Hablas de sexo con Gus cielo?- se sorprendió, ella se sonrojó
-Fue hoy y la verdad, ni sé por qué salió la conversación- contestó escurridiza acostándose sobre el pecho de su hermana de nuevo- Marina ¿cuándo crees que es el momento adecuado para hacerlo? -Para eso no hay edad ni momento cielito; supongo que es cuando encuentras al hombre que realmente amas y estés preparada- la muchacha miró nuevamente a su hermana a la cara, sonreía divertida
-¿Cuál es tu caso? ¿No estás preparada o no has encontrado a ese hombre?- expuso guasona y su hermana sonrió amena
-¿Cómo voy a encontrar al hombre adecuado y saber si estoy preparada si nunca dejasteis que se me acerque ninguno?- se rieron recreadas, le sujetó cariñosa el mentón y la miró a los ojos- ¿Puedo contarte algo? pero que quede entre tú y yo ¿eh? Nada de contárselo a Gus ni a nadie- instó retraída y Norma asintió con la cabeza- Guille fue el primer hombre en mi vida que me besó cielo- declaró apasionada y su hermana abrió atónita sus ojos
 -¡¿Qué me estás contando Marinita?!- exclamó incrédula
-Como lo oyes- expuso abochornada, Norma no podía dejar de mirarla asombrada ¿qué habían hecho con la vida de su hermana? La pobrecilla había perdido los mejores momentos de su vida por cuidarlos y ellos aun exigiéndole más con sus celos y desconfianzas… que egoísta y cruel se sentía…- ¿Y tú cielo? ¿Crees que ya estás preparada?- le preguntó sacándola de sus pensamientos -¡No, qué va!- repuso escurridiza pero su sonrojo alertó a Marina
-Cielo, no voy a decirte ni reprocharte nada; solo uno sabe lo que siente en su corazón y un gran amor puede aparecer a los dieciséis o no aparecer hasta los cuarenta… pero cuando ocurra ¿tendrás mucho cuidado, verdad?
 -Sí, tendré cuidado; tranquila- se sonrieron cariñosas
 -Y ahora me vas a explicar cómo rayos te deshaces del pesado de Rubén para estar a solas con Gus… ¡A mí no me pierde de vista, caray!- bromeó socarrona y se echaron a reír divertidas
-¿Ya estáis de nuevo de cotorras? Aquí no hay quien duerma- protestó él entrando en el cuarto, ellas se miraron íntimas
-¡Ven aquí pichoncito!- le indicó divertida Norma golpeando suavemente la cama a su lado con la mano, su hermano se aproximaba obedientemente- ¿Tú ya has hecho el amor, verdad Rubén?- le inquirió descarada y guasona, él se detuvo de repente y las miró pasmado
 -¡¿De qué rayos estáis vosotras dos hablando?!- se alarmó sobrecogido
-De sexo ¿o es que aún no lo pillaste? Anda ven y explícanos, que me da a mí en la nariz que tú sabes mucho más de eso que nosotras- le insistió maliciosa
 -¡Vete a la mierda Norma!- instó agraviado y huyó a su cuarto; ellas se miraron confabuladas y se rieron a carcajadas.
Aquel domingo, Beatriz alejara a los muchachos de la pareja mientras Guillermo la llevaba disimuladamente de la mano en dirección contraria a ellos.
-¿A dónde van?- inquirió Rubén mirándolos inquietos mientras Gus y Norma se sentaba en la hierba alrededor de Beatriz a la sombra del viejo roble
 -A dónde les dé la gana Rubén, siéntate y déjalos en paz de una puñetera vez- le increpó rotunda Norma tirándole de la muñeca obligándolo a sentarse junto a ellos; los tres la miraron extrañados por aquella inesperada reacción
 -Tranquilo Rubén, Guille se la lleva a dar una vuelta para que podamos hablar tranquilos pues tengo algo que proponeros pero ella no debe enterarse- le comentó conspiradora Beatriz, ellos la miraron intrigados- Estuvimos Guille y yo hablando y… ¿qué os parece celebrarle aquí el cumpleaños a Marina?- les propuso entusiasmada
 -¡¡Genial Betty!! ¡¿Cómo nos va a parecer?!- saltó ilusionado Gus, todos sonrieron encantados
-Le prepararemos una comida súper especial y se lo celebraremos como ella se merece- tramaba entusiasta Beatriz y los muchachos sonreían animados- Pero hay que convencerla de que no abra el sábado por la tarde, porque eso sí, tiene que ser el sábado- expuso contundente
-Por eso no hay problema Betty, nunca abre cuando estamos de cumpleaños; lo vamos a celebrar por ahí- explicó resuelta Norma y ella sonrió satisfecha
-¡Perfecto entonces!- resolvió complacida y volvieron a reírse alegres- Otra cosita, también queríamos proponeros que os quedarais aquí a dormir esa noche, tú también Gus, claro está; a Guille le gustaría llevarla a cenar y que disfrute de una noche especial, de ahí que tenga que ser el sábado- siguió explicando cariñosa
-Esa parte ya no me gusta tanto- repuso desconfiado Rubén
-¡¡Ya está bien, Rubén!!- le reclamó irritada Norma sorprendiéndolos a todos- ¿No te cansas de ser tan impertinente y obsesivo? ¡Lleva ocho años sin vida propia por nuestra culpa! ¿No se merece al menos tener una sola noche para ella y ser un poquito feliz?- le preguntó desolada, él la miraba avergonzado y asombrado, lo mismo que los demás.
-¿Qué te pasa a ti hoy?- escudriñó maravillado Gus
-Que me he dado cuenta de lo egoístas e irracionales que hemos sido y no es justo Gus; de cuanto le impedimos vivir su vida cuando ella solo se desvive por nosotros- declaró abatida y todos se miraron sin comprender
-Cielo, pero ella lo hace con gusto porque os adora…- le habló amorosa Betty pero ella la miró llorosa
-Lo sé Betty, sé que nos adora y nosotros somos lo primero para ella pero fuimos muy egoístas reclamándole aún más de lo que ya nos daba… ¡¿Puedes creer que a sus 27 años no sabe lo que es ser amada por un hombre?! ¡¿Qué ni siquiera la habían besado hasta que llegó Guille?!- añadió entre lágrimas y Beatriz se sintió enternecida por la muchacha
 -¿Y tú? ¿Sabes tú ya lo qué es todo eso? – le reclamó inquieto Rubén, ella lo miró enfurecida
-¡¿Y tú maldito controlador?! ¡¿Sabes lo qué es?!- lo enfrentó furiosa dejándolo atónito- Venga, contesta; te lo pregunté aquella noche y no quisiste contestar, pues hazlo ahora: ¡¿Tú ya lo has hecho verdad?! Mucho preguntar y controlar a los demás pero… ¡¡al señorito que no lo controle nadie!!- le increpó furiosa, Rubén la miraba afrentado sin salir de su asombro
-Soy el hombre de la casa Norma y debo cuidaros…- expresó rotundo
 -¡¡Tú lo has dicho Rubén: cuidarnos; no controlar obsesivamente e incordiar a todas horas tío!!- le reprochó tajante y él volvió a mirarla confundido- ¡¡Como nadie se mete en tu vida, deja tú de meterte en la de los demás!!- estaba furibunda y sus ojos brillaban rabiosos
-Vamos a calmarnos todos que la conversación se está yendo por unos derroteros que nada tiene que ver con lo que quiero hablaros- replicó serena Beatriz apretando dulcemente el hombro de Norma para apaciguarla- Rubén, Guille solo quiere llevarla a cenar y a bailar; nunca le faltaría al respeto a tu hermana- aclaró rotunda mirando seriamente al muchacho
-Siempre que ella no quiera, claro está- expuso Gus, Beatriz lo miró represora- ¡¿Qué?! ¡¡Es cierto ¿no?!! A ver si ahora, en pleno siglo XXI, uno no puede hacer lo que quiera… ¡Son sus cuerpos y lo suficientemente mayorcitas para hacer lo que les venga en gana Betty!- expresó decidido
-¡¿Eso es lo que te conviene a ti, no?!- le reprochó mordaz Rubén mirándolo desafiante
 -¡Eres muy gilipollas ¿lo sabías?!- le increpó irritado- Norma tiene razón, eres un puto egoísta chaval, tú disfrutas lo que te viene en gana y siempre que te apetece pero a ellas que no se les ocurra… Eres muy estúpido si crees que por ser tan controlador toca huevos consigues algo ¡¡Si hubiéramos querido ya lo hubiéramos hecho un ciento de veces a pesar de tu rigurosa vigilancia, imbécil!! ¡Y lo mismo Guille y Marina ¿o los crees tan tontos?! Lo único que estás consiguiendo es quedar como un puto machista inaguantable al que nadie soporta
 -¡¡Eres un desgraciado!! ¡¡Cómo hayas tocado un pelo a mi hermana yo…!!- gritó sulfurado Rubén enfrentando a Gus que ya se enderezaba furioso desafiándolo
-¡¡Basta ya muchachos!! ¡Por Dios santo! ¡¿En qué momento esto se desmadró de esta manera?!- repuso angustiada Beatriz intercediendo en la pelea que se avecinaba entre los muchachos pero ellos no cedían- ¡¡He dicho que basta!! ¡¡Solo quiere estar a solas con ella para proponerle matrimonio, caray; nada más!!- replicó descuidada y todos la miraron atónitos, Beatriz suspiró derrotada- ¡¡Hala ya está!! ¡¡Ya me obligasteis a hablar de más!!
 -¡¿Guille le va a pedir que se case con él?!- inquirió asombrado Rubén
 -¡¿Ves, idiota?!- le increpó enfurecida Norma a su hermano golpeándole fuertemente en el brazo con el puño- ¡¡Ni eso puede hacer el pobre Guille porque siempre estamos de moscones a su alrededor!! ¡¡Le estamos jodiendo la vida a Marinita de manera increíble ¿aún sigues sin darte cuenta?!!- repuso arrepentida y llorosa
-Bueno, tampoco es para ponerse así cielo- intentó calmarla Beatriz pero las lágrimas ya corrían por las mejillas de la muchacha. Gus, que estaba sentado a su lado, la abrazó tiernamente; ella se refugió entre sus brazos abatida
-Si es que quiere parecer un demonio y, en el fondo, es un angelito- comentó amoroso, Beatriz y Rubén sonrieron tiernos
-Ahora no metáis la pata y lo vayáis a estropear ¿eh? que Guille de esta sí que me mata- exigió anhelante Beatriz
 -No tranquila; seremos tumbas- prometió Rubén- ¿Lo oyes, bocas?- reprendió a su hermana -¡Cuídate tú gilipollas, que siempre eres el que acaba cagándola!- le replicó irritada y todos rieron amenos
Las semanas pasaban, el cumpleaños de Marina y la marcha de Gus se acercaban y Norma se sentía en un revuelo de sentimientos; se entusiasmaba por los planes que estaban haciendo para el cumpleaños pero la marcha de Gus la afligía.
Faltaban tres días para el cumpleaños. Gus revoloteaba por delante del despacho de Guillermo sin atreverse a entrar
 -¿Te pasa algo, Gus?- lo invitó Guillermo entrañable al verlo tan inquieto, él se decidió y entró en el despacho sentándose frente a él al otro lado del escritorio pero seguía callado; Guillermo lo miró intrigado
-No sé qué regalarle a Marinita- Guillermo sonrió entrañable
-Bienvenido al club- indicó socarrón y se sonrieron divertidos- Pues tú lo tienes más fácil que yo, estás más con ella y puedes pedirle consejo a Rubén o a Norma- habló tranquilo volviendo a los informes, Gus se quedó serio
-Sí, esa es otra… Norma- dijo ensimismado, Guillermo lo miró intrigado de nuevo- Me pasa algo muy extraño con ella, Guille- comenzó a hablar desconcertado, él lo observó extrañado- y como tú estás en el mismo caso, a lo mejor me puedes ayudar- expuso turbado
 -¿También te muerde si te acercas mucho?- bromeó entrañable y se sonrieron divertidos
-No… A mí sí me deja acercarme, y ahí está el problema- aclaró enredado; Guillermo lo miró confundido
-Y… ¿No te gusta lo suficiente y quieres dejarlo antes de que la cosa vaya a más?- indagó intrigado -¡¡No qué va; al contrario!! Me tiene loquito y… ¡Me pone a cien, tío! ¡Es una fiera!- declaró fascinado
 -¡Gus, no te estoy entendiendo nada y paso de saber lo que hagáis tú y Norma!- le reprendió Guillermo inquieto
-¡Ahí está la cuestión colega! ¡Que no hay nada que contar!- comentó sereno confundiéndolo aún más- Verás, hace unas semanas casi…- se calló y le guiñó pícaro un ojo- ¿me entiendes verdad?
-Sí, no te explayes más- expuso él incómodo
-Pues el caso es que, cuando ya estaba a punto de, ya sabes… tío ¡¡No se me echa a llorar y me suelta que aún era virgen!! ¡¡Me quedé a cuadros colega!!- habló pasmado y Guillermo sonrió divertido- Y ahora me da reparo hasta besarla Guille- se miraron a los ojos, Guillermo lo miraba enredado
-No te entiendo Gus ¿me estás diciendo que quieres dejarlo con Norma por qué aún es virgen?- indagó confundido
-¡No hombre; que cortito me eres a veces!- exclamó fastidiado y Guille rió divertido- A ver ¿Cómo te lo explico? Norma es un volcán, tío… besa tan apasionada y ardiente que me pone caliente como una moto…- Guillermo lo miró fastidiado
-Gus, por favor…- protestó molesto
 -¡¡Es que sino no me entiendes joder!!- exclamó contundente y Guillermo volvió a reírse ameno- Pues eso, me pone a cien de inmediato solo con esa boca que tiene y me da miedo no poder controlarme y meter la pata de nuevo ¿comprendes? Y entonces echo el freno de mano e intento alejarme; pero al tiempo deseo seguir besándola, sentirla entre mis brazos ¡Y esto es una mierda colega! Porque yo quiero, y ella parece que a veces también quiere, pero me acojono y no hay tu tía… y estoy hecho un lío, tío… - repuso desolado y Guillermo se rió explayado- ¡¡Puedes reírte hombre!! ¡¡Cómo si tú no estuvieras en el mismo caso, vamos!!- exclamó fastidiado por sus risas y Guillermo se calló al instante mirándolo atónito
-¡¿Qué rayos sabes tú de mí?!- interrogó sobrecogido y ahora fue Gus el que se soltó una carcajada chulesca desconcertándolo todavía más

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