jueves, 10 de julio de 2014

Al día siguiente, Guillermo y Norma fueron a recoger ya a Marina y al pequeño Alex. Gus salió a recibirlos con las pequeñas de la mano que se entusiasmaron al ver a su hermanito y formaron un jolgorio alrededor de su madre, curiosas de ver al nuevo miembro de la familia. Guillermo las recogió en brazos y entraron todos en la casa mientras Norma y Gus se quedaban fuera. Gus la miraba dulcemente y Norma le sonrió feliz
-Hola Gus, que bien que hayas llegado ya- lo saludó dulcemente besándolo en la mejilla
 -Acabo de hacerlo, apenas dejé la maleta en el cuarto y os oí llegar- respondió devolviéndole cariñoso el beso- Pero estás muy guapa, Norma; estás… distinta- le dijo mirándola desconcertado de arriba abajo, ella le sonrió radiante
-Es que soy inmensamente feliz, Gus; estoy con alguien y le amo tanto que no sabría vivir ya sin él- se abrazaron amorosos
-Me alegro por ti pequeña- le dijo con grandísimo cariño- Deseo que seas muy feliz, de verdad; te quiero mucho mi gatita
-¡Y yo a ti, Gus!- y se fundieron en un gran abrazo- ¿Has conocido ya a nuestra futura cuñada?- él la miró sorprendido
 -He visto a una chica que no conozco paseando por el jardín con Betty pero supuse que había encontrado alguna otra alma a la que torturar del instituto- aclaró chistoso y ella sonrió divertida -Pues no, desde nosotros debió quedar saturada que no acogió a ningún protegido más- repuso guasona y él rió explayado- es nuestra cuñadita ¡Rubén se nos casan Gus!- expresó entusiasmada y ambos rieron alegres- ¡Ven, vamos que te la presento! Es una chica estupenda- expresó resuelta tomándolo de la mano e intentando dirigirse dentro de la casa pero él se quedó parado observando la muñeca de Norma- ¿qué te pasa Gus? ¿Por qué te paras?- indagó curiosa, él la miró conmovido a los ojos
-Aún la llevas- expresó impresionado y ella sonrió alegre acariciando tierna la pulsera que él le regalara
 -¡Claro que sí! ¿Por qué no habría de hacerlo? Es más, nunca me la quitaré; ya te he dicho que te quiero mucho- aclaró desenfadada y él sonrió feliz, la besó con gran ternura en la mejilla y entraron en la casa sonriendo felices y abrazados por sus cinturas como buenos hermanos. Estaban todos en la sala hablando y riendo entretenidos alrededor de Marina y el pequeño. Claudia y Sandra estaban sobre las rodillas de su padre observando a su hermanito pero Claudia corrió a los brazos de Norma así la vio llegar y ella la recogió entusiasmada y dichosa por el gran amor que siempre le demostraba aquella pequeñina. Con ella aún en brazos cumplió su palabra y le presentó a Kelly que estaba sentada junto a Rubén
-Este es nuestro otro hermano Gus, él está en Londres- los presentó desenfadada. Los tres se enzarzaron en una amena conversación en fluido inglés pues Kelly aún no entendía muy bien el español aunque la pobre se esforzaba al máximo. Norma besó tierna la mejilla de Claudia- Ven cielo, quiero que hables con alguien que está deseando conocerte- le murmuró cariñosa y la pequeña sonrió alegre, se dirigió a la terraza- Voy a hacer una llamada, ahora vengo- avisó al resto de la familia saliendo al jardín trasero.
-Mi niña al fin encontró su camino- declaró dichosa Ágata mirándola encandilada. Todos la observaron curiosos tras las palabras de Ágata mientras ella hablaba por teléfono sentada en uno de los sofás del jardín con la pequeña Claudia sentada en su regazo; se la veía realmente feliz y muy serena, su rostro mostraba tanta paz y felicidad que iluminaba todo a su alrededor
-Realmente se la ve exultantemente feliz Ágata- indicó encantado Rubén y todos sonrieron dichosos -¿Quién será el osado que nos domó de esta manera a nuestra fiera gatita?- expuso curioso y complacido Gus; Guille sonrió pícaro
-Otro fiero gatito ¿verdad mi sol?- expresó jocoso besando complacido la mejilla de su adorada Sandra recostada contra su pecho que le sonrió alegre
-Tú sabes algo que yo no sé- exclamó Marina mirándolo desconfiada, él la miró sorprendido
-¡¿Quién yo, cielo?! ¡Yo qué voy a saber mi ángel; solo lo supongo, pues no es fácil manejar a Norma sin antes conocerla bien!- exclamó desentendido besándola tierno en los labios- mejor pregúntale a nuestra brujita personal que ella sí lo sabe todo- se evadió chistoso y Ágata rió alegre
 -Sea quién sea, la está haciendo realmente dichosa ¿os habéis dado cuenta que hasta le ha desaparecido aquella inquietud en su mirada que poseía siempre?- expuso radiante Betty
-No solo es él quien la llena y la hace feliz Beatriz- la anciana miró con gran ternura a Marina- al fin encontró su camino mi niña, su lugar en el mundo donde entregar todo ese amor que lleva dentro y no sabía canalizar; nuestra pequeña por fin dio con su destino- le habló satisfecha a Marina que le sonrió feliz, todos recordaron el comentario de Norma explicando que se hiciera voluntaria en el hospital infantil y todos se sonrieron felices
 -¿Y a mí que me puedes decir mi dulce Ágata? ¿Seremos felices Kelly y yo como lo es Marinita con Guille?- preguntó curioso Rubén besando tierno los labios de su prometida que sonrió cohibida, Ágata sonrió dichosa
-Claro que sí, eres un buen muchacho y la harás feliz; y ella a ti… pero lo más importante antes de vuestro matrimonio, es que aceptes cuanto antes esa proposición- contestó decidida y todos la miraron confundidos por aquella respuesta
-¿Qué proposición mi Ágata preciosa?- instó intrigado
-Lo sabes bien, deja ya de pensártelo tanto y acepta de una vez presentarte a esas elecciones muchacho- aclaró resuelta, Rubén abrió los ojos pasmado mientras todos lo observaban intrigados -¿Estás pensando dedicarte a la política?- se interesó animado Guillermo, Rubén lo miró confundido -No… bueno, sí; me proponen presentarme a gobernador por Indiana pero no lo tengo muy claro… Pero Ágata, si nadie sabe eso… ni mi Kelly- indicó sobrecogido tomando cariñoso la mano de su prometida entre las suyas y la anciana rió divertida
-¿Cómo que nadie? Yo sí; que manía con no creerme… mi hijo, vas a tener una carrera prometedora en la política, no en las leyes como tienes pensado… quien sí llegará a lo más alto pues lo veo en un gran cargo es a nuestro Gus- siguió hablando serenamente volviendo a impresionar a todos
-¿A mí mi viejita? ¿En un gran cargo?- preguntó interesado Gus y ella le sonrió deleitad
-Sí mi hijo, no lo veo muy claro aún pero apostaría lo que sea que es en el Supremo- aclaró satisfecha y él sonrió orgulloso
-¡En el Supremo nada menos!- repitió encandilado y todos sonrieron alegres
 -Mi vida, si supieras cuanto te echo tanto de menos- decía apasionada Norma a través del teléfono -¿Mucho? No creo que tanto cómo yo a ti- expresó deleitado Hugo
-Más, mucho más- se rieron felices- Mira te va a hablar una personita que estás deseando conocer- le pasó el teléfono a Claudia
 -Hola, soy Claudia ¿cómo te llamas tú?- le habló resuelta la pequeña y entablaron una divertida conversación donde la pequeña respondía dicharachera y entusiasmada a sus preguntas; de pronto la pequeña soltó una risita picarona y le devolvió el teléfono a Norma- Quiere hablar contigo
-¿Qué le has dicho que sonreía pícara?
 -Que tiene que cuidar a su tía porque yo la quiero mucho, mucho- expresó meloso y se volvieron a reír
El resto de la familia en la sala oyó como se aproximaba un coche a bastante velocidad por el camino de gravilla
-¿Esperas a alguien hermanito?- indagó curiosa Betty moviendo su silla con intención de acercarse al ventanal
-Yo no- respondió intrigado dejando a Sandra sobre el sofá junto a su madre y dirigiéndose también hacia la ventana. El vehículo frenó bruscamente ante la puerta principal- no sé quién es pero parece traer demasiada prisa- protestó ante aquella brusca frenada, todos se acercaron curiosos al ventanal descubriendo un deportivo negro que no conocían.
-¡¡Vaya!! Pero ¿Ese no es…?- comenzó a preguntar extrañada Betty al ver descender al conductor -¡Dios santo, si es Hugo!- aclaró asombrado Guillermo yendo hacia la puerta para recibirlo mientras el resto se miraban sorprendidos unos a otros por aquella inesperada visita
Hugo entró en la sala hablando por el móvil, todos lo iban a saludar alegres pero él posó su dedo en sus labios pidiéndoles silencio y ellos obedecieron mientras se cruzaban miradas confusas entre ellos -Siempre estás muy bonita; pero hoy estás preciosa, cielo mío- indicó apasionado mirándola encandilado a través del ventanal que daba al jardín, estaba realmente hermosa allí sentada con la pequeña en su regazo; todos se miraron atónitos al oírle hablar
-¡¡Ya!! ¿Y cómo lo sabes?
-Porque lo sé- repuso socarrón, todos sonreían divertidos- Realmente, Claudia se parece a ti; así juntas aún se aprecia mejor el parecido- indicó amoroso
-¿Tu crees?- expuso sonriendo dichosa acariciando tierna la mejilla de la pequeña que le sonrió encantadora
-Y así ambas sonriendo, mucho más- reveló amoroso; Norma cayó en la cuenta de lo que le decía, se puso alerta y observó a su alrededor
-¿Dónde estás Hugo?- preguntó nerviosa buscándolo ansiosa con la mirada
-Aquí mi cielo- respondió él divertido
-¡¿Aquí?! ¡¿Dónde?!- increpó anhelosa dejando a la pequeña en el suelo y levantándose
-Aquí, amor; detrás tuya- dijo desde el umbral de la puerta a su espalda, ella se volvió y sus ojos se iluminaron radiantes
-¡Hugo, amor mío!- exclamó entusiasmada y corrió a sus brazos fundiéndose en un beso apasionado, entregado; mientras se abrazaban ambiciosos- Pero… ¿qué haces aquí?
-Venir a buscarte: Felipe y Andreita dicen que o vuelves o no se tomarán el biberón- bromeó tierno y ella rió alegre; Hugo tomó su dulce rostro entre sus manos y la miró apasionado a los ojos- ¿Tú qué crees mi bella panterita? ya no aguantaba más estar tan lejos tuya mi chiquita; la noche pasada fue tortuosa sin ti a mi lado- le dijo efusivo y ella sonrió pletórica de felicidad
 -Mi Hugo- repuso encantada tomando también su rostro entre sus manos y se volvieron a besar encandilados
-Bueno y… ¿Alguno piensa explicarnos algo de todo esto o seguiréis ahí haciéndoos arrumacos mientras todos os miramos con cara de tontos?- sermoneó Betty socarrona, ellos observaron que todos los miraban emocionados pero con cara de asombro y se rieron divertidos y felices.
-Disculpar esta llegada tan inesperada, pero tenía que regresar con mi preciosa chiquita; ya no me aguantaba más sin verla ni tenerla cerca- se excusó Hugo y saludó emocionado a todos de volver a verlos- es un niño precioso, como vuestras dos pequeñas; enhorabuena ¿Puedo?- felicitó cariñoso a Marina y a Guillermo que le sonrieron dichosos y tomó dulcemente a Alex en brazos sentándose en el sofá junto a Norma que, sosteniendo a Claudia en su regazo, se acomodó mimosa entre sus brazos y así comenzaron a contar su casual encuentro; de cómo solo con volver a encontrarse, se dieron cuenta que ambos se habían enamorado allí mismo hacía ya seis años atrás sin remedio y, aunque nunca se volvieran a ver ni habían sostenido ningún tipo de relación entre ellos desde entonces, aquello se había mantenido encendido todos aquellos años. Hugo miró conmovido a Gus
-Lo siento tío; te juro que hice todo lo que estuvo en mis manos para evitarlo: la rechacé, me alejé, hasta le mentí para apartarla de mí…- él y Norma se miraron con pasión- pero esto era más fuerte que nosotros y la prueba está en que no pudimos apagarlo pese a la distancia- él le sonrió amistoso y encantado
-Tranquilo, eso quedó atrás; fue bonito pero era solo amor de juventud, no esto que vosotros tenéis y espero encontrar yo también algún día- declaró dichoso por ellos y se abrazaron con mucho cariño- Pero colega, si tú ya estabas enamorado de ella ¿por qué me aconsejaste cómo retenerla a mi lado?- le susurró conmovido al oído
-¿Qué iba a hacer? ¿Decirte qué la dejaras? No podía, me di cuenta con tus palabras que tú también la amabas y yo era el intruso; ahí decidí alejarme completamente y dejaros ser felices- declaró ameno y ambos se sonrieron complacidos, besó la frente del bebé y se lo devolvió a Marina- Pero no solo vengo porque echaba mucho de menos a mi chiquita; también quiero aprovechar que está la familia toda junta para comentaros algo muy importante para mí y que ya no puedo callármelo más- repuso sincero y muy serio, se dirigió a Guillermo que lo miraba intrigado- Quiero casarme con Norma, Guille- dijo de repente y todos se quedaron mudos de la impresión, Norma lo miraba asombrada abriendo aún más sus grandes y hermosos ojos azules.
 -Hugo…- murmuró impresionada, él la miró interesado
-Bueno, si ella me acepta claro está- expuso amoroso acercándose a ella y le mostró el anillo; Norma lo observó fascinada saltando su mirada del anillo a los ojos de Hugo que le sonreía emocionado- ¿Qué me dices, mi dulce panterita? ¿Te casarás conmigo?- Norma apartó dulcemente a Claudia de su regazo y tomó el anillo mirándolo embobada
 -Cómo se te ocurre preguntar semejante tontería… ¡Claro que sí Hugo! ¡¡Sí, sí, sí!!- se abrazó a él entusiasmada y él la recogió amoroso elevándola del sofá- ¡Te quiero Hugo, te quiero muchísimo!- se besaron apasionados
Todos rieron felices y aquello se convirtió en una feliz fiesta en donde se celebró por las nuevas parejas y la feliz llegada de Alejandro a la casa. Estaban todos pletóricos y charlaban entre todos felices volviendo la algarabía de nuevo a aquella casa. Guillermo se acercó a su hermana que sonreía dichosa de ver de nuevo a sus protegidos de regreso
 -¿Sabes una cosa, hermanita?- le murmuró dichoso, ella lo observó intrigada- Que definitivamente creo en todo eso del destino; realmente hay algo más que ya tiene escrito todo nuestro futuro… Nosotros no hacemos nada, él gobierna nuestras vidas y dispone lo que él quiere aunque nosotros demos vueltas inútiles huyendo de ello- ella sonrió encantada
-¿Al fin te has dado cuenta?- repuso satisfecha
 -La verdad es que ya empecé a creer algo cuando fue de mis continuos tropiezos con Marina: de no haberla vuelto a ver en casi nueve años, que por cierto, la última vez que la vi también tropezamos en el ascensor y ya sospecho que no fue una mera casualidad…- expuso ofuscado y Betty se carcajeó divertida- pasé a encontrármela en cada esquina de la ciudad hasta que al fin me decidí a pedirle una cita… pero ahora ya está claro hermanita: Gabriela y Hugo tenían que acabar recogidos aquí para que estos dos se conocieran; que después de rechazarse y, según acaba de decir Hugo, esquivarse acabaran tan enamorados y que a pesar de tantos años sin verse y de los cientos de bares que hay en esa inmensa ciudad que es la capital, Norma diera precisamente con el pub de Hugo el único fin de semana que pensaba quedarse alli… definitivamente, sí hay algo ahí fuera y tiene nuestro destino escrito hermanita- declaró con satisfacción
 -¡Sabía que acabarías comprendiéndolo, hermanito!- exclamó plena de dicha y se besaron cariñosos Pasada una semana regresaban a casa pues Hugo no podía faltar más días en el hospital, iban realmente felices tomados de la mano sobre el cambio de marchas mientras Hugo guiaba atento y a velocidad moderada pues empezaba a nevar de nuevo y Norma miraba entretenida el lindo paisaje que se estaba quedando todo cubierto con la nieve pensando que quedaría precioso en un futuro cuadro.
De pronto descubrió una casita en medio de la nada, rodeada de una bella valla que cerraba un lindo jardín a la entrada; la chimenea humeaba y con las luces prendidas iluminando las ventanas daba una sensación de paz y calidez indescriptible. Norma sonrió distraídamente observándola; sintió calor de hogar pero no ya aquella sensación de soledad e inquietud, sino una gran paz interior como nunca había sentido y la imagen de Hugo le inundó la mente completamente. Lo miró atónita y él le sonrió dichoso
-¿Qué te ocurre, cielo?- le preguntó amoroso observando su cara de asombro
-¡Eras tú!- expuso emocionada
-¿Yo qué, corazón?- inquirió aturdido
-¡Mira allí, Hugo!- le indicó la casita y él la observó- ¡Eras tú lo que echaba en falta; eras esa parte de mí que me faltaba y yo andaba buscando! ¡El que me esperaba en algún lugar y dentro de mí lo sabía, lo intuía!- él le sonrió feliz recordando la conversación que mantuvieran frente al ventanal de la sala el día que se encontraran, la rodeó con su brazo y la atrajo hacia él besándola apasionado en la frente -Siempre te esperé mi amor… ¡Y esperaría toda la vida si fuera necesario!- se sonrieron felices y sintieron una gran paz regresando, ahora sí, a su hogar.
                                                                             FIN

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