domingo, 27 de julio de 2014


Alicia llegó a casa. Colgó su abrigo en el perchero mientras observaba extrañada a las dos sentadas en el sofá mirando calladas el televisor, abrazadas amorosas, su niña parecía muy triste
-¡Ey, ya llegué ¿eh?!- les indicó desconcertada acercándose al sofá pues Abi no corriera a saludarla como todos los días, ellas la miraron y le mostraron una dulce sonrisa- ¡Cuanta efusión, me sobrecogéis! ¡Qué recibimiento más genial y cuanto cariño para mami!- expresó burlona pero tampoco obtuvo ninguna reacción- ¿Se puede saber qué os pasa?
-Vega se fue mami- le contestó mustia Abi temblándole de nuevo su mentón llorosa
-Mi rayito de sol- corrió a consolarla y la estrechó entre sus brazos besándole amorosa el pelo, sentía como le hervía la sangre
-Se fue por el trabajo- comentó apesadumbrada llorando de nuevo; aún se enfadó más, era el Vega de siempre, no había cambiado, su dichoso trabajo antes que nada
-No llores mi chiquita, no se merece ni una lágrima tuya mi rayito de sol- le dijo enfurecida mirando a su pequeña a los ojos mientras le limpiaba las lágrimas tiernamente- ¡Siempre igual, es un insensible sin escrúpulos! ¡Siempre anteponiendo su trabajo a todo lo demás! ¡¡No le importa nada más que su dichoso trabajo!!
-¡¡Estás siendo injusta Alicia!!- le reprochó severamente su madre, eso la enfureció aún más
-¡¿No irás a defenderlo de nuevo verdad?! ¡¿Tú ves normal lo que hace?! ¡¡Llega, altera la vida de todos y se larga de nuevo sin importarle lo que deja atrás!!
-¡Estás siendo indigna y poco razonable Alicia!- le gritó irritada
-¡¿Qué yo…?!- expuso asombrada mirándola boquiabierta- ¡¡Mamá!!
-¡¿Qué Alicia?! ¡¿Qué?!- la enfrentó fieramente, la niña las observaba estupefacta y saltaba sus ojitos curiosos de una a la otra- ¡¿Según tú, qué deja atrás sin importarle?! ¡¡Nada Alicia!! ¡¡El no deja nada atrás Ali!! ¡¿Qué intentas reclamarle?! Te equivocaste, tú obraste mal desde el principio… y, ahora, vuelves a juzgarlo sin darle oportunidad de defenderse… tenías que verlo Alicia, se me rompía el corazón mirándolo despedirse tan afligido de su…- se calló de pronto apretando fuertemente los labios
 -No comprendes ¿verdad?- repuso afligida
-¿Qué Ali? ¿Qué no comprendo? ¡¡Dilo hija!! Di en alto lo que tu corazón siente realmente por una puñetera vez- ella la volvía a mirar boquiabierta
-¡¡No!!- le respondió tajante su madre
-¡¡Dios mío Ali!! La vida te da otra oportunidad mi niña, no la desaproveches ¡¡Lucha por lo que realmente sientes hija!!
 -¡No!!- chilló furiosa levantándose- ¡¡No siento nada, ni siquiera odio ¿me oyes?!! ¡¡Por mí puede marcharse a Australia o a las quimbambas y no regresar jamás, no me importa!!- la pequeña entrecerró su ceño, no estaba entendiendo nada de aquella discusión que se desencadenara
-Ya- soltó sarcástica su madre- por eso pusiste fecha tan decidida a tu matrimonio con Carlos… ¡Ah no, espera; no lo has hecho aún, le estás dando largas desde hace dos años y cada día con excusas más insulsas!
-¡Es por Abi mamá, ella no lo acepta!- repuso sobrecogida
-¡Qué fácil te es siempre escudarte o echarle la culpa a los demás Alicia! ¡Todo el mundo tiene la culpa de todo menos tú!- le reprochó fastidiada y su hija la miró dolida- Mi niña, debes saber que empieza a atar cabos- expuso más serena
 -¡¿Qué?!- clamó aterrada abriendo desmesuradamente sus ojos negros
-Hija... pronto se dará cuenta de todo y deberás tomar una decisión
-¿Qué te ha dicho mamá?
 -Nada mi niña... no me ha dicho nada pero se lo noté en cómo mira a nuestra pequeña
-¡¡Está bien!! Me queda solo una salida...- expuso decidida
 -No vayas a dar un paso a lo loco Alicia, recapacita
-No tengo nada que pensar mamá, tú me lo has dicho, tengo que tomar una decisión y la tomaré... ¡¡Mañana mismo le ponemos fecha a la boda Carlos y yo!!
-Alicia, no seas estúpida; estás obrando a lo loco otra vez- bramó la mujer asombrada de lo que acababa de escuchar
-¡No mamá! Tú lo has dicho hace un momento, le llevo dando largas desde hace mucho y va siendo hora de ponerle fin a todo esto ¡¿Contenta?!- y corrió a encerrarse en su cuarto
-¡¡Alicia, eso es una locura; un paso terriblemente estúpido, tú no amas a Carlos!!- le gritó enfurecida su madre y ella se volvió mirándola con ojos tremendamente fríos
-¿Qué sabes tú a quien amo o no? Deja de entrometerte en mi vida mamá- expuso rotunda y cerró de un portazo la puerta de su cuarto. La mujer suspiró desalentada
-Abuelita- murmuró Abi a su lado tirándole de la manga de su camisa, la mujer cayó en la cuenta de que la pequeña seguía allí oyéndolo todo
-¿Qué mi reinita?- preguntó inquieta
-Mami no se va a casar con tío Carlos ¿verdad que no?- indagó temerosa, ella le sonrió dulcemente
-¡Que va mi niña, lo dice solo para fastidiarme pero nunca se casará con él, ya lo verás!- contestó decidida abrazando a su chiquita contra su cuerpo y acunándola amorosamente- tu madre nunca aceptará a otro hombre que no sea tu papá mi reinita, nunca; aunque diga lo que diga
-¿Por qué sabe cómo yo que algún día nos vendrá a buscar verdad?- le dijo esperanzada mirándola feliz, su abuela sonrió alegre
-Sí mi chiquita, anhela con pasión que eso ocurra… aunque la muy terca no quiera reconocerlo y prefiere seguir sufriendo de esta manera estúpida- se sonrieron complacidas y la niña volvió a recostarse contra su pecho abrazándola cariñosa.
-Abuelita....- murmuró sin apartarse del amoroso abrazo de su abuela
-Dime mi sol- repuso besándola en su cabello, la niña elevó la mirada y clavó aquellos grandes ojos negros en los de su abuelita
-¿De qué conoce mami a Vega?- Esther suspiró profundamente y se mordió nerviosa el labio inferior, aquella mirada profunda de su nieta la traspasaba
 -Eran amigos hace años cielo- respondió esquiva pero la niña seguía observándola fijamente- ¿te apetece un chocolate calentito con esas pastas que tanto te gustan?- invitó animosa para evitar que siguiera preguntando y funcionó
-¡¡Sí, a ver si te sale como el que me preparó Vega abuelita, que estaba muy rico!!- exclamó entusiasmada provocando una sonrisa tierna en su abuela
Vega llegara a Madrid después de un viaje en donde su cabeza no había hecho más que darle vueltas a la escena que acababa de presenciar, aquel hoyuelo tan significativo, aquel nerviosismo repentino de Esther... pero no podía ser, el gran cariño que sentía por la pequeña lo estaba confundiendo; su Ali nunca le ocultaría algo así... ¿o sí? Aún confuso, se fue directo a las oficinas centrales
-¡Ey Vega, por fin llegas hijo!- lo saludó entusiasmado su jefe levantándose de su sillón y abrazándolo amistoso
-Hola Sánchez ¿cómo va todo?
-¡Como el culo!- repuso molesto regresando a su sitio y él sonrió ameno sentándose frente a él- Ese tío de Toulouse me está desesperando de verdad ¡Nunca nadie me había sacado de mis casillas como lo está logrando ese viejo decrépito! ¡Te lo juro muchacho!- Vega volvió a reír animado- Es más terco que una mula vieja ¿Podrás arreglarlo Vega?
-¿Cuándo le fallé?- se sonrieron animados
-Pero tendrás que hacerlo cara a cara; ese viejo terco no quiere acuerdos telefónicos
-¡Que gracioso!- repuso sonriendo ameno pensando que era broma pero su jefe no se rió, Vega lo miró desconfiado- ¿No estará pensando en que me vaya allá, verdad?- Sánchez le dedicó una sonrisa forzada- ¡No! ¡No señor, yo en dos días como mucho me regreso a mi casa!
-Dame unos días más y pídeme lo que quieras- dijo esperanzado, Vega se frotó el mentón pensativo; con más tiempo podría llegar a descifrar más despacio todo aquel lío que tenía en su cabeza, pensó entusiasmado… pero, si lo que empezaba a sospechar resultaba cierto... no podría dejar atrás a Abi ya jamás, quería demasiado a aquella pequeña sin ser nada como para descubrir que era... no, prefería no decirlo o su desilusión sería mayor si no resultaba ser cierto...
-Tres días y no me regresó a Australia nunca más- expuso rotundo de repente sorprendiéndose hasta él mismo
-¡¿Qué?! - dijo asombrado su jefe, esbozó una sonrisa divertida recostándose en su sillón- Me estás tomando el pelo ¡No estás hablando en serio ¿verdad?! ¡Pillín, casi consigues asustarme!
-Estoy hablando muy en serio, Charles está más que preparado para mi puesto y yo no deseo regresar; esta es mi tierra, mi casa, llevo siete años allá y no quiero regresar
 -¿Y entonces?
-Búsqueme algo por aquí ¡Lo que sea! ¡Seré el encargado del correo si es preciso, pero no me haga volver allá! Siempre me dice que me aprecia mucho, pues hágame este favor
-¡Claro que te aprecio muchacho! Y mi hija también ¿sabes qué ella quedó muy impresionada cuando pasó la última fiesta de navidad allá en Sidney?- Vega tomó aire profundamente, mal sabía él que se la tirara en su oficina sin escrúpulos de ninguna clase; aún no podía explicarse como llegaran a aquella situación y acabaran rodando por la moqueta entregándose ansiosamente frenéticos- está deseando volver a verte, así se entere que andas por aquí... ¿la aviso y comemos juntos?
-Pues va a ser que no- respondió esquivo y su jefe lo miró confundido- Discúlpeme, pero quiero irme ahora mismo a Toulouse si eso es lo que quiere- aclaró decidido levantándose recogiendo su bolsa junto a su silla
-¡¿Ahora?! Puedes esperar a mañana, acabas de llegar…
-No, cuanto antes me vaya, antes regresaré y me corre una prisa terrible estar de vuelta en máximo tres días- expuso presuroso
-Pero muchacho ¿Cuál es la prisa por el regreso? Además, no tienes los billetes, no hay vuelo directo a Toulouse…
-Me llevo un coche de la empresa- aclaró resuelto abriendo la puerta del despacho
-Pero ¡acabas de llegar, estarás cansado para conducir tantos kilómetros!- levantó la voz pues ya corría por el pasillo en dirección a los ascensores
 -¡No que va, estoy bien! ¡¡Llame a Françoise, que tenga toda la información preparada que ya estoy llegando; y usted vaya buscándome ese puesto!!
Después de un largo viaje y estudiar toda la noche la documentación en su cuarto de hotel junto a Françoise; pasó un día terrible de duras negociaciones con aquel viejo que era correoso y de ideas fijas pero él lo era más y por fin llegaron a un acuerdo. Completamente extenuado y sin volver a acordarse de sus inquietantes suposiciones sobre Abi en todo el día, llegó a su suite del hotel. Dejó el maletín sobre el sillón y se tiró rendido sobre la cama sacándose los zapatos ayudado de los mismos pies pues no podía mover ni un músculo más, al tiempo que se desprendía de la corbata. Sin apenas darse cuenta, se quedó dormido sobre la cama así como se había postrado sobre ella.
Se despertó sobre las ocho de la mañana. Se dio una prolongada y relajante ducha que le sentó de maravilla pues aún sentía el cansancio en los huesos. Enroscándose una toalla a su cintura, pasó distraídamente su mano por el espejo intentado despejar el vaho que lo empañaba; pero solo una parte de su rostro quedó reflejada en el espejo, los ojos seguían ocultos por el vaho pero su recta y estilizada nariz junto a su boca de labios finos quedó descubierta. Se quedó mirando fijamente su reflejo y lo que descubrió lo alteró. No podía ser, lo que estaba mirando le parecía increíble… pero sí, no había dudas: su corte de cara, su nariz y colocándole el hoyuelo de su madre en el mentón era… ¡¡era Abi!! Una serie de frases que escuchó en aquellos días sin haberles prestado atención, empezaron a repetirse en su mente como si hubiera encendido de pronto un reproductor en su cabeza: “La sangre tipo AB positivo es muy poco frecuente...” había dicho la enfermera el día del accidente... “El parecido es asombroso... nació aquí pero nunca conocí a su padre...” dijera la portera aquella fatídica noche también, su corazón comenzó a latirle apresuradamente
-Abi- murmuró conmocionado; el vapor volvía a cubrir el espejo y lo limpió más enérgico: “Mi papá se fue de viaje antes de que yo naciera y no regresó aún... tengo siete años.... tengo siete años…” volvió a escuchar la voz de la pequeña en su mente- ¡¡Siete años!!- exclamó sobrecogido en voz alta observándose aún en el espejo y su mente volvió al pasado, a una semana antes de su viaje y la eminente ruptura entre ellos…
 -Mi vida, si algún día tenemos un hijo ¿cómo te gustaría llamarle?- le preguntaba Ali aquella mañana de domingo en la cama mientras apoyaba su cabeza en su pecho y él la sostenía como siempre entre sus brazos amoroso
-Me da igual, no tengo preferencia por ningún nombre de niño- contestó despreocupadamente enredando sus dedos con la pequeña mano de Ali
-¿Y si es niña?- expuso mirándolo curiosa; él sonrió ameno
-Abigail como mi madre- respondió besándola en la sien
-Abigail…- repitió gustosa recostándose de nuevo sobre su pecho- Abi… ¡me gusta!- se rieron amenos- entonces, si es niña Abi y si es niño Lucas ¿qué te parece? Me gusta Lucas
-¿Cómo el pato?- se burló socarrón y ella protestó mimosa, rieron divertidos y se besaron tiernos- me gusta Lucas a mí también mi dulce melocotón- se deleitaron en besarse apasionados, de pronto él se detuvo, se retiró levemente para observarla mejor y la miró sospechosamente intrigado- ¿A qué viene esa pregunta Ali?- ella se sonrojara inquieta
-A nada, un simple comentario- respondió besándole dulcemente los labios y se fuera a preparar el desayuno
 ¡¡Se sonrojara y se pusiera muy nerviosa!! ¡¡Abi tenía siete años y, aunque ya su parecido con él era algo más que una simple coincidencia, la prueba de la sangre era irrefutable!! ¡¡Abi era su hija!!
-¡¡Santo Dios!! ¡¿Cómo pude ser tan estúpido y no darme cuenta antes?!- se dijo completamente ofuscado mirándose al espejo- Abi, mi dulce melocotón es mía… ¡Mía! ¡Es mi hija!- se dijo para convencerse y sonrió completamente lleno de felicidad- ¡Ahora señor Sánchez sí que no regreso a Australia ni atado!- repuso pletórico y comenzó a afeitarse canturreando feliz.
Después de recoger sus cosas, bajó al restaurante y desayunó copiosamente; no pensaba detenerse a comer, tenía que regresar a casa hoy sin falta... Al pasar por las tiendas del hotel sonrió gustoso entrando decidido, le compró varias cosas a su pequeña ¡A su pequeña! Se decidía entusiasmado
Al pasar la frontera española observó el desvío hacia el norte, aflojó la marcha; unas inmensas ganas de tomarla e irse directamente a casa a abrazar a su hija le invadieron, pero reconoció que tenía que ir a Madrid, debía solucionar todo antes de regresar o tendría que volver a dejarlas atrás en pocos días y no soportaría separarse de sus dos amores de nuevo. Apretó el acelerador y voló por aquella autopista en dirección Madrid. Entregó los documentos a su jefe que estaba pletórico por el logro conseguido en un solo día cuando ellos llevaban meses lidiando con aquel viejo testarudo
-¿Pensó en mi decisión?- le preguntó directo y muy serio
-Sí muchacho y, la verdad, tengo algo que proponerte- lo miró fijamente y eso inquietó a Vega; si no admitía estaba decidido: dejaba el trabajo- me gusta la zona norte ¿qué te parece formar una sucursal allí y llevarla tú mismo?
-Claro que acepto- aclaró resuelto y se rieron amenos- Ahora me voy, tengo prisa por regresar
-¿Y a qué se debe tanta prisa muchacho?- preguntó incrédulo- Mi hija preparó una cena en tu honor...
-Lo siento mucho pero tengo que regresar inmediatamente, me espera mi familia
-¿Tú familia? ¿Qué familia?- indagó incrédulo pues sabía que no tenía familia
-Mi hija- declaró sonriendo feliz, su jefe lo miró con los ojos abiertos como platos- acabo de enterarme de su existencia y tengo prisa por regresar a su lado- expuso dichoso y él hombre abrió aún más los ojos asombrado, Vega sonrió divertido
 -¡Una hija! ¡Vaya!- dijo aún perplejo- Ahora comprendo tu insistencia en quedarte muchacho, una hija es lo más grande del mundo
-Eso creo yo también- se estrecharon la mano amistosos pero acabaron abrazándose con cariño
Regresaba a casa en el taxi desde el aeropuerto y el camino se le hacía interminable, deseaba llegar cuanto antes y abrazar de nuevo a su hija ¡Su hija! ¡Su hija Abi! No se cansaba de repetírselo mentalmente y cada vez sonaba más y más hermoso. Subía las escaleras entusiasmado y, cuando alcanzó el rellano del primer piso, los gritos de Abi llegaron a él
-¡¡No!! ¡¡No quiero!! ¡¡No mami!!- gritaba con desesperación, Vega se detuvo al inicio del siguiente tramo de escaleras que subían al segundo piso atendiendo inquieto ¿qué rayos estaba ocurriendo arriba?
 -Escúchame mi rayito de sol…- oyó la voz afligida de Alicia
 -¡¿Me estás escuchando tú a mí mami?! ¡¡No quiero!! ¡¡No quiero nada de todo eso!!- gritó a pleno pulmón la pequeña entre angustiosos sollozos interrumpiendo a su madre y su dulce voz le sonó tan angustiada que a él se le oprimió el corazón al percibir el gran sufrimiento que estaba pasando la pequeña
 -Abi ven aquí, hablemos cielo- sonó la tierna voz de Alicia intentando calmarla acompañada de un sordo golpe como si abrieran la puerta fuertemente y se golpeara contra la pared- ¡¡Abi por favor, regresa aquí!!- gritó angustiada Ali llegándole mucho más clara su voz quedando demostrado que la pequeña había abierto la puerta de la calle
-¡¡Mi reinita no salgas a la calle, los coches Abi!! ¡¡Dios santo Ali ¿qué has hecho con tus insensateces?!!- chilló aterrada Esther acompañando los pasos de la pequeña corriendo por el pasillo saliendo desbocada de su piso hacia las escaleras en dirección a la calle mientras seguía negando frenética
-¿Qué le ha ocurrido a nuestra pequeña?- apareció sobresaltada la portera subiendo presurosa las escaleras encontrándose a Vega detenido en el descansillo, él la miró desconcertado y apresuró su paso subiendo las escaleras restantes. Ella la siguió.

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