viernes, 4 de julio de 2014

Aquella noche Hugo no podía dormir. Al día siguiente se irían y haría todo lo posible para no volver a ver nunca más a Norma hasta que aquella tontería que llevaba consigo se apagara definitivamente. Ella era aún una niña comparada a él y debía acabar con aquello que sentía de inmediato…
Pero aunque aquella era su rotunda decisión, no podía soportar la idea de no volver a verla; la angustia le oprimía el corazón y parecía faltarle la respiración ¿cómo rayos había hecho aquella criatura para clavársele de aquella manera dentro de él? Irritado se levantó de la cama y, después de vestirse el pantalón de chándal, salió de su dormitorio. Toda la casa estaba en completo silencio. Se dirigió a la sala y se sirvió un whisky sentándose en la terraza del jardín. Mañana todo acabaría y tenía que olvidarla a como diera lugar…
-¿No puedes dormir?- lo sobresaltó la voz de Rubén tras él
-No… ¿Y tú?- se interesó ameno y el muchacho movió despreocupado los hombros sentándose a su lado
-Me despertó el imbécil de Gus al escaparse al cuarto de Norma y ahora no logro dormirme; se creen que soy idiota y no me entero, pero yo paso mucho de lo que hagan…- expuso resuelto, aquella declaración le oprimió aún más el corazón a Hugo; estaban juntos… en aquel momento estaban juntos y ella pasándolo bien con su enamoradito mientras él estaba allí, sufriendo como un imbécil por ella, aquello aún lo enfurecía más- ¿Y a ti qué te pasa? ¿Estás preocupado por el juicio?- le preguntó intrigado
 -Algo… pero no por lo que vaya a pasar; sino porque va a ser un trago difícil para mi madre- expuso y el muchacho asintió suavemente con la cabeza
-Siento mucha curiosidad por una cosa pero no me atrevo a preguntárselo a Guille…- expuso cohibido, Hugo lo miró intrigado- ¿Por qué está implicada tu madre?
 -Estaba en donde no debía cuando no debía- contestó apagadamente; Rubén lo miró curioso- trabaja en una conservera de ese tipejo… y una noche regresó a por unos puñeteros papeles que yo le encargara recoger en la ciudad para la facultad y se olvidara en su taquilla, oyó voces en la zona de despiece y la curiosidad la llevó a ver como ese tal Mendoza le reclamaba a uno de los transportistas sobre el paradero de una supuesta mercancía que debía haber traído de parte de un tal Córdoba pero el hombre repetía que el tal Córdoba no le había dado nada…- se calló unos segundos y le dio un sorbo a su vaso de whisky- entonces vio cómo sin miramientos le pegaba un tiro en la cabeza y se deshacían del cuerpo en las máquinas de despiece de pescado no quedando rastro de él… la fiscalía supone que así es cómo también se deshizo de tres hombres más que están desaparecidos y sospecha que también sufrió el mismo camino el policía que tu cuñado tenía infiltrado y se esfumó sin dejar ningún rastro
-¡Joder!- exclamó sobrecogido el muchacho y ambos se quedaron callados unos segundos- ¿Y tu madre cómo lleva todo eso?- se interesó afectuoso conmoviendo a Hugo que le sonrió agradecido por el interés y cariño que mostraban todos por su madre
 -No es porque sea mi madre pero es una gran mujer que los tiene muy bien puestos y no se achanta por nada, está decidida a declarar y nada la acojonará; mi tío Adolfo le insistió miles de veces que callara y olvidara, que lo dejara pasar o se metería en líos y podía ser la próxima que pasara por la cinta de despiece… pero su carácter no se lo permite y ella solita se dirigió a Guillermo contándole todo lo que había visto- aclaró orgulloso
-Tu madre es una gran mujer- declaró satisfecho el muchacho y ambos se sonrieron complacidos. -Venga, vamos a la cama que ya empieza a amanecer- resolvió acabándose su whisky y regresaron a la casa.
Al día siguiente, Guillermo llegó a las cinco en punto junto a dos patrullas de policías. Mientras ellos recogían sus maletas, todos se despidieron entristecidos. Se habían tomado mucho cariño
-Os voy a echar mucho de menos, ya me había habituado a nuestras charlas- dijo llorosa Marina a Gabriela
-Estaremos en contacto, corazón; yo también os voy a extrañar muchísimo- se abrazaron amorosas -¿Nos podremos seguir viendo, verdad?- indicó animado Rubén estrechándole amistoso la mano de Hugo que le sonrió entrañable
-Claro, colega; algún día vendremos de visita y vosotros tendréis siempre una casa en San Pablo para cuando queráis o necesitéis- le respondió esperanzado mientras se despedía ahora de Gus
-¿Vivís en San Pablo? Creí que eráis de aquí, de la ciudad- expresó intrigada Betty
-Somos de aquí, pero nos trasladamos allá pues está a medio camino de mi trabajo y la facultad de Hugo; así podíamos seguir juntos sin necesidad de separarnos- le contestó cariñosa Gabriela
-Ah, qué buena idea- expuso encantada Betty y ellos le sonrieron agradados. Solo quedaban por despedirse él y Norma, se miraban con gran pesadumbre sin atreverse a abrazarse
 -Chao Norma, que te vaya bien- se decidió Hugo a mostrarle amistoso la mano pero ella lo abrazó cariñosa rodeándole el cuello con sus brazos y él la atrapó gustoso entre sus brazos- Te llevo grabada en mi piel y en mi corazón, mi deliciosa panterita- le susurró apasionado al oído, percibió su temblor entre sus brazos y ella se aferró aún a su cuello oprimiéndose a él con desesperación- Espero seas muy feliz, Norma- expresó cariñoso besándola tierno en la frente- Será mejor irnos ya mamá, nos esperan- aclaró decidido escapando raudo del abrazo de Norma o sabía que no podría soltarla ya jamás.
Sus miradas desoladas se encontraron por última vez desde el coche, él intentó atrapar en su mente cada detalle de su bello rostro para no olvidarla jamás mientras el coche se alejaba.
Después de aquello todo volvió a la normalidad: Betty y los muchachos a sus estudios y las clases de pintura, Guillermo a su bufete preparando los últimos flecos para el juicio y Marina a su librería que cada día iba mucho mejor y los clientes se multiplicaban necesitando pronto un ayudante. Después de mucho pensarlo y consultarlo con Guille, contrató a la madre de Gus que empezó ilusionada en su nuevo trabajo y pronto se hicieron muy buenas amigas. Pero el más feliz era Gus, ahora estaría todo el tiempo del mundo con ella y no sabía cómo agradecérselo a Marina.
El juicio al fin comenzó con gran expectación y ellos lo seguían a diario por el televisor; cada vez que las cámaras captaban el rostro de Hugo acompañando a su madre a los juzgados a Norma el corazón le saltaba dichoso. Duró casi un mes y acabó con un éxito rotundo y espectacular que le produjo un salto excelente en la carrera a Guillermo. Y desde aquella noche que por cuarta vez salía en el noticiero Guillermo haciendo declaraciones a la prensa tras la sentencia judicial acompañado de una sonriente Gabriela a la cual Hugo sujetaba cariñosamente por los hombros, nunca más Norma volvió a ver a Hugo. Graciela volvió varias veces de visita, al principio venía sola y después empezó a acompañarla Eduardo Fonseca, su gran amigo. Pero nunca Hugo. Según decía ella, estaba muy bien y les mandaba muchos cariños a todos, pero estaba demasiado liado entre los estudios y su trabajo pues volvía a estudiar y trabajar al tiempo.
Nació el bebé de Marina, Claudia, una niña preciosa rubia de grandes ojos azules y regordetes mofletes que era la locura de todos. Era una niña feliz que llenaba de alegría la casa y a todos los que la rodeaban. Betty estaba entusiasmada con la pequeña que no dejaba ni a sol ni a sombra; como Ágata, que Guillermo empezó a traer con él a los viernes y se quedaba a pasar el fin de semana con ellos. Todos se preguntaban intrigados el por qué Guillermo le había cogido ese gran aprecio a la anciana, se desvivía por cuidarla y protegerla con sumo cariño y pronto se le vio una gran recuperación en la anciana que no parecía la misma al poco tiempo. Estaba más rejuvenecida al comer bien y vestir con ropas nuevas y decentes mostrando aún algo de la belleza que había poseído en su juventud. Pero lo que más les desconcertaba eran las sonrisas íntimas y las miradas agradecidas que se mostraban de continuo aunque nunca dieron explicaciones. Ellos sí lo sabían y eso bastaba. Norma y Gus volvían a estar muy unidos, las apasionadas noches de los sábados en casa de Gus se mezclaban con encuentros furtivos algunas tardes en lugares insospechados que Gus preparaba previamente sorprendiendo a Norma que estaba feliz y dichosa; aunque siempre comparaba mentalmente, sin pretenderlo, cualquiera de sus encuentros con aquellos dos únicos que habían tenido con Hugo y le habían marcado para toda la vida. Tenía a Hugo grabado a fuego en el corazón, en su piel y en la mente como el primer día aunque ya hacía más de dos años que no sabía nada de él y aquello aunque no quisiera afectaba a su relación con Gus.
Tres años después, Marina volvía a estar embarazada cuando los caminos de los tres muchachos tomaron rumbos distintos: Gus se iba a la capital con su padre para estudiar su carrera de leyes, Rubén había conseguido una beca de estudios en la universidad de Nueva York y Norma se quedaba en la ciudad estudiando Bellas Artes.
 Norma temía a la marcha de Gus. Pensaba que iba a dolerle terriblemente separarse de él… pero llegado el momento, se sorprendió y se sintió muy confundida, sentía únicamente lo mismo que cuando se despidiera de Rubén. No era nada comparable a aquella amargura que sintiera hacía años; sí le entristecía que se fuera porque lo quería mucho, muchísimo, pero para nada era aquella tremenda desolación de cuando se fuera a pasar aquellos meses de verano con su padre antes de la boda de Marina y Guillermo. Algo fallaba y no era de ahora, hacía tiempo que ya no era lo mismo entre ellos… Y sabía que el motivo era ella y esa obcecación inexplicable por Hugo.
A principios de verano, ambos regresaron por el nacimiento de Sandra, una chiquitina regordeta y también rubia de grandes ojos negros como los de su papá que encandiló a todos. La familia se llevó una gran sorpresa al encontrarse con un Rubén que se había desarrollado muchísimo, estaba doble y muy guapo; en un año se había formado en un hombre realmente muy atractivo. Y un Gus que también ya era un hombre muy atractivo pero había pegado un gran cambio: ahora era exigente con los detalles y la pulcritud en su vestir, siempre iba muy elegante, y llevaba el pelo con un corte perfecto y su rostro siempre rasurado; aunque seguía derrochando cariño a todo el mundo haciéndolo aún más irresistible. También Norma se convirtiera en una mujer realmente bella y esbelta. Con un cuerpo espectacular y distinguido, lleno de curvas sinuosas; con andares felinos que la hacían terriblemente atractiva y provocadora. Los hombres se giraban para verla cuando iba por las calles y ella sonreía vanidosa y satisfecha. Betty, Marina y Guillermo se sentían orgullosos de sus hijos adoptivos: eran tres muchachos maravillosos, educados, inteligentes y realmente muy atractivos.
Una noche, después de cenar, Gus y Norma pasearon por el jardín trasero muy callados y lentamente llegando hasta el viejo roble donde se detuvieron. Se apoyaron en él y siguieron callados mirando el horizonte. Aunque Gus había llegado ya hacía tres días, aún no tuvieran tiempo de estar a solas y, la verdad, a ninguno parecía importarle.
-¿Sigues pintando Gus?- se interesó amistosa
-No, llevo mucho sin hacerlo; los estudios me llevan todo mi tiempo… ¿y tú?
 -Guille me está preparando mi primera exposición- él le sonrió complacido
-Tendrás gran éxito gatita; lo sé- aseguró convencido y ambos se sonrieron amenos y volvieron a quedarse callados largo tiempo- Norma…- rompió aquel silencio Gus y ambos se miraron a los ojos; se habían encontrado cambiados, ambos muy atractivos, ambos habían conseguido un cuerpo de vértigo, ambos se sentían gran cariño… pero ya no era lo mismo- tengo algo muy importante que decirle a la familia pero antes quería hablarlo contigo- le dijo cariñoso sonriéndole tierno, ella le correspondió con una dulce sonrisa
-Yo también quiero hablar algo contigo Gus- repuso decidida
-Déjame hablar a mí que algo me dice que vamos por el mismo camino- expuso resuelto y ella sonrió amena- Me voy al Reino Unido Norma, me han aceptado en Oxford- declaró brillándole ilusionados los ojos
 -¡¿De verdad?!- se alegró inmensamente Norma- ¡Oh Gus, eso es fantástico corazón!!- lo abrazó entusiasmada y él la rodeó tierno con sus brazos, la besó cariñoso en la sien
-No volveré en mucho tiempo cielo, sabes lo que eso significa ¿verdad?- expuso cariñoso y ella lo miró a los ojos
-Lo sé Gus, pero… la verdad ¿no sientes cómo que todo ha cambiado? ¿Qué ya no somos los mismos?- expuso Norma mirándolo amorosa y él sonrió enternecido- Gus, te quise mucho, muchísimo, y sé que tú también a mí; pero eso se acabó… Crecimos, o se apagó ese amor con la distancia… no lo sé, pero ya ninguno sentimos lo mismo
-Norma, tú ya cambiaras antes de que me fuera, ya había enfriado lo nuestro por tu parte; no sé por qué, pero habías cambiado tu actitud hacia mí hacía tiempo…
-Gus, yo…- balbuceó apesadumbrada
-No mi chiquita, no te estoy reclamando nada cielo- la interrumpió raudo posando tierno su mano en la mejilla de Norma y ambos se miraron a los ojos- solo quiero que entiendas que ya me había dado cuenta antes de irme y lo asombroso es que no me dolió; no sentí ese dolor tremendo que hubiera sentido si ese alejamiento tuyo pasa unos años antes; no sentí aquel tremendo miedo y dolor de perderte que sintiera cuando sospeché que tenías algo con Hugo… fue lo que me hizo entenderlo todo mi gatita: ambos habíamos cambiado, no solo tú- se sonrieron tiernos
-Entonces, todo esto quiere decir…
-Pues quiere decir que te quiero mucho y siempre serás mi fierecilla, mi dulce fierecilla, mi primer gran amor; y fue algo muy bonito, realmente hermoso, que llevaré siempre en mi corazón… Pero continuar sería un error ¿no crees?
-Estoy de acuerdo; y lo mismo eres tú para mí: siempre serás mi primer y gran amor Gus y sí, ciertamente fue la relación más hermosa que uno se puede imaginar- se abrazaron cariñosos y se besaron tiernos en las mejillas.
 -Hablando de Hugo… ¿sabes algo de él?- se interesó animoso mientras, tomados de las cinturas y sonriendo complacidos regresaron a la casa
-No, ni volví a verlo ni sé nada de él… ¿y tú?
-Nos estuvimos escribiendo una larga temporada pero desde que entró en el hospital de interino no sé nada de él; debe andar muy liado…- aclaró apesadumbrado
 -¡Ah! ¿Ya acabó la carrera entonces?- se interesó curiosa
 -Sí y con muy buenas calificaciones, el tío se veía que era listo; puede que le vuelva a escribir desde Oxford, me cae muy bien y no me gustaría perder esa buena amistad- expuso decidido y se sonrieron tiernos. Entraron en la casa y dieron la gran noticia de que Gus había conseguido entrar en la Universidad de Oxford siendo el deleite y la alegría de todos.
La exposición de Norma fue un éxito rotundo con unas ventas espectaculares y aún hizo dos más siendo la alegría y el deleite de la familia. Cada día estaban más orgullosos de sus tres atractivos hijos adoptivos. Pero la más orgullosa era Marina. Se quedaba muchas veces observando deleitada a su hermanita pequeña, su niña, que tanto había cambiado en aquellos años; ya no era aquella alocada fierecilla llena de ímpetu y pasión, se había convertido en una paciente y cariñosa mujer entregada a sus estudios y su pintura derrochando amor a todos, aunque se volcaba enormemente en Betty y ella también adoraba a Norma. Habían conseguido una complicidad increíble entre ellas; con solo una mirada, sabían lo que querían sin necesidad de palabras. Y por las pequeñas tenía devoción. También ellas se morían por su tía Norma. Sobre todo Claudia que siempre andaba pegada a su tía por la casa adelante.
Dos años más tarde, Guillermo le consiguió un representante que propuso y preparó una exposición en la capital. Era un gran salto y muy importante para Norma. Betty y ella se pasaban horas en el estudio preparando y acabando los cuadros que debían exponerse. Lo superó con éxito y su nombre empezó a sonarse entre algunos grandes corredores de arte del país.
 Pronto sería verano de nuevo y los muchachos regresarían volviendo a estar toda la familia junta y eso llenaba de felicidad a Marina que era quien más los extrañaba a pesar de que hablaba muy a menudo con ellos. Mientras, se entretenía en ver crecer felices a sus hijas: Claudia era una niña preciosa de cuatro años que seguía pegada a las faldas de su tía en todo momento y Sandra con sus dos añitos ya tenía loca a toda la familia con sus monerías; y sobre todo deleitarse orgullosa en observar a su niñita grande: Norma, que cada día era más hermosa.
 -¿Qué tanto le miras a nuestra pequeña corazón?- la sacó de sus cavilaciones Ágata sentándose a su lado en la terraza del jardín desde donde Marina observaba a Norma en el estudio pintando, Marina le sonrió dulcemente
-En lo mayor que se hizo mi pequeña, Ágata; y en lo mucho que ha cambiado- expuso enternecida y ambos sonrieron dichosas
-Te dije hasta la saciedad que era un ángel, solo había que darle tiempo y encontrar la mano que la supiera guiar- aclaró complacida y se quedó callada unos segundos observándola también- pero no da encontrando la paz para esa inquietud interior que me tiene- añadió desmoralizada, Marina la miró alarmada
-¿Le pasa algo a mi niña Ágata? ¿Sabes tú algo que yo no sé?- interrogó preocupada, Ágata rió divertida
-¡Yo sé muchas cosas que nadie sabe mi ángel ¿o aún sigues sin creer en mí?!- expuso chistosa y Marina rió amena abrazándola tierna- pero no es eso corazón, nuestra pequeña está bien y es feliz, no te inquietes; solo que no lo es del todo… tiene una inquietud dentro de su alma a la que no le encuentra sosiego, busca su camino pero no lo da hallado…
 -¿Acaso la pintura y su carrera en Bellas Artes no es lo que desea Ágata?- indagó curiosa
-Sí mi niña, esa es su pasión profesional y lo está consiguiendo; pero yo me refiero a que tiene dentro mucho amor que entregar mi ángel y no sabe cómo canalizarlo, no da encontrado el camino que la lleve a su verdadero destino y de ahí esa inquietud que tiene dentro; debe descubrirlo primero o nunca logrará aplacar esa desazón- aclaró sonriendo amena, Marina la miraba confundida
-Ágata mi vida, por mucho que lo intento, te juro que nunca te entiendo- expuso desolada y la anciana rió divertida
 -Pero me entiendo yo y eso basta mi niña- resolvió despreocupada y ambas rieron alegres.
-Te he traído unos folletos de la universidad de la ciudad para que les eches un vistazo- expuso resuelta Betty durante la cena
-¡Por favor Betty!- explosionó irritada Norma- te he dicho que no quiero ir caray, estoy bien aquí- protestó fastidiada; todos guardaron silencio sin meterse en la conversación, llevaban semanas discutiendo sobre lo mismo: Betty se empeñaba en que acabara la licenciatura en la capital pues era mejor universidad pero Norma se negaba tajante
-Que estás bien no te digo que no, pero que no es lo mejor sí te lo repito; la universidad de la capital está más preparada que la de aquí y…
 -¡¡No me voy a ir Betty, basta ya!!- la interrumpió frenética
-Pues yo que tú sí me iría mi niña- aclaró decidida Ágata y Norma la miró furibunda
-¡¡Por favor Ágata, no empieces tú también!!- le reclamó molesta
 -Tú siempre me dices que mis consejos te ayudan muchísimo, pues eso hago: ayudarte; y sí debes ir mi ángel, ahí encontraras tu camino y no aquí- remarcó rotunda y se quedaron ambas mirándose fijamente a los ojos, el rostro de Norma se relajó pero sus lindos ojos azules tomaron un cariz entristecido
-Pero yo no quiero irme de aquí Ágata, no quiero separarme de vosotros y de mis niñas- sollozó afligida conmoviéndolos a todos que sonrieron enternecidos
-Pero no tienes por qué ponerte así ni perder esta oportunidad por eso mi fierecilla hermosa; puedes venir todos los fines de semana mi ángel, es cierto que en coche es un trayecto largo pero en tren es menos de hora y media de viaje- le habló tierno Guillermo tomándole cariñoso su mano entre las de él, ella lo miró un poquito más calmada- puedes venirte el viernes y no te regresarás hasta lunes; yo mismo te sacaré un bono para que no tengas problemas- añadió resuelto y ella sonrió más animada. Finalmente aceptó irse a la ciudad a acabar sus estudios.

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