miércoles, 9 de julio de 2014

Detuvo el coche delante de la residencia femenina en la misma facultad, se besaban apasionados y entregados dentro del coche sin soltarse, no podían separarse, no podían dejar de beber aquella dulzura embriagadora de sus bocas
 -Al final, no llegaremos ninguno- indicó ella divertida
-Sin mi no pueden empezar- respondió él sin dejar de besarla embelesado, ella se retiró levemente empujándolo suave pero firme del pecho pues Hugo la atraía raudo hacia él no permitiéndole separarse
 -Pero sin mí sí, y pierdo una de las clases más duras del curso- indicó cariñosa, él se rindió resoplando abatido y se recostó contra el respaldo cerrando los ojos consternado, ella sonrió divertida y se aproximó besándolo dulcemente en los labios, él sonrió encantado mirándola enamorado- Pero podemos vemos a la tarde ¿no?- propuso melosa y él sonrió feliz
-¿A qué hora te recojo?- preguntó entusiasmado y ella volvió a reírse
-A partir de las cinco yo estoy libre
-A las cinco y cuarto estoy aquí como un clavo- indicó resolutivo, se incorporó rápido posicionándose adecuadamente para conducir- ¡¡Venga chiquita, abajo; yo tengo que operar y tú clase!!- repuso animado, ella rió divertida se besaron amorosos y descendió del coche- Trae ropa, dormirás en casa de nuevo- le guiñó el ojo pícaro mientras ella cerraba la puerta y se dirigía a la entrada de la residencia- ¡¡Norma!!- la llamó urgente y ella se giró para mirarlo- Te quiero- declaró apasionado y se alejó dejándola mirándolo encandilada mientras sonreía feliz.
A las cinco y cuarto detenía el coche justo delante de ella que ya lo esperaba al borde de la acera con una mochila a la espalda y sus libros debajo del brazo. Se sonrieron enamorados y se fundieron en un beso apasionado
-No sabes lo que te eché ya de menos mi amor- le murmuró meloso sin separara apenas sus bocas -Pues yo perdí toda la mañana completamente, asistí a las clases pero no me enteré de nada; solo podía pensar en ti mi vida- respondió tierna, se rieron divertidos y volvieron a besarse ardientes. Pasaron por el pub, la camarera sonrió amena al ver llegar a Norma
-Hola ¿aún por aquí?- la saludó amistosa y ella le correspondió animada- por fin te dignas a aparecer, ayer fue un día de locos y precisábamos tu ayuda pero ni por casualidad apareciste- le reclamó amena a Hugo
-Siempre protestando por todo; un día voy a despedirte, te lo digo en serio, protestona- respondió chistoso besándola amistoso en la mejilla llevando de la mano a Norma al despacho y se rieron los tres divertidos, revisó algunos papeles en su mesa y escribió una lista de pedidos que entregó de salida a la muchacha- Haz tú el pedido que yo me voy; y te encargas del pub porque yo no regresaré- expuso resuelto tomando de nuevo la mano de Norma dirigiéndose a la salida
-¿Guardia de nuevo?- indagó amistosa
-No, vigilancia intensiva- respondió guasón besando los labios de Norma y la camarera sonrió alegre- la perdí una vez y no pienso sacarle la vista de encima nunca más por si acaso- rieron los tres amenos -Vale ¡Ey ¿te dejarás caer mañana?!
 -Puede- respondió esquivo ya abriendo la puerta del pub
-Encantada de haberte visto de nuevo- se despidió de Norma que le sonrió alegre despidiéndose de ella con un gesto amable de su mano.
Al llegar al piso, Hugo la tomó raudo entre sus brazos y atrapó ansioso aquella boca que lo traía loco mientras ella dejaba caer las cosas que portaba al suelo y se abrazó a su cuello entregándose en un beso ardientemente apasionado mientras a trompicones sin soltar sus bocas llegaban al sofá, Hugo intentó quitarle la camiseta con ansiedad
-No, para Hugo ¿qué haces?- lo detuvo ella rauda evitándolo y él la miró confundido
-Me tienes desesperado toda la mañana mi vida… no me detengas ahora- indicó impaciente
-Pero no aquí hombre, no ves que pueden vernos- expresó señalando los grandes ventanales desnudos -Mañana sin falta iremos a comprar unas cortinas- aclaró resuelto tomándola en brazos y ella rió alegre, se la llevó al dormitorio mientras se besaban embargados y hambrientos de deseo. Se amaron tiernamente entregándose completamente, en cuerpo y alma; fogosamente ardientes pero con una delicadeza increíble resultando un acto tremendamente apasionado y de una entrega asombrosa que los llevó hasta un clímax perfecto y extraordinario. Norma, extasiada y dichosa, se relajaba sobre su cuerpo aún ensamblada por él mientras Hugo acariciaba tierno su espalda desnuda besándola amoroso en el pelo; ella hizo un leve movimiento intentando levantarse pero él se lo prohibió
-Chisss, quédate quieta panterita que aún no hemos acabado- le murmuró meloso y ella lo miró amorosa
-Yo tengo que estudiar Hugo- expuso mimosa y él sonrió malicioso
 -Y yo tengo que apagar todo este fuego de estos años esperando por ti- aclaró resuelto y ella rió divertida- Además, ya has perdido medio día mi amor, pues ya pierde el día completo y hazme feliz- resolvió decidido y atrapó su boca; se besaron deleitados, saboreándose codiciosos; notó como su miembro se endurecía de nuevo dentro de ella, excitándola inmensamente.
 Empezó a mover sus caderas metódicamente para incitarlo más rápido y se volvieron a entregar en un acto sublime lleno de ardor y pasión que los trastornó por completo; aquello no era hacer el amor, aquello era una entrega completa y perfecta de máximo amor que se donaban mutuamente con cada caricia, cada beso y cada poro de su piel. Fue tan indescriptible y sublime que los dejó maravillados y extasiados además de plenamente complacidos
-Múdate aquí conmigo- le propuso después de un rato callados mientras se deleitaban en sentirse sus ardientes pieles bajo sus manos en tiernas caricias que se regalaban amorosos
-Hugo- expuso ella indecisa mirándolo a los ojos, él la miraba con los ojos cargados de amor y pasión -No te vayas de mi lado otra vez Norma, ahora ya no podría soportarlo mi amor; aquel día, mientras el taxi se alejaba y tú rostro desaparecía, me di cuenta de ello y lo sé desde entonces: te quiero Norma y te quiero cada día más- aclaró sincero y apasionado, ella sonrió dichosa
 -También yo te quiero Hugo- y se besaron dedicándose todo ese amor que con palabras ya no se podía expresar.
 -¿Qué tal te encuentras ahora cielo?- le habló meloso Guillermo besando tierno los labios de Marina recostada en sofá de la sala, las niñas jugaban sobre la alfombra mientras Betty leía un libro junto a ella
-Bien, tranquilo que ya pasó- respondió sonriéndole dulcemente, él examinó su reloj de pulsera
-¿A qué hora tengo que recoger a la gatita en la estación? A lo mejor nos da tiempo a pasar por el hospital…
-No es necesario Guille, te digo que me encuentro ya bien; solo fue una pequeña contracción y ya sabes que ocurre a menudo cuando se aproxima la fecha, tranquilo que Alex aún no viene por ahora- le habló tranquilizadora y él la miró nada convencido- Y además, tu gatita este fin de semana tampoco viene- aclaró resuelta
-¡¿Tampoco?! ¡¡Caray!!- exclamó atónito mirándola sorprendido- y ya van tres seguidos- añadió desconcertado
 -Esa niña pasó de no quitárnosla de encima a no verle ahora el pelo ni de casualidad- protestó dolida Betty, ambos sonrieron enternecidos
-¿Pero no eras tú la que rezongabas porque no se divertía nunca y siempre estaba hundida entre sus libros?- le reprochó cariñoso Guille, su hermana lo miró ofendida
-¡Bah! ¡Una cosa es no salir nunca y otra que ya no regrese caray!- protestó mimosa, Guille la besó tierno en la frente
 -Hermanita… te me estás volviendo una vieja gruñona insoportable- le reprochó burlón y ella le echó la lengua, Marina rió divertida
 Llevaban tres semanas de ensueño, estaban viviendo el mayor y el más inmenso amor de sus vidas. Eran felices y estaban tan bien juntos que se buscaban presurosos en cuando lograban acabar sus obligaciones.
Norma aparecía en el hospital si él tenía cirugía a las tardes y se entretenía jugando con Javi u otro niño enfermo mientras le esperaba. Así fue como él descubrió que era una fiera en los videojuegos y en el ajedrez, tenía un corazón de oro con los más pequeños y una paciencia y ternura increíble con los que no asimilaban a estar ingresados. Lo enamoraba cada vez más y cada día estaba más loco por ella. Pero cuando lo embargó un amor terriblemente profundo y sintió que ya no podría vivir lejos de aquella mujer fue cuando se la encontró una tarde en la zona de neonatos con un pequeño en brazos. Sentada en el butacón le daba el biberón tiernamente mirándolo amorosamente. Hugo se quedó embobado mirándola, era la imagen más maravillosa que nunca había visto. La amaba tanto que no podía ni pensar en poder perderla.
-¿Qué hace aquí?- le preguntó enternecido a la enfermera a su lado
 -Nos oyó comentar de la falta de manos para atender a los pequeños que están solos y la gran necesidad de contacto humano que necesitan y se ofreció voluntaria- le explicó cariñosa la enfermera observándola también, él miró a la enfermera y le sonrió feliz- Tiene tanta mano con ellos que nos tiene fascinadas, da tanto amor y pone tanta entrega que parece que los chiquitines ya la reconocen- añadió entusiasmada
-Ella es así siempre, ni se da cuenta de cuanto amor entrega y reparte a manos llenas- repuso encantado- ¿Cuánto tiempo lleva viniendo? No sabía nada
-Casi dos semanas- Norma besó tiernamente al bebé y se levantó del butacón, sus miradas se encontraron y ella le sonrió dichosa y feliz. Dejó el niño en su cunita y salió a su encuentro
-Hola mi amor- le besó en los labios amorosa- ¿Ya has acabado?- él sonreía complacido y radiante -Aún no, debo ver a un paciente más en esta planta y nos vamos- le respondió amoroso, ella le miró preocupada
 -¿En esta planta? ¿A quién?- preguntó inquieta mirándolo temerosa, él sonrió ameno
-Cielo, no soy un come niños; solo los ayudo a mejorarse- expuso cariñoso, ella le sonrió entrañable -Lo sé, pero saber que le vas a abrir sus cuerpitos me da mucho miedo- él la abrazó enternecido besándola amoroso en el pelo- ¡¿Por qué tuviste que hacerte cirujano?!
-Porque tú me mandaste mi amor ¿recuerdas? Para que los enfermos no miraran mi cara de ogro- se rieron divertidos, la enfermera también sonreía entrañable mirándolos- Y eso que no le hice caso de todo al final ¡¡Me mandaba ser forense!!- le expuso socarrón a la enfermera, ella soltó una carcajada divertida
-Sería una lástima, se perdería un gran cirujano- expuso ella amena- Le espero dentro, doctor- y se alejó de ellos
 -¿Lo has oído? Soy un buen cirujano y no les ocurrirá nada- la miró a los ojos y Norma sonrió orgullosa
-Lo sé de sobra y por eso te quiero también- contestó satisfecha y se besaron apasionados- Te espero aquí- él asintió y la dejó siguiendo a la enfermera.
A los dos días de aquel maravilloso descubrimiento, a Hugo le sonó su móvil estando en su despacho revisando el expediente del siguiente paciente que iba a operar. Se alarmó al ver que era Norma ya que a esa hora tendría que estar en clase
 -¿Te ha pasado algo cielo?- preguntó muy preocupado
 -No me esperes hoy en el hospital amor, me tengo que ir- le expuso con voz apurada, él sintió que se oprimía el corazón hasta el punto de dolerle terriblemente el pecho
-¡¿Irte?! ¡¿A dónde?! ¡¿Por qué?!- preguntó angustiado y desesperado
-Ya nació Alejandro, Hugo- expresó entusiasmada- solo será un par de semanas cielo, tres como mucho; tengo que ayudar a Marinita con las peques hasta que se recupere, aunque insiste en que no es necesario sé que me necesita ¿Lo comprendes verdad amor? - repuso amorosa
-Sí, cielo; claro que lo entiendo- contestó intentando parecer menos disgustado- ¿Qué tal está?
-Dice Guille que todo fue muy bien- respondió cariñosa
-¡Espera amor, te llevo yo! Además quiero hablar de lo nuestro con Guillermo y Marina, no quiero que piensen que no voy en serio contigo- repuso de repente entusiasmado- ¿Cuándo te vas?
-Ahora mismo, ya estoy en la estación; era este tren o esperar hasta las diez de la noche y Betty está sola con esas dos diablillas- contestó apenada
-Ahora no puedo, estoy a punto de entrar en quirófano- repuso entristecido
-Hugo… es mejor que vaya yo primero y explique todo lo ocurrido entre nosotros ¿no crees? Luego me irás a recoger tú y hablarás con ellos…- él no dijo nada- Hugo ¿estás bien?
-Sí cielo… - contestó- De acuerdo, esperaré a que me llames y te iré a recoger… Pero no tardes en regresar, mi amor; no olvides que te quiero muchísimo y ya te estoy echando de menos
 -Y yo ti, te llamo en cuanto conozca a Alex… te quiero- colgaron el teléfono, Hugo abrió el cajón de su escritorio y quitó la cajita de terciopelo rojo que allí había; la abrió y observó deleitado el anillo de compromiso que estaba dentro.
 -Doctor, todo está preparado ya… Cuando quiera- indicó una enfermera entrando en su despacho, él cerró la cajita y la volvió a dejar en el cajón donde estaba
-Vamos entonces- repuso animado levantándose de su sillón mientras cerraba el cajón.
-Hola cielo, ya estás aquí- la saludó ilusionada Marina en la cama del hospital; ella la abrazó amorosa sonriendo dichosa
-Hola Marinita ¿cómo te encuentras?
 -Bien corazón, todo fue muy bien ¿verdad Guille?- miraba a su esposo enamorada y dichosa, él la besó tiernamente en la frente, se les veía más enamorados que nunca y Norma sonrió feliz
-Déjame ver a mi sobrinito adorado- repuso tomando dulcemente en brazos al pequeño que estaba junto a su madre en la cama. Tenía una mata de pelo negro abundante y una carita sonrosada y regordeta, su naricilla muy pequeña y respingona como la de Marina- ¡Que mata de pelo tiene! ¡Y que negro!- expuso sorprendida
 -¡Este se parecerá a mí, por fin!- mostró orgullosa Betty, Norma le sonrió encantada- Tú ya tienes tu copia perfecta en Claudia y Sandra va por el mismo camino- añadió cariñosa
-Amor, está visto que aunque seamos nosotros los que pasemos el trabajo, ninguno de nuestros hijos se parecerá a nosotros- protestó socarrón Guillermo y todos rieron divertidos
-El próximo será igualito a ti, prometido- le habló amorosa Marina y él la besó amoroso en los labios -¡¿Entonces ninguno se parecerá a mi?!- aclaró Rubén desde la puerta entrando en ese momento, todos lo miraron ilusionados
-¡¡Rubén, mi niño!!- explotó emocionada Marina y él le sonrió dichoso abrazándola feliz- ¡¡Cuánto te eché de menos corazón!!- lloraba emocionada al ver de nuevo a sus hermanos junto a ella
 -Te traigo una sorpresa, hermanita- le murmuró ilusionado, la besó en la mejilla y regresó a la puerta, adentró a una muchacha morena muy bonita de grandes ojos grises, que sonreía tímidamente- Os presento a Kelly, mi futura esposa- dijo orgulloso mostrándoles la mano de la muchacha donde brillaba un espectacular anillo de compromiso, todos se quedaron atónitos en un primer momento; pero de inmediato, sonrieron dichosos y repartieron abrazos y besos a la recién llegada dándole la bienvenida a la familia. Rubén se acercó a Norma y observó a su sobrino orgulloso y feliz- ¡Es precioso, Marinita!
-¿A qué se parece a mí?- repuso vanidosa Betty y rieron dichosos
-¿Y tú qué hermanita?- le preguntó cariñoso a Norma besándola en la frente- ¿Cómo te van las cosas? -Muy bien Rubén, de maravilla- respondió feliz con un brillo especial en la mirada, él sonrió dichoso -¿Y el bandido de Gus? ¿No va a venir o qué?- preguntó Rubén entusiasmado
-Llega mañana, le fue imposible coger el vuelo de hoy- aclaró resuelta Betty
 -¿Y entonces las peques con quien se quedaron?- se inquietó Norma al oírla
 -Con la abuela Ágata, como no podía ser de otra manera; esa mujer es increíble: parece más jovial y ágil cuantos más años va cumpliendo- respondió deleitado Guillermo y todos rieron alegres. Norma descubrió que su hermana la miraba intrigada, le sonrió dulcemente mostrándole la mano para que se acercara, Norma obedeció y se sentó junto a ella en el borde de la cama. Marina observó amorosa a su hijo en brazos de Norma
-¿Parece que te van muy bien las cosas por allá, no?- le preguntó cariñosa en voz baja, Norma sonrió feliz
-Tengo que hablarte Marinita; tengo tantas cosas que contarte… ¡Soy tan feliz hermanita!- respondió entusiasmada, su hermana la miró intrigada a los ojos y descubrió un brillo especial en los ojos de Norma, un brillo que nunca le había visto tan intenso anteriormente- ¡¡Estoy enamorada Marinita!! ¡¡Terriblemente y desesperadamente enamorada!!- se sonrieron felices y encantadas- Ahora sí sé lo que es amar de verdad, Marina- reveló sincera y apasionada, Marina le sonrió llena de dicha. Norma abrazó tiernamente al pequeño Alex y lo besó dulcemente en la frente
-Te veo muy entrenada con los bebés, hermanita- comentó sarcástico Rubén prestando atención a su calidez y ternura al sostener al pequeño- ¿No nos tendrás alguna sorpresita por ahí escondida? ¡Contigo nunca se sabe!- indagó interesado, ella le sonrió dichosa
 -Ese es otro de los motivos por los que soy inmensamente feliz hermanito; me hice voluntaria en el hospital infantil y estoy todos los días con los bebés que no tienen a nadie para darles cariño y calor; pasó mucho tiempo con ellos- todos la miraron enternecidos, aunque Guille frunció extrañado el ceño mirándola curioso
 -¿No será en el Hospital Materno infantil Santa Mónica?- indagó curioso y ella le sonrió radiantemente feliz; él también sonrió deleitado- esto es increíble- musitó asombrado moviendo incrédulo la cabeza.
-¿Ocurre algo con ese hospital?- preguntó Marina mirándolos intrigada
-No que va Marinita, es que es un centro estupendo con grandes médicos ¿verdad Guille?- expuso Norma mirando a su cuñado prevenida, él solo sonrió animado asintiendo con la cabeza.

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