domingo, 6 de julio de 2014


-Estás... más alta- resolvió finalmente y Norma abrió atónita sus ojos
-¡¡Vaya!!- repuso estupefacta- Mira que me tienen dicho cosas: más bonita, más delgada, más ojerosa… pero nunca “más alta” ¡¡Siempre logras sorprenderme!!- exclamó desenfadada y se rieron alegres
-Quería decir que… ya eres toda una mujer- se abochornó cariñoso
-¿Y qué quieres que sea con 24 años? ¿Una pelota?- volvieron a reírse divertidos
-La Norma que yo recordaba- expresó con ternura volviéndola a oprimir entusiasmado contra sí, ella percibió su perfume, aquel perfume que la transportó a aquellos maravillosos meses de encierro inundando su mente de bellos y extraordinarios recuerdos, cerró los ojos mientras aspiró profundamente aquel aroma que no olvidaría nunca- ¡Pero Dios mío, cuanto tiempo sin verte pequeña!- repuso melancólico tomando su rostro entre sus manos, la miraba encandilado y ella le sonreía con aquella hechizante sonrisa que le hacía erizar la piel
-Porque eres un ingrato desconsiderado, seguimos viviendo en el mismo sitio ¿sabías?- le reprochó decidida y él sonrió tristemente apretando los labios
 -Estuve muy liado… Pero ¿qué haces aquí?- intentó cambiar de conversación descaradamente -¿Tomarnos algo?- bromeó chistosa y él rió divertido abrazándola nuevamente- No sabía que tenías un pub
-Me quedé con él cuando mis jefes decidieron retirarse… Pero sentémonos, tengo tantas cosas que preguntarte que, la verdad, no sé por dónde empezar- aclaró ilusionado mientras se sentaban a la mesa. Él no le quitaba la vista de encima, no podía apartar sus ojos de ella; después de tanto tiempo recordándola y añorándola en miles de noches tortuosas en las que se despertaba sudoroso e inquieto, estaba allí, frente a él; y estaba aún más atractiva que como la recordaba. Era toda una mujer y su sonrisa seguía siendo preciosa: con aquella boca tan atrayente y provocativa; y su mirada seguía siendo entre inocente y desafiante como siempre había sido con aquel brillo tan encantador. Su encuentro le rememoró aquel tiempo pasado y tuvo la plena convicción de que aún estaba loco por ella, que ni había podido olvidarla y, mucho menos, arrancarla de su corazón y de su piel, que ardía ambiciosa por su contacto. Le acariciaba tiernamente los brazos desnudos para consolar algo su tortuosa codicia de tocarla, de sentirla, y sobre todo de apaciguar la fuerte voracidad que le devoraba en las entrañas por abrazarla y besarla hasta que sus labios les dolieran- Pero cuéntame ¿cómo estás? ¿Cómo te van las cosas? Sabía que te habías ido a estudiar fuera pero nunca me imaginé que estarías por aquí…- a Norma le sorprendió aquel comentario suyo- ¡Pero qué estúpido soy! Si la mejor facultad de bellas artes está aquí en la capital y Betty no permitiría nunca que fueras a otra- aclaró convencido, ella sonreía feliz- ¿Cuánto tiempo llevas en la ciudad?
-Estoy bien, como puedes ver; las cosas me van perfectas y es el segundo año que estoy aquí… ¿Y a ti? ¿Y tu mamá? No logramos coincidir en sus últimas visitas y hace mucho que no la veo
-Bien también- miró a la barra y le hizo un gesto a la camarera que los observaba intrigada señalando su mesa y haciendo un giro rápido sobre los vasos vacíos- Mi madre está muy bien, ahora se decidió por fin a vivir con tío Eduardo después de estar más de dos años tonteando como adolescentes inmaduros- se rieron divertidos, la camarera se acercara y traía nuevas consumiciones para todos mientras les sonreía amable y entrañable
-A ti te traje lo de siempre, tónica con limón- le indicó a Hugo entregándole su vaso de tubo después de servir las bebidas a las demás y él le sonrió agradecido
-Pero dime ¿Y las niñas? ¿Es cierto que se parecen a ti?- preguntó cariñoso tomándole tierno la mano de Norma entre las suyas, no podía dejar de tocarla; estaba allí, era ella, su Norma… Ella lo miró intrigada de nuevo
 -¿Sabes de las niñas?- preguntó asombrada, él sonrió satisfecho
-Sí, claro, y de Rubén y de Gus… y de ti- añadió tierno y se quedaron mirándose a los ojos unos instantes- Hablo a menudo con Guillermo, sin ir más lejos hoy mismo lo hicimos; pero siempre ando tan apurado que apenas podemos hablar, por eso sé que te fueras a estudiar y también sé que Rubén anda por Nueva York ¿aún sigue por allá?- indagó entrañable, las amigas de Norma los observaban curiosas atendiendo amenas a su conversación
-Ahora se fue a Hudson a acabar un master- expuso orgullosa, él sonrió complacido- Ha cambiado mucho, si lo vieras; está hecho un hombre muy atractivo y parece que se desarrolló de golpe ¡está cuadrado!- se rieron divertidos; él la miró a los ojos y sonrió algo menos animado
-¿Y Gus? ¿Sigue por Oxford?- indagó interesado
-No ahora ya está trabajando en Londres- respondió igual de animada confundiéndolo- un bufete importante estaba muy interesado por él y lo invitaron a trabajar con ellos; sabes que es muy inteligente y se lo rifan todos- él asintió suavemente con la cabeza mientras bebía de su vaso; no lograba comprenderlo, parecía no importarle que siguiera lejos de ella aunque ya acabara su carrera…- ¿Pero no estáis en contacto? Él me dijo que os escribíais- expuso confundida
-Pero hace mucho de eso, estuvimos una temporada escribiéndonos cuando se fue a Oxford pero, la verdad, yo soy algo vago para escribir y lo fui dejando hasta que perdimos el contacto… y lo siento de verdad, me cae bien- expuso entrañable y se volvieron a sonreír amenos
-Pues te puedo dar su número si quieres y vuelves a retomarla, a él también le dolía perder contacto contigo- le propuso animada y él aceptó moviendo afirmativamente la cabeza. Se quedaron mirándose nuevamente a los ojos. Hugo parecía interesado en preguntarle algo pero parecía no atreverse y eso desconcertaba a Norma.
-Pero háblame de Claudia y de Sandra- la animó alegre aunque a Norma le dio la sensación de que no era eso lo que le quería preguntar- Guille me habla de ellas continuamente pero no le creo mucho porque se le ve embobado de sus pequeñas- bromeó socarrón y ella rió divertida
-Son preciosas- repuso entusiasmada- Claudia es alegre y vivaracha y Sandra una ricura dulce y tierna, nos tienen a todos encandilados… De Betty hacen lo que quieren y más- se rieron alegres- Bueno, a decir verdad, hacen de todos nosotros lo que les vienen en gana- aclaró rotunda
 -Entonces es cierto que se parecen a su tía Norma- indicó burlón
-¡No te pases!- protestó divertida golpeándole suavemente el brazo con su puño haciéndose la ofendida, estaba recio y fuerte como una piedra- ¡Yo no me salía siempre con la mía! ¡La prueba está en que te per…!- se calló de repente dejando la palabra sin terminar mirándolo ofuscada, tomó su vaso y bebió un sorbo lentamente, Hugo la observó confundido pero no preguntó nada
 -¿Y es cierto lo que dice Guille, que son una réplica tuya?- inquirió encantador
 -No que va, no le hagas ni caso; Claudia sí tiene algún parecido conmigo pero, gracias a Dios, tiene el carácter amoroso y dulce de Marina- aclaró resuelta y él sonrió deleitado, su voz sonaba llena de amor por las pequeñas- pero tienen mucho con Guille, sobre todo Sandra; van a ser unas bellezas de mayores
-Entonces sí se parecen a su tía- comentó encandilado mirándola fijamente, ella se sonrojó
 -No te burles- protestó abochornada y él abrió los ojos asombrado
-¡Norma abochornándose y sonrojándose, esto es nuevo!- repuso socarrón y todos rieron divertidos -Pero ¿Y tú? Haces muchas preguntas pero no cuentas nada- cambió la conversación para poder superar aquel bochorno que estaba pasando
-Es que yo nada, como siempre: cargado de trabajo y corriendo de un lado a otro ¿qué quieres que te cuente?- respondió despreocupado
 -¿Te casaste?- preguntó de repente sorprendiéndose hasta ella misma por aquella pregunta, él la miró desconcertado
-No que va ¡¿con quién si no tengo tiempo ni a buscar novia?!- bromeó chistoso y todas volvieron a reírse animadas
-Con aquella novia que te estaba esperando- aclaró rotunda mirándolo descolocada, él clavó aquellos hermosos ojos negros en Norma poniéndose extremadamente serio; notó la vibración de su busca en la cinturilla de su pantalón
-¡¡Mierda!!- expuso fastidiado levantándose para recogerlo quedando justo ante Norma que no pudo evitar que sus ojos quedaran enfocados en su abultada entrepierna, sintió un sofoco al tiempo que su corazón latía frenético y una aguda e inmensa ansiedad le inundó el bajo vientre; él se había sentado nuevamente a su lado examinando el busca- Lo siento, no tengo más remedio que contestar a esta llamada- repuso incómodo tomándole la mano cariñoso oprimiéndosela suavemente- Pero no os vayáis ¿eh? Aún tenemos mucho de qué hablar- suplicó anhelante levantándose de nuevo pero la miró encandilado- ¡Dios Norma, es increíble!- expresó maravillado y la besó tierno en la frente dirigiéndose a continuación a paso rápido a la puerta que había junto a la barra en la que ponía privado y se encerró dentro. Norma se quedó observando abstraída la puerta
-Parece que os conocéis demasiado bien ¿no?- indagó curiosa Cris sacándola de su ensimismamiento, entonces se encontró con la mirada intrigada de la camarera sobre ella, se sonrieron levemente
-Nos conocemos hace mucho tiempo pero hacía 6 años que no nos veíamos- explicó serenamente acabando su whisky
-Tú estás muy entretenida, y lo comprendo… pero nosotras nos aburrimos- replicó cansadamente Alba- ¿Te importa si vamos a dar una vuelta y después pasamos a recogerte?- le preguntó interesada en irse
-No, que va; lo comprendo- indicó amistosa- y no os preocupéis por mí; me iré a dormir a la facultad, vosotras divertiros y quedamos otro día
 -No, de eso nada- protestó Paula- Vinimos juntas y nos iremos juntas- aclaró rotunda
-No seas boba, llevamos seis años sin vernos y estoy encantada de reencontrarme con él…
 -Pues quien lo diría hace un momento- reprochó burlona Alba y ella se sonrojó abochornada -Vosotras no tenéis porque aburriros aquí mientras soy la única que me divierto; iros tranquilas, tomaré un taxi y nos veremos lunes- prefirió seguir exponiendo y no contestar a la puya de Alba -¿Estás segura?- indicó intranquila Cris, ella le sonrió encantada
-Sí, segura- le hizo una seña a la camarera que se acercó rápida- Me traes la cuenta por favor y otro whisky para mi sola
-Esto está todo pago ya, os invitó Hugo- indicó amable- Ahora te traigo tu whisky- y se alejó
-¡Caray que atento ¿no?!- repuso sorprendida Paula, Norma sonrió entrañable- bueno, entonces nos vemos lunes- se besaron amistosas en las mejillas y se marcharon, la camarera le trajo su bebida mirándola sorprendida
-¿Te han dejado sola?- indagó curiosa, ella le sonrió amable
-Tienen una cita y no podían esperar más- mintió dulcemente
-Pues ve con él al despacho, seguro que no le importa- la invitó entrañable pero ella denegó con la cabeza
 -Prefiero esperarlo aquí, gracias
-Como gustes- le sonrió amistosa y regresó a la barra. Norma cogió su vaso y le dio un sorbo examinando su alrededor, el chico de la mesa de a lado la miraba interesado. Le sonrió complacido y ella le dedicó una leve sonrisa educada; él se lo tomó como una invitación y cambió de butaca aproximándose a ella
-¿Te has quedado solita preciosa?- preguntó interesado sin dejar de sonreírle, ella se sintió incómoda -No Suso, está conmigo- habló rotundo y tajante Hugo que había regresado sin que se dieran cuenta, el chico lo miró confuso mientras él retomaba su lugar a lado de Norma
-Perdona tío- se excusó el hombre abochornado y les dio la espalda
-No se te puede dejar sola ni un segundo o los moscones atacan de inmediato ¿eh?- bromeó en un susurró al oído de Norma, ella le sonrió encantada mientras sentía un escalofrío por su espalda al notarlo nuevamente tan próximo- Así que te dejaron solita
-Tenían que irse, yo esperé para despedirme pero también tengo que regresar a la residencia- expuso amistosa, él la miró sorprendido
-¡Si aún es temprano!- clamó extrañado
-Tengo que estar antes de las doce o no me dejarán entrar- aclaró amable y él le sonrió entrañable examinando su reloj
-¡Vaya! Hay poco tiempo… y yo tengo que ir al hospital…- declaró abatido pero al instante la miró esperanzado- ¿Qué te parece si me acompañas y te dejo en la residencia a la vuelta? Solo será un momento y así podremos seguir charlando- le propuso animado, ella asintió entusiasmada; Hugo le sujetó cariñosamente la mano y se levantaron mientras él se despedía con un breve gesto de la mano con las camareras que se lo devolvieron sonriendo alegres y la guió entre la gente hasta la salida.
Sin soltarle la mano anduvieron un tramo por la acera en dirección a un deportivo negro mientras le saludaban amistosamente todos con los que se cruzaban y él respondía sin perder la sonrisa. Le abrió la puerta del copiloto y espero galante a que ocupara su lugar antes de cerrar suavemente la puerta y dirigirse a su sitio. Arrancó el coche y la radio se encendió al tiempo que el motor sonando una música de ritmo rápido y rockero como el del pub. Guiaba raudo y hábil por medio del tráfico hasta el hospital aparcándolo justo a la entrada de urgencias.
-¿Me esperas aquí o te apetece venir?- preguntó amistoso con una bella sonrisa apagando el motor el coche
-Voy- respondió animada sonriéndole también.
 -Buenas noches, doctor Salvatierra ¿Ya de vuelta otra vez? Si apenas hace media hora que se fue- expuso amable la enfermera de recepción
-Buenas, Laura ¡qué remedio!- le sonrió entrañable siguiendo su paso adentrándose en urgencias llevándola suavemente de la mano de nuevo. Al final del pasillo le esperaba una enfermera delante de una de las puertas con una bata que le entregó y él se vistió rápido soltándole por fin la mano a Norma
-Lo llamé en cuanto despertó como me había pedido- indicó la mujer mirando con curiosidad a Norma, él asentía con la cabeza recogiendo la tablilla del enfermo que ella le mostraba y entrando en el cuarto. La enfermera le siguió sujetando la puerta educadamente para que Norma entrara también, ella lo hizo y se quedó apartada mientras observaba a Hugo acercarse a un muchacho muy joven de apenas doce años acostado en la cama, tenía dos goteros conectados en el brazo, una máquina que pitaba levemente y el controlador de las pulsaciones del corazón. Estaba pálido y parecía adormilado; lo acompañaba una mujer de unos cincuenta años que sería su madre sentada en un sillón a su lado, se levantó al ver llegar a Hugo y se sonrieron entrañables.
 -¡Ey, colega! ¿Cómo vamos?- le preguntó muy cariñoso al muchacho al llegar junto a él, el muchacho le sonrió al verlo
-Bien… por aquí; hoy no me apetecía salir a dar una vuelta- contestó socarrón con voz cansada y todos sonrieron animados al oírlo de tan buen humor
-Ah, pues eso no está nada bien tío, hoy es viernes y hay que divertirse- contestó guasón Hugo mientras le examinaba los ojos con una pequeña linternita
 -¿Y dejarte sin entretenimiento? No sería nada educado por mi parte- respondió guasón y todos rieron recreados, el muchacho examinó a Norma de arriba abajo- ¿Esta sí es tu chica, doc?- preguntó interesado
 -Vaya por Dios ¿Ahora también te falla la vista?- expuso burlón Hugo y el muchacho rió explayado- Pero ¿Tú la has visto colega? ¿Crees que una mujer así me haría caso a mí?- bromeó chistoso y el muchacho siguió riéndose- ¿Te duele algo, Javi?- le preguntó más formal e interesado
-No…a mi no me duele nunca nada, ya lo sabes- contestó chulesco y Hugo rió malicioso
-¿Apago la rula y esperamos un ratito a ver qué pasa?- indicó amenazante y volvieron a reírse entrañables- Vamos a echarle una ojeada a ese tajo- añadió colocándose unos guantes de látex mientras la enfermera le estaba apartando la sábana del pecho y apareció un aparatoso vendaje algo ensangrentado en la parte derecha, Hugo lo levantó con cuidado y examinó la herida que le cubría el vendaje- Esto va estupendo, chaval; apenas pasaron tres horas de la intervención y estás para salir de marcha- comentó encantado- ¿Cómo te encuentras?
-Como si me atropellara un tren de mercancías- respondió agotado y se sonrieron nuevamente- Tengo sed, Hugo- indicó agobiado
-Lo sé y es normal, ahora te traen unos hielos para que humedezcas la boca…- habló mientras le hacía una seña a la enfermera que salió del cuarto al instante, Hugo le revolvió el pelo cariñoso- Eres un valiente y pronto regresarás a casa
 -¿Y usted cree doctor que está será por fin la definitiva?- preguntó esperanzada su madre, Hugo le mostró una tierna sonrisa que encandiló a Norma
-Creo no Lupe, estoy seguro- respondió contundente quitándose los guantes tirándolos a la papelera y la mujer sonrió feliz- por eso antes de irte me debes la revancha al Fifa ¿me oyes colega?- volvió a bromear hacia el muchacho que se rió divertido
-Si eres un manta, tío; ya me da hasta pena ganarte- se jactó entre risas- ¡Como seas para todo como para los video juegos, no me extraña que sigas soltero!- se burló el muchacho
-Javi- le recriminó abochornada su madre y todos rieron amenos.
-Tú me dabas pena; verás la próxima vez, te voy a machacar sin ninguna consideración- comentó entusiasmado y muy tierno volviéndole a revolver el pelo. Norma los miraba enternecida por el cariño y la dulzura que demostraba hacia el muchacho y su madre
-Bueno ¿Y qué colega? ¿No me vas a presentar a esa preciosidad o qué?- preguntó intrigado volviendo a mirar interesado a Norma que le sonrió tierna
-¡A ti te la voy a presentar hombre, con lo peligroso que eres! Que me tienes revolucionadas a todas las enfermeras de la planta- bromeó Hugo divertido y ambos se rieron socarrones
-Soy Norma, una amiga de Hugo- se presentó ella misma mostrando la mano que el muchacho le estrechó amistoso
 -Javi, el conejillo de indias preferido de aquí el “manos tijeras”- contestó encantado, volvieron a reírse
-Nos vemos mañana ¿de acuerdo?- se chocaron amistosos los puños de abajo arriba y luego de frente- Ahora descansa y deja descansar a mamá que lleva una semana muy dura ¿ok?
-Que te mejores pronto- le deseó dulcemente Norma sonriéndole cariñosa
-Ok- respondió sereno sonriéndoles también mientras ellos salían del cuarto- Aunque me recuperaría más rápido si vuelves a visitarme, Norma; gusta ver una cara bonita de vez en cuando- repuso pícaro -¡Muchas gracias, hombre!- protestó entrañable la enfermera que regresara con un vaso de hielos
-A ella no me importaría volver a verla pero ya sabes que a ti te adoro preciosa- repuso coqueto y todos rieron divertidos, Hugo apoyó suavemente la mano en la cintura de Norma guiándola hacia la salida- ¡Ey pillín, esa mano!- le reprendió Javi guasón
-Te voy a subir la dosis de calmantes, ya verás- amenazó entrañable Hugo ya en el pasillo
-¿Para poder ganarme al Fifa? ¡Porque sería la única manera!- le oyeron replicar ya desde el pasillo y se rieron divertidos
-¡Es criminal!- repuso Hugo cariñoso mientras Norma le sonreía mirándolo encandilada
-¿Qué le ha pasado?- se interesó cariñosa
-Nació con una mal formación en un pulmón que empezó a fallarle hace unos años; pero, tras muchas operaciones, creo que lo hemos conseguido y pronto podrá hacer al fin una vida normal…
 -¡Ah doctor! ¡Qué bien que aún ande por aquí!- le interrumpió complacida otra enfermera apurando el paso hacia ellos por el pasillo, también observó detenidamente a Norma- Estaba tentada a llamarle… es Martita- aclaró nerviosa
-¿Qué le ocurre?- se alertó preocupado
-Está muy inquieta, apenas durmió y no le veo buen color doctor- expuso inquietada
 -¿Le habéis dado la medicación que os indiqué?- preguntó impaciente
-Sí señor, y le hemos empezado a dar medio biberón como usted ordenó
-¡Vaya! A ver si va a ser eso y se nos jodió el invento…- expuso inquieto y miró abatido a Norma; ella le sonrió amena
-Ve tranquilo, yo espero- indicó despreocupada
-Vamos a echarle un vistazo entonces- le retomó la mano y echaron a andar acompañados de la enfermera llegando a la zona de neonatos. Se detuvieron ante la gran cristalera desde donde se observaban a los pequeños- Tienes que esperar aquí, cielo- le dijo cariñoso a Norma besándola en la frente, ella se sintió encantada.

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