viernes, 25 de julio de 2014



-¿Puede saberse a dónde vas a estas horas?- la sobresaltó la voz de su madre a sus espaldas cuando abría la puerta de la calle con mucho cuidado para no hacer ruido
-¡¡Me has asustado caray!!- increpó sobrecogida mirándola aún con espanto en los ojos
-Así tendrás la conciencia- le reprochó serenamente bebiendo de su tazón de té caliente
-¡¡Mamá!!- increpó fastidiada y Esther movió los hombros desentendida- ¿Qué haces aún despierta? Es tarde- interrogó curiosa
-Yo pregunté primero Alicia y exactamente, es algo tarde para salir ¿no crees?- respondió despreocupada
-Voy a hablar con Vega, quiero que me diga a que vino después de tanto tiempo y que pretende hacer- resolvió tajante
-¡Oh!- exclamó su madre elevando las cejas un breve segundo- muy inteligente por tu parte hija mia, siempre tomas unas decisiones “muy acertadas” cuando tienes que enfrentarte a problemas- añadió sarcástica volviendo a beber de su tazón de té
 -¡¡Mamá!!- exclamó ofendida y su madre se volvió a la cocina dejando a Alicia mirándola desconcertada- ¿Qué has querido decir con eso?- indagó entrando en la cocina tras ella
-No he querido decir nada, creo que hablé muy claro- respondió contundente entregándole un tazón de té, Alicia lo recogió sin dejar de mirarla confundida- Ali, siempre te ciegas ante los problemas y tomas soluciones precipitadas, como cuando antepusiste un trabajo que podrías encontrar en cualquier otro hospital al amor de Vega o como cuando nació Abi y antepusiste tu orgullo al no decírselo; no piensas Alicia, te abalanzas antes de saber seguro las cosas hija ¿no te das cuenta que si vas a reclamarle sobre Abi y él no sabe nada, tú solita te estás descubriendo?
-No seas ilusa mamá, Vega lo sabe, sino ¿a qué vino regresar ahora después de ocho largos años? ¿Y por qué aquí, a nuestro ático precisamente?
-¿Quién te dijo a ti que es la primera vez que viene a España? Porque yo no; a mí me comentó el día que me lo encontré que llevaba apuro porque lo esperaba un amigo, un tal Willy ¿Conoces tú a algún amigo antiguo de Vega que se llame así? Porque yo no- indagó interesada, su hija negó con la cabeza- entonces eso significa que sí ha venido otras veces y ha hecho nuevos amigos hija ¿O acaso me vas a hacer creer que los hizo ya solo con pisar el aeropuerto?- expuso satisfecha
-No es imposible, sabes cómo es mamá, hace amistades con facilidad… en eso Abi sale a él- replicó Alicia muy segura
 -Vale, puede ser pero ¿por qué tiene que ser mentira que pasó de casualidad por aquí y vio el cartel en la ventana de Marta? llevaba expuesto casi un año hija
-Puede… pero también sabes que es muy calculador y puede llegar a ser muy vengativo mamá y no me huele nada bien que fuera con Abi precisamente con la primera en entablar amistad; estoy segura que la buscó a propósito para ganársela
-Vamos hija, piensa un poco, natural que con la primera que se topara fuera con Abi, Alicia: nuestra pequeña se pasa los días jugando en ese dichoso ático y como bien acabas de decir es tan abierta y dicharachera que entabla amistad con cualquiera al instante- Alicia apretó los labios, realmente su madre tenía razón- Ali cielo, no te lances al precipicio antes de saber qué se propone Vega realmente, espera a ver qué ocurre ¿vale? iremos buscando alguna solución por si acaso, pero espera- le recomendó cariñosa y Ali bebió muy despacio de su tazón de té
 Habían pasado unos días y Abi no regresara a junto don Gato ni jugaba en las escaleras del ático; no la veía por ningún lugar aunque la buscaba con la mirada en el parque por si andaba por allí jugando. Eso le extrañaba mucho pero lo que más le confundía era la manera irracional de cómo ya echaba de menos a esa pequeña. Tampoco se había vuelto a encontrar con Esther y también le extrañaba; pero la verdad es que no le importaba tanto como no ver a Abi, esa chiquita le había ganado el corazón y la añoraba enormemente. Esa añoranza por ella le hacía pensar aún más en Ali, sin saber por qué no se borraba de su mente en todo el día la imagen de aquella hermosa mujer a la que amaba inmensamente y lo estaba desesperando; ni tocar la guitarra lo sosegaba. Sentía unas ganas tremendas de buscarla en el hospital donde supuestamente tenía su puesto asegurado de cirujana y por eso no se fuera con él… pero ¿qué haría cuando la tuviera enfrente? ¿Y si ella sí se casara y era feliz en su matrimonio? ¡Eso no podría soportarlo! No podría sobrellevar saberla feliz a lado de otro hombre y sabía que sus celos le harían cometer locuras. Tomó de nuevo la guitarra y comenzó a entonar “Send me an Angel” muy melancólicamente. De repente, la puerta se abrió muy despacio apareciendo el dulce rostro de Abi
-¡Ey chiquitina; cuanto te eché de menos mi dulce melocotón!- expuso feliz dejando la guitarra y corriendo a abrazarla; la tomó en brazos y se abrazaron cariñosos; ella también se abrazaba alegre a su cuello besándolo tierna en la mejilla
-La abuelita me dejó subir un ratito para estar con don Gato y enseñarte que ya me está naciendo el diente, mira- le comentó animada enseñándole la encía y se sonrieron dichosos
-¿Y por qué no has venido estos días mi muñequita linda? ¿No habrás estado enferma?- preguntó preocupado sin soltarla, no podía bajarla de sus brazos, estaba enamorado de aquella chiquita y no podía separase de ella -No- respondió pausadamente y bajó triste la cabeza
-¿Qué ocurre mi niña?- preguntó intrigado por su gesto triste
 -Es mami, no quiere que venga; no quiere que esté contigo, me prohibió subir a verte- contestó pesarosa, eso le dolió sorprendentemente a Vega
-Vaya chiquita, eso no me lo esperaba- murmuró abatido y la dejó resbalar despacio al suelo sujetándola tierno por sus sobacos, ella lo miró entristecida pero él intentó sonreírle ameno- pero bueno, es normal pequeña: comprende que ella no me conoce dulce melocotón- resolvió más relajado
-Aunque la abuelita no está de acuerdo y me dejó venir a verte un ratito mientras ella no regresa- aclaró satisfecha y él le sonrió conmovido
-Pero mi niña linda, así puede tener problemas tu abuelita con mami; a mami hay que obedecerla siempre mi ángel ¿entendido?- se sonrieron cariñosos y él la besó enternecido en la frente- por don Gato ni te preocupes ¿lo ves? Repanchingado en el sofá como si nada- se rieron animosos- ahora regresa a casa mi dulce melocotón, ya me presentarás a tu mamá y solucionaremos este mal entendido
-Vale- lo besó de nuevo en la mejilla y él sonrió complacido mientras se iba de nuevo pero se detuvo ante la puerta y lo miró esperanzada con aquellos preciosos ojos negros- pero si tal mañana vengo otro ratito, yo también te echo de menos
-Vale- se sonrieron tiernos y se fue; comenzó a guardar su guitarra para dirigirse al pub
-Ya de vuelta mi vida ¿no estaba acaso Vega en casa?- preguntó cariñosa Esther al ver regresar ya a su nieta
-Sí estaba pero me dijo que hay que obedecer a mami siempre y no debemos contrariarla
-Si es lo que yo digo, ese hombre es un bendito y mal sabe él que…- calló ante la mirada intrigada de la pequeña- Y dime cielo ¿Vega vive solo?- preguntó despreocupadamente continuando con su costura mientras la pequeña se sentaba a su lado en el sofá encendiendo el televisor
 -Ajá, vive con don Gato- respondió tranquilamente
-¡¿Don Gato?! ¿Tiene un gato?- se sorprendió gratamente
-Ajá, el pobrecillo andaba por los tejados y tenía frío; ahora lo deja dormir en su sofá ¿sabes abuelita? le da de comer atún y leche
 -Dios bendito, también se dedica a recoger animales desvalidos; no, si lo que se hereda no se compra- murmuró la mujer conmovida, la pequeña la volvió a mirar desconfiada; Esther tragó nerviosa saliva regresando a su costura
 -Abuelita...- miró dulcemente a su nieta- ¿Por qué mami no me deja estar con Vega? ¿Por qué dice que es malo? Vega no es malo abuelita... Y tú lo defiendes mucho... ¿Tú y mami ya conocíais a Vega?- la pregunta de la pequeña la desencajó, no sabía que responderle- ¿Eh abuelita? ¿Ya conocíais a Vega de antes abuela?
-¿Te apetece bajar al parque mi niña? Hace una tarde agradable y aún no hace frío- repuso esquivando las preguntas de la pequeña que se entusiasmó con la proposición
-¡¡Sí abuelita; bajemos!!- repuso feliz apagando el televisor y corriendo hacia la puerta
-¡¡Espera Abi!! No corras por las escaleras- pero la pequeña ya saliera del apartamento; la mujer siguió a su nieta recogiendo sus abrigos del perchero- ¡¡Abi, espérame!!
 -¡¡Apúrate abuelita!!- respondió bajado las escaleras presurosa
-Mi niña espera, no cruces sola- le recriminó mirándola alcanzar ya la puerta de la calle
-Sé hacerlo ya abuelita- expuso resuelta alcanzando ya la acera
-¡¡No Abi, espérame!! ¡¡Diablo de chiquilla!!
 -¿Qué ocurre Esther?- indagó curiosa la señora Marta saliendo a la puerta alarmada ante el jaleo
-Abi se me escapa- indicó mirando a la pequeña como ya se colaba entre dos coches aparcados y salía a la carretera sin mirar- ¡¡Abi, no; espérame!!- chilló aterrada su abuela pero, sin dar tiempo a reaccionar, un coche rojo apareció salido de la nada sonando sus frenos frenéticamente sin resultado, impactando contra la pequeña lanzándola a cierta distancia mientras su cabeza golpeaba fuertemente en el asfalto provocando un grito espeluznante y angustioso de ambas mujeres
Vega salía de su apartamento en el instante justo en que sonaba el impresionante frenazo seguido de los gritos de ambas mujeres y todo su cuerpo se estremeció alarmado
-¡¡Dios santo Abi!!- se sobresaltó al oírlas y bajó raudo las escaleras encontrándose la terrible escena delante del portal
 -¡¡Abi!! ¡¡Mi niña!! ¡¡Abi, háblame mi chiquita!!- chillaba angustiada Esther manteniendo la cabecita de la pequeña contra su pecho mientras su cuerpecito seguía inerte sobre un escalofriante charco de sangre mientras la señora Marta sollozaba atemorizada estrujándose nerviosa las manos sin poder reaccionar
-¡Oh Dios mío! No la vi... juro que no la vi, salió de la nada...- murmuraba angustiado el hombre del coche mesándose los cabellos y caminando nervioso alrededor de abuela y nieta
-¡¡Abi, mi ángel!!- gritó aterrado soltando sin pensar su guitarra en las escaleras del portal y acudió raudo a lado de la pequeña- ¡¿Qué ha ocurrido Esther?!
 -¡¡Mi chiquita Vega... un coche…!!- balbuceó angustiada Esther al tiempo que Vega se la quitaba de entre los brazos
 -¡¡Abi!! ¡Abi cielito, despierta!!- repetía angustiado acariciándole tiernamente el rostro ensangrentado de la pequeña
-¡¡¡Oh Dios, Vega!! ¡¡Nuestra chiquita… no reacciona!!- gritó afligida Esther y él la miró acongojado
-¡Llevémosla al hospital inmediatamente!!- indicó presuroso tomándola entre sus brazos con enorme ternura
-Yo mismo los llevo- reaccionó el hombre y se subieron al coche.
-Ey dulce melocotón, despierta mi chiquita…- le susurraba cariñoso besándola suavemente en la frente durante el trayecto cobijándola con gran amor dentro de su abrigo al tiempo que la acunaba tiernamente, Esther lo observaba afectada y conmovida por la gran ternura que le demostraba a la pequeña sin ni siquiera sospechar que era su hija la que cobijaba con tanto amor entre su brazos- ¡¡Necesitamos ayuda!!- gritó desesperado entrando a toda prisa en urgencias, una enfermera apuró a socorrerles
-Dios mio, si es Abi- murmuró asustada- síganme, llevémosla dentro
-Blanca, avisa a Carlos, por todos los santos- le decía temblando Esther mientras Vega ya la dejaba suavemente sobre una camilla dentro de uno de los box
 -Tranquila mi dulce melocotón, ya te van a ayudar mi cielito- expresaba sin dejar de acariciarla y besarla en las mejillas dulcemente hasta que llegó el doctor y lo retiró para examinarla inmediatamente
-¿Qué ha pasado Esther?- preguntó inquieto mirando a la mujer que rompió a llorar angustiada
-La ha atropellado un coche, está sin conocimiento desde entonces- respondió afligido Vega, el médico continuó reconociéndola
-Blanca, hay que llevarla a hacerle unas placas y un tac craneal de inmediato; y que alguien avise a su madre- indicó presuroso
-Ya he mandado aviso doctor, estaba en quirófano y viene ahora mismo
-Doctor... ¿por qué no recupera el sentido?- preguntó asustado Vega, el doctor lo miró pacientemente
-No lo sé aún, aunque a primera exploración no parece tener nada importante pero le haremos unas pruebas para saber más...- contestó el médico y de pronto miró muy desconcertado a Vega- ¿y usted quién es? No lo conozco…
-Un vecino- respondió Vega
-Pues si no es pariente no puede estar aquí, espere fuera y no moleste por favor- respondió con superioridad, Vega se sintió dolido pero obedeció y se retiró a una distancia prudencial aunque no tenía pensado salir de allí sin estar seguro que la pequeña estaba bien- Blanca, hay que administrarle sangre inmediatamente, ha perdido mucha sangre...
-Sí doctor, pero Abi tiene AB positivo y lo están trayendo del banco...- respondía inquieta la enfermera
-¡¡Yo tengo AB positivo; no es necesario esperar!!- indico raudo Vega quitándose ya el abrigo sin darse cuenta del respingo que Esther pegaba sobresaltada. La enfermera lo guío al otro box de a lado para iniciar la transfusión corriendo levemente las cortinas de separación. Pero Vega aún podía ver el rostro de su dulce vecinita al que no podía dejar de mirar angustiado.
-¡Abi mi rayito de sol! ¿Qué tienes mi chiquita?- apareció Alicia llorando angustiada abrazándose a Abi con pasión; Vega quedó boquiabierto al verla: era Alicia, su Ali. Llevaba puesto aún el pijama de quirófano y un gorrito de dibujos, pero aquel dulce rostro era inconfundible, no había cambiado nada- ¿Qué ha pasado mamá?- interrogó desesperada a su madre que lloraba sin poder hablar
-Esta niña no da más que sustos; al parecer la atropelló un coche Alicia- respondió el médico
-¡¡Oh Dios bendito, mi Abi!!- exclamó angustiada
-Tranquila, con la primera exploración no parece tener nada grave no siendo el brazo roto y magulladuras; aunque le haremos un Tac para asegurarnos, tranquilízate- le dijo Carlos abrazándola cariñoso mientras la besaba en la frente
-Oh Dios mío- se derrumbó abrazándose angustiada a él, Vega sintió como el corazón se le rompía en mil pedazos y desvió su mirada a la pared de enfrente, no podía ver a su Ali abrazada a otro hombre
-Ya está señor- le indicó amable la enfermera retirándole el catéter de su brazo- quédese acostado un rato más, puede marearse- pero él no la escuchaba: solo quería desaparecer de allí y no seguir observando aquella angustiosa escena de Ali abrazada a otro hombre
-Mami- murmuró la pequeña despertando ya; Vega se enderezó rápidamente al oírla mientras Alicia se separaba de aquel médico y acudió al lado de su hija quedando su espalda justo delante de Vega. Un deseo irrefrenable de abrazarla y besarla le asaltó tremendamente
-¡Mi rayito de sol! ¿Qué tal te encuentras mi cielito?- dijo amorosa besando enternecida la frente de su pequeña
-Me duele mucho el brazo mami ¿Qué pasó? ¿Por qué lloras?- se inquietó la pequeña pero su madre sonrió dulcemente
-Tu mami es boba- le respondió chistoso Carlos
-¡Tú sí eres bobo y no mi mami, idiota!- le bramó enfadada, los adultos sonrieron divertidos
-Parece que ya está recuperándose, a pesar del golpe sigue queriéndome con locura ¿eh Abi? Haga lo que haga, no tengo ninguna oportunidad contigo ¿verdad?- le reprochó cariñoso aunque su voz se oía dolida
 -Cielito, te ha atropellado un coche ¿no lo recuerdas?- le comentó tierna Ali sin hacer caso al comentario de Carlos, besándole la manita a su pequeña, ella la miró afligida
-No mami
-¡Oh Dios Carlos!- repuso angustiada Ali mirando al médico que le sonrió dulcemente
-No te preocupes, será de la conmoción; pero vamos a hacerte un tac para asegurarnos de que todo está bien... Blanca, llévatela arriba, nosotros iremos ahora-le indicó a la enfermera
-No mami, no quiero...- protestó la pequeña abrazándose a su madre
 -Abi, no te preocupes; yo estaré contigo mi cielito- repuso su madre ante su súplica acariciando de nuevo sus mejillas
-Ey, dulce melocotón- habló cariñoso Vega retirando la cortina que los separaba. Ali sintió que un frío escalofrío le recorría la espalda al oír la voz de Vega detrás suyo, no se atrevía a volverse: la había llamado como siempre lo hacía en otros tiempos y su corazón parecía que se le iba a escapar por la boca de lo presuroso que le comenzó a latir; la niña lo observó con sus ojitos muy abiertos brillándole entusiasmados y se sonrieron cariñosos
-¡Ey Vega, estás aquí!- le dijo feliz la pequeña al encontrárselo
-Claro mi dulce melocotón, no iba a dejarte así- bromeó cariñoso; se acercó a ella colocándose justo entre Ali y el tal Carlos alejándolos un poco más, besó amoroso a la pequeña en la frente; Alicia sitió una desazón inquieta al ver que no era a ella a quien llamaba así de nuevo sino a su hija… su hija… ¡Dios mío ¿sabría realmente que Abi era su hija?!
-¿Qué haces tú aquí?- inquirió muy nerviosa y sus ojos se encontraron con aquellos tiernos y preciosos ojos grises que la derretía
-Él la trajo cielo, yo no podía reaccionar- sollozó aún muy nerviosa Esther
-Oh- solo logró pronunciar ante aquella mirada que siempre lograba desarmarla, Vega se volvió hacia la pequeña
-Ahora tienes que ser muy valiente y obedecer a mami, ya lo hablamos ¿recuerdas?- le expresó tierno acariciándole la mejilla y se sonrieron de nuevo alegres- además mi dulce melocotón, eso no duele y mami se quedará más tranquila- aclaró pausadamente mirando tierno a Ali que seguía junto a él sin atreverse a moverse. Estaba preciosa como siempre, y tan cerca de él que podía apreciar aquel aroma de melocotones que llevaba clavado en sus adentros tantos años. Se mojó los labios inconscientemente, deseaba tanto besarla
-¿Por qué la llamas así Vega?- preguntó en un murmullo, casi no podía hablar; el tiempo se había detenido y como deseaba de repente cobijarse entre sus brazos, sentirse realmente segura como siempre le ocurría a su lado, besarlo de nuevo, santo Dios ¿Qué locura estaba pensando?
-Porque, sin saber el motivo, me recordaba mucho a ti… ahora comprendo el por qué- respondió mirándola tiernamente haciendo que ella volviera a sentir su corazón desbocado y como sus piernas temblaban de emoción, esbozó una enternecida sonrisa- tienes una hija preciosa Ali, felicidades- se quedaron mirando unos segundos a los ojos, habían deseado tantas veces estar de nuevo así, frente a frente, que ahora no sabían que hacer ni que decir, no podían moverse, estaban clavados al suelo y subyugados por sus miradas intensas ¡Dios como deseaba besar de nuevo aquellos dulces y jugosos labios que tanto había extrañado! De pronto él reaccionó, tragó presuroso saliva intentando calmar esa ansia por tomarla entre sus brazos y besarla; debía huir de allí inmediatamente o haría una locura- me debo ir chiquita, nos vemos- le dijo cariñoso a la pequeña besándola de nuevo en la frente
-¿A dónde? No te vayas Vega, ven conmigo a hacer esa prueba que sé que contigo a mi lado no me dolerá, como pasó con el diente; porfa Vega- le imploró disgustada la niña sujetando su mano ansiosamente. Él le sonrió enternecido
 -Sabes que tengo que ir a tocar mi dulce melocotón, es sábado ¿recuerdas?- le habló tierno y ella asintió con la cabeza pero sus ojitos tristes lo conmovían, la besó de nuevo en la mejilla- Pero te doy mi palabra que no duele mi ángel, además tu mamá estará junto a ti todo el tiempo y no permitirá que te hagan daño ¿verdad Ali?- expuso mirando el dulce rostro de Alicia que también asintió con la cabeza mostrando una leve sonrisa- además, no me puedes ser cobardica ahora, ahora no chiquita, que te acaban de poner sangre mía- expuso vanidoso y la pequeña sonrió complacida
-Vale, no seré cobardica ¿pero mañana nos vemos verdad?
-Claro mi chiquita, mañana te visitaré; prometido- besó su manita al tiempo que se la soltaba de su brazo- hasta luego Esther- se despidió de ella besándola también en la frente pero no podía irse sin mirar una vez más aquel hermoso rostro que tanto había deseado volver a ver y sus ojos se encontraron con los de Ali que seguían mirándolo fijamente- Chao Ali, y de nuevo enhorabuena, tienes una hija realmente preciosa
 -Gracias… por todo- le murmuró agradecida
 -No hay de qué, lo hice con gusto por mi dulce melocotón- expresó sonriéndole amable y, guiñándole un ojo a la pequeña, desapareció tras la cortina provocando en Alicia de nuevo aquel desamparo angustioso como el día que cerró la puerta del ático tras él y sus ojos se llenaron irremediablemente de lágrimas; como amaba aún a aquel hombre y cuanto lo echaba de menos a su lado Dios mío ¿es qué nunca se lo podría arrancar del corazón? No, jamás… Lo había amado con pasión y, aunque aquella funesta mañana cuando se fue sintió un dolor terriblemente profundo que se esforzó en transformar en un odio arrasador para apagar tanto dolor, al verlo de nuevo todo aquel odio se había desvanecido como leve humo quedando únicamente ese gran amor y esa imperiosa necesidad de tenerlo a su lado para sentirse segura

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